Este blog, en permanente construcción, hace parte de una revisión de los textos iniciáticos nadaístas con el propósito de mantener nuestra fe intacta en algunos de ellos. Podríamos decir que es una versión remasterizada, con inyecciones letales de cinismo y humor negro, de esta doctrina creada, simultáneamente, en Medellín y Cali.
Mantenemos la fe intacta en la creación libre. Somos icoñoclastas por naturaleza.
neonadaismo@gmail.com
(Texto publicado en el periódico sueco Dagens Nyheter 1926-08-31)
Medellín estaba alborotado. El domingo
siguiente había una corrida de toros, y una auténtica cuadrilla española se
encargaría del espectáculo, así que no era de extrañar que las expectativas
fueran tan altas. (Para que el lector se sienta más cómodo, debo señalar que
Medellín es la capital del departamento de Antioquia en la República de
Colombia).
Bueno, finalmente llegó el domingo, y
con un billete de un peso en el bolsillo, caminé por la plaza con destino al
Circo España. Pensé que sería de los primeros en llegar, pero me equivoqué. No
sabía entonces que una corrida de toros significaba algo parecido a las
alegrías del paraíso para un colombiano y que, por lo tanto, sería impensable
que se la perdiera.
Al final conseguí una entrada, que me
daba derecho a un lugar al sol. Sin duda, habría preferido sentarme a la
sombra, pero, como ya mencioné, tenía un peso, solo uno. Y los lugares a la
sombra costaban más.
La corrida estaba en pleno apogeo
cuando entré. Un gran toro negro trotaba hoscamente por la plaza. Era evidente
que ya no tenía ganas de participar. Y no tendría que hacerlo.
Morenito de Zaragoza, el matador
español, consideraba al toro indigno de juguete; era demasiado cobarde, el
toro, claro está. Así que ordenó a los boyeros, con sus magníficos uniformes,
que sacaran al animal de la plaza. Uno de ellos tenía una habilidad nada
despreciable para el lazo; pronto el toro fue atrapado, y un momento después la
plaza quedó vacía.
Entonces la banda militar comienza con
unas notas crepitantes, y en ese preciso instante las puertas de la barrera se
abren de par en par y un nuevo toro se yergue como una estatua en el umbral.
Sobre la puerta se sienta uno de sus torturadores, el puntillero, en mi opinión
el más ruin de todos. Lleva una pica con púas sujetas vagamente a la punta de
un palo largo, y en cuanto el toro aparece en la puerta, el torturador hace un
movimiento rapidísimo, y al instante la púa se clava firmemente en el cuello
del toro. Sorprendido, aunque apenas dolido por el dolor, el animal da unos
saltos jadeantes hacia la arena. No sabe muy bien adónde ir. Después de todo,
está cegado por la intensa luz del sol. Pero ahora empieza.
Un diablo vestido de forma llamativa
empieza a coquetear con una capa amarilla ante los ojos del toro, y pasan un
par de segundos demasiado rápido para que se pueda obtener una imagen realmente
clara. Se convierte en un remolino de colores, brillando con fuerza bajo el
sol, y la arena amarilla de la plaza, que se arremolina, parece una lluvia de
fino polvo dorado al caer. Un par de segundos después, la capa amarilla cambia
de dueño. Con un trozo de tela amarilla alrededor de los cuernos, el toro trota
hacia el lado sombreado de la plaza. Allí se queda quieto.
Pero solo por un breve instante.
Con pasos suaves y elásticos, Don
Ernesto Pardo se acerca al toro. Don Ernesto es banderillero y está considerado
uno de los más hábiles de España en su oficio. Al menos eso es lo que dice el
programa. Se acerca al toro, le da un par de palmaditas entre los cuernos y, al
instante siguiente, le coloca un par de banderillas con púas y bellamente
adornadas con flores de papel en el cuello, una a cada lado. Luego vienen los
saltos, ridículamente jadeantes.
Cuando el toro se calma un poco, Don Ernesto
continúa. Pero esta vez no se toma libertades, sino que practica su arte según
los principios de la vieja escuela española. Se sitúa en medio de la arena y
empieza a provocar al toro. Agita los brazos, emite pequeños gritos agudos,
patea el suelo con su pie calzado con zapatos lacados. Y entonces el toro
embiste. Esto es exactamente lo que Don Ernesto espera. Se queda quieto hasta
que el toro lo alcanza. Entonces se inclina lentamente hacia adelante sobre la
pesada cabeza agachada y le clava un par de varas nuevas en la cruz.
Sorprendido, el toro se detiene en
seco. Se sacude un poco, luego se da la vuelta y se aleja trotando. Esta
maniobra se repite un par de veces. Luego hay una breve pausa. Todo se vuelve
un silencio absoluto, y oigo a una señorita jadear de emoción justo a mi lado.
Entonces la música empieza a entonar
una marcha; esto significa que ahora comienza el acto final del drama: una
muerte.
Morenito de Zaragoza, según el
programa, el orgullo de España, un hombre pequeño, corpulento y fornido, se
acerca al toro y toma su posición. La espada de algo más de medio metro de
largo la esconde tras una franela roja.
Por un instante, el toro se queda de
pie, levantando la arena con sus cascos delanteros. Luego, inicia unas fuertes
embestidas contra el matador, y un segundo después se tambalea como un borracho
por la arena. De su cuello sobresale la empuñadura de la espada. Se está
muriendo.
Entonces, la sangre empieza a brotar
de su boca. En un instante, el público se transforma. "¡Malo, malo!",
gritan, "¡Malo, malo!". El matador está desesperado. No sabe qué
hacer.
Pero no tiene mucho tiempo para
reflexionar sobre su fracaso. En un instante, un carnicero acaba con el
sufrimiento del animal con su cuchillo, y una yunta de mulas arrastra el cadáver.
Un nuevo drama puede comenzar.
— — —
Las puertas de la barrera se abren de
golpe, y el toro entra a toda velocidad, pero no lo suficientemente rápido. El
traicionero niño humano sobre la puerta ya ha logrado clavarle la pica en la
cruz.
No parece molestarle el dolor en
absoluto. Con un galope suave y tranquilo, da una vuelta a la arena y luego
trota con la cabeza bien alta hacia el centro del círculo.
Es un animal hermoso. Si fuera un
caballo, podría reclamar con razón el nombre de castaño. Pero ahora es solo un
toro, que pronto morirá. De nada le sirve ser un majestuoso representante de su
especie. Nunca volverá a ver las verdes llanuras junto al Río Magdalena, donde
nació. Solo sabe que ha escapado a la luz y que ahora quiere mostrarles a estos
simios chillones y sin pelo quién es.
Y embiste. Trozos de tela amarillos,
rojos y rosas se arremolinan en el aire. ¡Es un toro bravo!
Luego llega Don Ernesto con sus
banderillas. No intenta trucos ni sutilezas. Hace su trabajo lo mejor que
puede, pero no será más que eso.
Ya ha logrado colocar cuatro
banderillas; ahora le toca el turno a las dos últimas. En los palos hay
pequeñas bolsas con confeti. Hace un intento audaz, las picas se clavan y, con
el salto salvaje del toro, las pequeñas bolsas de papel estallan y una nube de
confeti con todos los colores del arcoíris flota alrededor del animal. Es
hermoso, bárbaramente hermoso. Empiezo a entender a qué se refieren los
alemanes con su "grausam schön".
La música empieza con la marcha
fúnebre, y el matador no puede evitar parecer algo nervioso mientras camina
hacia el toro. O quizás soy solo yo quien se ha entusiasmado con la presa
salvaje.
No pasan muchos segundos. Veo la
espada brillar como un rayo blanco bajo el sol. Fue un golpe directo. No se ve
ni una gota de sangre.
El toro da dos o tres pasos. Se mueve
como un borracho. Luego cae.
Se acabó.
La multitud está enloquecida. La gente
tira sombreros, pañuelos y cigarrillos a la arena. Finalmente, unos pequeños
entusiastas saltan la barrera, cargan al pequeño y gordo matador sobre sus
hombros y lo sacan triunfalmente.
“Y vulcano fabricó
con extremo cuidado cadenas sutilísimas /de bronce y con ellas una red. Una
red y lazos tales que escapan a la vista: / no se trata de un tejido, ni una telaraña suspendida trasparente/que la
superase en levedad. la hizo de tal modo que se soltara al toque más ligero o
al más mínimo movimiento/y lo dispuso todo oportunamente alrededor del lecho. Cuando/venus
y el amante estuvieron juntos en el lecho, ambos quedaron/presos en aquella
trampa maravillosa recién inventada/preparada por el esposo, inmovilizados en
medio de un abrazo común.”
