domingo, 29 de septiembre de 2024

MARCO AURELIO: EL FILÓSOFO EMPERADOR ESTOICO: UNA MIRADA A LA OBRA DE PABLO MONTOYA / Fredy Fernández Márquez

 




MARCO AURELIO: EL FILÓSOFO EMPERADOR ESTOICO: UNA MIRADA A LA OBRA DE PABLO MONTOYA

 

Fredy Fernández Márquez[1]

A través del tiempo, la historia ha marcado líneas que señalan las disquisiciones de aquellos personajes que han contribuido de alguna manera con el desarrollo y los progresos de las sociedades. En este caso Roma. Allí habitaron emperadores que gobernaron con fortaleza por encima de la piedad. Desconocían la compasión. Fueron odiados, despreciados por sus actos de gobernar. Gozaron por su crueldad y temple al regentar, como lo fueron Calígula, Tiberio, Nerón, Domiciano, Cómodo hijo de Marco Aurelio, Septimio el severo, Caracalla, Heliogábalo, Teodosio, Diocleciano y otros.   

     Estos emperadores encontraron en lo más profundo de su ser, la arrogancia y el desconocimiento de hacer el bien para el bien comúnhacia los demás, valga a decir, poco les interesó en términos de Foucault El arte de gobernar. La forma como administraban estos funcionarios lo hacían desde su propio sentir, dejando de lado la isonomía, porque: la razón de Estado articula un conjunto de objetivos que legitiman el obrar del político. Sea para ganar legitimidad, sea para convencer a los gobernados, el Estado debe garantizar de esta manera su existencia y su conservación (p. 76). La mano fuerte, el castigo o la pena de muerte, fue el ejercicio predominante de sus mandatos como vigor para la coerción de los ciudadanos. La razón política era lo que menos les importaba. Sin embargo, no se puede negar que la Italia de hoy, está donde está gracias al poder que ejercieron y dejaron cierta disciplina militar, retomada por Mussolini.  

     Pareciera como si un emperador dejará a otro su manera o práctica para gobernar como continuación de su legado, es decir:    

Las relaciones de fuerza determinan el modo de imposición característico de una acción pedagógica, como sistema de los medios necesarios para la imposición de una arbitrariedad cultural y para el encubrimiento de la doble arbitrariedad de esta imposición, o sea, como combinación histórica de los instrumentos de encubrimiento (o sea de legitimación) de esta violencia (Bourdieu, 1997. p. 73).

     Gobernaron con profanación, ello permitió el sometimiento de los ciudadanos y los territorios y pueblos fuera de Roma a través de las invasiones que los romanos hicieron.

     Ahora bien, ¿cómo desmontar estas tiranías prácticas políticas que ejercieron estos emperadores en Roma? ¿A qué se enfrentan un emperador contrario a las prácticas de estos mandatarios? ¿ser odiado por el pueblo garantizaba estabilidad del régimen de turno? A esto y muchas cosas más se enfrentaron emperadores que asumieron al poder con prácticas contrarias al césar de turno. 

     Así, como existieron gobernantes en Roma con mano fuerte y poderosa en sus gobiernos, también vivieron otros con un sentido diferentes a los violentos, que tuvieron pausa, tolerancia, sacrificio, tranquilidad y reposo para administrar a Roma. Ellos fueron: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Estos gobernantes se enfrentaron a las herencias oscuras dejadas por sus antepasados que ejercieron como cesares.

     Marco Aurelio, citado en la obra de Pablo Montoya, que lleva como título: Marco Aurelio y los límites del imperio(2024) describe a un filósofo estoico lleno de frugalidad, comprensivo, tolerante, creyente de la verdad y la paciencia, padre bondadoso, amigo sin límites, gobernante respetuoso de las identidades culturales y de los más desaventajados. Fiel creyente de la bondad, en la cual Montoya sostiene a través de la voz escrita de Aurelio: Mi madre era una mujer respetuosa de los dioses. Me enseñó a no obrar con maldad. Insistía en el que el mal había que erradicarlo sobre todo del pensamiento (p. 49). La educación recibida por parte de su madre fue como la voz interior como conciencia que busca siempre el bien. Ella ejerció como filósofa para su formación como gobernante. Porque: El filósofo es un profesor y un director de conciencia que no pretende exponer su visión del universo, sino formar discípulos gracias a unos ejercicios espirituales (Hadot. 2020. p. 18-19). La voz de su madre fue lo más íntimo en su ser como estoico para ejercer como filósofo y gobernante.  

