REFLEXIONES ACERCA DE LA LUCHA DE SIPÍ POR LA LIBERACIÓN DE SU TERRITORIO
Darío Ruiz Gómez
El joven Alcalde de Sipí ha
hecho ante periodistas, académicos , trabajadores(as) una
sabia distinción entre lo que significa el confinamiento de una población por
parte de un grupo de asesinos armados y lo que significa secuestrar a una
población mediante la violencia negándole el derecho a sus pobladores a
desplazarse y sobre todo a conseguir
alimentos para sobrevivir y sobre todo impidiendo que a ellos llegue cualquier
clase de ayuda humanitaria. Todo este
lastimoso espectáculo sucediendo ante los ojos del mundo no ha sido condenado
por nuestra sociedad. Tanto el confinamiento como el secuestro de una población
constituyen delitos de mayúscula gravedad
ante los cuales las autoridades de una Nación deben pronunciarse enérgicamente así como en
este grave caso los organismos internacionales encargados de que se respeten
los Derechos Humanos y de que no se ejerza violencia sobre una población inerme
a la cual se intenta someter, caso de Sipí, mediante el hambre. El secuestro de
comunidades enteras en el Chocó es un acto de barbarie que lleva ya cometiendo
el ELN con una frecuencia alarmante sin que ninguna autoridad se pronuncie y sobre todo exija la liberación de esos
territorios confiscados como condición no negociable. ¿Cuánto tiempo lo llevo
denunciando mostrando a la vez la falacia, el desdén de las autoridades
respecto a estas afrentas y la falacia de unas Mesas de Conversaciones en las
cuales se cae ingenuamente en “tratar de
lograr acuerdos” sobre algo que no puede ser discutido ni puesto en
disputa como los derechos inalienables
de las víctimas estratégicamente mantenidas en silencio por el ELN y sus
colaboradores(as)? Al escuchar la entrevista
con el Dr Lafaurie, Representante del
Gobierno en las conversaciones de la Habana nada más comenzar a hablar ya puso de presente su actitud contemporizadora, la calculada teatralidad para eludir las preguntas, tal como con claridad
lo señaló el Dr Rafael Nieto. ¿Cuál puede ser el grado de confiabilidad, no
dejaré de repetirme, que yo puedo tener
respecto a los supuestos representantes de la Ley y la Justicia frente al ELN como Iván Cepeda, como Monseñor
Henao, como la señorita Pizarro? Y la interlocución se basa en contar con
criterios diferentes entre quienes pretenden justificar sus tropelías y
quiénes de salida deben oponerse a ellas
condenándolas abiertamente. ¿No es el Estado de Derecho lo que se supone están defendiendo los
representantes de la sociedad?
El Dr Lafaurie no buscaba
aclarar lo que ha supuesto su presencia
ante unos criminales que en más de 400 acciones armadas se han burlado
de unos Acuerdos sino que pavoneándose con el estiramiento de un cursi politiquero pueblerino lo que
buscó fue mostrarnos su casa, su biblioteca e informarnos sobre su
enorme cama conyugal. ¿Tan animadas han venido siendo las noches habaneras que Lafaurie nunca se ha dado cuenta
de estos atropellos ante los cuales
debió oportunamente protestar levantándose de la mesa de Conversaciones? El país todo ha demostrado una terrible
ceguera moral ante el caso de una población condenada al hambre y al
sufrimiento por unos mercenarios(as) sin alma. Sipí representa, repito, el caso
de poblaciones secuestradas desde hace años, sometidas al azar de las minas
personales y que nunca han contado con
la debida solidaridad. Lo que debe condenarse es esta filosofía totalitaria y
su uso de la crueldad contra seres
inermes. “Discutir, dice Thomas Paine, con un hombre que ha renunciado al uso y
a la autoridad de la razón, y cuya filosofía consiste en despreciar a la
humanidad, es como aplicar la medicina a
un cadáver o tratar de convencer a un
ateo recurriendo a las Sagradas
Escrituras”.
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