(Ovidio, Metamorfosis, Libro IV)
El escritor Truman
Capote, dijo que: “El relato breve es la
forma más difícil para la persona que verdaderamente sabe utilizarla. La
mayoría de la gente es incapaz de escribir relatos, de modo que no importa.
Pero para aquel que es un artista del
cuento, es lo más difícil porque exige el mayor dominio y precisión. Muchos
escritores hacen cuentos, pero no escriben relatos, así que no saben lo que
hacen”. ¿Sabe Absalón Palma, como escritor de cuentos lo que hace frente al
mayor dominio y precisión en sus cuentos? Ahora bien, el libro “Las redes de
Vulcano”, de Absalón Palma, es un texto que contiene quince cuentos y una
crónica, no va más de 147 páginas, pero ninguno se distingue como relato. Su carátula
es negra y con una ilustración, “Última llamada”, del pintor Jairo Alberto
Mejía, que no tiene que ver con las historias narradas. Los cuentos son el
producto de experiencias y la imaginación del escritor. Se nota al leer el
libro que los cuentos fueron escritos en distintos momentos y acontecimientos dispares,
y lo único que los ata, es la pasión de su autor por hacerse cuentista o, mejor,
el adhesivo de pertenecer a un taller literario de la ciudad, donde se hace un
esfuerzo por escribir y comentar lo que se lee con la bendición de quien lo
dirige. Este es un libro que se puede leer rápidamente y se puede digerir
inclusive al revés. Tres de los quince son perfectos, los demás son una crónica
y otros pasarían por artículos periodísticos, porque carecen de enigma, secreto
y misterio. Se acude en cada cuento al recuerdo y en dos al mito; sin embargo,
lo recordado no se agota en las historias. El mito cruza el Tríptico y el
cuento Livor. El texto como tejido o como una red, está expresado por lo
social, el tango, el fútbol, el licor y los amigos de farra. Hay una difícil alusión
al dios Vulcano (Las redes de Vulcano, página 124), ese compañero de Venus, que
le fue infiel con Marte. La mitología es un pretexto y Vulcano encarna un
vulgar asesino al ser traicionado por su mujer. No hay ningún cuento que aluda
al fuego, a los metales o algo que sea forjador del hierro y ablandador, a no
ser la muerte. Exceptuado el Tríptico, que en su narración habla de las redes
de Vulcano. ¿Pero no es la pasión la que vence la violencia? Porque el final
del Tríptico es violento y el acero cobra su venganza en Manuel y Marleny.
Según la apreciación, Venus y Marte, son sorprendidos en las redes de Vulcano
(Manuel y Marleny sorprendidos por Mauricio en un acto carnal e infiel). Ambos
quedan presos en aquella trampa del amor.
El título del
libro es ya una impericia mayor. ¿No sería mejor “Las redes de Vulcano y otros
cuentos”? Hay en el libro narraciones producto de la nostalgia, el amor, la
memoria, la desolación, incluso hay algunos candorosos como: “Un pequeño
olvido”, “En el Café” y el “Último Café”. El fútbol acá es una pasión sentida. Minerva
está en los cuentos lejos de Livor. Livor, vive en una vereda, más no en el
bosque, craso error en este bello cuento. El prólogo del libro de cuentos es un
amasijo de cosas en el cual se nos dice que el autor de “Las redes de Vulcano”,
tardó cuarenta años para hacerse escritor. ¿Hay
alguna edad para iniciarse en la escritura? Lo ideal sería la adolescencia o
la juventud, pero no existe edad para la escritura de cuentos o novelas. Cosa
asombrosa si el autor del libro es un bibliotecólogo y especialista en
política. Dato, además, sin importancia porque un escritor se podría pasar toda
una vida escribiendo un relato o haciendo múltiples bocetos del cuento. “El
oficio de escribir es sencillo una vez se accede a él, lo complejo es
convertir en arte la escritura,
trascender la anécdota, lo exterior del texto, la superficie narrada. Ese es el
objetivo de todo escritor en cuanto artista”. ¿Es Absalón, escritor porque
escribió un libro de cuentos? Sí, pero no importa la edad, lo importante es
narrar, entrar en el complejo y peligroso mundo de la escritura. Arrancar a
leer y escribir, hacer de la escritura un arte, un oficio. Ser un verdadero
artesano. Pulir, mirar el cuento de principio a fin como una esfera perfecta. Ser
un artista del relato breve. No obstante, podemos agregar siguiendo a un
cuentista como Julio Cortázar, hay que, “comparar el cuento con una esfera. Algo que
tiene un ciclo perfecto e implacable, algo que empieza y termina
satisfactoriamente como la esfera, en que ninguna molécula puede estar fuera de
los límites precisos. El cuento puede mostrar una situación y tener interés
anecdótico, pero para mí no es suficiente la esfera tiene que cerrarse”. ¿No
deben cerrarse los cuentos de Absalón? Que importa el tiempo, lo que dure en
escribirse, que importa la edad del escritor. Hay que saber mejor para donde va
el escritor. Hay que saber, insisto, cerrar la esfera. Un lector de semiótica notará
en los cuentos de Absalón, que el tango, el fútbol, la farra, habitan más en él,
que la literatura. Hay que leer a los grandes cuentistas y despojarse un poco
de los elogios que puedan hacer los amigos. Leído el libro en su conjunto
genera una alegría para los amantes del fútbol y el tango, pero los finales no
precisan el sentido, hay buenos inicios y protervos finales. El prólogo,
escrito por el insigne profesor Luis Fernando Macías, no dice nada de los
cuentos. No expresa nada de la creación literaria. Habría que preguntarle al profesor,
cuáles son los temas que aborda este libro de cuentos, que red se teje en
ellos. El mal prologuista cree que es la semilla del taller de escritores y el
mito lo que dio su fruto. Ensalza al escritor, lee mal lo escrito, no hay
conjeturas sobre ningún cuento. Cree que es el mito el que devela los
misterios, no la escritura asimétrica de cada uno de los cuentos.
Teje mal la red y
no es claro cuando afirma con sus malabarismos verbales: “Es el mito lo que nos responde qué somos, ya las culturas griega y
Romana nos designan, en sus redes podríamos hallarnos, en sus misterios
esclarecernos”. Enunciado confuso que dice mucho y no dice nada del mito en
los quince cuentos y la crónica. ¿Nos reconocemos en el mito del Eterno
retorno, en Prometeo, en Edipo, en el mito de Ganimedes, en Dionisos? La
posmodernidad es el retorno a los mitos del pasado, Gilbert Durand, en su libro
“Mitos y Sociedades” nos revelaba: “El
mito no es más un fantasma gratuito que se subordina a lo perceptible y a lo
racional. Es una res real, que se puede manipular tanto para lo mejor como lo
peor”. ¿No es la aseveración sobre el mito de Macías, una maniobra para
evadir la interpretación de los cuentos? Michel Maffesoli, asevera a propósito del
mito y la posmodernidad, que la posmodernidad, es el retorno de lo arcaico y la
tecnología, no hay misterios para esclarecernos, sino para alinearnos y
sujetarnos a las esferas del poder. El hedonismo y lo orgiástico lo dominan
todo, asistimos al retorno de Dionisos. ¿Es
Vulcano un mito que retorna? Que yo tenga entendido, era el dios del fuego
y los metales, era el esposo de Venus, quien lo traicionó con Marte. Vulcano
era viejo y desagradable en su aspecto, además era cojo. ¿Cómo no iba Venus a
enamorarse de Marte con semejante esposo? Constantino Cedini, pinta en un fresco
(1741-1811), Venus y Marte, sorprendidos en la red de Vulcano, pero en el
cuadro no aparece Vulcano, sólo dos niños sosteniendo la red y los amantes
atrapados ¿Es la representación del amor? ¿Dónde está el juego de Absalón con
sus cuentos y la red de Vulcano? Valdría la pena una exploración más a fondo
del Tríptico, donde Marleny engaña a Mauricio y son sorprendidos y el acero
penetra en la carne cobrando su venganza. ¿No
debe ser el amor el que triunfe sobre la violencia? La red, en el decir del
Poeta Ovidio, escapa a la vista, no es una telaraña trasparente, todo está
dispuesto alrededor del lecho, y cuando los amantes están juntos en el lecho,
ambos quedan presos en aquella trampa asombrosa, preparada por el esposo e
inmovilizados en un abrazo común. Sea como sea, escribir no es un mirarse al
espejo, pues Narciso se ahogó de tanto mirarse al espejo al hallarse tan hermoso.
