domingo, 19 de octubre de 2025

NIETZSCHE. ENCUENTRO DE LA PSICOLOGÍA A TRAVÉS DE LA LITERATURA / Faber Alzate

 


NIETZSCHE. ENCUENTRO DE LA PSICOLOGÍA A TRAVÉS DE LA LITERATURA

 

                                                                                         Faber Alzate

 

Las alusiones de Nietzsche a la psicología parten de las pretensiones de ciertos individuos en este dominio, de la puesta en punto de la psicología que él reclama, de la falta de requerimientos psicológicos de Alemania y aun de Europa, a excepción del pueblo francés, pues “Los psicólogos de Francia - ¿y en qué otro lugar existen hoy psicólogos?-” (Nietzsche, 1886/2016, Obras completas, Vol. IV, Más allá del bien y del mal, p.381); psicólogos franceses que avizora en el campo de la literatura. Allí Stendhal ejercen su influjo, su determinación, aunque el ruso Fiòdor Dostoievski es también ejemplar. Ambos son considerados por Nietzsche, psicólogos; ellos son los que representan el tipo de psicólogo, digamos, más logrados para él, aunque Nietzsche no deja de hacer mención a ciertos psicólogos franceses, así encontramos:

 

No atisbo en absoluto en qué siglo de la historia se podría pescar de una sola vez a psicólogos tan curiosos y a la vez tan delicados como en el París actual: nombro a modo de ejemplos — puesto que su número no es nada pequeño — a los señores Paul Bourget, Pierre Loti, Gyp, Meilhac, Anatole France, Jules Lemaître, o, para destacar a uno de la raza fuerte, a un auténtico latino, al que aprecio de modo especial, Guy de Maupassant. (1908/2016, Obras completas, Vol. IV, Ecce homo, pp. 800-801)

 

¡Qué es lo que ve Nietzsche en ellos? ¿Qué es lo característico en estos escritores que lleva a presentarlos como psicólogos, curiosos y delicados? De manera general, se nos dice que “todos los autores citados en Ecce Homo ven en la novela el instrumento privilegiado de investigaciones psicológicas” (Campioni, 2000. p.213). Paul Bourget, Pierre Loti, Anatole Frances, Jules Lemaitre, Henri Meilhac, Guy Maupassant son literatos o novelistas, adelantan escritos literarios y, a su vez, hacen análisis psicológico; -se sabe que Gyp fue una novelista cuyo nombre sería Gabrielle Sybille Aimée…-. En suma, en la práctica hacen parte del campo literario, adelantan ejercicios psicológicos y se adentran en el mundo de lo humano, del alma humana. De allí, que para Nietzsche asuman el carácter de psicólogos.  

De Bourget, con quien Nietzsche se sintió próximo, se conoce que fue un novelista y crítico literario, influenciado por Stendhal, escribió ensayos, novelas y otros géneros literarios, y en el decenio de 1880 dos textos o volúmenes que tenían el nombre de psicología: Essais de psychologie contemporaine (1883) y Nouveaux essais de psychologie contemporaine (1885); este último se encontró en la biblioteca póstuma de Nietzsche en Weimar; ambos textos fueron objeto de lectura por él. Los dos volúmenes abarcan diez estudios que Bourget publicó hacia 1880 en la Nouvelle Revue[1]. En el volumen de1885 Bourget expresa acerca de la tesis que subyace en ellos, donde se mirar los estados del alma y cómo estos se encuentran de alguna manera en la generación anterior, en una suerte de herencia con modificaciones de los que llegan luego -nuevas generaciones-, a partir de sus experiencias y vivencias, por lo cual “Les œuvres de littérature et d'art sont le plus puissant moyen de transmission de cet héritage psychologique. Il y a donc lieu d'étudier ces œuvres en tant qu'éducafrices des esprits et des cœurs”[2] (Bourget, 1885/2011, p. II).

Su psicología trata de mirar estados del alma presentes ya en el campo de la literatura, en sus ensayos y sus novelas, dar cuenta de estos estados o movimientos interiores a partir del autor, los personajes y la atmosfera de la época. Su análisis psicológico trata de mirar el fondo, lo que subyace allí en ellos, en sus obras. Nietzsche fue un leyente de Bourget, del cual también tuvo en sus manos Un crimen de Amor (1892); además, pensó que éste sería un buen traductor de sus textos al francés. La misma noción de decadencia expuesta en Ensayos de psicología contemporánea comportó gran fuerza en Nietzsche, en los análisis sobre su época.

