miércoles, 3 de septiembre de 2025

No, no, esta es la verdadera Emily Dickinson… más fotos, más teorías

 

No, no, esta es la verdadera Emily Dickinson… más fotos, más teorías

 

« “Vivía con tres horas de sueño y humo de pipa.” Por qué la realidad no aprecia a los poetas »

 

Por fin me he unido a los “pensadores más destacados del mundo”. Hace unos días hablé sobre la investigación para determinar si la mujer de la izquierda en el retrato de arriba es Emily Dickinson, con su amiga Kate Scott Turner a la derecha. La publicación recibió varios comentarios, más tuits y alguna que otra noticia.

 

Ayer, la publicación se mencionó en BigThink, que se describe a sí misma como “Blogs, artículos y vídeos de los pensadores más destacados del mundo”. Sin embargo, agradezco a la publicación algo más que la promoción: gracias a mis compañeros "linkees" citados en el artículo, encontré el supuesto retrato de Emily Dickinson, circa 1860, que había intentado encontrar varias veces sin éxito.

 

La razón: en algún momento de la década de 1980, visité la casa en Los Altos de Janet Lewis, poeta, escritora y viuda de Yvor Winters. No recuerdo el motivo de mi entrevista; de todos modos, el artículo nunca se publicó y permanece en algún lugar de mi garaje, en un disquete de 5 pulgadas, junto con las notas de la entrevista. Sabía muy poco sobre la escritora octogenaria en aquel entonces, pero ahora me alegro de haber tenido la oportunidad de conocerla, sea cual sea el motivo; y sí, recuerdo el legendario níspero de los Winters.

 

También recuerdo haber contemplado una foto en su cocina, colgada en lo alto de la pared. Janet Lewis siguió mi mirada y preguntó: "¿Reconoces quién es?". No la reconocí. "Es Emily Dickinson, ya adulta". Era una foto inigualable, atenta y sensual. Me dijo que estaba incluida en la biografía de la poeta escrita por Richard Sewall, y que la había arrancado del libro para colgarla en la pared. Años después, encargué la biografía en línea precisamente para recuperar ese retrato. Pero, al parecer, entretanto había sido desacreditada y eliminada de ediciones posteriores.

 

Ahora la foto tiene una nueva defensora, la poeta Daniela Gioseffi, autora de una nueva novela biográfica sobre Dickinson. En la sección de comentarios de un artículo sobre su libro, escribe (con una ligera corrección por mi parte; necesita más):

 

El prólogo de mi libro Wild Nights, Wild Nights, The Story of Emily Dickinson’s Master (en http://www.Amazon.com y plainviewpress.com) explica exactamente cómo investigué la foto para incluirla. Muchos estudiosos de Dickinson no dudan de que se trata de Emily Dickinson a los treinta años, ya que sus rasgos coinciden al compararlos con la foto de hace 17 años que todos conocemos arriba, donde las imágenes tienen el mismo tamaño y se superponen. Lo que muchos no estudiosos de Dickinson, que no han leído la obra tan a fondo como yo, no comprenden es que la famosa foto de ella fue tomada cuando era una joven de 17 años enfermiza, recién salida de una cama. Años después, quienes la vieron la describieron como una joven de ojos brillantes, piel clara, atractiva y femenina. Sí, fue diminuta toda su vida, pero se describió a sí misma con "cara de gitana", y esta foto encaja con la descripción que ella misma tenía de sí misma, con la que su hermana Lavinia coincidía.

 

Quiero que el retrato sea fiel porque me gusta y porque me conecta, de una manera peculiar, con Janet Lewis. Sin embargo, admitir un juicio tan sesgado y poco científico por escrito me arriesga a ser expulsada de un blog para los "pensadores más destacados del mundo". Estoy en un dilema.

 

 

Así que permítanme añadir otra pista falsa: el retrato de la derecha, que data de alrededor de la década de 1850. Su defensa está aquí, y la imagen parece encajar con la autodescripción de Emily: "Soy pequeña, como el Reyezuelo, y mi cabello es intenso, como el castaño, y mis ojos, como el jerez en la copa, que deja el invitado".

 

¿Y qué hay del nuevo descubrimiento anterior? Según Austin Allen, uno de los pensadores más destacados del mundo en BigThink:

 

De las dos mujeres, Kate es la que tiene la mirada perdida. (Había enviudado recientemente). Pero observen más de cerca a su amiga: hay algo peculiar en esa mirada. Las pupilas son asimétricas, como en la foto conocida (Emily podría haber sufrido astigmatismo e iritis), pero también son grandes, soñadoras y un poco divertidas. Dickinson comparó una vez sus ojos con «el jerez en la copa que deja el invitado»; la mujer de la foto casi hace honor a la comparación. …

 

Miren: la misteriosa mujer incluso ha abrazado a su amiga, un gesto que difícilmente podemos imaginar a la Reclusa de Amherst. Si estaba al borde de una crisis, aún no se nota. En el fondo de mi corazón dudo que sea Emily —esa barbilla simplemente no encaja—, pero a la espera de nuevos informes sobre muestras de ropa, registros de imágenes, pliegues nasolabiales, etc., seguiré creyendo y descreyendo a la vez, lo que, como dijo Emily, «mantiene la Creencia ágil».

 

Al menos he recuperado la foto de «mi

sábado, 30 de agosto de 2025

Fotografías de Medellín en 1960. Clarence W. Sorensen y Eugene V. Harris/ Patrimonio 109

 

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--- Fotografías de Medellín en 1960. Clarence W. Sorensen y Eugene V. Harris

--- Víctor Bustamante

--- Nacido en 1907 en Nebraska, Clarence Woodrow Sorensen obtuvo su maestría y doctorado en geografía en la Universidad de Chicago. Sorensen fue el primer presidente laico de la Universidad Augustana. Su presidencia abarcó la turbulenta época de finales de los años sesenta y principios de los setenta.

--- Clarence W. Sorensen tambien fue explorador, editor y corresponsal extranjero para la cadena CBS. Por tal motivo viajó por el mundo capturando imágenes de la vida, el trabajo y los eventos históricos de diversas culturas. Sus estudios geográficos en esas zonas dieron lugar a quince libros.

--- Sorensen estuvo en Medellín en 1960 en compañía del fotógrafo Eugene Vernon Harris. Harris acompañaría a Sorensen durante diez años en sus viajes por el mundo para ilustrar sus libros. Juntos, crearon una extensa colección de más de 64.000 fotografías.

--- Harris había nacido en Dakota del Norte y se graduó en educación en 1937. Luego trabajó en el Servicio Exterior, sirviendo en embajadas como Chile, Buenos Aires y la India.  En 1953, dejó el Servicio Exterior para dedicarse a la fotografía. Entre 1954 y 1964, fue fotógrafo en la editorial Silver Burdett Publishing.

--- Ellos trabajaron juntos realizando una labor documental sobre costumbres, personas y paisajes en diversos países. También es cierto que surge una pregunta, de qué manera realizaban la labor de la fotografía ya que, seguro que a los sitios que fueron, quien a lo mejor solicitaba una foto determinada era Sorensen, y Harris accionaba la cámara. Ese tipo de colaboración crea una zona gris ya que, en el archivo de la Universidad de Milwaukee, los créditos de las fotos aparecen a nombre de los dos. Eugene V. Harris posee una obra indiscutible en solitario por diversos países.

--- Estas fotografías de Medellín, unas 40, evidencian el interés de ambos sobre la ciudad. Algunas de ellas se centran en mirar la topografía citadina desde el Hotel Nutibara, luego siguen algunas fotografías alrededor de la Plazuela Nutibara; otras en Palacé, donde parece que los deslumbrara el edificio de la Naviera, así como la caminada que realizan por la calle Junín. En estas fotografías se sintetiza su mirada sobre el Centro, una ciudad ordenada, sin hacinamientos, con escasos transeúntes, donde aún el ornato de los edificios se mantiene en su carácter esencial sin haber sido mutilados. Llama la atención los escasos vendedores ambulantes y, sobre todo, el niño que toca un tambor, lo cual rememora esa fotografía clásica de Harris, el Flautista, tomada en el Perú.