Detrás del mito de Narciso se encuentra también la transgresión. La escritura
no “es un asunto colectivo especialmente la literatura”. Una cosa es decir como
Kafka o Rulfo, que la literatura es asunto del pueblo y otra que es un asunto
colectivo. ¿Dónde está la gran novela escrita por un colectivo o un taller?
Joyce se moriría de risa, sabemos que, Ulises, no salió de un colectivo o un
taller literario. Quizá Borges, el maestro de los espejos y los laberintos los
mandaría al carajo, con eso de decir que, escribir es mirarse al espejo de la
verdad. La ficción no es una verdad, es el reino de la invención y la mentira. El
pacto ficcional no conduce a descifrar verdades a través de los mitos. Se puede
escribir para perder el rostro como diría un Kafka, o para que otros lean o
para tener un diálogo con el lector.
Una cosa es la
intención del autor, otra la del texto y otra la del lector. Una escritora como
Patricia Campbell decía: “cuento es
contar, cuando no se narra una obsesión, un recuerdo o una pesadilla, se hilan
palabras inútilmente”. ¿Cuál es el estilo de Absalón Palma? Por el prólogo
diríamos que, es citadino, mezcla de recuerdos y mitología, fusión de trago y fútbol.
Una escritura precaria que se fue decantando con el tiempo, su desconfianza se
fue venciendo y sus cavilaciones de tangófilo se fueron manifestando. Su estilo,
es un intento de atrapar el antes y el ahora, una escritura sutil sobre los
esfuerzos de su memoria, cierta miscelánea que incluye el mito, el tango y el fútbol.
Encajaría más en el artículo periodístico. La cualidad de Absalón es una
búsqueda fundamental de la escritura enraizada en su inconsciente colectivo. Es
el parto con dolor de un artista. El cuentista deberá ser un artífice, él está
en los inicios, encontrar un estilo es su arte, disciplina, mucha lectura y el
oficio de escritor. Roberto Bolaño, muestra en sus cuentos y novelas que la literatura
es un oficio peligroso. Absalón ha entrado en las redes de la escritura y la
idea es no dejarse ensalzar por sus amigos, para su bien deberá adaptar el
oficio de escritor. Lo ideal es como se cuenta, los temas que contenga y el
hecho de que sea capaz de cerrar la esfera. Absalón, ha construido su primera
red literaria, nada los ata excepto ese lenguaje cotidiano y el diario existir.
Es la vida la que fluye lentamente en cada uno de sus personajes. La
humillación, la conversión, el olvido anodino, una cita frustrada, el desamor,
el amor, la infidelidad, dos cartas, la pasión por el fútbol y la muerte, los
nombra en sus cuentos. De todos los cuentos sobresalen tres, “La sombra”,
“Livor”, y “A la orilla del río”. Los restantes son un canto de la vida, el fútbol
y el tango. Las palabras no se agotan en las anécdotas, el amor, la amistad y
el fútbol. Las historias son meras, anodinas y con finales abiertos que
extrañan a un lector de cuentos. Venus ha caído en las redes de Vulcano, Livor,
ama la belleza de una mujer a pesar de que es incapaz de amar a los humanos. El
libro de cuentos es un rostro sobre sí mismo y una huella de los otros. Absalón,
deberá aferrarse a las huellas de Calíope como si fueran sus propias huellas.
Ha hablado el hombre, pero hay que pensar que recordar es siempre mentir. La falsedad
es la venganza, porque al comienzo la escritura es una vergüenza que se ha de
padecer, después vendrá el gusto de hacerla bien. Siempre habrá algo que afinar,
alisar o corregir. Experiencia,
observación e imaginación, tres cosas que deberá tener un escritor.
La brutal por inesperada declaración de Trump anunciando
su apoyo a Putin y llamando dictador a Zelensqui causó de inmediato el repudio
de los países europeos y de los representantes del Partido Republicano y por
supuesto del Partido Demócrata tradicional. La Democracia ha sido, vuelvo a
repetirlo, la más grandiosa conquista de la Cultura Occidental o sea del
Cristianismo frente al mundo bárbaro. Cuando en la Convención de Derechas
apareció el sucio de Steve Bannion condenado por el robo de cerca de dos
millones de dólares y presentado en la Presidencia anterior de Trump como el
filósofo que la nueva Derecha necesitaba hasta que demostró si ignorancia, su
oportunismo. Feo, vulgar cuando dos veces levantó el brazo con el saludo nazi
de inmediato se retiró del recinto el representante francés de la Derecha en
protesta contra esta ofensa a la civilización y a la democracia. Cayetana
Alvarez de Toledo y con ella muchísimos políticos y dirigentes de la Derecha
europeahicieron escuchar su rechazo al
despiadado desmán de Trump. Afortunadamente un Macron en estado de gracia durante
su entrevista con el nuevo Presidente logró ponerlo en su sitio recordándole
que el respeto a Europa es ante todo el respeto a los valores espirituales que
han servido para fundamentar la grandeza del pueblo norteamericano que Trump,
paradójicamente, “se propone recuperar”. El discurso delVicepresidente Vance ante la Unión Europea más
que inteligente fue sagaz, al recordar que la OTAN había sido durante décadas
una amodorrada burocracia y que la Unión Europea de Bruselas se había
contentado con convertirse en una institución abstracta para la cual
precisamente la noción fundamental de libertad estaba siendo asaltada por la
intolerancia de la llamada Cultura de la Cancelación, Contentarse con una ayuda
militar y olvidarse del porqué sigue siendo necesario defender a Ucrania de la
invasión de Putin un demente que imperturbablemente ha eliminado a cada
opositor a su tiranía. Pedir a Zelenski elecciones en medio de la guerra es el
capricho de un magnate y no de un defensor de las libertades democráticas,
alinearse con Cuba, Bielorrusia, Corea del Norte, Nicaragua, Rusia y demás
execrables totalitarismo para sacar del informe sobre Ucrania la palabra
Invasión, dejó aún más perplejo al mundo civilizado.
El tratado de Maastrich en 1992 que reconoció el
nacimiento de la Unión Europea fue objeto en su momento de muchas críticas como
las de Habermas el gran pensador que la definió como un tratado comercial entre
tenderos y no el reconocimiento de lo que espiritualmente ha sido y debe ser la
misión de la cultura europea, su concepción de sociedad e individuo y de
comunidad en libertad algo que estáconsignadoenelaugusto pensamiento de Emerson
proponiendo para una nueva sociedad la
herencia del pensamiento griego, la decisiva aportación del Cristianismo, el
liberalismo moderno. Norteamérica supuso la renovación histórica de la cultura
europea desde el siglo XIX, el defensor de la libertad en el mundo. Ucrania es
su cultura integrada históricamente a la tradición occidental y por eso su
defensa contra el criminal despotismo de Putin es decisivo en estos momentos a
no ser que como lo están aclarando importantes comentaristas ya hemos comenzado
a decir adiós al Estado de Derecho para quedar definitivamente bajo el dominio
del Gran Hermano y su ojo que todo lo ve y de un poder para el cual el ser humano
no cuenta para nada pues lo que importa son
las Tierras Raras que necesitan las nuevas tecnologías para llenar de Resorts
al uso exclusivo de los nuevos ricos y oligarcas rusos las mejores playas del
mundo.