 

Con Pierre Loti sucede otro tanto, sin embargo, de él no se encontró texto alguno en la biblioteca de Nietzsche ni mención en su correspondencia, y solo una anotación de Pescadores de Islandia (1886), aunque se presume que pudo haber leído algunos de sus libros o parte de ellos, es el caso deAziyadé, Le mariage de Loti y Le roman d'un spahi”; mas no hay certeza al respecto como bien lo propone Jean-Pierre Dumond (2021). Ahora, si Nietzsche alude a Loti en el decenio de 1880, éste último solo descubre a Nietzsche a finales de la primera guerra mundial, en una edad muy avanzada, esto es, a los 68 años. En Loti existiría cierta habilidad en adentrarse en las profundidades de lo humanos, en sus emociones y sentimientos, en dar cuenta del mundo interior de los seres humanos, lo cual se puede observar en Pescador de Islandia (1886) y en Aziyadé (1879); textos en los cuales los sentimientos y las pasiones de sus personajes, y de sí mismos, se ven expuestas. Se trata de adentrarse en las profundidades, en las configuraciones o estados emocionales lo que es característico de su labor literaria, psicológica. Además, Loti comporta ciertos rasgos afines a Nietzsche, en lo que se refiere a dios, la moral y a la tradiciòn y otros aspectos que bien lo señala Dumond en su artìculo (2021). Nietzsche, precisamente, piensa que la psicología ha estado opacada por la moral, la cual limita, oculta e impide la comprensión de la “naturaleza humana”. Con todo, hay una distancia grande entre Nietzsche y Loti.

 

Lo anterior para destacar aspectos característicos de Bourget y de Loti, a quienes Nietzsche alude en primer lugar en Ecce Homo (1908)[3], y posiciona en tanto psicólogos -o quienes agencian una especie de “novela de análisis”-. Se tiene, entonces, cierto reconocimiento que de alguna manera les hace Nietzsche. No obstante, el influjo de escritores del campo de la literatura no se reduce, de manera primera, a ellos; habrá otros escritores que ejercen su influjo y determinación.

 

Así, se tiene que Nietzsche fue un lector de Dostoievski; que de éste leyó varias de sus obras, aunque no se encontró texto alguno en su Biblioteca de Weimar. Claro, se sabe que abordó Memorias del subsuelo, Humillados y ofendidos, La casa de los muertos, Crimen y castigo, El idiota, Los demonios, y que reconoció a Dostoievski como un artista, pero así mismo como un psicólogo; un psicólogo al que hubo de aprenderle: “…Dostoievski, el único psicólogo, dicho sea de paso, del que he tenido algo que aprender: forma parte de las suertes más bellas de mi vida, más todavía incluso que el descubrimiento de Stendhal” (Nietzsche, Obras completas, Vol. IV, Crepúsculo de los ídolos, 1889/2016, p.681). Dostoievski es reconocido por Nietzsche como psicólogo, y del cual se establecen beneficios. El nombre y la lectura de Dostoievski data de finales de sus años de filósofo errante; en una de sus cartas a Peter Gast hace mención a 1887, aunque deja observar una alusión antes a Frank Overbeck[4] o a Heinrich Köselitz[5], y en 1888  en  Ecce Homo  y El crepúsculo de los ídolos aparecen otras referencias, o aún, en el prólogo de la segunda edición de finales de 1886 de Aurora aparece la utilización del término subterráneo, el cual daría cuenta del texto de Memorias del subsuelo de Fedor Dostoievski,- texto que encuentra en una tienda de libros- o, al menos, una parte de El espíritu subterraneo[6]. En si, prevalece en Nietzsche alusiones a Dostoievski como psicólogo en la correspondencia y en sus escritos. Hay un carácter afirmativo de su agenciamiento psicológico en el campo de la literatura; una suerte de literatura psicológica avizorada en él.

 

Asimismo, en un querer situar la relación de Nietzsche con la psicología a través de la literatura, habría que hacer mención, necesariamente, a Sthendal de quien dirá que es el “último psicólogo grande de Francia”. La relación con Stendhal data, entonces, de una época anterior a la de Dostoievski, pudiendo encontrarse alusiones en Más allá del bien y del mal; igualmente, en la correspondencia Nietzscheana se reconoce a Stendhal y luego Dostoievski en sus dimensiones de temporalidad, o si se quiere ser más precisos, mientras Dostoievski irrumpe a finales de 1886, Stendhal lo hará en 1879, cuando tenía 35 años, incluso dos años antes[7]. Empero, lo importante es que ambos autores aparecen en la vida de Nietzsche a partir del resultado de un encuentro; un encuentro que comporta el azar: “Con Dostoievsky me pasó como antes con Stendhal: el contacto más casual, un libro que se hojea en una librería, desconocido hasta el nombre — y el instinto que de pronto dice que allí se ha encontrado un pariente [un espíritu afín](Nietzsche, 2012, Correspondencia, Vol. V, p. 280). Nietzsche efectuará con estos novelistas un descubrimiento y, por lo mismo, una habilitación de la agudeza de sus observaciones, con la particularidad de reconocer en ellos el buen tono del psicólogo.

