domingo, 31 de diciembre de 2023

RECONOCIÉNDONOS DE NUEVO, DE NUEVO SALUDÁNDONOS / Darío Ruiz Gómez

 

Pawel Kuczynski

RECONOCIÉNDONOS DE NUEVO, DE NUEVO SALUDÁNDONOS

Darío Ruiz Gómez

A fuerza de tanta estupidez como la que diariamente nos regala el gobierno, de tanto desatino por parte de funcionarios y funcionarias  oficiales cuya demostración de mínimos índices de conocimiento para ejercer su puesto, no ha dejado  de fastidiarnos hasta  llevarnos   a elegir conscientemente  que lo mejor es que nuestra vida continúe con sus contenido habituales, olvidándonos  de estos esperpénticos personajes de sainete, de la masacre que han hecho unos y otros de la función pública. Es la reconfortante impresión  que siento cuando he regresado a los espacios públicos que el coronavirus  nos había robado y me encuentro que la peste con su brutal aislamiento colectivo no pudo doblegarnos como se pensaría que haría. Nunca fuimos  sumisos y en este intervalo  aprendimos  a conocernos como seres capaces  de dialogar desde  un  silencio desde  el cual volvimos a escuchar las voces   de nuestros parientes, de aquellos compañeros de colegio cuya común experiencia en los grandes temas de la existencia, marcó para siempre la ética de la amistad y hemos comenzado a llamarlos para tener en vida a quienes se fueron para siempre . Pero la foto de la promoción del colegio donde estamos juntos al terminar bachillerato se impone como un presente que nada ni nadie puede  erosionar. Porque si algo descubrimos después del  aislamiento es que la confianza de volver a vernos  ha sido más contundente  frente a la Historia, frente a la política,  ya que como la vida es sagrada   lo humano ha salido triunfante. Y  las  astracanadas  de los asesinos y corruptos   nada  pueden   frente a la insobornable  firmeza   que supone el  habernos  recuperado   como una gran  comunidad  humana  y que ya por lo tanto  nada nos impedirá salir con la familia por las carreteras , ni nadie impedirá que las mujeres de edad se hayan apoderado de las ciudades  y el nombre de los asesinos y de quienes los propician ya los tengamos con nombres y direcciones.  Ante  la mentira utilizada como estrategia  de  poder político, paradójicamente y afortunadamente   lo primero que se ha resquebrajado para siempre es  el edificio de la retórica de  los poderes, de esos falsos   medios de comunicación y al volver a sentirnos dentro de una  comunidad hemos vuelto a crear los lenguajes secretos de los perseguidos que desde las catacumbas crean signos y símbolos imposibles de entender para los policías  del lenguaje.  La lengua  de quienes hoy están  comprobando que los territorios no están ya ubicados en un punto preciso sino que van desplazándose con nosotros, tal como va con nosotros la casa en que primos y primas crecieron y se han mantenido desplazándose para que esta imagen de nuestra tradición  no sea convertida en propiedad privada.  El país que está permanentemente  escapando  a sus captores, el pueblo que era necesario crear desde nuestras  esperanzas y desde la confianza en la primacía de nuestros afectos  como  una patria real pero no como  un territorio que se pone en alquiler.

¿Qué ha significado hasta aquí llamarnos colombianos? Un big data a comodidad para que los verdugos nos ubiquen. Pero este país oficial, centralista, abstracto, de burócratas feos y de feos asesinos  es el que se ha venido abajo cuando se  ha muerto nuestra confianza en sus falsas promesas de mejores días de prosperidad.  La felicidad es un anhelo imposible de cuantificar  o de legislar como derecho inalienable  de cada ser humano ya que es ese súbito estallido de una luz que nos ha permitido volver a reconocernos en los otros, a saludarnos, a mirar a Dios. PD: Estaré dos semanas de vacaciones. Buen año

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