Europa 1914 o Europa 1939 son dos fechas sobre los
comienzos de las dos guerras mundiales, sólo que estos datos no reflejan para
nada lo que realmente estaba aconteciendo a nivel de la vida de los ciudadanos,
del pánico colectivo en el momento en que comenzó el desfile de tropas hacia la
muerte. La bibliografía al respecto es por fortuna rigurosa y de una lucidez
que transmite al lector lo que supuso la situación de la población masacrada,
del individuo acorralado, la aparición del terrorista. Por desgracia este tipo
de testimonios necesario, ha sido ajeno en las últimas décadas anuestra literatura, a nuestro llamado
periodismo de manera que cada conmoción
social llevada de la mano por los grupos
violentos durante más de cincuenta años cuando con las Farc se inicia el
intento de toma del gobierno por parte de una guerrilla totalitaria, la reflexión crítica está ausente hasta hoy lo
que impide la valoración de lo que estos
conflictos violentos han supuesto desde el punto de vista moral o político. Hoy
20 de febrero del 2025 lo que escucho en los noticieros radiales, en las pocas
páginas impresas a que han quedado reducidos los periódicos, en las columnas de
opinión se limita a describir los hechos sincronizados de una violenciaque empezó en las regiones y hoy comienza a
desatarse en las ciudades. Describo los hechos: Ante el cobarde paro armado del
ELN que lleva ya dos años en realidad con más de 50.000 personas confinadas, la
admirable Gobernadora del Chocó informa
que llevaba días llamando al Ministerio de Defensa -donde aún Iván Velásquez
permanece- sin que nadie le conteste pues la posesión” del Nuevo Ministro puede
tardar y apenas hoy se ha hecho. Esta gran mujer ha informado de esta situación
a la OEA ante el silencio del gobierno y por supuesto de las Naciones Unidas, de
la Corte Penal Internacional. ¿Cuántos helicópteros, cuantos aviones en tierra
por falta de mantenimiento?Ataque con
explosivos de Iván Mordisco contra un hospital de urgencia en el Plateado. ¿Por
qué el Presidente se escapó de la reunión de Gobernadores?
La llamada Defensora del Pueblo informa que en este
momento en Colombia hay por lo menos once focos de violencia y de “crisis
humanitaria” – lo cual es un eufemismo – donde, aclaro yo, los Acuerdos de Ginebra sobre la Guerra son ignorados y aumenta el
desplazamiento: 60-000 ciudadanos (as) en
el Catatumbo, 50.000 humillados en el Chocó y las desconocidas cifras de
desplazados en Caquetá, Cauca, Nariño…- Esta misma Portavoz impasiblemente nos
anuncia que ya mercenarios de Iván
Mordisco han llegado al Chocó- Al abrumador desfile de hechos de corrupción se
suma el destapado por Reyes Ministro de Comercio referente a la Dian con una larga listas de políticos y representantes
que habían pedido cuotas de poder sobre todo en el puerto de Buenaventura. Pero
a la vez el Presidente luego de su periplo por Dubai nos informa que conoce los
nombres de los narcotraficantes y el lugar donde éstos han escondido dos
mísiles destinados a volar su avión particular. Arauca continúa bajo el
terrorismo del ELN y las Disidencias lo mismo que Nariño, el bajo Cauca
antioqueño, el Sur de Bolívar y Córdoba, Arauca. La noche de absoluto terror
lanzada por el ELN sobre Cúcuta y Villa de Leyva fue planificada como inicio de
la intensificación de un despliegue de más terror sobre el territorio
colombiano lanzada desde Caracas donde viven tranquilamente la Dirigencia del
ELN. Hablamos de Geopolítica porque las plataformas rusas instaladas en esa
frontera están manipulando toda información. O, sea para concluir, esta
realidad pavorosa enfocada a destruir lo que nos queda de democracia está
siendo reducida a declaraciones retóricas, información manipulada, noticias comentadas
bajo la estrategia que denuncié hace tiempos: Lo que estoy viendo no lo veo,
tranquilos que la guerra sucede en otra parte.
Al parecer paraOtty Patiño lo que en su fuero revolucionario considera como unas
“Conversaciones de Paz” es algo que está en abierta oposición a lo que la
Justicia universal considera precisamente como unas conversaciones de Paz, en
las cuales previamente se diferencia a los “levantados en armas por una supuesta
causa política”, de las bandas delincuenciales o de los narcotráficantes que son hoy el
principal objetivo a perseguir por la Justicia de Trump, Disfrazarse de
guerrillero cuando se está traficando cocaína a gran escala debe ser la primera
tarea a desvelar por la justicia para no seguir cayendo en fatales
equivocaciones. La orden internacional de detención de “Estrellita” por parte
de Interpol con circular roja y por solicitud de un Tribunal de California bajo
acusaciones de tráfico de cocaína en grandes cantidades no es una acusación
inventada por “el imperialismo” sino un grave delito comprobada por la inteligencia norteamericana.
La pataleta de Otty Patiño por la detención de un criminal como “Estrellita”
saca a la luz algo que la indolencia moral de nuestra justicia ordinaria debió colocar
como premisa antes tratar de alcanzar la paz con organizaciones que se sabía
que ya no son guerrilleras sino poderosas
organizaciones internacionales del Crimen Organizado. En países dominados por
sistemas totalitarios– siempre lo olvidamos- se erigieron los eufemísticamente llamados
Tribunales de Justicia revolucionaria que en Colombia tal como el mismo Otty ha
confesado le han servido al ELN para que
durante décadas se hayan dedicado a fusilar
a generaciones de jóvenes colombianos. Que militantes directamente involucrados
en la violenciapolítica y hoy metidos
de lleno en el narcotráfico -¿Cómo puede ser Comisionado de Paz Iván Cepeda
siendo a la vez el máximo dirigente de las FARC-EP?- estén imponiendo la pauta
de un equívoco Proceso de Paz a través de manipuladas Mesas de Conversaciones no
puede ser es otra cosa históricamente que el hecho de queestemos aceptando cobardemente ese paso que va en las
llamadas Democracias Populares de los Tribunales de Justicia civil a los
Tribunales de “Justicia revolucionaria”.
Los Comandos de la Frontera han sido los encargados de
mantener bajo el terror la frontera con Venezuela y entre sus grandes masacres están
las del descuartizamiento del cuerpo de
14 niños indígenas, del asesinato de treinta militantes del Frente Carolina
Ramírez cuyos cuerpos fueron arrojados desde unas volquetas a fosas comunes en
un macabro espectáculo que recordaba los Gulags estalinistas. ¿Ya se les olvidó
a Iván Mordisco descuartizando a machete los cuerpos de ocho adolescentes en
las cercanías de Popayán? Escindir de la Justicia la responsabilidad directa de
unos asesinos narcotraficantes que siguen delinquiendo es el estratagema que se
ha tendido ten a la justicia para dejar en libertad a los responsables directos
de infames crímenes de Lesa Humanidad. Tribunales revolucionarios disfrazados
de Mesas de Conversaciones. La fotografía, vuelvo a repetirlo, donde el
Ministro Iván Velásquez le estrecha la mano a un narcotraficante comoPadrino condenado por la Justicia
internacional,nos aclara aún más, lo
que busca esta estrategia encaminada a sustituir la justicia universal por la
justicia terrorista, algo que está en
camino sin que nadie al parecer se dé cuenta de ello. La impunidad deforma los
significados del lenguaje y yavemos
cómo muchos medios de comunicación comienzan a acostumbrarnos a la idea de que
un ejército binacional es algo legal. ¿Cuántos oficiales del Ejército y la
Policía fueron dados de baja desde el comienzo de este gobierno y de Velásquez para desmantelar las Fuerzas Armadas? ¿No se
nombró como Director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas a un exguerrillero
del M19? ¿Cuántos miles de campesinos han sido desplazados, asesinados desde
que entró en funciones Iván Velásquez?
A
decir verdad, la pandemia, esa experiencia irrepetible, sorpresiva y cubierta
de todo tipo de dudas en cuanto a sus fórmulas inéditas unas improvisadas otras
para solucionarla: trastabillantes, que evocan una experiencia forzada, en
nosotros que solo sabíamos de un encierro de esa magnitud por la experiencia en
la historia que narra momentos inesperados debido a una guerra, donde no había
concesiones, pero en ese momento que vivimos hace unos años acudimos a lo que
podría ser una catástrofe en su número de vidas, en la aplicación de las
experiencias médicas para encontrar procedimientos de prevención y cura, así
como fuera, lejos de una solución a ese apocalipsis que se presentaba ante la
impotencia del encierro como fórmula de salvación y de protección.
Surgieron
dudas, desconfianzas, certezas, negacionismo, cautelas, desesperanzas, teorías
de la conspiración, que añadían como era un virus lanzado al aire desde aviones
para dominar el mundo, otros que era para acabar con los jubilados que resultaban
muy costosos, que con las vacunas perdíamos identidad y libertad y un largo
etcétera.