--- Luego, las fotografías se centran en las diversas fachadas de algunas fábricas como Noel, Shellmar, Pepalfa, Apolo y Wayne. Ellos no solo fotografiaron la fachada de la textilera Coltejer, sino que recorrieron el interior de la empresa a la cual le dedican varias tomas. Y como no podían irse sin realizar un tour por los alrededores, van a las montañas, al Salvador, donde registran algunos paisajes con palmeras destacando algunas casitas y la línea de las montañas a lo lejos.

--- Hay una mirada distante, muy previsible, lo cual contrasta con otras fotografías de ellos en otros países, como si no los hubiera cautivado Medellín al no profundizar en el alma de los habitantes que poco aparecen en sus placas. No sé si debido al poco tiempo en que estuvieron de visita, pero si es plausible que estas fotos muestren una ciudad aun intacta, calmada donde aún no es previsible lo que vendría después.

--- En estas fotografías sobresale el culto a las empresas, sobre todo a la más relevante, Coltejer. También existe una mirada precisa, pero cautelosa al ámbito de la calle, como si ambos, Harris y Sorensen fueras espectadores tibios que solo miraron las calles conocidas con edificios de arquitectura para ese tiempo moderna, como si la ciudad no tuviera pasado que exprese otras construcciones, así como íconos sustanciales que son puntos de encuentro.

--- Eso sí ellos no reprodujeron iglesias, también le huyeron a las casitas coloniales y a las de estilo eclético, solo fotografiaron las edificaciones con el dominio de líneas rectas. Total, notamos una atmósfera espesada en lo conforme de la tranquilidad, así como una ciudad excesivamente limpia. Lo cual da una idea de un espacio que no fue auscultado, sino limitado en su presente.

 

martes, 26 de agosto de 2025

Poemas de Key Serna Herrera

 

Key


Poemas de Key Serna Herrera

 

Insomnio

¿Serán las puertas abiertas del armario,

o la inquietud de los zapatos

que no encuentran descanso,

o el temblor de las cortinas

cuando la noche respira,

las que me mantienen despierta?


¿Será que dejé encendido el fuego

de un amor en mi pecho,

o que, aún al final del día,

no encuentro consuelo?


¿Será que no me deja dormir tu silencio?


Sé que en algún momento

me rendiré al sueño sin saberlo,

me entregaré a los brazos de Morfeo

y la araña bajará de su seda

para tejer mis visiones.


Escucho ladrar a un perro

y a los que le responden a lo lejos.


Escucho, en mi pecho,

mi corazón latiendo lento,

y la tercera alarma del gallo.

La noche ya cobró su silencio.


La oscuridad me ofreció fantasmas y recuerdos.

La almohada ya me dio sus consejos.

El velo del aquí y el más allá es más delgado;

el cuerpo, más pesado.


Mientras los demás duermen,

mil ovejas han cruzado sobre mi cama,

y los zapatos se rindieron.

Por las puertas abiertas

Se cuelan tus ausencias,

por mis ojos,

pensamientos sin consuelo.

Si me llego a dormir,

no me despierten.

Morfeo no vuelve dos veces.

3:00 am

...


La bici - vino


Salía en una bicicleta paletera,

con una canasta al frente

y algunas botellas de vino artesanal

rodando conmigo por las calles.


Competía, sin querer,

con los vendedores de buñuelos y helados,

que a grito limpio ofrecían su mercancía.


Yo no.


El vino se vendía en silencio.

No hacía falta anunciarlo.

La gente me miraba

y algo en su intuición les decía:

“Ahí va vino”.

Me paraban en la esquina,

con esa complicidad callejera,

y me preguntaban, casi en secreto:


—¿Lleva vino?


Como si fuera un conjuro,

respondía:

—¿De cuál sabor quiere?

Mora. Banano. Naranja.


Y ahí mismo se lo entregaba.

Sin bolsa.

Sin servilleta.

Sin rodeos.

Ganándole a la vida,

una botella a la vez,

sobre esa bicicleta,

jugándomela en contravía.


Sobre – vivo

 

Sobreviví a mí,

a mi forma torpe y luminosa de existir.

A los venenos que bebo sin miedo,

a los que me sirven sin pedirlos.


Sobreviví a mis rituales:

poner la fe sobre la mesa,

sobre la montaña,

sobre un cuaderno viejo,

dentro de una botella.


Sobreviví a la muerte que me ronda:

la literal,

la metafórica,

la onírica y silenciosa,

la que tejí en noches de insomnio

para entender por qué sigo aquí,

si ya me fui tantas veces.


Sobreviví al insomnio.

Si no duermo

es porque algo en mí

exige ser dicho.

Lo escribo para no desaparecer.


Sobreviví a la cordura.

Sí, estoy un poco loca.

¿Y qué voy a hacer con eso?

Respirar.

Servirme otra copa.

Volver a caminar por el bosque

como si no estuviera rota.


Sobreviví a la incomprensión.

¿Qué se espera de alguien

que embotella su duelo,

que le habla a las paredes,

que se golpea con las puertas,

que se cree poeta,

que maneja en contravía

para volver a casa?


Sobreviví al pronóstico.

No me daban mucho tiempo de vida.

Pero aquí estoy.

Será mejor que queme mis poemas esta noche.


Sobreviví a la planta equivocada.

Casi muero por un té

que parecía inocente.

Lo tomaba creyendo que curaba:

el paico. Diariamente.


Sobreviví a su muerte.

Mi hermana,

mi Artemisa,

murió por un trago amargo.

Una planta,

un licor,

un secreto verde

que tengo prohibido nombrar.


Sobreviví a su ausencia.

Ella se fue.

Y yo me quedé,

sobreviviendo a otros venenos.

A mi propia sustancia.

...

BOLIVIA: EL REGRESO A LA DEMOCRACIA / Darío Ruiz Gómez

 

BOLIVIA: EL REGRESO A LA DEMOCRACIA

Darío Ruiz Gómez

La energúmena mujer que con voz destemplada le gritó en la cara al joven soldado sacando la cara por la ventanilla del vehículo oficial: ”No sabes quien soy yo. Me detenés porque soy india”puso de presente la falta de decoro a que ha llegado quien por ocupar una curul de congresista se siente por encima de un joven soldado que hace un retén  necesario en una región donde el terrorismo cobra semanalmente la vida de tres o cuatro soldados o policías, muchachos de claro origen popular sobre cuyos asesinatos pasa impávida la llamada justicia. La Congresista llevaba un chumbe en la cabeza, un collar de supermercado, la blusa mexicana blanca con flores, el mismo uniforme folclórico inventado por el Pacto Histórico y el CRIC para fungir como un Partido indigenista - nada que nos sirva para descubrir a cual etnia  representa la Congresista vestida con ese  atuendo exigido por sus jefes  para encubrir un sainete política que continúa  llevando al deterioro cultural a comunidades enteras sometidas  para la guerra, para cortes de carretera, marchas a Bogotá, quema de cañaduzales. Paradójicamente  los mayores  propietarios de tierras en Colombia, tierras en manos no de los indígenas pobres sino de sus jefes convertido en arrogantes terratenientes,  ignorando las historia de sus verdaderas luchas,  aquellas líderes que en su momento se levantaron contra condiciones de pobreza y de discriminación racial, aquí la imposición de una verborrea progresista ha servido para que su destrucción social, su unidad étnica desaparezcan.  Uno de los mayores atentados, al estilo Talibán, ha sido la  destrucción  de las culturas indigenas en el Vaupés, Nariño, Guanía, Cauca, el Chocó. De milagro se escapó  Chiribiquete. ¿Porqué no se han denunciado estos hechos de verdadera barbarie contra un Patrimonio de la humanidad? Al caer en manos de un modelo político totalitario las comunidades indígenas en Colombia han visto como la verdadera cultura de sus ancestros fue convertida en un indigenismo de pandereta mediante el cual sus territorialidades fueron usurpadas por el narcotráfico y los nuevos explotadores de las minas, aculturizados se convirtieron muchos de ellos en jóvenes depravados como Mayimbú, en partodias de los viejos guardianes de su heredad en las la llamada “Guardia Indígena” ¿De cuál Socialismo del Siglo XXI pueden hablar? ¿ O sea que reclamar la Democracia es ser de Derechas?

