sábado, 29 de marzo de 2025

TRIBUNALES DE LA HISTORIA / Darío Ruiz Gómez

 

TRIBUNALES DE LA HISTORIA

Darío Ruiz Gómez

Al parecer para  Otty Patiño lo que en su fuero revolucionario considera como unas “Conversaciones de Paz” es algo que está en abierta oposición a lo que la Justicia universal considera precisamente como unas conversaciones de Paz, en las cuales previamente se diferencia a los “levantados en armas por una supuesta causa política”, de las bandas delincuenciales  o de los narcotráficantes que son hoy el principal objetivo a perseguir por la Justicia de Trump, Disfrazarse de guerrillero cuando se está traficando cocaína a gran escala debe ser la primera tarea a desvelar por la justicia para no seguir cayendo en fatales equivocaciones. La orden internacional de detención de “Estrellita” por parte de Interpol con circular roja y por solicitud de un Tribunal de California bajo acusaciones de tráfico de cocaína en grandes cantidades no es una acusación inventada por “el imperialismo” sino un grave delito  comprobada por la inteligencia norteamericana. La pataleta de Otty Patiño por la detención de un criminal como “Estrellita” saca a la luz algo que la indolencia moral de nuestra justicia ordinaria debió colocar como premisa antes tratar de alcanzar la paz con organizaciones que se sabía que ya no son  guerrilleras sino poderosas organizaciones internacionales del Crimen Organizado. En países dominados por sistemas totalitarios– siempre lo olvidamos- se erigieron los eufemísticamente llamados Tribunales de Justicia revolucionaria que en Colombia tal como el mismo Otty ha confesado le han servido al ELN  para que durante décadas se hayan  dedicado a fusilar a generaciones de jóvenes colombianos. Que militantes directamente involucrados en la violencia  política y hoy metidos de lleno en el narcotráfico -¿Cómo puede ser Comisionado de Paz Iván Cepeda siendo a la vez el máximo dirigente de las FARC-EP?- estén imponiendo la pauta de un equívoco Proceso de Paz a través de manipuladas Mesas de Conversaciones no puede ser es otra cosa históricamente que el hecho de queestemos  aceptando cobardemente ese paso que va en las llamadas Democracias Populares de los Tribunales de Justicia civil  a  los Tribunales de “Justicia revolucionaria”.

Los Comandos de la Frontera han sido los encargados de mantener bajo el terror la frontera con Venezuela y entre sus grandes masacres están las del  descuartizamiento del cuerpo de 14 niños indígenas, del asesinato de treinta militantes del Frente Carolina Ramírez cuyos cuerpos fueron arrojados desde unas volquetas a fosas comunes en un macabro espectáculo que recordaba los Gulags estalinistas. ¿Ya se les olvidó a Iván Mordisco descuartizando a machete los cuerpos de ocho adolescentes en las cercanías de Popayán? Escindir de la Justicia la responsabilidad directa de unos asesinos narcotraficantes que siguen delinquiendo es el estratagema que se ha tendido ten a la justicia para dejar en libertad a los responsables directos de infames crímenes de Lesa Humanidad. Tribunales revolucionarios disfrazados de Mesas de Conversaciones. La fotografía, vuelvo a repetirlo, donde el Ministro Iván Velásquez le estrecha la mano a un narcotraficante como  Padrino condenado por la Justicia internacional,  nos aclara aún más, lo que busca esta estrategia encaminada a sustituir la justicia universal por la justicia terrorista, algo  que está en camino sin que nadie al parecer se dé cuenta de ello. La impunidad deforma los significados del lenguaje y ya  vemos cómo muchos medios de comunicación comienzan a acostumbrarnos a la idea de que un ejército binacional es algo legal. ¿Cuántos oficiales del Ejército y la Policía fueron dados de baja desde el comienzo de este gobierno y de Velásquez  para desmantelar las Fuerzas Armadas? ¿No se nombró como Director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas a un exguerrillero del M19? ¿Cuántos miles de campesinos han sido desplazados, asesinados desde que entró en funciones Iván Velásquez?

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