 

 En la obra de Nietzsche se pueden encontrar referencias que remiten a textos Del amor, Rojo y negro, -Roma, Nápoles y Florencia-, Correspondencia inédita. Éste no ahorrará desde Más allá del bien y del mal, mención a Stendhal. En ese texto, por ejemplo, reconoce, entre otras cosas, “un valor inapreciable por su psicología anticipadora” y habla de él como “el último psicólogo grande”; en La genealogía de la moral, lo coloca en un combate con Kant sobre lo bello; en Ecce homo señalará el desconocimiento de los profesores alemanes del psicólogo Stendhal; mas en El crepúsculo de los ídolos, Dostoievski ha reemplazado Stendhal, el brillante ruso ha opacado, relegado, al célebre francés, pues Nietzsche dirá, citado arriba, que Dostoievski ha sido “el único psicólogo […] del que he tenido algo que aprender” (Nietzsche, 1889/2016, Obras completas, Vol. IV, p. 681), siendo más importante que la relación con la obra de Stendhal. Este giro muy bien puede llevar a restar importancia a las contribuciones de Stendhal en la vida de Nietzsche, sobre todo cuando se fragmenta su obra. De todos modos, si Nietzsche menciona a Dostoievski en su obra final, como el único psicólogo del cual ha aprendido algo, habría necesariamente que aludir, igualmente, a Stendhal. Nietzsche le “debe” aquí a Dostoievski, pero también, de alguna manera, al mismo pensador francés. Hay, pues, un encuentro en Nietzsche con la psicología a través de la literatura; un encuentro en el que, si bien reconoce a varios autores, no sería abrupto el decir que Dostoievski, Stendhal, en cierta medida Rochefoucauld[8], referentes primeros, y, bueno, aquellos novelistas mencionados ya, ocupan un lugar capital en esa mediación de la literatura, en tanto posibilidad de avizoramiento del ámbito psicológico. He allí, una paradoja. ¿Por qué es preciso situar a Stendhal y a Dostoievski en tal ámbito? ¿Por qué estos escritores, esos literatos, se pueden considerar psicólogos? Ya se ha adelantado algo, pero insistamos puesto que la respuesta a ello es importante en la comprensión de la psicología nietzscheana, en su filosofía psicológica. Miremos al respecto.

 

En este campo de la literatura, Nietzsche asume su posición, no por Shakespeare -el cual  tuvo la oportunidad de leer en sus años de juventud, siendo en el Instituto de Pforta donde ya había tenido contacto con él-, sino, entonces, por Stendhal y Dostoievski, y demás novelistas franceses. Pero, ¿No es precisamente Shakespeare ese escritor que escarba, que se mueve en el hombre, en sus pasiones? ¿Qué aguza sus sentidos y mira los apetitos, las apetencias de los hombres, y las pone a jugar en sus personajes? ¿No es Shakespeare portador de una mirada psicológica? Muy probablemente, sin embargo Nietzsche no se identifica con él; no lo siente como un ideal a seguir. Los valores que sitúa Shakespeare en su obra se presentan en contraposición de la afirmación de la vida, de la vida ascendente; asunto que tanto preocupa a Nietzsche. El Rey Lear (1608), por ejemplo, que se considera su obra más lograda, representa la negación de la elevación de un grado  mayor en el hombre; los aspectos que en un comienzo identifican y determinan a Lear se verán desdibujados al final de su obra; así mismo, lo que representa Cordelia, no obstante su trágico desenlace, o mejor, gracias a el; y aún, en otra de sus obras, el personaje Hamlet, con su dilema de ser o no ser: “…la cuestión, de si no ser es mejor que ser, es ya, por sí misma, una enfermedad, un signo de declive,  una idiosincrasia” (Nietzsche, 1996,Voluntad de poderío, p. 48). La afirmación y determinación activa de las fuerzas es fundamental para éste; allí descansa su proyecto, su agenciamiento para la humanidad.

 