 

Recordar la payasada en que los sacerdotes en el lago Titicaca ungieron a Evo Morales como  Manco Capac sobre la Pacha Mama es necesario hacerlo en estos momentos en que esa farsa que durante veinte años mantuvo en la miseria a las comunidades indígenas de Bolivia y las manipuló a su antojo en marchas violentas como en el intento de derrocar a la Presidenta Dina Boluarte, ha terminado, al renacer en la conciencia de los explotados el principio con que Bolivia desde su Independencia se dimensionó como una República y no como una dictadura étnica. Ciudadanos(as) recuerda Rousseau quiere decir que al fin todos somos iguales ante la ley, negros, blancos, indígenas y que por lo tanto el explotado que lucha por sus derechos es igualmente negro,blanco, indígena. Principios de la sociedad plural y no la dictadura de una sociedad multicultural donde el derecho y la ley fueron suplantados por la llamada justicia indígena bajo el sofisma de que cada grupo étnico debe ejercer no la justicia universal sino una justicia primitiva, un  verdadero disparate como no he dejado de señalar. Hoy en Bolivia se  comprueba que  las comunidades  indígenas no fueron liberadas  si no que por el contrario  fueron  engañadas por el llamado Socialismo de Evo y Arce como lo demuestra la pobreza en que siguen sumidos  mientras con la coca y el cobre una minoría de narcotraficantes se ha enriquecido desmedidamente.

P.D La brutalidad tal como lo he venido diciendo anteriormente es la fase que acompaña al terrorismo como actos de desesperación donde lo inhumano se manifiesta sin escrúpulo alguno. ¿ Porqué hasta ahora nunca se ha dado la lucha contra el terrorismo?

LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO / Darío Ruiz Gómez

LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO

Darío Ruiz Gómez

El asesinato de  Miguel Uribe  Turbay en sospechosas circunstancias  tal como lo demuestra el hecho de que  carecía de la seguridad necesaria lo que  facilitó que los autores del atentado no tuvieran dificultades para hacer el  recorrido de la muerte hasta el pequeño parque sincronizando cada movimiento sin imaginar que las cámaras de seguridad estaban registrando cada uno de sus movimientos.  lLa conocida estrategia de recurrir a un menor de edad para consumar el crimen ya que no puede ser condenado tal como se haría con un sicario adulto fue su error fatal como lo fue que nadie lo recogiera en su huida. Todos ellos detenidos y que ya han declarado sobre los hechos cometidos, seguramente  dominados  por la rabia que deben sentir hacia la Organización que los contrató y que a última hora les falló.  Cuando  repaso ahora los discursos, las intervenciones en el Congreso, en mesas de discusión de Miguel Uribe Turbay caigo en cuenta de lo atrevido que fue Miguel al señalar con nombre propio a los culpables  de este momento de terror que se apoderó del país y que olímpicamente pasaban a su lado por los pasillos del Congreso. Hablar con la verdad es atreverse a ser agredido cuando en una sociedad corrupta la verdad está velada por la ceguera moral, por el oportunismo de quienes para “ser objetivos en la información” le siguen concediendo  la palabra a los victimarios,a sus defensores, negándoles el derecho a ser escuchados  a los  castigados, vuelvo a repetir,por los poderes del narcotráfico  y que en medio del desacomodo moral, filisteamente pregonan que “todavía “se pueden tender puentes de diálogo”. Cuando en el Congreso Miguel Uribe salió al paso desafiante de unas señoras representantes de una brutalidad sin sanción y las increpó diciéndoles “ustedes son las causantes de la violencia, de la muerte” consideré yo mismo que si bien ese señalamiento correspondía a la verdad, era demasiado imprudente. Apreciación en la cual me equivoqué ya que lo que hace falta no es conceder tolerancia al intolerante sino desenmascarar a  quienes  buscan destruir esa democracia que Miguel reclamó para una sociedad en libertad, plural.

Al escucharlo hoy cuando lo han asesinado me doy cuenta de que lo que lo llevó a la muerte fue hablarles con la verdad la verdad a quienes siguen llenando de dolor a la sociedad colombiana, señalas a quienes siguen agrediendo la Paz. Si el llamado lenguaje político ha caído en el eufemismo para  evitar decir la verdad y caer en la cobardía al rehuir señalar a los culpables,  Miguel Uribe Turbay   mostró la falacia que se esconde bajo la consigna de  des-armar las palabras, de des-armar el lenguaje tal como si, repito, las víctimas de esta violencia fueran quienes estuvieran recurriendo al lenguaje del odio. El sofisma de que debemos superar “la violencia de la polarización” fue desmontada con la vida plena de Miguel recordando claramente  que la radical diferencia  entre el lenguaje instrumentado de la delincuencia para manipular libidinalmente a la ciudadanía incauta es lo contrario a la verdad de quien padece los rigores de los nuevos amos de la historia.  Lo que sería aceptar que son las víctimas indefensas quienes  ejercen violencia contra los poderosos de la maldad tal como lo he venido diciendo y lo cual  sí comprueba la deplorable ausencia de igualdad por parte de nuestra justicia, que lo diga la JEP. Santiago Uribe Turbay recordó esta desigualdad haciendo que los traidores a la democracia, los negociantes de la política, los sepulcros blanqueados que cínicamente estuvieron en la ceremonia de su consagración como pregunta iluminadora se vieran tan feos, tan ratoniles como la política que han representado y es la culpable de que el país sufra de una violencia más inhumana en la medida en que del uso del machete, la escopeta, la navajas hoy el exterminio se haga con armamento de ultimas generación como los drones artillados. El sacrificio de Miguel Uribe Turbay no es el de un héroe de ocasión sino tal como lo seguiremos comprobando,  la aurora de una ética y de una estética para derrotar el mal definitivamente.  Como en el verso de Dylan Thomas “la muerte no tendrá dominio


COMIENZAN A CAER LAS MÁSCARAS / Darío Ruiz Gómez

 

COMIENZAN A CAER LAS MÁSCARAS

 Darío Ruiz Gómez

Suele suceder que cuando un proyecto totalitario empieza a desmoronarse a la vez comiencen a caer las máscaras detrás de las cuales sus dirigentes pretendieron esconderse para lucrarse de un importante cargo. O simplemente por pura cobardía intelectual tal como lo hicieron los comunistas que después de la caída de estas dictaduras se escondieron detrás de un rostro de demócratas.  Con el régimen de Petro de salida ya vimos una lista de enmascarados que no se resistieron a su llamado y que sufrieron la humillación de ser despedidos de una patada. El Partido Comunista colombiano fue reconocido como un Partido democrático al aceptar la renuncia a la lucha armada. Crasa mentira ya que las FARC  continuaron su guerra despiadada contra la sociedad libre. Muchos intelectuales comunistas decidieron optar por una indefinición ideológica para no perder becas e invitaciones del gobierno norteamericano. Este juego de apariencias les sirvió además para que en las distintas mesas de Paz aparecieran como simples trabajadores de la lucha campesino-obrera. Hoy cuando el mismo Presidente insiste en que esos antiguos guerrilleros son   delincuentes al servicio de multinacionales dominadas por capos mexicanos o sorprendentemente tal como lo acaba de reconocer María José Pizarro, por narcotraficantes albaneses, las máscaras de salvadores del pueblo bajo la cual han estado actuando se les ha comenzado a venir abajo y hoy esas organizaciones están cercados por la inteligencia británica, inglesa que está ofreciendo grandes recompensas por su captura vivos o muertos tal como el mismo Márquez lo reconoce. Los culpables directos del atentado contra Miguel Uribe, lo supimos desde un comienzo, ha sido la Nueva Marquetalia de Iván Márquez el compañero de toda la vida de Iván Cepeda.

