viernes, 22 de abril de 2022

ACERCA DE LA TRAMA MADRID / Darío Ruiz Gómez

 


ACERCA DE LA TRAMA MADRID

Darío Ruiz Gómez

Decididamente la imaginación de nuestro periodismo es corta y desaparecido el periodismo de investigación al decidirse que el único malo de la película es el expresidente Uribe la información se reduce a esa lánguida manipulación de noticias que terminó por aburrir a los últimos lectores de periódico, tinto y charla con los amigos.  Por esto no acabamos de entender que los rusos han estado aquí desde la aparición del Partido Comunista línea Moscú en 1930 o sea los bolcheviques como se auto declararon después los levantados en armas contra el gobierno “burgués”.. “Colombianos en Moscú” es una investigación que con nombres propios señaló a dos generaciones de comunistas criollos que se educaron en Moscú y que forjaron una guerrilla y un Partido según los estrictos modelo del estalinismo y recibieron abundante material bélico y dinero. Jaime Caycedo sigue ahí como una reliquia histórica. ¿De dónde acá el mofletudo embajador ruso ante la ONU furiosamente ha tratado de condenar al gobierno colombiano por “no cumplir los acuerdos de paz”? La respuesta de Duque fue extraordinaria. Pero hablemos del caso de nuestro Registrador y su millón y medio de nuevos votos aparecidos de la noche a la mañana ya que sus evasivas respuestas ante un inmenso periodista como es José Manuel Acevedo constituyen  la demostración palpable de lo que ha supuesto  la entromisión  de agentes y plataformas rusas en nuestras elecciones. ¿Qué sucedió durante los cuatro días de la visita de Petro  y la coincidencia de la visita del Registrador en Madrid? Recuerden que el inmarcesible Pedro Sánchez hizo un paréntesis en su ajetreada agenda para recibir a Petro en el Palacio de la Moncloa con los honores y el protocolo que únicamente  se conceden a un Jefe de Estado. Esto lo señalé en su momento como también que el encargado de la agenda de la visita de Petro fue el temible Enrique Santiago líder del Partido Comunista línea Moscú con los representantes de la Colonia colombiana   -todos  ellos de extrema izquierda- Santiago fue  quien manipulo a su antojo en la Habana el llamado “Acuerdo de Paz” con consecuencias tan malignas como las que vivimos hoy bajo el fuego de la Narcotalia y de Gentil Duarte. De lo que la presencia de Enrique Santiago supuso y supone en este Pacto no se salvará  de dar las explicaciones pertinentes con nombres y fechas de los  visitantes fantasmas,  el escurridizo de la Calle Lombana  quien deberá  explicarnos cómo el santismo se ha convertido en una organización a la cual lo único que le interesa es regresar al poder convirtiendo un medio en un fin y recurriendo a embustes, fake news, linchamientos mediáticos. Caer en este error ético es algo injustificable porque cuando se pacta con una guerrilla un acuerdo de paz se establece expresamente que la democracia exige respeto a principios y valores que esa guerrilla debe aceptar de manera irrestricta si es que se quiere conseguir la paz.

Con tal de doblegar a Uribe -un enemigo inventado- el santísimo le ha seguido haciendo  juego a Maduro y a las Farc sin darse cuenta de que su error luego de la pública e histórica quitada de máscara  de Santos o sea de la traición a quienes lo habían llevado al poder, fue imaginar  que como los ricos criollos de la Colonia la élite de la “aristocracia” santafereña volvería al poder y a los protocolos sociales a la altura del Palacio de Buckingham con el acompañamiento de los nuevos oligarcas criollos. Pero como lo demuestran las novelas de espías – lo he venido repitiendo- cualquier traición a estas alturas es necesariamente  fatal tal como el títere de Petro a su servicio  lo ha venido descubriendo al mostrar en público sus verdaderas intenciones. Pero también  los esfuerzos  de Sánchez  en España para desvincularse de los ridículos  de Podemos nos  están desvelando la trama de atentados contra nuestra democracia  que fue urdida desde  Madrid en esos días en que por un extraño azar coincidieron en allí  Petro y el Registrador, Enrique Santiago, la firma electoral, los rusos. 

 

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