ACERCA DE LAS VÍCTIMAS
Darío Ruiz Gómez
A las seis de la mañana del miércoles anterior me enteré
por un noticiero radial de que este día se estaba conmemorando la muerte de
Gaitán y la celebración del día de las Víctimas Lo que se constituía en una pesada
broma ya que el desplazamiento de
poblaciones enteras en El Catatumbo que era de 50.000 víctimas seguía
aumentando para dar paso a un nuevo Estado bolivariano socialista. Ese mismo
día la presentadora del noticiero Caracol de T.V. lo interrumpió para decirle a
Colombia que el Catatumbo el ELN acababa de ejecutar a un joven líder social su
número cuatrocientos en su guerra de terror contra la población civil. Y a
renglón seguido otro noticiero informó que El Clan del Golfo había asesinado en
Anorí, la población - donde nací y los grupos violentos no me han permitido
conocer - a un joven campesino, se
habían llevado a dos mujeres mientras era imposible el rescate de dos
asesinados esta vez por las Disidencias de las FARC o el ELN que se turnan en
este macabro oficio de asesinar campesinos, de reclutar niños. Pero
coincidencialmente a la vez se nos informó que en la martirizada Arauca a un
grupo de ganaderos a los cuales extorsionaba
las Farc mientras marchaban a una reunión exigida por estos delincuentes,
fueron secuestrados por el ELN. Desde hace quince años Arauca ha permanecido
bajo el dominio del ELN donde matan a placer tal como lo hizo con el Arzobispo
Monseñor Jaramillo, un hecho bochornoso por el silencio cómplice de las
Jerarquias de la Iglesia Católica. ¿A cuánto asciende el número de desplazados
desde hace diez años en el Cauca estableciendo por parte del ELN e Iván
Mordisco y su Secretariado, “territorios libres”? ¿Quién ha cuantificado el abrumador
número de víctimas en el Chocó? ¿Puedo decir que vivo en una democracia?
“El victimismo, escribía hace poco Gregorio Morán, se ha
convertido en el arma defensiva de los cómplices” Ya que, caso del país vasco,
en el poder están no las víctimas del grupo terrorista ETA sino los ejecutores
de la violencia que asesinó a 850 personas ,secuestró, extorsionó a miles de
sus víctimas. Como si hubiéramos llevado a la Presidencia de Colombia a una
delincuente como Sandra Ramírez o a uno de los confesos violadores de niños y
niñas que poco faltó para ello en las concesiones de Santos. Ha sido la
habilidad de los terroristas y la debilidad vergonzosa de los “representantes
de la Democracia” aquello que se nos ha impuesto,tal como se acordó en el
acuerdo Santos-Farc regido por un astuto estalinista como Enrique Santiago cuando
ya sabemos que la JEP no castigará por
motivos “desconocidos” a esta gran delincuente y que los miembros del Secretariado de las FARC que públicamente
reconocieron sus crímenes gozarán de penas ridículas de cinco años en la
tranquilidad de sus apartamentos, sin haber entregado reparación alguna a sus
víctimas. ¿A esto se le llama corrupción de la justicia o enajenación moral de
los medios de comunicación propiciando mediante su ausencia de crítica que esta
catástrofe de la civilización se continúe produciendo? ¿No es igualmente
llamativo el silencio de los altos empresarios y de los llamados grupos de
presión o de la política reducida al tejemaneje electoral?
Era de esperarse lo que sucedió en el Congreso cuando la
mayoría de representantes de los llamados Partidos democráticos salieron a
almorzar mientras que irascibles
Victimarias como Aída Avella que nunca fue llamada por la JEP a pesar de su activa participación en el intento
sangriento de las FARC de declarar Urabá
como “territorio Libre” trataban de impedir que las víctimas hablaran. ¿Será
que ocho millones de víctimas no aparecen incluidas en la programación
electoral de estos Partidos?
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