Ayer se nos dio la noticia de que  El Zarco Aldenever señalado como directo responsable de este atentado había “muerto” en una emboscada tendida por el ELN en territorio de Venezuela. La hoja de vida  deL Zarco quien aparece en una foto junto a Gutérrez Secretario General de la ONU, describe lo habitual en cada uno de estos personajes, desplazamientos, secuestros, reclutamiento de menores, el asesinato de 40 militares en el caso Miller Perdomo,etc. El simulacro de su muerte es vulgar como el comunicado de Márquez, otro fantasma, ya que el Zarco no ha muerto y quien tiene que responder por el atentado contra Miguel Uribe es Márquez. La condena al Dr Uribe estableciendo una inesperada perspectiva jurídica  y el seguro lanzamiento de la candidatura presidencial de Cepeda por parte de un Partido como el Pacto  Histórico, comienza entonces a exigirle a Cepeda algo con lo cual no contaba: que se quite la máscara de una vez ya que si no la marcha de estos incontrolados hechos de violencia terminarán por quitársela. Recurrir a idiotas útiles para que los maten- Pardo Leal-fue una estrategia terrorista que, como los autoatentados,  en un mundo supervigilado  carece ya de resultados como los obtenidos por el PCC después de su legalización en Colombia donde crearon Partidos títeres como el Polo, la Unión Patriótica, Colombia Humana o Comunes con la finalidad de infiltrarse con una mayor contundencia en instituciones y organizaciones campesinas, obreras, maestros, profesorado de clases medias fácilmente arrastables hacia el fanatismo y la anarquía. Pero esto ya no es  efectivo como lo está demostrando el enfrentamiento entre los populistas del M9) y el leninismo radical del Partido Comunista al cual desde su adolescencia ha pertenecido y cuyos intereses ha venido defendiendo con suma astucia Iván Cepeda. A Santiago Carrillo máximo dirigente  del Partido Comunista español y finalmente un demócrata convencido, lo persiguió hasta su muerte la matanza durante la Guerra Civil de más de 2.000 personas en Paracuellos por parte de las milicias comunistas con asistencia de militares rusos. La de Colombia  es también una larga historia de miles de asesinatos políticos considerados como necesarios por el Partido Comunista colombiano. Y esta es la historia de su engaño a la Democracia cuando se acogió a la Amnistía y firmó la Paz pero siguió matando inocentes, haciendo purgas. Algo que Iván Cepeda tendrá que aclararnos si quiere ser el Presidente de los colombianos. 

 

miércoles, 6 de agosto de 2025

ENTRE LO CLARO Y LO OBSCURO: LAS SOMBRAS / Fredy Fernández Márquez

 

Fredy Fernández  Márquez

ENTRE LO CLARO Y LO OBSCURO: LAS SOMBRAS

 

Aun no sé qué hacer con mi puta vida, ayer le escuche decir a mí propia sombra.

                                                                              

   Fredy Fernández Márquez[1]



  Todas las épocas a través del tiempo han sido dinámicas, por sus cambios, movimientos, inventos, las creaciones, las generaciones sociales, los avances tecnológicos, las ciencias naturales, aun en la lentitud de las ciencias sociales para avanzar, el antagonismo entre el capitalismo-comunismo-socialismo, las vertientes políticas, el feminismo con su hastial. Cada una de ellas en su respectivo momento han producido el binomio filosofía-literatura o filo-literatura, con cierto influjo psicológico. Es decir, muchas obras literarias contienen un sentido con carácter filosófico. Verbigratia, Albert Camus, entre otros autores, o el mismo Jean Paul Sastre en la filosofía. Lo cual han lucrado constantemente la historia de la humanidad, dejando a la deriva los dogmatismos que aun braman por mantener las génesis florecientes marchitas que impugnan por mantener la ortodoxia marginal de los avances antes señalados.

     La filo-literatura posee muchas veces una fecundación psicológica, gestando mucha más la complejidad teórica, la fe no cuenta, porque emerge lo sobrenatural lo cual lo impensado hace parte de la realidad de forma emocional, ficticia y alegórica. La psicología debe de tener en cuenta lo siguiente: El psicólogo tiene que apartar la vista de sí mismo para llegar a ver algo (Dorr. 2019. P. 128). Cada obra filo-literaria posee su propio objeto de narratividad, hospitalidad y acogimientos en las cuales los protagonistas exponen lo más oculto de la sociedad humana a través de los sujetos o los individuos. Plantean problemáticas que sólo se pueden descifrar cuando se ausculta en lo más profundo de la vida de los humanos. El temor, el miedo y lo irreal asaltan en los momentos menos oportunos. Convirtiéndose en entramados o hilos supuestamente sueltos pero que en el asiento cardinal pululan los secretos que hacen temblar al ser más sólido, que se amarran como si fueran las raíces de palmeras que se mesen en el vaivén de la brisa del mar.

     Detrás de todo esto se esconde la sombra. Cada uno posee o tiene la suya. Así lo narran: Federico Nietzsche en: El Caminante y su sombra (2017). El Mito de la Caverna Platón (2011). Oscar Wilde: El retrato de Dorian Grey (2015). Mary Shelley: Frankenstein o el Moderno Prometeo (2024). Johann Wolfgang von Goethe: Fausto (2020). Robert Louis Stevenson: El extraño caso del Doctor Jekyll y el señor Hyde (2024). Hans Christian Andersen: La sombra y otros cuentos (2018). De Benito Pérez Galdós: La Sombra (2023). Adelbert von Chamisso: La maravillosa historia de Peter Schlemihl (2009). La puntualidad de Nuccio Ordine con el análisis: El Umbral de la Sobra: Literatura, filosofía y pintura en Giordano Bruno (2008), o el trabajo compilatorio de: C. Zweig y J. Abrams (2024) titulado: Encuentro con la sombra: El poder del lado oscuro de la naturaleza humana. Y muchas obras más le han dedicado espacio y tiempo a la sombra como si fuera la piel externa de cada uno de los humanos. Hasta la Luna tiene su lado oscuro. Por ello, las preguntas: ¿Qué encierra la sombra? ¿Qué tan fiel es a su progenitor? ¿Qué tan confiable es?   

     Estas obras filosóficas, literarias y psicológicas dejan en el hológrafo en el cual concuerdan en su mayoría que todo ser humano al poseer su propia sombra le acompaña la incertidumbre, o sea inseguridad, inquietud, desasosiego, indecisión, vacilación, duda, recelo, sospecha o incerteza. Aunque para otros puede producir lo contrario, difícilmente. Al existir a nuestro lado, se hace parte de una doble identidad. La sombra se convierte también en larga, corta, delgada, obesa de acuerdo a su propio reflejo. Es la negrura del clinamen de Epicuro, o sea la desviación como lo contempló Lucrecio. Como queda demostrado en: El Mito de la Caverna de Platón (2011), allí se traza la esencia de la substantividad y la consciencia (Del lat. conscientia), del conocimiento próximo o inmediato que posee el individuo de sí mismo, de sus hechos, actos y de sus propias reflexiones. En ese foso o caverna, habitan unos sujetos que constantemente se engañan con las sombras externas que al pasar cerca se reflectan al devolverse la luz con la realidad, son incompetentes de debatir lo que sus propios ojos logran ver. Constantemente pasan todo el tiempo allí encerrado y el primer obstáculo es el resplandor o la luz externa. Se sienten imposibilitados habituarse a esa luminosidad, al salir de allí o liberarse uno de ellos, sus ojos logran ver otra realidad descubre que las sombras hacen parte de su propio ser, su yo. Al regresar de nuevo a la caverna, encuentra oposición por los que están dentro al narrarles lo que vio y descubrió fuera.