Así mismo, es de establecer que en uno de los últimos textos de Nietzsche como es Ecce Homo hay un cierto silencio frente a Dostovyeski, de aquel que dijo que era el único psicólogo de quien había aprendido, pues no lo referencia y sí a otros novelistas. Así, en el apartado Por qué soy tan inteligente, a la hora de hablar de ciertas necesidades, de no cometer un desacierto enuncia acerca de la recreación, donde la lectura ocupa un lugar determinante, la cual, a su vez, “lo libera de sí, y lo recrea de su seriedad”; en ese apartado alude al influjo de grandes autores y a “…libros agradables. Ingeniosos, ¡inteligentes!”, mas no aparece Dostoievski y si varios autores franceses, citados arriba, y el mismo Stendhal, “uno de los más bellos azares de mi vida” y quien poseería un “anticipador ojo de psicólogo, con su garra para los hechos” (Obras completas, 1908/2016, Vol. IV, Ecce Homo, p. 801), con lo cual vuelve a posicionar a Stendhal en su lugar de determinación y reconocimiento. Quizás se podría ver allí el influjo de Georges Brandes, así lo insinúa Stellino (2007), quien atribuye a Dostoievski, fuera de otros caracteres, ser portador de una moral de esclavo: “Es un gran poeta, pero una criatura abominable, bastante cristiano en sus emociones y, al mismo tiempo, bastante sádico. Toda su moral es lo que tú has bautizado como moral de esclavo” (Brandes, 1914, p.72)[9]; días antes éste le había señalado que Sören Kierkegaard era uno de los psicólogos “más profundos que ha existido”.  La respuesta de Nietzsche a George Brandes el 20 de noviembre de 1888 reafirma su reconocimiento: “Acepto de manera incondicional sus palabras sobre Dostoievski; yo lo valoro, por otra parte, como el material psicológico más valioso que conozco, — le estoy agradecido de una manera admirable, por mucho que vaya siempre contra mis instintos más básicos” (Nietzsche, 2012, Correspondencia, Vol. VI, p. 298).  Con todo, se abre, a lo mejor, el distanciamiento comprensible frente a Dostoievski, como lo fuera con Shakespeare, comportando un mayor peso lo que éste representa que la misma observación psicológica, aun cuando no se deje observar en esa correspondencia; un mayor peso al escote que a la mirada. Bien puede reconocerse en Dostoievski la capacidad analítica crítica, psicológica, para adentrarse en los confines del alma, mas su manera de estar en el mundo, su posición frente a la vida, no es, digamos, un ejemplo a seguir; no es lo que Nietzsche esperaría del hombre, de los seres humanos; éste no hará parte de su estirpe. El proyecto nietzscheano no descansa, tampoco, en los hombros de Dostoievski, ni siquiera se insinúa una tenue configuración; no se perfila en él, aun cuando la observación psicológica lo caracterice.

 

Sea lo que fuere, no es suficiente para Nietzsche, en el proceso de identificación, el hurgar en los bajos fondos, esto es, en los recovecos del alma, sino que se hace necesario mirar el escote que cada cual lleva; pues el hombre objetivo, nos dice éste, no es un modelo que se deba seguir y ese escote, debe mirarse de cara a la vida; lo mismo vale para otro tipo de hombres o sujetos. El psicólogo nietzscheano será un “militante”, es decir, un individuo henchido de esperanzas, un individuo para quien la vida es el referente de lo que emprende, de sus empresas, de su gran caza. Adentrarse en el alma es parte de su empeño. Allí ve, entonces. “a diestros tiradores, que tocan siempre el centro, pero el centro de la naturaleza humana”. Y bueno, hay algo más que la mera caza o, al menos, debería de haberlo.

 

Que el alma es una noción muy genérica, que con ello se está en las preocupaciones iniciales del mundo antiguo, del mundo griego y de las tradiciones que le siguen, es algo que muy bien puede salir al paso. Mas el hecho de optar por algo activo ya marca distancia, y cuando Nietzsche escoge la noción de alma situándola como un término que campea en la historia, está pensando en otra configuración que las que se han enseñoreado de ella. El alma no desaparece del horizonte nietzscheano, simplemente asume una connotación o un sentido diferente; él no cree en su carácter trascendental, metafísico, que las religiones o algunas filosofías le han dado. A esta mistificación Nietzsche la llama “atomismo anímico” y su crítica irá dirigida a develar tal pretensión; igualmente, establecerá líneas que dejan percibir la nueva configuración que asume en él: “«Soy cuerpo y alma» — así habla el niño. ¿Y por qué no habría que hablar como los niños? […]  Pero el despierto, el sabio dice: solo soy cuerpo y nada más; y el alma es solo una palabra para un algo que hay en el cuerpo” (Nietzsche, 1883-84/2016, Obras completas, Vol. IV, Así Habló Zaratustra, p.88). El alma, en tanto hace parte del cuerpo o es cuerpo, el alma como pluralidad de afectos mortales y aún, el individuo en tanto pluralidad de almas mortales. He ahí, la manera en que Nietzsche pretende acceder al alma, para que ésta no rebote al trasmundo, y para escabullirse a los sentidos dualistas en los cuales ha devenido. Un psicólogo muy bien se puede mover en ella y establecer su dominio; hacerla su botín, su gran caza:

 

El alma humana y sus límites, la extensión de las experiencias interiores del ser humano hasta ahora alcanzada, las alturas, profundidades y distancias de dichas

experiencias,  toda  la historia precedente del  alma y sus posibilidades  todavía

inagotables: he aquí el territorio de caza predestinado para un psicólogo innato

y amigo de la «caza mayor». (1886/2016, Obras completas, Vol. IV, Más allá

del bien y del mal, p.328)

 

