sábado, 14 de octubre de 2023

LAS ESCENIFICACIONES DE LA MENTIRA / Darío Ruiz Gómez

 LAS ESCENIFICACIONES DE LA MENTIRA

Darío Ruiz Gómez

Mentir se ha convertido en una práctica diaria  por parte de altos  funcionarios de la vida pública que hoy dicen algo que la ciudadanía debe aceptar como verdad pero que al demostrarse por parte de un contradictor, de un investigador que lo que el alto funcionario afirmó  no corresponde a los hechos verdaderos  vemos como el alto funcionario ni siquiera se desdice sino que impúdicamente  “cambia de opinión”. Y  llegamos en esta farsa pública a un punto de saturación   en que nadie  parece  tomarse en serio este juego de falsas promesas  y  embustes y prefieren dedicarse a otras labores, ir creando mediante las juntas de vecinos la solidaridad que tanto el gobierno como ciertos políticos le niegan. En el toreo de hace décadas  “el sobre”  era una suma de dinero que un emisario del representante de los toreros repartían  en algún bar para que, desde luego, si su torero fracasaba dieran al día siguiente la información comprada de que “había triunfado”  Lo que suponía la entronización  de una mentira, eso sí, muy bien escrita ¿Hace cuántas décadas  la manipulación que supone  la entrega de un  “sobre” a un corrupto  informador desvirtúa el necesario ejercicio de la crítica deportiva  para salvar, por ejemplo,  el fútbol  en manos  de dirigentes que  han convertido en un negocio privado  lo que realmente  a nivel de Selección Nacional es un Patrimonio  común? La permanente corrupción de la FIFA nos lo demuestra, nos lo demuestra la corrupción de infinidad de Ligas nacionales incluyendo el clamoroso caso de Colombia. El negocio del fútbol profesional se ubica en los reconocidos terrenos de la propiedad privada pero bajo las legislaciones que combaten el tráfico de jugadores, la falta de respeto a la afición o sea mantenerse dentro de la más estricta ética.  

Es una pregunta que un pensador se hizo y que llenó de pánico a las gentes: ¿Qué sucedería en las sociedades  enajenadas al espectáculo y no al deporte del fútbol si de repente  se prohibieran los tres partidos semanales? ¿Con qué llenarían  estas  muchedumbres enajenadas  este espantoso vacío? Es por esto que la proliferación de improvisados cronistas de fútbol reclamados de urgencia por estas maquinarias del espectáculo ha destrozado la  calidad y la ética   que algunos  grandes cronistas le dieron y hoy,  opinadores  de ocasión,  se encargan de desacreditar. Un caso: desde hace años vengo leyendo  diariamente  noticias que repiten la misma monserga según la cual un otrora gran futbolista  supuestamente continúa deslumbrando al mundo  con sus “fintas y sus pases gol”, todo esto cuando  como lo sabe cualquiera ese crack   hace cinco años  entró en una crisis definitiva debido a una precoz  inmadurez que lo ha llevado  seguramente por imposición de su agente  de mantener su imagen pública derrochando  grandes sumas de dinero en un intento de no ser olvidado pero recurriendo  a  estrategias  publicitarias  inescrupulosas que  se han valido de  los Fake News, de la desinformación, del descrédito profesional  de aquellos(as) que hacen de críticos(as)  a sueldo.  Rechazar una pauta publicitaria por parte de algún medio de información es prácticamente imposible lo sé pero es aquí donde se mide la necesidad de contar con un criterio responsable  ante un lector, un telespectador que no puede  seguir siendo engañado mediante  tanta publicidad subliminal. Tratar  mediante estas inmorales estrategias de imponer el  nombre  de un jugador  al Director Técnico de una Selección Nacional constituye, además,  una forma de violencia psíquica o sea un  delito castigado por la ética periodística y la Ley para tratar de detener estas corrupciones que degradan las comunicaciones y destruyen la opinión pública.  

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