Francisco
Velásquez en sus 80 años
Víctor Bustamante
En este catorce de mayo, días, meses y años se han
disuelto en una sola palabra
lo que es el tiempo, tiempo jugador que llega lento,
espía y pasa de largo,
y aun deja,
en cada risa esa
suerte de felicidad inexacta y de condena
en cada línea que leas Sartre se asomará sigiloso
así como Barquillo divagará por los estantes escribiendo
uno de sus relatos memorables del Metropol
en cada momento de jazz sentirás la plenitud de haber vivido
y bebido
en cada referencia, y atisbo al Centro, merodea y se
diluye la ciudad que has caminado, ese Medellín que tus pasos han definido como
si fuera tu propia esencia,
mapa personal, sin guía, secreto, con sus calles, con
casas y edificios que has visitado en tu memoria, porque algo es cierto, uno
posee solo la ciudad que ha vivido, y revisitado, auscultado, y recorrido,
sentido sin agotarla,
ya que siempre en cada esquina o calle aun espera la sorpresa
de un diálogo que se reinicia con algún suceso que renueva la existencia
en cada copa de vino se sucede inobjetable la odisea de
ese mismo tiempo que genera en cada instante los pasos,
las huellas y los caminos que han formado y que se
convierten en tu trasiego
y así, gota a gota, palabra a palabra, comprender como esos
rumores escondidos, forjados, hacen parte de la otra historia,
y en esa copa de vino rojo que brindamos con aguaceros de
mayo,
aún desafías la utopía por un mundo mejor, por
contradecir,
por ser tú mismo en la profundidad de tanto desasosiego.
Lento mes de marzo que traes una fecha que es símbolo,
plenitud, paciencia y asombro
pero también entrega demasiadas lluvias, temporales y crecientes
tus libros y tu irreverencia
tus incalculables historias en este rincón de la noche
cuando con la compañía de Carlos Bueno, y tu inigualable presencia
desbrozamos vinos, risas e instantes de la vida que
acecha.
14 de mayo de 2025
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