El alma es parte de las empresas a las cuales está abocado el psicólogo en Nietzsche; ese psicólogo del siglo XIX y, aún, el psicólogo del presente y del futuro. Por tanto, la psicología nietzscheana establecerá su injerencia en ese dominio. Que Kant sea un mediocre psicólogo, que Shakespeare no sea asumido en tanto ideal, que Dostoievski vaya siendo reconocido como alguien que va en contra de sus instintos más hondos, es algo que liga este dominio de la psicología con el carácter activo, militante, que exige en rigor Nietzsche para ésta. Nietzsche en su texto Ecce homo menciona un acontecimiento sumamente relevante: “¿Quién, antes de mí, ha sido, entre los filósofos, psicólogo y no más bien lo contrario, «charlatán superior», «idealista»? Antes de mí no ha habido en absoluto psicología. — Ser aquí el primero puede resultar una maldición; en cualquier caso, es un destino...” (1908/2016, Obras completas, Vol. IV, Ecce Homo, pp. 856-857). Esto muy bien puede sonar algo sumamente pretencioso, o si se quiere, según se diagnosticaba ligeramente en los miércoles psicoanalíticos en tiempos de Freud, a megalomanía. Ecce homo sería un texto en el que predominaría este tema; su mismo compendio ya era ilustrativo (Por qué soy tan sabio. Por qué soy tan listo. Por qué escribo tan buenos libros. Por qué soy una fatalidad), empero, habría que darle todo su alcance al agenciamiento psicológico que se reclama allí, pues la psicología, como él la concibe, no había sido ni siquiera agarrada de las orejas y, ello aún, de haber habilitado a Dostoievski y Stendhal en este terreno; y es que  Nietzsche, aunque reconoce el valor de estos en relación a lo que sería la observación psicológica,  no espera a tales pensadores para ejercer su análisis psicológico, para situarse en los recovecos del alma y habilitar tal dominio. Que en todas sus obras se encuentre el arte y el análisis psicológico, a excepción de las dos últimas intempestivas, esto es, Schopenhauer como educador (1874) y Richard Wagner en Bayreuth (1876) apunta ya a concebir ello. Nietzsche tampoco dudará en afirmarse, en autoproclamarse, psicólogo. Encontramos alusiones al respecto, sobre todo, a partir de Humano, demasiado humano I, y de allí en Más allá del bien y del mal, en La genealogía de la moral, en Ecce homo, en La voluntad de poder. En fin, existe una identificación de Nietzsche con la psicología que a él le gusta situar, le gusta recalcar. Que la psicología no haya existido antes de Nietzsche, no quiere decir que no se haya llevado a cabo análisis o desarrollo sobre el alma, sobre sus facultades, en épocas anteriores. Y si esto se ha dado, entonces, ¿Qué entiende Nietzsche por psicología? ¿Cómo concibe Nietzsche la psicología? El hecho que se hubiera presentado estudios sobre las facultades del alma, no implica la irrupción de la psicología en tanto dominio específico y autónomo. Con Nietzsche se ha mencionado su dominio y en cierta forma el combate por la vida, pero aquí se hace necesario señalar un parágrafo muy diciente, que ya se ha situado del texto Más allá del bien y del mal en él cuál introduce propiamente el carácter de la psicología que el trata de establecer y en éste concibe Nietzsche la psicología “como morfología y doctrina de la evolución de la voluntad de poder” (1888/2016, Obras completas, Vol. IV p. 312). Ahí se tiene lo característico, la especificidad de la psicología que él insinúa a tener en la cuenta como agenciamiento y fuerza para la humanidad, la cual han tratado de dilucidar algunos teóricos en las postrimerías del siglo XX e inicios del siglo XXI. Es suma, la literatura potencia en Nietzsche la irrupción de una psicología, no concebida hasta su momento, de la cual espera que determine a la humanidad. Y allí ya nos encontramos en otro registro, menos en el registro de la literatura que el de la filosofía; nos encontramos ya en una suerte de filosofía psicológica. 

 

 

Referencias

Bourget, P. (1920). Essais de psychologie contemporaine. https://dn790000.ca.archive.org/0/items/essaisdepsychol01bour/essaisdepsychol01bour.pdf

----- (2011). Nouveaux essais de psychologie contemporaine. file:///F:/Nietzsche,%20working/Bourget%20P/nouveauxessaisde00bour.pdf

Brandes, G. (1914). Frederich Nietzsche. https://www.gutenberg.org/files/47588/47588-h/47588-h.htm

Campioni, G. (2000). Nietzsche y la novela francesa de su época. file:///D:/NietzscheYLaNovelaFrancesaDeSuEpoca.pdf

Dostoievski, F. (1974). Memorias del subsuelo. Madrid: Jucar.