Este
lapsus con trazas de catástrofe, de encierro y de desesperanza ha sido poco
reflexionado en el país, hay evasivas, puntos de vista discordantes, mentiras,
exploraciones inútiles, así como tergiversaciones que son solo puntos de
avanzada de los ultrajadores. Con todas esas dudas, como telón de fondo, con
todas esas iniquidades en Las azules tan Lejanasde Luis Orlando Valencia (Octámbulos
ediciones, 2024), explora esta experiencia. Casi nada. Donde surgen algunos recuerdos
y vivencias, y donde se da un alejamiento en la finca, en Miramar, pero también
una cercanía entre la familia, así como una reconciliación con la naturaleza y sobre
todo en esa búsqueda del yo, desde sus diversos matices a partir de la parte de
la música, de la escritura, de la pintura. Y eso sí del abandono de una carrera
liberal, porque la vida sencilla y la vida contemplativa del artista arrastra a
su protagonista nada menos que a buscar un alejamiento, dentro de una
experiencia inédita, donde los eventos no suceden de soslayo, ni se les puede obviar,
simplemente esos eventos que son la cercanía y la libertad de movimiento se
hayan constreñidos.
Pero
el artista se ha apartado de su cierta vida cotidiana y asume otro rol en otra
vida cotidiana paralela para buscarse así mismo, para explorarse en esta suerte
de monólogo a veces, o mejor, casi siempre, en esta conversación y compañía de
libros y de música y de artes como plena reunión, eso sí apresado en sus
recuerdos que constituyen la parte sustancial de su escritura. Ellos emanan, persisten
para mantener al protagonista encerrado, apresado en sus diarios como si fuera necesario
registrar estas vivencias que lo inoportunan.
De
tal manera, el encierro forzado, así sea en pos de salvaguardar la vida se convierte
en obstáculo para la llamada libertad personal, lo cual crea salidas, odios,
aburrimientos, y sobre todo búsquedas en la paz de esos desiertos interiores
como premisa para seguir con un horizonte magro, con un horizonte pleno de
dudas.
En
este encierro de casa por cárcel, como él repite, precisamente toda clase de
evocaciones son de antemano cubiertas por el moho de la memoria, por el paralelismo,
y eso sí son demasiado contemporáneas y en momentos extendiendo cercas falsas
para no enseñar la catástrofe que se vive.
Esta
reclusión posmoderna nada tiene que ver con el encierro de la peste en la Edad Media
o con el encierro debido a la lepra, una equivocación suprema, con diversas
personas en Agua de Dios, al ser la medicina incapaz de dilucidar un remedio
para vacunar muchas personas o todas las personas y así, esquivar este tipo de mortandad
que lleva a especular desde muchos puntos de vista y a crear incertidumbre o fanatismo
religioso, como el llamado castigo divino.
En
esta experiencia se adoptaron algunos temas del encierro vulgarizándolos y
reteniendo sus aspectos más comunes. Las elucubraciones de todo tipo sobre el
poder, así como la duda con las recomendaciones del encierro, luego obligatorias,
por supuesto salto de las bodegas de menjurjes, la llamada medicina alternativa
para dar sus recomendaciones contra la vacuna que aún no había salido, y eso sí
con señalar que el limón, era la panacea. Mientras tanto cada uno continuaba en
el encierro y lavándose las manos periódicamente con alcohol para poder salir
con la mascarilla casi mortuoria, los días señalados y solo al mercado. El negacionismo,
por el contrario, infectaba a los hombres y mujeres con sus soluciones
primarias, así como jactándose de su superioridad ya que ellos parecían tener
el acceso al secreto. Mientras tanto en su cuarto, el maestro seguía dubitativo
con su monólogo, ya que él buscaba dilucidar su ser desde la perspectiva de un
hombre sabio, solitario, enamorado, que persiste en la contemplación y en la
pregunta de los sucesos que acaecen, precisamente en ese encierro donde se
pulveriza toda clase de experiencias que nunca fueron avizoradas, inéditas
desde toda perspectiva. Entonces a él, a su narrador solo le queda la posibilidad
augusta de perfeccionarse, de pulir ese yo, de escribir para galopar por las
estepas de sus intenciones con la sorpresa de saber que, al asilarse, encontrará
otro ser, donde este tipo de experiencias entrega totalmente la soledad para elucubrar,
para sortear la amenaza que se cierne sobre todos.
Así,
con el encierro, con el temor al virus Z91, llegaron experiencias así de golpe,
forzadas, que se convertirían en un viaje a la introspección. Lo evidencian la
escritura de sus diarios, que desembocarán con el tiempo en material para sus
libros, y luego transmutarse en literatura; es decir, en materia de ficción o
en testimonio según como se le mire.
De
tal manera el narrador se convierte en su propio guía, en medio de la
calamidad, que está por llegar, en responsable de su propia situación y de sus
quimeras, así huya de una manera social, y en su introspección que lo aparta
del presente, precisamente para escribir de ese presente que pasa con cada
línea que escriba. Así se aparte no a su torre de marfil como un santo, sino a
su estudio para reflexionar ese evento, esa tragedia porque lo fue donde se
indica y expresa la fragilidad del ser humano en toda su extensión, participa
de esas experiencias remotas dadas en las noticias y desde las cuales instruye
su propia vida en un lenguaje sencillo y diligente, como lo escribe en su
novela.
En
este caso cuenta más la férrea personalidad del narrador que la peste por su
sobreposición a esta guerra, con su paciencia, con su fortaleza, con su singularidad;
fuertes, como debe ser para desarticular el encierro que es como la muerte
cuando es impuesto, así sea debido a un problema de orden público para
salvaguardar la vida de seres humanos. Así, durante estos años de reclusión se
imponen y demuestran la autenticidad del narrador, que no solo piensa sobre el
camino de la escritura, sino que se fustiga por la situación actual de la salud
social. Su desconfianza es en modo alguno comparable al común de las personas
avasalladas por la opinión pública y sus comentarios de toda índole, así como
la desconfianza progresiva de chismes y falsos profetas del desastre que
desconfían del origen del virus y de los métodos de cura, llegando inclusos a observar
cómo se trata de un caso de tal complejidad que se habla de conjura y de conspiraciones.
En
ese instante en que fue escrita esta novela la ciencia se demarcaba de sus
protocolos de seguridad y de experiencia para encontrar al precio que fuera un refugio,
una consolación a la desmedida sospecha sobre el origen y vacuna del virus. De
una parte, se definía y buscaba una salvaguarda para el género humano y de otro
las multinacionales desbocadas competían por las ganancias. Y, mientras tanto,
solo y receloso ante el peligro, ante esas dudas de supervivencia se avala en
el narrador el don de la gentileza, la fibra bondadosa, el prestigio de su
corazón, ya que cuando Elvira es contagiada, el narrador, asume la solidaridad
que designa y reune en torno suyo esos años pasados, vividos juntos como la
expresión más cara del ser humano, esa fraternidad que no huye ante ese inicio
de la derrota ante la enfermedad contraída, sino que se hace fuerte, y actúa
como una manera de fraternidad que se torna fuerte más allá ante la
circunstancia de la muerte que acecha.
Esta
novela, Las azules tan Lejanas, es la
primera reflexión sobre el tema de la pandemia que se ha realizado en el país,
ya veremos quienes cambian o seguirán esta senda, o a lo mejor hostigarán con
el tema de los sicarios, de las catástrofes morales en las comunas, de las
prepagos, y ese largo, y tedioso género de una ciudad, Medellín, con un solo
tema hace treinta años, la mafia y sus réditos.
En esta casa de bahareque se vivió
esa experiencia percibida con trazas de gravedad absoluta, también podría
catalogarse como la posibilidad de ser definida como algo circense, presentada
por una persona itinerante. La casa era de un solo piso con puertas y ventanas
de madera, colonial, con el mismo diseño de las otras casas, las primeras. La
calle estaba empedrada y se puede percibir de soslayo en algunas fotografías de
Melitón, una es la del hato de ganado con sus caporales en mitad de la calle;
en otra es notorio ver como el puente de Palacé es la barrera para lo que sería
la Avenida Primero de Mayo. en otra vista que apunta hacia el sur, a la iglesia
de La Candelaria, solo se ve un alero de esta casa.
Luis Latorre Mendoza con alguna duda narra que, en 1882, en esa casa
habilitada como teatro, en la esquina de la Avenida Primero de Mayo con Palacé
donde años más tarde quedaría el edificio B. Ortiz, y funcionaría un hotel de
postín, El Continental, se exhibió el primer fonógrafo parlante que había
llegado a la ciudad, como uno de los inventos de Tomás Alva Edison en 1877.
Este artificio sería traído por el señor Próspero y su ayudante, rebuscadores,
viajeros ilusorios, no para enseñar el avance de la ciencia, sino para recoger
algún dinero por hacer demostraciones de cómo se copiaba la voz. Esa era una
costumbre acendrada que permitió que Medellín entrara y se pusiera a tono entre
dos siglos. Todo avance de la ciencia era un reto, y más que todo una curiosidad,
lo atestigua los inicios de la fotografía, la electricidad, el automóvil y la
aviación, sobre todo esa fotografía de Benjamín de la Calle donde los paisas
miraban con un vidrio ahumado un eclipse de sol. Eso sí, llama la curiosidad
que don Manuel Uribe Ángel, tan erudito y científico, no estuviera ahí, entre
los elegidos.
