TRIBUNALES DE LA HISTORIA
Darío Ruiz Gómez
Al parecer para
Otty Patiño lo que en su fuero revolucionario considera como unas
“Conversaciones de Paz” es algo que está en abierta oposición a lo que la
Justicia universal considera precisamente como unas conversaciones de Paz, en
las cuales previamente se diferencia a los “levantados en armas por una supuesta
causa política”, de las bandas delincuenciales o de los narcotráficantes que son hoy el
principal objetivo a perseguir por la Justicia de Trump, Disfrazarse de
guerrillero cuando se está traficando cocaína a gran escala debe ser la primera
tarea a desvelar por la justicia para no seguir cayendo en fatales
equivocaciones. La orden internacional de detención de “Estrellita” por parte
de Interpol con circular roja y por solicitud de un Tribunal de California bajo
acusaciones de tráfico de cocaína en grandes cantidades no es una acusación
inventada por “el imperialismo” sino un grave delito comprobada por la inteligencia norteamericana.
La pataleta de Otty Patiño por la detención de un criminal como “Estrellita”
saca a la luz algo que la indolencia moral de nuestra justicia ordinaria debió colocar
como premisa antes tratar de alcanzar la paz con organizaciones que se sabía
que ya no son guerrilleras sino poderosas
organizaciones internacionales del Crimen Organizado. En países dominados por
sistemas totalitarios– siempre lo olvidamos- se erigieron los eufemísticamente llamados
Tribunales de Justicia revolucionaria que en Colombia tal como el mismo Otty ha
confesado le han servido al ELN para que
durante décadas se hayan dedicado a fusilar
a generaciones de jóvenes colombianos. Que militantes directamente involucrados
en la violencia política y hoy metidos
de lleno en el narcotráfico -¿Cómo puede ser Comisionado de Paz Iván Cepeda
siendo a la vez el máximo dirigente de las FARC-EP?- estén imponiendo la pauta
de un equívoco Proceso de Paz a través de manipuladas Mesas de Conversaciones no
puede ser es otra cosa históricamente que el hecho de queestemos aceptando cobardemente ese paso que va en las
llamadas Democracias Populares de los Tribunales de Justicia civil a los
Tribunales de “Justicia revolucionaria”.
Los Comandos de la Frontera han sido los encargados de
mantener bajo el terror la frontera con Venezuela y entre sus grandes masacres están
las del descuartizamiento del cuerpo de
14 niños indígenas, del asesinato de treinta militantes del Frente Carolina
Ramírez cuyos cuerpos fueron arrojados desde unas volquetas a fosas comunes en
un macabro espectáculo que recordaba los Gulags estalinistas. ¿Ya se les olvidó
a Iván Mordisco descuartizando a machete los cuerpos de ocho adolescentes en
las cercanías de Popayán? Escindir de la Justicia la responsabilidad directa de
unos asesinos narcotraficantes que siguen delinquiendo es el estratagema que se
ha tendido ten a la justicia para dejar en libertad a los responsables directos
de infames crímenes de Lesa Humanidad. Tribunales revolucionarios disfrazados
de Mesas de Conversaciones. La fotografía, vuelvo a repetirlo, donde el
Ministro Iván Velásquez le estrecha la mano a un narcotraficante como Padrino condenado por la Justicia
internacional, nos aclara aún más, lo
que busca esta estrategia encaminada a sustituir la justicia universal por la
justicia terrorista, algo que está en
camino sin que nadie al parecer se dé cuenta de ello. La impunidad deforma los
significados del lenguaje y ya vemos
cómo muchos medios de comunicación comienzan a acostumbrarnos a la idea de que
un ejército binacional es algo legal. ¿Cuántos oficiales del Ejército y la
Policía fueron dados de baja desde el comienzo de este gobierno y de Velásquez para desmantelar las Fuerzas Armadas? ¿No se
nombró como Director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas a un exguerrillero
del M19? ¿Cuántos miles de campesinos han sido desplazados, asesinados desde
que entró en funciones Iván Velásquez?
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