     Marco Aurelio, para alcanzar su voz interior, recurre entonces a los ejercicios espirituales estoicos. Es decir, un cambio de mirada. Mirar desde dentro hacia fuera, pensar y actuar con los ojos del alma. Porque: los ejercicios espirituales son precisamente eso, ejercicios, es decir, una práctica, una actividad, un trabajo en relación con uno mismo, algo a lo que se podría denominar una ascesis del yo. Los ejercicios espirituales forman parte de nuestra experiencia; deben ser «experimentados»(Hadot. p. 10). Al experimentar a través de ejercicios espirituales, Aurelio pone en práctica la psicagogia (ψυχαγωγα ψυχ γειν), que es el arte de saber guiar y formar el alma.

     El emperador filósofo, para poder enfrentarse a este Leviatán, debió recurrir a estos conceptos clásicos como ejercicios. Para resistir las embestidas por parte de sus oponentes. Muchos de ellos estólidos, donde sus pasiones estaban por encima de sus afectos. Marco Aurelio, a través de la voz de Montoya se pregunta: ¿Somos, en este sentido, bandidos todos? ¿Malvados que combaten? No, simplemente cada ser, dentro del andamiaje del cosmos en que se mueve, sigue la orden que le ha sido asignada(Montoya, 2024. p. 292). El filósofo emperador se asignó sus propios ejercicios hasta sus últimos días. Recurrió a la Epimeleia Heautou: {Cuidado de sí. (Inquietud de sí)}, gnothi seauton (γνωθι σεαυτόν): Conócete a ti mismo, a la ascesis: reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud y a la Filautía: amor propio, entre otros.

     Es allí, donde el emperador filosofo, expone sus tesis del estoicismo para diferenciarla del cristianismo. Al aceptar la muerte, la admite de manera racional, mientras que los cristianos la muerte los indispone y hace parte del martirio, diferenciándose así la muerte del cristiano del sapiente estoico. Con el martirio y otras prácticas judeo-cristiana, consideran ellos es una forma de hacer ruptura frente a la serenidad y el equilibrio que ofrece la psicagogia y la ascesis: (reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud) del estoicismo. Mientras los estoicos se educan frente a las pasiones, los cristianos pecan con ellas. Además, los seguidores del cristianismo expresan su certeza con lo transmundano o sea con lo que está fuera del mundo, el emperador estoico gira la mirada diferenciándose del cristianismo en el aspecto no-transmundano lo ubica en la incertidumbre en lo que se viene con la muerte. Manifiesta Marco Aurelio: El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza. Sin embargo, ciertos críticos consideran que el cristianismo, es un estoicismo camuflado, donde revierten las tesis prácticas de Marco Aurelio a las prácticas cristianas.

     Gobernar es poder. Quien gobierna posee las herramientas de ejercer esa autoridad, para ejecutar su mandato quien impone su saber a través del discurso. Foucault lo confirma:

No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad […] estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de la verdad (Foucault, 1992. p. 148).

     De acuerdo a Foucault, quien tiene el poder necesariamente debe de recurrir a la verdad, para que sea legítimo y tenga validez ante los gobernados. Para el filósofo francés, la verdad son aquellas cosas verídicas, con ellas se develan las cosas para admitirlas. […] Después de todo somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a competir, destinados a vivir de un cierto modo o a morir en función de discursos verdaderos que conllevan efectos específicos de poder (Foucault, 1992. p. 148). De acuerdo a Montoya, Marco Aurelio, hablaba con la verdad, en otras palabras, con la parresía. Entonces, El filósofo emperador, práctico o intentó la idea platónica del filósofo rey. Porque:

Entre el hombre y el Estado hay una correlación de fundamentación. El Estado es una obra del hombre y está, por decirlo así, hecho de la misma substancia de que está hecho el hombre. Pero el hombre, a su turno, es lo que es como parte integrante del Estado. Solo como tal puede realizar sus posibilidades específicamente humanas. La humanización plena del hombre ocurre, pues, en su incorporación a un Estado, por muy rudimentario que este sea. A sí, deja de ser un mero trozo de la naturaleza, diferenciándose de su pariente el animal y convirtiéndose en un habitante de dos mundos: del mundo natural y del mundo político (Cruz Vélez, 1989. p. 94).    