Dumond, J. P. (2021). Nietzsche y Loti. Et Viceversa. file:///D:/Nietzsche%20y%20Loti_files/ilovepdf_merged.pdf

Nietzsche, F. (2014). Obras completas, Vol. III. Madrid: Tecnos

----- (2016), Obras completas, Vol. IV. Madrid: Tecnos

----- (2012). Correspondencia, Vol. V. Madrid: Editorial Trota

----- (2012). Correspondencia, Vol. III. Madrid: Editorial Trota

----- (2012). Correspondencia, Vol. VI. Madrid: Editorial Trota

------ (1996). Voluntad de poderío. Madrid: Edaf

Loti, P. (1999). Pescador de Islandia]. file:///F:/Nietzsche,%20working/Loti%20P/Pescador_de_Islandia-Pierre_Loti.pdf

----- (1895). Aziyadé. file:///F:/Nietzsche,%20working/Loti%20P/Ayizad%C3%A9%201895.pdf

Stellino, P. (2007). El descubrimiento de Dostoievski por parte de Nietzsche. Dialnet-ElDescubrimientoDeDostoievskiPorParteDeNietzsche-2862977.pdf



[1] Revista literaria francesa establecida en 1879 donde escribían diversos intelectuales o autores sobre literatura, aunque también sobre otros ámbitos como la ciencia y la política. Su primer número salió en 1880.

[2] La traducción al español sería: “Las obras de literatura y arte son el medio más poderoso de transmisión de este legado psicológico. Por lo tanto, hay lugar para estudiar estas obras como educadoras de los espíritus y los corazones”.

[3] Se sabe que Nietzsche terminó de escribir Ecce Homo en noviembre de 1888, y que solo fue publicado en 1908 con censuras y sin el apartado “por qué soy tan sabio”.

[4] “¿Te he escrito sobre H. Taine? ¿Y que me encuentra infiniment suggestif? ¿Y sobre Dostoievsky?” (Carta a Obverbeck del 12 de febrero de 1987).

[5]  “¿Conoce a Dostoievsky? Fuera de Stendhal, nadie me ha dado tanto placer y sorprendido tanto: un psicólogo con el que «me entiendo»”. (Carta a Köselitz  del 13 de febrero de 1887).

[6] “De Dostoievsky, hasta hace pocas semanas, no conocía ni siquiera el nombre — ¡yo, hombre inculto que no lee ningún Journal! Un movimiento casual en una librería puso ante mis ojos la obra l’esprit souterrain” (carta a Oberbeck, 23 de febrero de 1887).

[7] Lo cual se observa en nota de los editores de la Correspondencia a carta Marie Baumgartner del 26 de enero de 1877: “Después de estos autores se ocuparon de Montaigne, La Rochefoucauld, Vauvenarges y la Bruyére (a propuesta de Rée) y de Stendhal…” (Correspondencia, 2012, Vol. III, p.426).

[8] La lectura de Rochefoucauld data del decenio de 1860, y su influjo está presente en Humano demasiado humano I, al igual que en otras de sus obras y, por supuesto, en su mismo pensamiento. Él se le presenta como uno de los “francotiradores" del alma, aquel que da cuenta de lo humano demasiado humano, por lo “que siempre da[n] en el punto más oscuro, pero aún más oscuro, de la naturaleza humana”; es un tirador con puntería infalible. La forma de expresión aforística es también característica de Rochefoucauld. Bien propone Nietzsche que la observación psicológica, la cual ve en Rochefoucauld, “forma parte de los medios para aliviar el peso de la vida, que el ejercicio de este arte proporciona presencia de espíritu en situaciones difíciles y distracción en un ambiente aburrido, que además pueden extraerse máximas a partir de los rasgos más espinosos y desagradables de la propia vida y sentirse así un poco mejor: todo esto se creía, se pensaba — en los siglos anteriores…” (Nietzsche, 1876/2014, Obras completas, Vol. III, Humano demasiado humano I, p. 94). Rochefoucauld bien sabía de ello allá en el siglo XVII, y Nietzsche lo afirma en su época.

 

[9] George Brandes era un intelectual danés reconocido, un filósofo, historiador y crítico literario que era profesor de la Universidad de Copenhague, y mostró interés por la obra de Nietzsche, un tanto afín a su pensamiento, y con quien tuvo correspondencia a partir de noviembre de 1887; Brandes llegó a impartir lecciones sobre la filosofía Nietzscheana en dicha universidad y adelantó un ensayo con el título de Radicalismo Aristocrático (1889) ); éste le había  señalado a Sören Kierkegaard como uno de los psicólogos “más profundos que ha existido”. Y dice Brandes: “Mi conexión personal con Nietzsche comenzó cuando me envió su libro, Más allá del bien y del mal. Lo leí, me causó una fuerte impresión, aunque no clara ni decidida, y no hice nada más al respecto, en primer lugar porque recibo demasiados libros a diario como para reconocerlos. Pero como al año siguiente el autor me envió La genealogía de la moral, y como este libro no solo era mucho más claro en sí mismo, sino que también arrojaba nueva luz sobre el anterior, le escribí a Nietzsche unas líneas de agradecimiento, lo que dio lugar a una correspondencia que se interrumpió trece meses después por el ataque de locura de Nietzsche.”  (Brandes, 1914, pp. 46-47).