     Para Platón, la caverna representa el mundo sensible, las apariencias que se perciben desde los sentidos, que nos pueden o nos engañan. ¿acaso las sombras de cada uno nos timan? Al seguir constantemente al ser humano de acuerdo al reflejo falsifica la realidad distorsionada en el suelo. Entonces, la sombra pudiera considerarse como la realidad de la moral que se esconde a través de los distorsionado, la otra la verdad no contada es que cada uno posee su lado oscuro.

     En el filme Star Wars (1977), la parte oscura hace referencia a una exposición negativa de la energía o la fuerza, que propulsa las emociones y las pasiones señaladas por Spinoza que generan temor, miedo, ira, odio, bronca, violencia, egoísmo. Allí reside un personaje con todo el poder de lo oscuro conocido como Sith, sabe que el lado oscuro de la sombra habita el poder de estas emociones y pasiones que son fuentes que pueden generar dolor, caos y sufrimientos para dominar su entorno y fuera de él. Es la idea que deja esta saga. Asalta un interrogante: ¿La sombra de lo humano es la otra fuerza que domina el mal? El pánico y el miedo son el pórtico a la entrada del averno (Del lat. Avernus, -i) del lado oscuro de la sombra como el espacio para el sufrimiento y el castigo imperecedero. La sombra también puede presentarse como una máscara que esconde y disfraza la dolorosa realidad, por ejemplo, la depresión. Por ello:

Encontrar a la sombra nos obliga a ralentizar el paso de nuestras vidas, escuchar las evidencias que nos proporciona el cuerpo y concedernos el tiempo necesario para poder estar solos y digerir los crípticos mensajes procedentes del mundo subterráneo (Zweig y Abrams, 2024. P. 20).

     No se puede prescindir (Del lat. praescindĕre) de la propia sombra, separarse o desgarrarse de ella. En El viajero y su sombra (Schatten), Nietzsche (1985), se acopia en la alegoría de la identidad del caminante (Wanderer). Caminarse a sí mismo es un parto. Es parir más allá del dolor de la existencia subjetiva. Hace referencia Nietzsche a la desidentificación del individuo, o sea a su propio procesamiento de suprimir o el devenir de su identificación como persona, el cual agrupa en su identidad una serie de variantes que lo hacen diferente de los demás. En su entorno de intimidad, la desidentificación se responsabiliza de esconder sus propios datos de manera subyacentes comprometedores, tales como su ubicación personal como un elemento directo, como también los indirectos como lo son lo de transformase para que no ser identificado en su propio devenir, la sombra nietzscheana. Es el caminar para viajar hacia dentro, para conocer sus intimidades para luego alejar sus propios miedos.

     No se puede olvidar que uno de los pocos viajeros que regresó fue Ulises de Homero (2010), convirtiéndose en todo un paradigma por su retorno. En Nietzsche es la representación del no-retorno, sin límites y sin un posible regreso, travesías llenas de riesgos, amenazas, peligros que se compromete quien realiza el uliséico (derivado de Odysseus) viaje (Homo Viator). Para Nietzsche, quien se atreve a viajar implica poseer todo un espíritu libre. Todo individuo que se niega caminar es amarrarse a sus miedos, congoja, ansiedad de deteriorarse, quien no posee un espíritu libre, le cuesta desasirse. Así, lo confirma el nacido en Röcken (Alemania) en: Humano, Demasiado Humano, Un libro para espíritus libres (2017). Caminar en Nietzsche, no es viajar, porque éste tiene un destino definido, mientras quien camina no tiene un propósito determinado, como lo tiene el que viaja. Una clara diferencia es que el que camina posee identidad, se piensa, se habla a sí mismo, busca conocerse, no se teme, no se ajusta al sentir o parecer de los demás, disiente del viajero. Porque el: viajero por placer. Suben la montaña como animales, estúpidamente y sudando; se han olvidado de decirles que por el camino hay bonitas vistas (Nietzsche, 2017. P. 430). La sombra nietzscheana se convierte en la armonía del caminante, es la condición de ser otro que acompaña, no es su repetido, es su otro, su heterogéneo que hace asistencia desde la otredad como aquello que se es uno mismo, es la metamorfosis del viaje que transforma al caminante. Es decir:

Creer en sí mismo. En nuestra época se desconfía de cualquiera que crea en sí mismo, antaño bastaba para hacer que los demás creyesen en uno mismo. La receta para hallar hoy credibilidad es: «iNo te respetes! iSi quieres poner tus opiniones bajo una luz creíble, entonces empieza por incendiar tu propia cabaña» (Nietzsche, 2017. P. 459).

     Zaratustra, es él propio caminante nietzscheano, es el verdadero alpinista, porque todo lo que le acaece es natural en él, nada le es accidental, aunque suene absurdo, todo viene desde el destino, no de su destino, desde el azar, valga decir, de lo inadmisible. Porque carece de un espacio, tiempo y lugar permanente, un no-lugar donde habitar, porque sus pasos uno tras otro lo convierten en un caminante interminable, más no en una fantomaquia, pero su sombra se convierte en una anamorfosis (Del gr. ναμρφωσις anamórphōsis) transformación. Transformarse es posible porque su sombra le habla. En la conversación entre el caminante y la sombra, no se presenta el mutuo elogio, al contrario, es un diálogo sarcástico, punzante, irónico y a la vez renegrido. Porque: los buenos amigos intercambian de vez en cuando una palabra oscura como signo de entendimiento, que debe ser un enigma para un tercero (Nietzsche. 2017). Es decir, los pensamientos son las sombras de nuestras percepciones sensibles-siempre más oscuras, vacías, sencillas que estás (Nietzsche. 2017). Entonces, ¿se debería de derrotar nuestra sombra? Para Nietzsche sí, porque las aborrece, por ejemplo, Dios es una sombra inagotable que pesa tras las espaldas de toda la humanidad, que se transforma en miedo. Porque:       

Pareciera que si algo detesta Nietzsche son los fantasmas. «Híbridos de planta y fantasma» llamaba a los trasmundanos en el Zarathustra. Las sombras de Dios: ¿qué son, sino fantasmas de un muerto que no termina de morir, que nos asedia en las noches, y nos lleva a llorar ante su tumba? Porque es cierto, mucho hemos amado a ese Dios, y logramos hacer duelo cuando transferimos a otro Dios (en sus más diversas formas secularizadas) todo ese amor. Ese otro objeto de amor es una sombra del Dios muerto, casi una presencia fantasmal que no acaba nunca de morirse, y que indica la debilidad de las fuerzas que necesitan someterse a una instancia superior y trascendente, ordenadora de la realidad (Mónica B. Cragnolini. 2001. P. 45).

     La sombra del filósofo alemán, es la superación del hombre (sombra) al superhombre (caminante), aquel que posee las fuerzas necesarias para hacer rupturas con las tradiciones conservadoras que han logrado permear todos los cimientos de la humanidad llevado al miedo como campo de concentración. Aquel que se atreve a caminar podrá lograr una vida completada (vita peracta). La sombra no puede ser el Nosferatu del sujeto o del individuo, porque lo convertiría en toda una anamorfosis humana, como si fuera la luz negra (1990. P. 111) del filósofo francés Jacques Derrida. Compartir con la sombra no dejará de ser un descendimiento a lo más oculto que posee lo humano, porque lo erosiona en el alma o la mente, dejando fuertes cicatrices que no tendrá tiempo para superarlas. El acmé lapidario contra la sombra que acosa a la humanidad lo grita Nietzsche hasta caer en lo más profundo de la hipoxia: Dios ha muerto, fallece la sombra.