La Villa había sido empapelada con carteles en sus esquinas centrales que
invitaban a ver el fonógrafo parlante. Unas cuarenta personas, curiosas e
incrédulas, acudieron a ver el invento del Brujo de Menlo Park, que consistía
en un rodillo de cera y su aguja. El presentador y dueño del aparato novedoso explicaba con
donosura el invento, a los espectadores curiosos, con esa seriedad necesaria,
pura impostura, para ser creíble.
El míster dispuso el aparato sobre la mesa, comenzó a darle manivela y a
preparar los cilindros, acomodó, "Mary had a little lamb", la primera
canción grabada por Edison en inglés, y de una se sobrecogieron los asistentes.
El míster explicó a renglón seguido lo que significaba la canción, y con
parsimonia llamó a alguno de los asistentes para que accedieran a ser grabados.
Un arriesgado hombre de negocios, muy de levita y de muchas patillas de general
se dispuso a recitar junto la bocina.
Dicen que el águila real
cruza volando los mares:
ay, quién pudiera volar
como las águilas reales
Estas coplas popularizadas y atribuidas a Salvo Ruiz, pertenecen a Ricardo
León y son de su libro Los Caballeros de
la Cruz.
Años más tarde donde quedaba esa casa, el estilo colonial seguiría su
derrota, pero en caída libre, la llamada modernidad, esa palabra que siempre
regresa, momentánea y superficial, con cánones nuevos y acomodados, aparejaría
otros estilos y diversidades, y se construiría allí mismo sobre esas ruinas, el
edificio B. Ortiz, corresponde a Bernabé Ortiz Cárdenas que había empezado a
estudiar medicina en la Universidad de Antioquia, pero por motivos de las
guerras civiles se alejó de los claustros. Él no quería asumir el oficio de su
padre José Ortiz como constructor de iglesias. En 1906 con Luis Cardona crearon
la afamada Cantina de los Mora, en Junín con Colombia, luego se la venderían a
Oliverio Philips. También don Bernabé poseía una pulpería y se dedicaría al
negocio de importar cigarrillos desde La Habana y aquí los contramarcaría con
su timbre, Ortiz y Compañía. Su fábrica quedaba en Boyacá cerca a la Veracruz.
Luego se había asociado con sus competidores, que convocaría para frenar la
competencia y la baja de precios. Esos magnates serían nada menos que Bernardo
Mora, Bernabé Hernández, Rafael Posada Villa, Benjamín Escobar, Juan C.
Restrepo y Lizandro Ochoa, su marca se llamaría La Legitimidad Antioqueña, la cual fue rechazada por el Ministerio por
ser demasiado parecida a La Legitimidad de
La Habana. Olvidaba Ortiz que los
cubanos habían inventado el Habano y sabían cómo el que más de las clases de
picaduras de tabaco. Pero Bernabé Ortiz tenía la respuesta a la mano y los
llamaría La realidad antioqueña. Era
la época en que fumar era un placer, y los cigarrillos La amistad enviaba
postales con paisajes de Medellín, y cigarrillos Victoria y Cóndor publicaban
albúmenes con fotos de hombres y mujeres, como una manera de atraer nuevos
consumidores al darles reconocimiento. Mucho más tarde y después de fundar
varias empresas se daría nacimiento a la Compañía Colombiana de Tabaco. Don
Bernabé, activo en el negocio de los cigarrillos, moriría en 1915.
Esta construcción conocida ahora como el Edificio Continental llevaría su
nombre B. Ortiz en la parte central de una columna dividida por su arista. Este
edificio fue diseñado por la compañía de HM Rodríguez en 1932. En el Álbum de Propaganda de la ciudad de Medellín,
de 1935, se ofrecen los servicios del Hotel Continental en tres idiomas,
español, inglés y alemán, su diseño es aún el original, con esa parte
sobresaliente, el ochave, y en su interior cuatro columnas, y sobre ellas una
solución arquitectónica, una terraza semi redonda y allí una suerte de
semicírculos de ladrillo y en la mitad una columna con el nombre B. Ortiz,
luego las columnas del primer piso se perdieron para aprovechar el espacio, y
se refaccionó, en 1947 para aprovechar más espacio, es decir situar un cuarto
piso en los laterales y estirar los balcones hacia la calle, hasta casi hacer
desaparecer la parte redondeada del ochave en el segundo piso.
En julio 22 de 1932 El Tiempo
publica dos anuncios. Uno del Hotel Palatino que abre sus puertas reemplazando
en el mismo lugar el anterior Hotel Continental que funciona desde 1890 al
frente del Edificio de Alejandro Echavarría en la calle Colombia, y como ahora
se renueva, anuncia la apertura del Hotel Continental en un nuevo edificio
donde dará sus servicios en 40 habitaciones. Entonces para darle status
comienza en la prensa esa publicidad que se hace notoria para aclamar los
visitantes que se hospedaban allí, así como los sucesos que nombran la ciudad.
En mayo de este año fue agasajado por profesores y alumnos el rector de la
Universidad de Antioquia. Gustavo Uribe Escobar. Hay propaganda en El Tiempo para situar a este hotel como
el más solicitado de Medellín. En 1933 vivía en el Hotel Continental el
gobernador Uribe Gaviria. En noviembre de ese año hubo un agasajo, despedida de
soltero, con una cena al señor Pablo Pérez R. Los amigos de Alfonso Mejía
Latorre lo recibieron por su llegada de Bucaramanga. En diciembre la colonia
alemana comandada por su cónsul ofrece una cena de gala para la despedida del
año. El señor Luis H. delgado fue festejado por sus amigos de Medellín con una
cena. Hernando Echeverri a su regreso de Barranquilla fue atendido por sus
amistades.
En el año de 1934 en el Hotel Continental, un grupo de amigos y de
admiradores de la poetisa Laura Victoria la visitaron y la atendieron con una
taza de té. Entre las personas invitadas estaban Inés de Greiffestein, Fita
Uribe, Alfonso Castro, Antonio J. Cano, Francisco Villa López y Jaime Barrera
Parra. Luego, en la noche, sería festejada en un acto privado en el Club Unión,
con el aplauso de los millonarios paisas en su sede. En 1937, el ministro de
educación nacional, Joaquín Castro Martínez, llega para mediar en el conflicto
con los padres de las alumnas del Instituto Central Femenino, ante un ensayo
educativo impuesto por el gobierno liberal.
En 1941 se agregó el Hotel Continental a la Lista Negra de la América
Latina. Estas compañías y personas incluidas eran sospechosas de tener algún
vínculo con la Alemania agresora, ya fuera económico, de propaganda o simpatía.
En Latinoamérica fueron detectadas por el Departamento de Estado de los Estados
Unidos unas trescientas firmas incluidas desde Argentina, Brasil, Chile,
Centroamérica y, por supuesto, en Colombia donde encontraron 32 adeptos al
nazismo. En Medellín fueron detectados inicialmente dos casos de adictos a
Hitler, Adolf Stober, comerciante, quien desde 1935, dirigía la parte cultural
de la colonia alemana en la ciudad, casado con Anne Marie, tuvieron su
primogénita en 1933. Ambos participaban como cantantes líricos en los eventos
de música clásica en Bellas Artes. Estos saldrían deportados con sus tres
hijas, acompañados de Gerda Moelher, y en 1942, como caso curioso en Copacabana
fue descubierta Manufacturas Delta Ltd., como la otra compañía con lazos nazis.
Llama la atención el motivo por el cual un hotel es considerado objetivo de
discordia y de sospecha para un país lejano. La respuesta es sencilla, luego de
cada triunfo militar del Reich, cada que habilitaban un evento donde la raza
aria mostraba su grandeza, en Medellín, la colonia alemana partidaria al
régimen, así como algunos nacionalsocialistas paisas se acercaban a estas
fiestas a celebrar al invasor de Europa.