 

Dos poemas de octubre / Santiago Serna Serna

 

Santiago Serna Serna


Dos poemas de octubre

Santiago Serna Serna

 

La libertad, sin embargo, es divina, pero nuestras vidas son muy cortas para saber esto. Lo más curioso es que a la gente no le agrada la libertad, le temen... lo extraño es que no hay motivo para temerle. En cambio, parecen amar la cárcel del orden, y viven pagando una muerte a cuotas muy cómodamente.

Quizás haya que perderse un poco más por las calles, no ir siempre por el mismo camino, saltarse las clases, ensuciarse un poco en el fango, caminar bajo la lluvia, alzar las velas cada día para hacerse a la vida,

Quizás haya que aprender a naufragar, ser el eterno aprendiz, quizás haya que saber de antemano que todos los relojes están equivocados y que habría que aprender a morirse.

Quizás la vida sea simplemente eso, como el agua entre las manos, se nos escapa.

También mis ojos toman su modesta comida cuando te miran y ven torrentes desbordados de cabellos, temblores de árboles como manos entrelazadas, en tus ojos los míos se detienen mientras me miras confundida, viendo otras cosas a través de mí pero mis ojos ven en tus labios desembocaduras, manantiales, y mi boca quiere decir algo pero se queda muda.

Tomo tu mano para perder tanta distancia, indago en tu cuerpo porque es la forma más rápida de amarte, la parte de la superficie y mis dedos caminan por tu piel, esos dedos que conocen el significado de tus lunares, son los caminos de la naciente geografía de tu cuerpo, pasan por la espesura de tu pelo, por la suavidad de tus manos, por la redondez de tu ombligo. Mis dedos se quejan de la ropa, terrible frontera que impide el libre tránsito por tu piel tersa. De cerca te miro, despacio, saboreando lo que el ojo deleitoso mira interrumpido solamente por un escaso parpadeo, mis ojos te beben. Ahora también reconozco tus olores, no solo los conozco, soy además una incesante evocación de ellos. Y entonces me olvido de mi y un arcano fuego me cobija, me convierte en un animal alado, tocó el sol de tu vientre y mi herida es mortal, ya no sé si caigo o floto al lado de las estrellas.

LOS DIAS DEL PORVENIR / Darío Ruiz Gómez

 

LOS DIAS DEL PORVENIR

 

Darío Ruiz Gómez

 



Cuando ya hace mucho tiempo acudíamos a la palabra porvenir era para referirnos a días que llegarían a nuestras vidas llenos de una alegría inconfesada ya que ante un presente hostil, sentíamos que estábamos a punto de estallar de impotencia e incluso habíamos sido capaces de la máxima perfidia, olvidarnos de Dios. ¿Cambiar el mundo o cambiar la vida? ¿Entonces a qué clase de futuro podríamos confiar nuestra esperanza de vivir en una realidad sin violencia, sin persecuciones? Las películas de Frank Capra en la década del cincuenta describían la realidad de las clases medias a punto de caer en la miseria, pero siempre al final los protagonistas escapaban de ese embrollo gracias a un optimismo vital cuando por encima de la desconfianza, la fraternidad de los vecinos, el amor de la familia se afirmaba en sus modestos valores de convivencia, igualmente un modesto camino hacia la alegría. Lean a Chesterton y comprobarán el poder de este optimismo en las pequeñas vidas, mientras en la tragedia, recuerden, el héroe termina siendo el perdedor, aquel que se estrella contra sus propios sueños, en la comedia el humilde héroe de la vida cotidiana, el más perfecto de los prójimos encuentra siempre una salida a los desmanes de la realidad y la familia, los amigos seguirán unidos hasta que aparezca la palabra Fin. La práctica de la bondad desarma al odio, a la maldad ya que es una virtud sin utilidad aparente en un mundo donde lo que desde el punto de vista no es rentable, ya no puede ser aceptado. Esos miles de obreros y empleadas, de trabajadoras que deben caminar durante horas para regresar a sus hogares ya que los terroristas han bloqueado el transporte que los llevaba al encuentro con la familia, nos recuerdan el valor de la fraternidad como respuesta a los violentos que propagan el caos incendiando vehículos, grafitiando las paredes de los edificios, a nombre de lo que paradójicamente constituye una causa justa. El uso de la violencia por parte de algunos funcionarios del Gobierno actual y con fines políticos es la demostración de que lo que lo que menos les interesa es la gente humilde.