     Para Oscar Wilde en su novela: El retrato de Dorian Grey (2015), su sombra hace referencia a la belleza-vejez, por ello, es una obra bastante faustiana por la belleza hedonista de Dorian. Aunque la sensibilidad nos engañe: lo único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos(Wilde, 2015). La sombra acá pesa, la belleza pasa por su apariencia y todo lo que se mueve cambia. La belleza no es la excepción (Del lat. exceptio, -ōnis), es un hedonismo frugal, pero breve, su cuerpo tiembla al saber que no tendrá la misma edad lozana (Del lat. Vulgar. Lautianus, lautia, lautus-suntuoso), él se hace pintar del artista Basilio Hallward, su anhelo es que sus rasgos físicos se conserven para siempre. Es decir, entre el cuadro y él se preserve los mismos rasgos físicos juveniles, hermoso, atractivo y elegante. Pero Dorian en el cuadro es quien envejece. Emerge la sombra desde el cuadro Hallward, su propia pintura envejece. Irónico Grey en su narración literaria porque la sombra es la figura eterna de la juventud, para pasar al otro lado de la orilla, la vejez que nunca se equivoca, por muy odiada que ésta sea.  La corrupción del cuerpo y su belleza por muy dandi que sea, allá llegará su sombra, por muy añoso que sea o sabio. La sombra de Grey es tan especial que se debe de amar porque con el tiempo todo se desgasta y se envejece. La egolatría para permanecer bello trae sus consecuencias. La eterna juventud es el castigo de quedar sólo entre tanta gente, porque aquellos que hacían parte de su círculo fallecen y las nuevas generaciones van y pasan, y él no logra amoldarse a estos nuevos sujetos, con nuevas ideas y forma de vida, su acompañante es su sombra. Cae en su propio envanecimiento se deprava a sí mismo, su alma se corroe en el cuadro junto a su cuerpo, la vanidad está en el físico que lo conserva en su propia belleza, envilece para sí. El cuadro representa la corrupción de los excesos de Dorian. En su cuerpo no hay rasgos de su vida en demasía, y es allí (pintura) donde su sombra deja las huellas más crueles de la irracionalidad por buscar la eternidad de la vida. Sin embargo, hoy se logra con otro tipo de sombra las llamadas cirugías estéticas y el bótox, se reta a la naturaleza humana al alterar el cuerpo con las altas ingenierías médicas, valoración de los cuerpos como estética de su propia obra, valga decir, su propio performance, la axiología del sin valor. La eternidad de hoy es la concupiscencia del arte y la belleza y el cuerpo como el lienzo. Entre la obra de Wilde y la actualidad, es que ambas partes retan a la naturaleza humana.

     Al contrario de Wilde, Mary Shelley en su novela: Frankenstein o el moderno Prometeo (2024), la sombra que acompaña al Doctor Víctor Frankenstein es la búsqueda de la felicidad. Es la ficción de un hombre apasionado por la ciencia, crea a un personaje llamado Frankensteins Monster (engendro humano), procreado por diferentes partes humanas (restos de cadáveres humanos de diferentes cuerpos) de manera insuflar, con sentimientos e ideas propias, allí se le salen de las manos su propia creación. Pareciera que fuera el retorno de la creación de la mitología griega. El engendro humano, aunque es corpulento y alto, la naturaleza que le dio su creador, no lo trato nada bien, porque lo acompaño la fealdad, la cual producía miedo y rechazo. Pero es un ser cándido, inocente, ingenuo, noble, precoz. La obra apuesta por superar la naturaleza, o sea el Dios de Spinoza.

     La celotipia se hace presente como si fuera todo un halo. Los esposos Víctor  Frankenstein y Elizabeth, la felicidad brotaba en su relación. Frankensteins también desea ser feliz, exige una compañera, la soledad se hace insoportable para él, ya que su padre tenía quien lo amara. Se llena de rencor hacia al Doctor Frankenstein, al saber que su solicitud fue rechazada, explota en furia, ve en la revancha la posibilidad que su progenitor sienta lo que él padece ya que no conoció la felicidad. Devasta todo lo que ama el médico. La reacción del científico fue toda una vindicta. La criatura se convierte así en la sombra de Víctor. La anatomía creada huye, el médico persigue su propia sombra: su infelicidad. La amorfia humana oculta que la felicidad es pasajera, no se encuentra, se busca. La sombra del científico se convierte en su destino aciago lleno de delirio por dar muerte a su propia sombra: Tú mi creador, quisieras destruirme, y lo llamarías triunfar. Recuérdalo y dime, pues, ¿por qué debo tener yo para con el hombre más piedad de la que él tiene conmigo?(Shelley, 2024). Su sombra lo condena. La umbría se convierte así en la desesperanza, la tristeza, crueldad, la bronca. He ahí otra especie de sombra y lo sentencia con estas palabras:

Si no puedo inspirar amor, desencadenaré el miedo; y especialmente a ti, mi supremo enemigo, por ser mi creador, te juro odio eterno. Ten cuidado: me dedicaré por entero a la labor de destruirte, y no cejaré hasta que te seque el corazón, y maldigas la hora en que naciste (Shelley, 2024. Cap. XVII).

     Como dicen en las esquinas, con amigos así para que sombras, si las opacidades o entoldamiento son los propios monstruos sin resolver que le dan vida a las mismas convirtiéndose en los noúmenos (Del. Griego noúmenon) materiales, sin olvidar que existen también los fenómenos espirituales creados por el miedo y los vacíos que dejan las sombras mal creadas o pensadas convirtiéndose en verdaderas pesadillas humanas. 

     Al girar la mirada hacia la otra esquina, se encuentra el Fausto, otra sombra en particular de la humanidad, a cargo de Johann Wolfgang von Goethe (2020). La sombra de Goethe tiene nombre propio: Heinrich Fausto, con opacidad inherente: Mefistófeles. El deseo, las ganas, el poder y la avaricia han hecho de los sujetos un ser anhelante por el querer de saber mucho más, para ampliar su conocimiento. Sólo ve en el diablo (Mefistófeles) la posibilidad de pasar más allá de sus fronteras la búsqueda de los placeres, del saber y el discernimiento, realiza un trato con el personaje de las tinieblas, le entrega su alma a cambio de realizar sus propósitos. Mefistófeles se convierte así en la sombra de Fausto. Esta relación demuestra la ambición del ser humano fundamentalmente por la supremacía, la riqueza, la insatisfacción, el honor, los vicios del alma, el problema filosófico entre el bien y el mal. Todo Pacto con un ser del más allá de las profundidades del averno tienden a las tentaciones.

     Para no creer, es una obra que se ajusta a los tiempos actuales. La codicia, la apetencia, los deseos tórridos y la fama asaltan a los individuos, la cantidad desmesurada de los nuevos Faustos acompañados por su sombra como lo son las nuevas enciclopedias humanas conocidos como influencer que tienen la aptitud de influir en las opiniones de otras personas desde las redes sociales, junto a estos tipos (as) los youtuber haciendo casi la misma tarea. Los Faustos de hoy poseen dos prismas, una de ellas es el protagonismo de adquirir fama para procurarse poder adquisitivo, la otra es como muestran que es el mundo de hoy lleno de insatisfacciones, uno de ellos es retar a la alteración del cuerpo. Estos sujetos supuestamente buscan el equilibrio y la felicidad del sujeto postmoderno. Recurren a dar respuestas a las frustraciones de los otros. En la obra se presenta la dualidad entre Dios y Mefistófeles, los de hoy también, siendo los influencer y los youtuber el puente para lograr pasar a la felicidad, siendo ellos los Dioses.  

     Muchas veces, superficial y fugaz.  Se podría pensar que estos fenómenos también pueden comprenderse desde las manifestaciones del inconsciente colectivo, principalmente desde la presencia del arquetipo de la sombra, propuesto por Carl Jung, que encarna todos aquellos aspectos que tanto el individuo como la sociedad prefieren ignorar o reprimir: la inseguridad, el deseo excesivo, el vacío interior, la ambición, entre otros. En muchos casos esto es lo que proyectan estas figuras públicas, quienes funcionan como pantallas simbólicas sobre las cuales se depositan las tensiones internas del sujeto moderno. Al hacerlo, la sociedad se permite contemplar lo reprimido sin asumirlo directamente. Así, los nuevos Faustos representan el conflicto colectivo de una humanidad que busca sentido en el lugar equivocado o verdad esencial viendo en Mefistófeles la forma de alcanzar la felicidad, aunque sea vendiendo el alma y el cuerpo al mejor postor.