     Porque, Marco Aurelio era y fue el Estado. Sostiene Montoya: Roma se había cimentado siempre en la figura del guerrero y no en la del filósofo. Un verdadero mandatario debía erradicar, por lo tanto, la filosofía de sus legiones militares(Montoya, 2024. p. 139). Aurelio, con la verdad desde sus palabras influenciaba en sus legiones y en la polis romana. Todo lo contrario, a los emperadores pasados. En palabras de Platón: que todos, sometidos al mismo gobierno, seamos en lo posible semejantes y amigos(Platón, 2002. p. 590d). Aurelio, transmitió la lealtad y la filía o la amistad entre sus ciudadanos y soldados.  

     Dice el adagio popular: hijo de tigre nace pintado. Cómodo quien fuera hijo de Marco Aurelio, fue el postrero de la dinastía Antonina. Roma, estuvo por más de dos siglos en armonía, estable y su progreso fue notable. Con el emperador filósofo, Roma logró los ideales, metas y sus objetivos con su poli. Sin embargo, el reemplazo de Marco Aurelio por su hijo Cómodo desdeñado, por cierto, Roma entra en decadencia, gobernó de forma cruel, déspota, llamados por mucho como el gladiador. Pasa a la lista como uno de los peores gobernantes romanos. Prestaba mayor atención al Coliseo y gozaba con el dolor de los súbditos.

     Asaltan preguntas: ¿Qué pasó con la educación de Cómodo a manos del rey-filósofo? ¿acaso Marco Aurelio nunca sospecho qué a su lado se cuajaba un ególatra con cimientos psicopáticos? ¿Qué llevo a Cómodo gobernar a lo contrario de su padre por fuera de la virtud? La historia nunca lo ha dicho ni lo dirá.

     Así, como culparon a Sócrates por la educación a Alcibíades, Séneca y Nerón, también lo hacen con Marco Aurelio y su hijo. ¿Será que una buena educación ética, sea en la práctica todo un adefesio? ¿Qué culpa tiene el maestro cuando su discípulo ignore lo ético por la corrupción olvidándose de lo virtuoso? ¿Acaso el filósofo emperador olvidó aquella frase celebre: conócete a ti mismo? frase que se encarga del autoconocimiento como la askesis: el ascetismo, disciplina o entrenamiento (ascesis): autodisciplina, fue lo que le falto a Cómodo que a su vez le sobraba a su padre. Otro ejemplo claro fue la relación entre Lucio Anneo Séneca y Nerón. El filósofo se convirtió en su consejero junto a Burro. Séneca, trató de educarle en la gobernabilidad para que en la práctica fuera todo un sabio y no se dejará desbordar por su autocomplacencia. Séneca, logró también subsistir a la persecución por parte de Calígula y Claudio. Sin embargo, no pudo con su discípulo Nerón, considerados por muchos su hijo adoptivo. Quien fue el culpable de su muerte. Pedro Gálvez lo narra así:

̶ Él me ha encomendado la misión de trasmitirte los deseos del príncipe. El emperador te concede la gracia de que elijas tú mismo la forma de quitarte la vida.

̶ Bien ̶ dijo Séneca, sin inmutarse, mientras todos los demás abrieron los ojos desmesuradamente en un gesto de terror ̶. Marco, ve a llamar a mis secretarios y diles que me traigan las tablillas de mi testamento. Quiero hacer algunos cambios. Y en ellos no me olvidaré tampoco de ti.

̶ ! Quédate sentado i ̶ ordenó el centurión al cabrero cuando este hizo ademán de levantarse. Tengo órdenes terminantes de impedir que hagas testamento. De todas formas, silo hicieras, sería declarado nulo (Gálvez, 2006. p. 267).     

 

     De qué sirvió que estos tres grandes filósofos educarán a sus gobernantes, para que luego ellos mismos ejecutarán su poder con frialdad, sin corazón, dejando de lado la razón, desconociendo la piedad y la misma filosofía para la vida como la promulgaron Sócrates, Séneca y Marco Aurelio. Dejando claro que Alcibíades no fue emperador, pero si consejero de Brutus el espartano quien invadió a la Grecia de Sócrates. Déjese claro que:

El filósofo antiguo no tiene, pues, necesidad de escribir. Y, si escribe, tampoco es necesario que invente una teoría nueva o que desarrolle tal o cual parte de un sistema. Le basta con formular los principios fundamentales de la escuela a favor de la cual ha hecho una elección de vida (Hadot, 2023. p. 38).