Cada ciertos días, la Lista Negra se iba agrandando debido a que se
detectaban más adeptos. Uno de ellos era un espía local, el detective 100, que
se colaba en las fiestas como militante activo, ya en el Hotel Continental, a
puertas cerradas, nazi confeso, pura apariencia, salía con su brazalete con la
esvástica incrustada y el saludo nazi, con sus rudimentos de alemán gritaba,
Heil Hitler. No había nadie más germanófilo que él. Las fiestas alemanas eran
sencillas con música clásica que amaban los oídos de los nazis, como la de
Wagner, algunas arias de Nietzsche. Una marcha lo conmovía entre las marchas Erika.
Todo este
ambiente era digno de una cofradía y de sentirse en un pais lejano del trópico
montañero como si fueran miembros de la aristocracia del Reichstag. Allí en el
interior del Hotel Continental algunos paisas adeptos al partido conservador
dejaban caer sus máscaras de montañeros rezanderos y se pensaban ciudadanos
germanos. Nada. El Detective 100, al otro día entre el guayabo del vino y las
viandas alemanas, en secreto, comenzaba a anotar el reporte que enviaría no
solo al consulado americano, sino con mucho sigilo a su director. La Lista
Negra seguía con Antonio Morales, Santiago Giraldo, Sinvilla, Bernardo Villa
B., Carlos Villa V., Hermanos Villa, Guillermo E. Molina, Gabriel Soto Franco,
Restaurante Bavaria colindante con el hotel ahí en Palacé. Su acucioso
desempeño llevó a detectar que el personaje fundamental era Adolf Stober, intermediario
entre firmas comerciales y personajes de sociedad y nazis de postín muy
comprometidos, como Reinhard Gundlach, Enrique Kausel, Karl August Kanterreit,
Guenter Mundt Sander, Hans Simon, Teodoro Sohn, Hans Schwerdtfeger, Adolf Stap,
Otto Thiel y Erhard Ziegler. En otra ocasión llegó a la Lista Negra la Casa
americana, Jacob Hans, Barr Hans y Miguel Tauder.
Debido al grado de confianza del Detective 100, antes del afamado 007, con
su máscara de traidor, fue considerado como uno de los adeptos más cercanos,
casi al borde de ser un germanófilo confeso, que fue invitado, después de pasar
todos los filtros por sus propios amigos nazis a El Retiro, población cercana a
Medellín, aislada y fría, donde cada mes en una finca de un millonario paisa,
escuchaban a todo volumen marchas militares, organizaban eventos de tiro al
blanco, y jornadas de campaña militar entre dos bandos. En la finca había un
cuarto con una caleta atiborrada de armas militares, de mapas de Alemania,
diversas ediciones de Mi lucha de
Hitler que era leída y analizada como una nueva Biblia, también era posible oír
una completa colección de marchas de música militar y aparatos para
escucharlas, así como beber cajas de cerveza importada de Bremen, de vinos y de
banderas, y por supuesto, de uniformes, alfombras y banderas del Tercer Reich
que ocupaba a sus adeptos hasta la médula de sus magras intenciones de ver
algún día al propio Furher paseando en un descapotable por las calles de la
Villa. Todos allí vestidos en esa suerte de actuación para un teatro portátil
con ropa militar, uniformes de la SS.
El Detective 100, desagradecido y procaz, no le bastaron las atenciones del
cónsul y gerente del Banco Alemán-Antioqueño, Reinhard Gundlach, sino que lo
delató por su otro rol de propagandista, ya que impartía la distribución de
libelos nazis, impresos en la Tipografía Mercurio. Además, había diseñado una
red militante que incluía algunos cerveceros, comerciantes e industriales
farmacéuticos. También denunció a Fred Hansky dueño del Restaurante Bavaria,
donde acudía a almorzar. Debido a esta incertidumbre en 1942 el Banco Alemán
Antioqueño cambiaría de nombre, puro maquillaje, para llamarse Banco Comercial
Antioqueño. Los patronales paisas que habían invitado a los alemanes a fundar
este banco, no querían perder sus inversiones debido a la guerra; en los
negocios los amigos no existen.
Pero el otro rostro del Hotel Continental, en 1942, aparece en la prensa en
anuncios donde se indica a los choferes que cuando llegue un turista los lleve
al Hotel Continental, que ofrece sus bueno servicios…. Este ya es administrado
por su nuevo propietario Luis Gómez T., que trabajaría unos 52 años en el
sector del turismo hasta poseer una de las más afamadas agencias en Medellín.
Don Luis, emprendedor desde joven, fue profesor de baile para las debutantes en
sociedad, también fue actor de teatro. En los años 30, con la guía de un
sacerdote organizó visitas religiosas en camiones por la ardua geografía de un
país con pésimas carreteras, a Chiquinquirá, a Las Lajas, a Zipaquirá. Visitas
piadosas conformadas hasta por trescientas mujeres que viajaban desde la
piadosa Antioquia a sitios piadosos para prolongar su fe en el resto del país.
Al costado que da por la Avenida Primero de Mayo, en el cuerpo del edificio,
hay un almacén ya en funcionamiento con un nombre encantador, Almacén de
Colores, que se presta para cualquier ensoñación.
Luis Gómez Tirado, también fue gerente del Expreso Ribón, que despachaba
encomiendas y mercancía en mulas, balsas y automotores entre la Costa Atlántica
y Medellín, asimismo se encargaría en 1935 de llevar hasta Buenaventura el
cadáver de Gardel. Luego creó y dirigió su propia
compañía Expreso Antioquia. Además, fue el interventor durante la construcción
de la plaza de toros La Macarena. Fue pionero de las agencias de viajes,
creando la suya en 1946, llamada, Turismo y Espectáculos Colombia. En 1948
organiza un proyecto más ambicioso con otro sacerdote, como guía de excursiones
a Europa y a Tierra Santa con estos peregrinos paseadores, aún más piadosos y
fiesteros de la Villa.
En 1944 se organiza un evento a nivel nacional de mucho
fuste, la Exposición Nacional de Medellín, donde se invita a participar a todas
las industrias de la más diversa índole, ya sea manufacturera, agraria,
ganadera o artística. Don Luis Gómez T., no solo ofrecía en su hotel la
alimentación, su hospedaje sin subir los precios, sino que en el segundo piso
del teatro Avenida dirigía la Oficina de alojamiento, centralizada en atender a
las personas en cuanto a la consecución de hospedaje, y a recibirlos en la
Estación Central del Ferrocarril. Esta oficina transitoria era dependiente del director
de la exposición. Previsores, para explorar un evento de magnitud mayor y para
aprender a implementar el renglón del turismo como actividad rentable, habían
comprado colchones, sábanas, cobijas, implementos de cocina para atender bien a
la posible avalancha de turistas. Todo este menaje para que las diversas
pensiones, hoteles, casas de familia, colegios, incluso la Universidad de
Antioquia, se alinearan con un objetivo primordial, atender de una manera
plausible a los visitantes. No solo los acogerían, sino que debían ofrecer los
precios adecuados para el buen nombre de la ciudad. De ahí que don Luis Gómez
T., el hombre de las excursiones religiosas sea el encargado de esta labor.
Estos apuntes son solo esbozos recogidos, puntuales, con
detalle de esa historia a la mano que se deslíe ante nuestra indiferencia, ya
que cada uno de esos edificios, cada calle, cada parque, cada anuncio
comercial, cada aviso político, cada acera, cada fachada, y sobre todo,
aquellas personas relevantes que lo habitaron, son los sinónimos de una ciudad
que ha mantenido su pulso, y ante la cual pasamos de una manera impasible. De
ahí que la historia devuelva, algunos momentos, ya que lo demás, la valiosa vida
cotidiana se disuelve en el olvido como eje fundamental de una ciudad, que vive
su presente eterno, fugaz y vacuo, como señala Luis Fernando González.
Ahora he caminado sobre recuerdos, historias, datos,
memorias ajenas pero recobradas en los libros y en los diarios que entregaron
su presente en noticias que luego fueron sepultadas por otras noticias en ese
maelstrom del tiempo que da sentido a la vida, al definir y mirar uno de estos
edificios de la ciudad, de Medellín, que no posee una arquitectura que
lo dignifique debido a esa reforma que le cambió la
fachada en los años 40, a lo mejor porque se parecía al de la Droguería Aliadas
en Carabobo con sus dos torretas en ladrillo desnudo incrustadas en la fachada,
a la Droguería Bedout en la calle Boyacá y muy cercano al del Teatro Metro
Avenida. Solo he logrado arrebatar al fuego fatuo del abandono algunos eventos
que ya he contado.