     Sin alejarse mucho de las sombras que cubren y acompañan a todo ser humano, asoma la novela intitulada: El extraño caso del Doctor Jekyll y el señor Hyde (2024) del escocés Robert Louis Stevenson, sombra que se presenta bajo la dualidad o doble identidad humana (Bien-mal), coacción de las emociones, deseos y las pasiones más sombrías. El Doctor Jekyll, es un médico con todos los pergaminos en referencia a su profesión. En sus búsquedas de extender su vida descubre una poción la cual al beberla lo transforma en el señor Hyde. Personaje violento, sin corazón, mucho menos sin moralidad, remordimientos o sentimientos hacia los demás. Sombra que se desprende de lo más despiadado de su más profundo ser, pasa de la virtuosidad a la malignidad, lado obscuro de la perniciosidad humana. Esta obra que subraya a la sociedad victoriana. Donde la insustancialidad la moralina y la apariencia era más importante por encima de la esencia humana. El autor señala las fronteras existentes entre la ciencia, la ética y la moral. Cuando se traspasan esos límites los resultados pueden ser o son astrosos. El alma del Doctor Jekyll está tatuada en la piel de la sombra del señor Hyde. Es tan alta la influencia de la sombra sobre el Doctor Jekyll, que este decide dejarle tota la herencia al señor Hyde.

     La sombra se adueña del médico y lo utiliza a su antojo. En medio de las tinieblas ocurre un asesinato atroz; según la investigación, el responsable es la oscura faceta del prestigioso doctor. Míster Utterson, abogado, amigo y confidente del galeno británico, lo busca con preocupación. Desea confrontarlo sobre su inquietante relación con el misterioso señor Hyde. Henry Jekyll es un hombre apacible, sereno incluso al caminar; reflexivo y contenido. Sin embargo, su metamorfosis lo transforma en un ser que habita en su propia densidad sombría: una atmósfera pesada pero adecuada para lo arcano y lo criminal. El poeta sufí Jalal al-Din Rumi escribió: Si todavía no has visto al diablo, mira tu propio yo. He ahí la clave: Jekyll es Hyde, su propio reflejo oscuro. Quienes rodean al doctor caen en la confusión, incapaces de distinguir entre lo real y lo impostado. Pero Jekyll, a través de Hyde, encuentra la vía para liberar sus deseos reprimidos. La monstruosidad no viene de fuera: nace desde lo más íntimo del alma humana.

     Entre las sombras resurge el ineludible Hans Christian Andersen con su obra La sombra y otros cuentos (2018). Una vez más, se revela la soberbia y la egolatría humana, encarnadas esta vez en un ilustrado: el sabio, el erudito, el que todo lo sabe. El protagonista extravía su identidad a través de su sombra, que poco a poco adquiere personalidad y conciencia propias. Esta se separa de él, se emancipa y, al regresar, ya completamente transformada, domina al sabio que la engendró. Andersen sugiere que cualquier ser humano puede confundirse con su propia sombra, diluirse en la niebla de su humanidad, hasta convertirse en aquello que más teme: su reflejo oscuro. En su narrativa, la sombra traspasa el umbral de la fantasía para instalarse en la cruda individualidad. Las sombras humanas, así, se vuelven la parte más tensa, nervuda y esencial del yo. Son, tal vez, lo más real de nosotros mismos.

     Al doblar la esquina, se deja ver Benito Pérez Galdós con su obra La Sombra (2023). En ella da vida a un personaje de singular profundidad: Don Anselmo, un sujeto obsesivo y peculiar, cuya fijación se centra en crear un cuadro que, con el tiempo, se convierte en la sombra. Esta representación, sin embargo, cobra vida y personalidad, convirtiéndose en su tortura, su dolor y su condena. Para el autor español, la sombra humana no es más que una ficción que carcome la mente: una manifestación del subconsciente que, al materializarse en la realidad, arrastra al individuo hacia la obsesión. Esta transformación ocurre al conjugar elementos irreales e imaginarios, fruto de una meditación literaria, psicológica y filosófica, que busca dar sentido al poder que algunos sujetos ejercen sobre otros. La obra galdosiana presenta al trastornado Anselmo como una voz que se narra a sí misma, transformándose en la omnisciencia (del latín omnis, todo, y scientia, conocimiento’) de su propio misterio, en una especie de doble falsedad.

     Cuando la sombra se apodera de Anselmo, cualquiera puede preguntarse: ¿quién es quién? ¿Es la sombra Anselmo o Anselmo es la sombra? Es entonces cuando esta breve novela galdosiana se convierte en una fantasía intrínseca (del latín intrinsĕcus, interiormente). La sombra, en manos de Pérez Galdós, representa una metamorfosis ficticia con una intencionalidad atroz, trasladando todo el peso hacia el mundo interior del personaje. Una vez más, los miedos y temores emergen como si fueran la extensión de la maldad humana, encarnada en el Doctor Anselmo, convertido en una mímesis (del griego mímēsis, imitación) camuflada en una dicotomía (del griego dichotomía, división en dos partes). En suma, se trata de una auténtica metadiégesis literaria, al estilo del Quijote de la Mancha: una novela interpolada que se cuestiona a sí misma mientras cuenta su historia.

     Una novela clásica que aborda el motivo simbólico de la sombra es: La Maravillosa Historia de Peter Schlemihl, escrita por Adelbert von Chamisso, cuya pluma resulta infaltable en este tipo de literatura. Aunque fue publicada originalmente en 1814, ha conocido múltiples ediciones modernas, como la del año 2009. Una narración barraganesca y fabulosa, protagonizada por un chavea desentendido y abatido por su mala suerte, quien vive sumido en la estrechez económica. En un momento de ligereza, decide escuchar la voz más profunda de su ser: su lado obscuro. Impulsado por la desesperación, toma una decisión radical: subastar su sombra al mismísimo Satanás. A cambio de ese trato, recibe la legendaria bolsa de Fortunato. Al introducir la mano en ella, extrae riquezas sin fin: monedas de oro y todo cuanto desea. Cumplido el pacto, satisfecho por las riquezas causadas, Peter Schlemihl, vive en carne propia como es el vivir sin sombras. Señalado por la sociedad por carecer de ella, en medio de una sociedad sin principios, pero que gira en torno a lo monetario, lujos y de las apariencias de falsas riquezas en valía de matrimonios negociados, donde el amor es tan sólo la apuesta al dinero. Las sombras no dejan de ser esa figura en el suelo distorsionado que emula el juego del no-ser para el ser: -- ¿Dónde ha dejado su sombra el señor? Y poco después de unas mujeres: -- iJesús María! ¡Este pobre hombre no tiene sombra! (Chamisso. 2009. 39-40). Por la falta de su sombra su desdicha se convierte en amargura, la mujer que ama lo rechaza por no tener su propio entoldamiento. Su misantropía se hace inevitable.

     Chamisso expone la fragilidad de la condición humana a través de elementos como la avaricia, la riqueza, la fama y el orgullo. El ser humano, cegado por estos deseos, pierde de vista su propia humanidad, dejando de lado la sensibilidad con tal de obtener beneficios, sin importar su procedencia. Esta degradación lo transforma en un individuo sombrío, sometido a la peor creación de la teología dominante. Así, se convierte en una nueva forma de tentación: la creencia en un ser de otra dimensión, asociada al Dios cristiano desde una mirada nietzscheana cargada del filosofar a martillazos. La obra, aunque breve, está impregnada de una extraña magia. Peter, su protagonista, emprende una travesía absurda y desesperada en busca de su sombra, símbolo de su identidad y humanidad perdidas. Los sueños siguen siendo sueños, pero él se lanza tras ellos como un loco. Una metáfora fascinante de la alienación moderna y el precio de los deseos desmedidos. No podemos vivir sin las sombras, aunque sean vendidas al mismo Satanás. 