     Sus prosélitos, dejaron de lado la filosofía para la vida como didáctica, los cuales fueron adsorbidos por la opulencia, el poder y las extravagancias. 

El ser filósofo no es haber recibido una formación filosófica teórica o ser profesor de filosofía; es, después de una conversión que opera un cambio radical de vida, profesor un modo de vida diferente al de los otros hombres (Hadot, 2023. p. 39-40).     

     Deja demostrado la historia de estos tres filósofos, que la educación realizada por ellos, fue la falta de voluntad de sus discípulos.

     De alguna manera, existe una coincidencia entre los tres: el conocimiento de sí mismo es social. Porque es necesario la correlación con los demás o los otros, dicha relación conlleva a la frase: mírate a ti mismo Ese mirar es girar la mirada hacia la alteridad. Según Montoya, Marco Aurelio construyó toda una relación con el otro y los otros. Porque:

La relación con el otro no es una relación contractual o negociada, no es una relación de dominación ni de poder, sino de acogimiento. Es una relación ética basada en una nueva idea de responsabilidad. Es una pedagogía que reconoce que la hospitalidad precede a la propiedad, porque quien pretende acoger a otro ha sido antes acogido por la morada que él mismo habita y que cree poseer como algo suyo (Bárcena, Mèlich. 2000. p. 15).   

     El emperador nunca ocupó el lugar de nadie, sólo su espacio y tiempo que lo llevó reconocer la diferencia del otro en su propio universo, que Cómodo nunca respeto. La idea del Estado ideal deconstrucción de Marco Aurelio, fue borrado por el inhábil de su hijo. Ese Estado justo, imparcial y equitativo, sueño del emperador filósofo mediante la razón, es un Estado que no se ajusta a la realidad. Pero lo intentó.

     Montoya, expone de manera moderada, que el filósofo estoico emperador practicaba la aponía, es decir la ausencia de dolor o sin dolor, lo reemplazaba por el buen vivir. Todo un maestro estoico, como practicante del bien. El bien de un ser racional es la sociedad. Que hemos nacido para la sociedad, hace tiempo se demostró (Marco Aurelio, Meditaciones. 2009. V,16). Montoya, finaliza su texto:

La flor ahora, elemental y luminosa, está trazada con perfección. ¿Eso es, finalmente, el universo? ¿Eso soy yo? ¿Esto es la muerte? A su alrededor, la penumbra con intensidad desde siempre. Una voz, detrás o encima, por un lado y otro, resuena sin ser pronunciada. Pero comprendo lo que dice. «¿Debo partir?», pregunto. La respuesta llega con nitidez: «Sí, puedes irte. Y hazlo con ánimo propicio» (Montoya. 2024. p. 304).

     Deja sentado Marco Aurelio, a través de la pluma de Montoya, que la muerte es cálida, frugal, dejar de lado el miedo, la muerte es virtuosa, no es una desgracia, por el contrario, una tragedia, una narración, hospitalidad y acogimiento de la verdad, tranquilidad para el alma. Un final del emperador filósofo al saber obedecer las leyes de la naturaleza: su propia muerte.       

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Bárcena, Mèlich. (2000). La educación como acontecimiento ético. Natalidad, narración y hospitalidad. Paidós. Barcelona.  

Bourdieu, P. (1977). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Laia, Barcelona.

Cruz, D. (1989). El mito del rey filósofo. Planeta. Colombia.

Foucault, M. (1992). Microfísica del Poder. La Piqueta. Madrid. España. 

Gálvez, P. (2006). El maestro del emperador. Grijalbo. España.

Hadot, P. (2020). Plotino o la simplicidad de la mirada. Ediciones Alpha Decay. Barcelona. 

Hadot, P. (2006). Ejercicios espirituales y la filosofía antigua. Siruela. España. 

Marco A. (2009). Meditaciones. (7 ed.). Trad. Bartolomé Segura Ramos. Madrid: Alianza Editorial S.A., 

Hadot, P. (2023). La ciudadela interior. Ediciones Alpha Decay. Barcelona. 

Montoya, P. (2024). Marco Aurelio y los límites del imperio. Random House. Colombia.

Sturla, C. (2020). La razón de Estado en Maquiavelo y Gramsci. Tábano, (16), 70-80. https://doi.org/10.46553/tab.16.2020   

 

 



[1] Fredy Fernández Márquez. Filósofo. Historiador. Especialista en Cultura Política. Mg en filosofía Moral. Ph. D. Filosofía contemporánea.

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