Apareció este lunes en la primera página de “El Tiempo” edición digital y en mitad de la página un rutilante video con dos personajes que conversan. Al principio pensé que era una vieja propaganda de cigarrillos norteamericanos o una propaganda de moda masculina teniendo en cuenta el modelo, su corte de pelo. La afectada manera de mover las manos me permitió reconocer a Quintero el amado candidato de Petro. Busqué debajo de la imagen el letrero donde debería decir “Publicidad política pagada” y no lo encontré. No advertir la diferencia entre propaganda e información es engañar al lector que toma esta publicidad pagada como una información veraz. Implícitamente se supone que la ética periodística debería ser tenida en cuenta a la hora en que los Fake News, las verdades Postmodernas, comienzan a desplegarse y cuando inmensas sumas de dinero, se están invirtiendo en esta guerra de relatos, curiosamente no por los llamados Partidos de la Oposición sino por el Partido Comunista para entronizar como válido el engaño, la falacia ideológica, haciendo una indebida presión sobre la Registraduría, tal como lo estamos viendo al conseguir que se apruebe una consulta de candidatos de la “Izquierda” con un gasto inmoral. El Registrador Nacional ha agachado la cabeza al aceptar esta jugarreta pues cualquiera sabe que el Partido Comunista, el Polo, la Unión Patriótica son el Partido comunista y no Partidos diferentes y que el Pacto Histórico es un Partido Frankestein que no responde a ninguna de las condiciones que se exige a un Partido Político. Billete es lo que va a seguir siendo invertido en esta campaña en la cual la ética parece haber sucumbido en algunos medios de comunicación y los días del porvenir nos anuncian que “el futuro ya no es lo que era”

LA MUERTE DEL PENSAMIENTO / Darío Ruiz Gómez

 

LA MUERTE DEL PENSAMIENTO

Darío Ruiz Gómez

Para mí lo repugnante  de la actitud del  populismo frente a la tragedia del pueblo palestino y las matanzas de Netanyahu y los fundamentalistas, es la grosera manipulación que  hacen de esta tragedia para, ignorando lo que significa el dolor humano en la diáspora de una comunidad moviéndose a la deriva tal como lo expresó el Rey Felipe en su magnífico discurso en la Asamblea de la ONU recordando las raíces sefardíes de España -el todos somos judíos- , escenario  donde otros diplomáticos  se  olvidaron de este padecimiento para convertir sus desencajadas  peroratas en risibles  condenas al  “Imperialismo”, eso sí olvidando igualmente que el desencadenante y beneficiario de este horror es esa banda de asesinos de Hamás que se apropió de Gaza para  imponer  en escuelas y en la universidad el culto del fanatismo  y desde allí comenzar una serie de repetidas escaramuzas sobre Israel. Se condena entonces el atropello que se ha hecho a un pueblo mártir colocado como señuelo por Hamás, para desencadenar una permanente desestabilización de la región.  Lo propio de una organización terrorista es mantenerse en la provocación y en la comodidad que brinda la clandestinidad. Para el fanático de cualquier clase de pelambre el fin justifica los medios y esto es lo que ha llevado al pensamiento civilizado a la conclusión de que frente a un terrorista no se puede caer en la ingenuidad de ofrecerle la mano porque la misión del terrorista, del fundamentalista religioso no es reconocer al otro si no eliminarlo. Y esta constatación exige una respuesta en la cual contra las estrategias de la barbarie, es necesario imponer la claridad que permita distinguir al oprimido, al negado, de sus verdaderos opresores. Si el Presidente Petro se desgañita, llega a sudar copiosamente y anula finalmente la lógica de su discurso con una pataleta desafiante, lo que se impone finalmente como imagen suya no es la de un líder de la liberación en el mundo si no la de un irreflexivo buscapleitos que invadió el territorio estadounidense para pedirle al ejército de una nación que desobedezca a su Presidente en una clara demostración de infantilismo político y  de maniqueísmo político.

El gran pensador católico Gabriel Marcel definió la muerte del pensamiento como la cosificación de la conciencia humana -lo que Marx llamó reificación- o sea la b pérdida de la capacidad de reflexión para racionalizar una situación, tema que se convierte en parte esencial de la filosofía del siglo XX y hoy vuelve a ocupar el primer lugar de atención ante hechos de violencia y de horror como aquellas que Marcel y su generación vivieron. Solo que hoy los Gulags, los campos de concentración, la sistematicidad en los crímenes de poblaciones enteras  para estos agitadores de profesión que llenan las calles protestando supuestamente contra Netanyahu,   cuidándose de condenar a Hamás. Pensar es desalojarse, conmoverse, partir a la búsqueda de algo que hace falta y por eso el proyecto de una democracia -Demos significa concederle la palabra a los otros- tiene que partir de la premisa de la libertad. Quien piensa es un individuo pero el individuo convertido en una masa enfurecida, apedrea, destruye porque no piensa y este no pensar es el objetivo del populismo, bajo estas circunstancias el inicio del antisemitismo. Anorí sometido durante décadas a la violencia de las FARC-ELN o sea al modelo Hamás, hoy permanece secuestrado. Las minas, las ejecuciones brutales de los mercenarios impiden la salida de sus gentes aterradas. Calarcá mientras asesina policías “continúa sentado en una mesa de conversaciones” Como le acaba de  recordar el Alcalde de Anorí a los hipócritas progres que manipulan la tragedia del pueblo palestino: “No olviden que Anorí es Gaza”