     Ordine, de manera magistral, recoge la idealidad de Giordano Bruno en la relación entre filosofía y pintura. Indaga en el insondable ente (Del latín. ens, entis: ‘ser) presente en sus obras teatrales y en los diálogos, donde afirma que tanto el filosofar como el acto de pintar buscan ir más allá de la propia sombra. Esta superación le permitía a Bruno alcanzar una erudición más profunda sobre el vasto campo del conocimiento. A su vez, Ordine compara las representaciones teatrales de París y Londres, destacando cómo ambas, según Bruno, intentan interpretar los vínculos entre lo humano, la naturaleza, el conocimiento y el saber. Para Bruno, siempre según Ordine, la sombra adquiere un valor especial porque representa algo que ha sido superado: se rebasa el miedo y se observa más allá de los ordenamientos impuestos por la jerarquía eclesiástica de su tiempo. Esto habilita un conocimiento que trasciende lo cotidiano y rutinario. Bruno se vale de la deconstrucción de la relación filosofía-pintura para mostrar que ambas disciplinas le permiten acercarse a la verdad. El genio italiano encuentra en lo cómico no solo un medio de conocimiento, sino también una forma eficaz de divulgar ese saber, especialmente entre las clases emergentes y las más desfavorecidas. En otras palabras, el teatro forma parte de su gnoseología (filosofía), al igual que la comedia y el diálogo: superan las sombras, transformándolas no en miedos, males o fantasmas, sino en un punto de apoyo para trascender y ver el mundo con los ojos del alma. De lo contrario:

Las metáforas del «simulacro», el «espejo», el «vestigio» y «la sombra» expresan la imposibilidad para el hombre de alcanzar un acceso directo a las «ideas», al conocimiento supremo y absoluto, que se puede obtener tan sólo en el reflejo de la naturaleza, en la imagen de Diana, en el universo infinito (2008. P. 175).  

     Para Giordano Bruno, las sombras son obstáculos para la mente humana; por ello, deben dejarse atrás, restarles importancia y verlas como un puente hacia el otro lado, en la búsqueda incansable de la verdad.

     La compilación de C. Zweig y J. Abrams, titulada Encuentro con la sombra: El poder del lado oscuro de la naturaleza humana (2024), reúne diversas voces que, desde perspectivas individuales, intentan explorar —o al menos responder— qué es eso que llamamos lo sombrío, entre los exponentes se ubica a Carl G. Jung.  

     A Cristo se le ha admirado por cargar el peso de su propia cruz, entre otras tantas cargas, la cual soportaba sobre sus espaldas. Una cruz descomunal para un hombre de aspecto desmejorado lábaro (Del lat. tardío labărum), desgalichado y vejado (Del lat. Vexāre) por los castigos infringido por los supuestos romanos, que padecía la furia ficticia creada para que desde la lástima, la humanidad se arrodillase. Una cruz impuesta por el miedo y la fe como instrumentos de control, en boca de otros, para someter a sus más cobardes feligreses. Cristo se convierte así en una de las creaciones más sombrías del propio ser humano: una excusa divina utilizada para justificar crímenes atroces, como la lenta desaparición del pueblo palestino. Pero, ¿qué carga puede ser más pesada que la propia sombra del ser humano? Ese costal invisible que arrastra, lleno de lujuria, lascivia, impudicia, miedo, vacío, rencor, envidia y otras miserias que se almacenan en el alma llamada costal.

     Arrastrar esa fatiga propia, ese peso íntimo, es un acto farragoso que a menudo se confunde con lo ininteligible (Del lat. inintelligibĭlis). Todo lo que contiene la sombra personal es más denso que cualquier cruz. Nada es más pesado que eso. Por encima de la cruz cristiana, está el peso de la conciencia. Incluso muchos no logran escapar de su propio plúmbeo: entre más caminan, más pesa. La conciencia (Del lat. conscientĭa, y este a su vez del griego συνεδησιςsyneídēsis) se corroe lentamente. En ella conviven el bien y el mal. Allí, la persona, al esquivar o enfrentarse a sí misma, se somete a un juicio moral, confrontando la realidad de sus propios actos. Sin embargo, todo se oculta en el costal de la sombra: allí yacen todos los secretos posibles. Incluso las sombras poseen facultades mentales capaces de engañar a quien las alberga en su alma, convirtiéndose en arquetipos, es decir, modelos universales, precursores congénitos que habitan el inconsciente cultural o colectivo. Estos influyen en los sujetos que actúan en sociedad, manifestándose en imágenes, conductas y símbolos que se difunden a través de las comunidades. Ya sea colectiva o individual, lo opaco, confunde al que está confundido, y el que no lo está, lo trata de confundir. La sombra es una fiel copia arquetípica. Acémila que se lleva dentro de lo más intrínseco (Del lat. intrinsĕcus interiormente) la cual se bosqueja como sombra.

     El mal, según Jung, es esa sombra que se proyecta fuera de la figura que se refleja como una parte humana lóbrega, fuera y no constituida de la psiquis, al no reconocerse se puede incorporar a la conciencia. Si esto sucede se expresa o reacciona de manera violenta agravada tanto individual como colectiva. Convirtiéndose la sombra como el mal. Jung, manifestó en referencia al inconsciente individual, cada sujeto detenta el suyo, allí acumula su mundología (De mundo y -logía) se cohíbe o reprime sus apetitos o emociones pasionales como lo son los deseos, que se refleja en la sombra, el cual no se reconoce como suyos. Lo sombrío personal es posible que se exprese desde lo más adverso, perjudicial o negativo, conductas peligrosas con alcances destructivas acompañados de actos o acciones poco recomendables para la salud mental y física.

     Todos los seres humanos llevan en su interior una especie de caja de Pandora. Tarde o temprano, cada individuo libera la suya, dejando brotar de ella aquello más oscuro y destructivo. Según el mito, los males, una vez liberados, se dispersan sin control por el mundo. Mientras que Pandora abrió la caja por mera curiosidad, los humanos lo hacen impulsados por la inmoralidad inherente a su condición natural. Solo queda entonces el recurso de la esperanza, ese último elemento que no logró escapar. Pero esta esperanza no es alivio inmediato, sino más bien una larga y penosa espera. En ella se refugia la humanidad, buscando consuelo frente a sus propios dolores y fracasos. Sigmund Freud, planteó esta tensión interna entre pulsiones de vida y muerte en su binomio ErosThanatos, mostrando que la autodestrucción es parte de nuestra esencia. Por su parte, Carl Jung, recurre al concepto de la sombra, inspirado en Nietzsche, para explicar la perversidad como un elemento profundo y compartido del inconsciente colectivo. Así, el mal deja de ser solo individual: se convierte en parte de lo cultural y colectivo.

     Para que las cosas se den o generen vida o reacciones como la energía, movimientos y principios se necesita de la teoría de los contrarios o los opuestos. Heráclito, uno de sus creadores de este concepto consideró que a través de la presión y la interacción entre los átomos o elementos de forma opuestas se generan cambios para los procesos que generan nuevas cosas, ya sean contrarias, produciendo fuerzas, caos y conflictos como lo son la existencia y la coexistencia. Lo contrario de la luz es la sombra, de la noche el día, de la vida la muerte, del bien el mal. En este juego constante de elementos giratorios se mueve la humanidad. Jung, advierte: A partir de ahora debemos aprender a controlarlo porque va a permanecer junto a nosotros, aunque, de momento, resulte difícil concebir cómo podremos convivir con él sin experimentar sus terribles consecuencias (2024. P. 242). Sólo queda decir ante el acoso de las propias angustias: Vini, vidi, vici, es decir, Vine, vi, vencí. Atentamente: LA SOMBRA.                                              

 

Referencias Bibliográficas

 

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[1] Filósofo. Historiador. Especialista en Cultura Política. Mg en filosofía Moral. Ph. D. Doctor. Filosofía contemporánea. Docente universitario-secundaria. Investigador. Orcid: 0000-0001-8230-8831. Minciencias: CvLAC-GrupLAC  frecho13@hotmail.com