Ya en los años, de 1972, mi afición a la lectura me llevó
a este edificio, a su tercer piso, buscando una edicion de libros de economía,
allí en lo que podría ser una librería, pero solo era un salón que parecía que
apenas lo adecuaban, encontré un señor bajito de anteojos, que era el
administrador y vendedor a la vez, que más tarde supe que era Walter Correa,
también curador de arte, que salía con el poeta Amílkar U., provocadores, en la
década de los 60 por las calles de Medellín, vestidos de sotana negra como
sacerdotes lujuriosos y contentos. Este lugar era la sede de la Oveja Negra,
cuyo primer logo, lo realizó el poeta Luis González de Guzmán. Aquella
editorial se erigía como centro de atención en las universidades al publicar y
vender libros sobre crítica a la sociedad en un intento de crear otros espacios
de discusión.
En Medellín con la creación de la Oveja Negra debido a
Moisés Melo, Jorge Orlando Melo, Gloria Mercedes Arango y José Fernando Ocampo,
se crearon otras editoriales llamadas rebeldes como El Tigre de Papel, Zeta,
Tiempo Crítico, La Carreta, Cuadernos de Teoría y Práctica, El Tigre de Amalfi,
y en Bogotá nada menos que Estrategia, La Soga al Cuello, Círculo Rojo, Margen
Izquierda y Sihuasinza. Un éxito editorial les da nombradía, Estudios sobreEl subdesarrollo colombiano de Mario Arrubla.
Pero hablaba era de la Oveja Negra, de su publicación de
libros que no se vendían en las librerías tradicionales sino en las
universidades que tenían un público de comer, beber, soñar con textos del
marxismo como lo último en guarachas. Luego, la editorial Oveja Negra fue
dirigida en Bogotá por José Vicente Kataraín y tomó otros rumbos: la
literatura, así como a editar a García Márquez.
También en su segundo piso existieron oficinas de
abogados, y además otra editorial, El Camello, dirigida por Jorge Salazar, sus
amigos le decían Jorge cuentos chinos, yaque hablaba de Mao todo los días, vendía libros extranjeros de izquierda,
chinos y rusos. En su rudeza ideológica perseveraba en contra del abuso de la plusvalía
por parte de empresarios, y en contra de la propiedad privada. Pero Jorge era
sabio, astuto y directo, comía de los libros
de izquierda, pero amaba el capitalismo.
Pero si algo distingue este edificio es destacar la
existencia de la Librería Continental, la de más peso y renombre en la ciudad.
Esta librería había deambulado por Maracaibo con Junín y en Junín cerca a La
Playa y recalaría aquí, en este edificio, en la década del 50. Total, entré,
entramos a ese sancta sanctórum a buscar libros, así en general, pero el que
buscaba era TTT de Cabrera Infante que me había infectado por su alegría en las
calles y lugares de La Habana, y eso sí al entrar vi filas de estantes, de
libros y libros, quería leerlos todos. Si en las bibliotecas sobre todo en la
Piloto y en Comfenalco de La Playa los prestaba durante unos días, aquí en la
librería los compraba, eran míos, y podía subrayarlos, y volver a ellos en esas
noches estivales cuando eran esa compañía que quevediana desde los estantes.
Y como no decirlo, Miller, Proust, Caín, Joyce, Adorno,
Benjamín, Borges, Ruiz Gómez, todo el nadaísmo, torció mi camino hacia la vida
desde esta librería, lejos de los textos militantes, feroces, pesados,
aburridos. Pero la Librería Continental que merece un capítulo aparte debido a
su valoración, me abría otro camino, aquel cercano a la biblioteca familiar.
Algo es cierto, esta librería le dio lustre a este lugar, a este edificio, y,
además, era un punto de referencia en el Centro, cuando este era decente, ha
permitido educar varias generaciones de lectores, que como transeúntes pasamos
por las páginas de sus libros, explorando mundos, universos paralelos, y eso sí
esas geografías ocultas a las cuales no accederemos. Pero sí al Almacén
Oduperly en el costado de la Avenida Primero de Mayo donde llegué a comprar
rollos en blanco y negro, así como llevar a revelar rollos a colores o a que me
realizaran ampliaciones para algunas fotografías para uno de mis libros. Pero
toda esa historia que le da estatus a este edificio desde diversas ópticas ha
sido mancillada ya que es este local de la Librería Continental, existe ahora
nada menos que el Parqueadero Continental como la máxima expresión la cultura paisa,
de ese Medellout al desgaire, como afirma Néstor López, anteponiéndolo al
Medellín que se expande hacia el sur en esa línea divisoria que tiene como
punto límite La Alpujarra, que delimita dos ciudades nunca a la manera de
Dickens.
Aquí, una noche, llegué a este edificio, santuario de los
libros, y conocí un lugar, era un sótano en el cual existía una taberna a media
luz, es decir cuando me refiero a media luz como en el tango, a media luz los
dos, entré aquí con una mujer de color, como se dice hora con la fachada woke,
en realidad una negra, bella, bellísima que había encontrado en la parada de
los buses por la calle Colombia y aquí recalamos.El sitio era una taberna donde se podía beber
y bailar. Y eso sí conversar y escucharla. Ella era guerrillera en Apartadó y
como que le daban un mes de descanso y le gustaba venir al escondido a Medellín
de rumba brava. No veía la hora de desmovilizarse, de huir, pero la pena
capital se la aplicaban y como según ella, no sabía hacer nada más, tocaba
proseguir en las filas con fillat militar y rifle y mochila en el hombro. Ahora
en esta noche era una mujer diferente, llena de vida, con expectativas en la
ciudad y en sus calles y, sobre todo en sus noches. De verdad el rato fue
agradable y ya la llevaba a otra dehesa lejos de la militancia, cuando me anotó
el teléfono para decirme, hablamos mañana, que tenía una cita en el Bar
Atlántico, allá en San Juan con Bolívar. Esquina de fiesta de morenos, la vi
con sus jeans azules, su risa blanca su blusa verde olivo, y ese su cuerpo, su
cuerpo fino, tostado, viendo subir las escalas y desde la esquina de la Avenida
Primero de Mayo con Palacé, estamparme otro beso, y
así, verla cruzar la calle hacia el Parque de Berrío, hacia El Atlántico, no
hacia el olvido, sino hasta la mañana.
La dinámica citadina sigue su marcha, el Centro adquiere una
fisonomía diferente en su interior, ante el hacinamiento que prosigue. Su caída
espiritual prosigue, ya sin emisoras, sin teatros, sin librerías, sino con
parqueaderos y Todo a 1000, y ante el hampa que araña cada calle, cada fachada e
incluso la noche misma.
El 14 de agosto del 2009 fue asesinado el empresario de
chance Argemiro Salazar a las 3:50 de la tarde, cuando llegó a revisar las actividades
cotidianas en el Hotel Continental. Él se transportaba, sin escoltas, en un Toyota
Prado blindado. Antes de bajarse, fue obstruido por un Renault blanco que lo
seguía, del cual se bajaron dos sicarios. Añade el informe de El Colombiano: “Un empleado de seguridad
del hotel y el celador de la cuadra corrieron para auxiliarlo, y fueron repelidos
por los tiros de los agresores. El empleado recibió un balazo en la parte baja
de la espalda, pero sobrevivió. Fue llevado a la clínica, mas no fue posible
salvarlo.
14 de agosto de 2009, Argemiro Salazar, el nuevo
propietario del Hotel Continental, fue asesinado a las 3:50 p.m. al llegar al
establecimiento para supervisar las actividades diarias. Salazar se desplazaba
sin escoltas en un Toyota Prado blindado.
El empresario poseía negocios de hotelería, parqueaderos,
bares, venta y compra de propiedades, institutos de capacitación laboral y
juegos de azar. Muchos de ellos ubicados en el Centro. En el negocio del chance
se hizo popular y en la actualidad era accionista de la empresa Gana S.A., que
lidera esta actividad de manera legal en la región”.
En la actualidad en el Hotel Continental opera en los pisos
superiores un centro de protección para ancianos regentado por el municipio de Medellín.
Hoy, en este febrero del 2025, el desenlace de este
meritorio punto de encuentro, y sobre todo, de referencia poco a poco es
abandonado, por supuesto queda una ciudad desconocida en su interior, aparentemente
sin historia, y así, sin apropiación. Los baratillos carcomen el primer piso
del Edificio Continental, como colmenas depravadas, y así mismo esa pintura
crema y rojo, ¿Graniplast?, da la impresión, mejor la certeza de un retoque
fatuo a la fachada que lo deprecia. Pero ahí está su historia Medellín, tan indeleble,
tan perenne, tan contradictoria.