miércoles, 12 de octubre de 2022

Tríptico de la edad madura / Marcela Atehortúa Flórez

Un hombre besa a su pareja. (Rankin/Relate)




Tríptico de la edad madura

Marcela Atehortúa Flórez

 

El otoño

 

El otoño se acerca con su ruido de hojas secas

Cambiando de colores y consistencias

Encendiendo el horizonte con sus naranjados, rojos y amarillos

Los árboles desnudos de su vestido

Cobijados con los vientos septembrinos.

Aquí estoy, esperando

Después de un largo tiempo

Aguardándote con tus misterios

De fiebres y de climaterios

De piel ajada y cuarteada

De sueños vencidos en una batalla.

¿Qué habrá más allá de “cerrar edad”?

¿Habrá aventuras nuevas? ¿Saborear nuevos vinos?

¿Sórdidos viajes al interior del ser?

¿Expediciones poéticas a la vida y al amor?

¿Qué me espera?

 

...

El climaterio

 

Le tengo terror al climaterio

Lo que viene detrás de eso

Lo que esconde, lo que oculta, lo que significa

Aridez, soledad, desamor

Esperas que nunca fructifican.

¿Por qué el temor a envejecer y aclimatar?

Porque han pintado de terror el horizonte de los años

La idea de la muerte nos acompaña cada día

La intranquilidad por la finitud nos agobia.

Son tiempos de inspiración, de pensarse a sí mismo

De noches añosas que dibujan un desfiladero al amanecer.

En este punto del trayecto, te ves apocada al balance

A equilibrar las cargas del viaje

A soltar amarres y blandir tu bandera

Echarte a navegar sin brújula ni estrellas

Es la continuación del viaje.

 

...

El tiempo pasa

 

El tiempo pasa

Dejando su inexorable huella en mi cuerpo y en mi alma

¡Ya no tengo la piel de manzana! Clama humedad

Los surcos cincelados cerca a los ojos

Las carnes se tornan grávidas

El abdomen se abulta y el derrier pierde su curvatura

Las tetas delatan su pasado de amamantar

El peso sube y baja según la prescripción médica y las horas sentada leyendo o escribiendo, viendo televisión o tejiendo.

El ánimo me da la espalda

El caminar se torna suave y sin afanes

Los sueños siguen siendo infantiles

La mirada aún es fulgurante

El sexo permanece tibio como un carbón cerca del fuego

Mi coraje no lo detienen bridas ni herrajes

Mi ímpetu llama a las tempestades, la energía de la tierra, del cielo y el mar.

El alma rebosante como un tonel de vino añejo, suave y fuerte

Que me beba quién merezca

 

...

 




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