lunes, 24 de junio de 2024

ACERCA DEL CRIMEN POLÏTICO / Darío Ruiz Gómez

 

ACERCA DEL CRIMEN POLÏTICO

Darío Ruiz Gómez

“El rostro verdadero del canalla no se ve hasta que lo usa” exclama un personaje de “Otelo. La  lacerante actualidad   de Shakespeare radica  en la maestría  con que  logra  descubrir  detrás de cada presunto rey o  gran negociante o  embaucador  su  verdadera identidad  de canalla  que  había ocultado recurriendo a sus poderes,  ya que  este poder  concede  siempre  una jerarquía  detrás de la cual se disimula  lo que con grandiosidad Shakespeare  pone al descubierto: la ambición de poder anula la conciencia moral, los celos desmedidos, la envidia desatada  que pueden  conducir a la locura  y  a la  justificación  del crimen político . La modernidad de Shakespeare  radica en el descubrimiento del  sujeto  en lucha contra las pasiones oscuras que  lo conducirán  a la desgracia en la medida en que sus crímenes serán juzgados  no solo por los jueces  sino  por su propia conciencia. Es  la aclaración  de que lo trágico no sólo se da en el poderoso sino igualmente  en el muchacho  que mata a su madre, en el amigo que por ambición política es capaz de apuñalar a quien fue su fiel compañero(a) de ideas. En un cuento de Borges que tanto he citado  un paisano apuñala a  otro  quien antes de morir  repite  el histórico reclamo: “¿Tú también  hijo mío?”  Con Bruto veinte  conspiradores  dieron una puñalada cada uno al cuerpo de Julio César.  “Tu quoque,  fili mi”

La eliminación física de un adversario político  es tan antigua  como la historia de la humanidad. Pero en nuestra época  la  traición a lo fraterno  responde en estos momentos  a algo escandaloso, “ya no me limito a eliminar al otro pues  lo que  busco  es eliminar  a la humanidad”. Y el crimen político está adquiriendo en Colombia una intensidad que más que preocuparnos  solamente,  debe llamarnos a enfrentarlo  de inmediato.  Desestabilizar  una sociedad en sus valores  tal como lo hizo el peronismo y lo sigue haciendo Maduro, tal como se hace hoy en México responde, vuelvo a recordarles,  a la  estrategia  de degradar a una sociedad para humillarla  borrando  la frontera entre la política y  la violencia de este nuevo terrorismo. La falsificación del lenguaje permite que en la comunicación  la suspicacia se imponga sobre la confianza, que los eufemismos sean el recurso para dejar sin peso moral el crimen político haciéndolo ver como algo, es decir, borrando su connotación moral. Y esto es lo que las normas para las conversaciones de Paz  han  ocultado.  La llamada revolución bolchevique  fue precedida  de la proliferación de  bandas  criminales dedicados a la matanza en desafueros  que nunca  llegaron a ser registrados en su verdadera dimensión por los periódicos ni tenidos en cuenta por la dirigencia  de Occidente.  La desconsiderada cifra de líderes sociales asesinados en sus casas, en sus oficinas, en la calle por el ELN, por las Disidencias y el Clan del Golfo, la escalada de desplazamientos de campesinos  es una demostración  de que el crimen político tiene que  ser de nuevo enfocado por la justicia colombiana.  El silenciamiento  sobre los confinamientos  y crímenes de etnias en el Chocó –  Sin ir tan lejos Canciller éste es un claro ejemplo de genocidio-  no ha sido roto y los cómplices continúan ocultando sus rostros. P.D “Hamás”  se apoderó  con violencia de la franja de Gaza, cerró la Universidad e impuso su fanatismo. El  gobierno de Petro al romper relaciones con la Otán nos dejó por fuera de las sociedades  democráticas  de Occidente y  nos  alineó  en el círculo del terrorismo de Nicaragua, Cuba, Venezuela, Irán, “Hamás”  y el fundamentalismo islámico.  Hoy al romper relaciones con Israel legitima la presencia  militar  de Irán y de Hamás en Venezuela y en Colombia.

 

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