lunes, 7 de agosto de 2023

Paula, la muchacha que esperaba los trenes en Puerto Berrío / Víctor Bustamante

 



Paula, la muchacha que esperaba los trenes en Puerto Berrío

Víctor Bustamante

 

Así como las calles del Puerto están vacías y arden en ese vacío de asfalto,

en la desolada tarde que se evapora,

mientras el río fluye lento y ceremonioso a cualquier lugar

vas dejando tu huella

en tus pasos que cada día resumen tus alfabetos

y en la brisa de este agosto que barre las fachadas y acaricia las pieles efímeras de cada transeúnte.

 

Alguien te escribe, desde otra orilla

y tus palabras llegan, frescas, como esa brisa,

sin preguntar por tus afectos, por tus silencios, por tus desvelos

como una señal de la noche y un rival de tus afanes y huidas,

de tus vinos y tus arcadias.

 

La ventana revela tus calles y las amenazas de una distancia perdida en las puertas y en las aceras,

que no hemos caminado,

Una canoa cabalga sobre la línea del río mientras se extingue la tarde al sol que enciende por última vez sus chispas en el espejo del Magdalena que va lento y casi olvidado en su magnificencia.

 

Tu eres palpable,

en los diversos rostros que ahora siento rescatados en la hondura de tu cuarto.

en las memorias y en los espejos y despojos           

en las palabras y en el puerto vacío

sin los trenes que llegan y parten a cualquier hora y destino.

 

Pero incluso en estos paisajes de oscuridades asoman sus cuchillos y sus enigmas,

Tu voz sobrevive a mis licores nocturnos,

y aunque intentes callar la luna siempre regresa esplendorosa y sangrienta,

así caigo en cuenta que las músicas que acompañan dilapidan y empeñan para alimentar esa tristeza que forma parte de cada día.

 

Sé que caminas por calles vacías, y paisajes antes extraños

y sabes que el río acecha con sus pescadores aburridos y sus playas desiertas,

Sé que aguardas que   retornen los días felices, pero la felicidad siempre parte a estériles ciudades en trenes olvidados

 

el rio a tu costado como el tiempo fluye despiadado con sus jinetes negros

mientras buscas tu un camino en la vida.

Mientras duermes aferrada al cansancio de esta noche

En las orillas del río

conversan con sus fuegos fatuos nuestros muertos

y en los extramuros y paredes del puerto

En las plazas y en los cementerios las multitudes de antepasados

son barridos como las nubes con sus sombras.

Entonces regresan los que huyeron a Liverpool, a la Costa o al interior

Y que retornan por caminos vegetales a las esquinas y a las fronteras no escritas con los lápices y las balas del desalojo

Pero mientras tanto, desde la madrugada te aferras a las palabras,

de aquellos que te buscan y no comprendes

Tu cuarto es tu puerto donde escuchas las memorias de las brisas de agosto

y el paso raudo de las motos

Tu cuarto es tu refugio y tu reino

donde buscas compañía

El silencio y la luna escondida y las luces de los faroles somnolientos aguardan la llegada del día.

¿De dónde llegan esas voces invisibles que te cercan desde el móvil?

¿Esas músicas que te despiertan en el corazón de las noches buscando tiempos y silencios?

Mientras las palabras de desconocidos solitarios y tristes transeúntes tejen las redes de la noche bebiendo licores en sus cuartos.

Agosto 7 del 203

 

 

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