viernes, 16 de julio de 2021

Medellín: la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio o la expulsión de su patrimonio / Víctor Bustamante

 

Movifoto. Archivos.2019


Movifoto. Archivos 2021

Medellín: Destrucción y abandono de su Patrimonio Histórico. (86) 

Medellín:  la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio o la expulsión de su patrimonio.

Víctor Bustamante

El Centro clausurado, relegado, abandonado. Debí decir, su temporalidad avasallada, los paisajes de estas calles que hemos vivido, que buscamos, que cada día cruzamos, van en barrena hacia el deterioro; solo sirven para caminar rápido, no detenerse, ya que se notan atestadas de vendedores de cachivaches; signos del hacinamiento. Las que eran calles elegantes como Junín y La Playa, Maracaibo, Caracas se han ido perdiendo, ni que hablar de la Av. Juan del Corral, Palacé, Cundinamarca, ni de las calles de Guayaquil tomadas, por el comercio, por la rentabilización desmesurada: sinónimos totales de la realidad y del descuido.

Cada calle que caminamos es la misma con sus fachadas repletas de anuncios comerciales, con vitrinas, parqueaderos, bodegas y depósitos. Y así, es casi imposible un viaje al interior de nuestra memoria, solo existe una memoria que son las próximas ruinas en que cada día se convierte el Centro. El  culto que se le ha rendido al desarrollo ha colapsado, la desmesura por lo nuevo lo ha convertido en un galpón, visible en las noches cuando toda esfera de socialización queda abolida y, aún más, cuando caminamos las calles con fachadas de esos no-lugares asimilados con las persianas, no americanas, sino las burdas, que son el producto más acabado que fatiga este paisaje nocturno.

El neoliberalismo y sus mandíbulas, donde se incrustan dientes de acero en quijadas de acero, no solo muerde a las personas al volverlas ápices del mercado sin garantías sociales, y si a las personas les pasa ese afán por el rebusque en todas las esferas y estratos, qué diremos de la ciudad misma. Ni que hablar. Ese es el paisaje hacinado de cada día y que cada transeúnte ilusorio recrea los domingos en esa sucesión de espacios cerrados desde el inicio de la mañana hasta las primeras horas de un domingo por la tarde, cuando hemos sido expulsados de esa ciudad que solo luce las fatídicas cortinas de hierro como si el Centro fuera un Sanandrecito, una inmensa bodega en que se ha convertido, con sus  calles atestadas y apestadas por la economía del rebusque, junto a aceras y paisajes deprimentes de la pobreza expresada por los durmientes callejeros y fachadas muertas; y detrás de mí, en esta caminada solitaria, ese sol amarillo de la tristessa, diría Kerouac, que se derrite a lo lejos y calcina la fachada del Hotel Nutibara, que cohabita como parapeto a la destrucción de la Avenida Juan del Corral.

Así Medellín, su Centro, poco a poco convertido en ruinas; cada Administración municipal y sus añagazas patrimoniales  lo relega. Así Medellín, su Centro un no-lugar, hacinado en la economía del rebusque  de los días ordinarios, abandonado los días de fiesta, los domingos un Centro tranquilo pero desolado, vacío, helado tan supremamente oscuro que nadie o muy pocos de sus habitúes bajan a descifrar las líneas de sus calles. Poco a poco la cortina de hierro inaugura un almacén, una venta de buñuelos, de pollos, o su obra más lograda: abren un parqueadero, creando a su alrededor esas zonas aún más muertas. Así el Centro, aún más oscuro y aún más frío, deshumanizado de una manera que desborda cualquier recuperación. Esa tarde me deprime.

En un no-lugar solo hay el vacío, nada invita a caminar, a recorrer como un febril transeúnte citadino los diversos sitios. Medellín convierte así su Centro histórico en el eufemismo y la dilapidación, en el escorzo del silencio, en la urgencia de saber que hay pocos sitios apacibles para conversar, sino siempre de afán; la premura de huir. La hilera de rejas de hierro que uniforman las calles, la han convertido en ese Centro fantasmal donde no hay derecho a la nostalgia, sí al tedio. Así la ciudad fundacional destrozada, vuelta añicos, solo la rentabilidad como presupuesto para que se redima desde todas las esferas, tanto de la oficial como aquella que se adueña del Centro con su vacuna paisa no precisamente para el Covid. Así Mede-hollín. Es decir, aquella que señala con un slogan simple, inexpresable y burdo por su generalidad: Medellín, Me cuida.

En este desastre continuo no sabemos a quién ni a qué entidad apelar para que haya vida en el Centro. Lo que es distinto al ruido, a la travesía que se nota desde el habla de la ineficaz gerencia del Centro; aún no sabemos sus funciones fuera de articular eventillos de tercera categoría para llenar planillas y justificar que algo se hace así sea mínimo y ridículo. Pero así es, ya que solo es una extensión en orden jerárquico desde la estolidez de los alcaldes poco ilustrados, meros políticos despreciables, zafios, y todos sus funcionarios, que poco les importa el Centro, la ciudad misma.

En este orden de ideas cuando se creó la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, y ese proyecto fue presentado en la Casa del Patrimonio en Prado pensamos con ingenuidad que por fin ese tema tendría dolientes. Se habló de comprar la casa de Pastor Restrepo en el Parque de Bolívar, se habló de que allí funcionaría dicha agencia; total, no fue comprada, y eso sí, sus dueños se atrevieron a convertir lo que era su zona aledaña, lo que fue el restaurante La Estancia, en un centro comercial contraviniendo la normatividad. ¿Quién reclamó a este desaguisado?: ninguna entidad del municipio. Lo cual no es extraño en una ciudad que funciona al garete y vuelve noticia que dos alcaldes ingenuos y mediocres entraron a Versalles y dijeron estar maravillados por conocerlo. El de ahora, aún más anodino, afirmó en campaña que reconstruiría el Teatro Junín. Esa expresión los delata: no les interesa su ciudad, sino el poder como escalera ante su escasa ilustración, ya que encerrados en su egomanía no miran al Centro, sino que le dan la espalda, nunca han tenido ideas ni proyectos sino las tonterías de siempre: lavar las estatuas de La Playa, pintar fachadas, alumbrar casas de Prado. Hasta ahí es el límite de esas cabezas de hormigón armado llevadas a cuestas por estos funcionarios. Así Medellín.

Pero vuelvo a la estafa de los mayordomos que expelen el vapor de la creación de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio. Ante todo, con una falta de decoro, con su alcalde a la cabeza, que anuncia en plena furia del virus una obra “de talla mundial”: Remodelar el estadio Atanasio Girardot, mientras muchas empresas cerraban, mientras micro empresarios se quebraban, mientras la ciudad se detenía en su furor comercial, y el paro aumentaba. Y eso sí, el alcalde pendiente de lucir su imagen para saber cómo va en las encuestas, pura ficción de este reyecito de plastilina. Ahí, en esa grosería, en ese anuncio de una suciedad inconmensurable, caemos en cuenta que esta agencia ha caído en manos de personas sin ilustración sobre Medellín, que solo piensan en las farolas dizque internacionales mientras la ciudad se da sus bandazos y la actividad económica se agrava. No en vano, sabemos que el director de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio piensa que es Florentino Pérez remodelando el Santiago Bernabéu, sin caer en cuenta que vivimos otra realidad. Ese fue, entre comillas, el gran proyecto que, en vez de alegrar, cayó como un insulto a la ciudadanía, claro que, entre ellos, el director Foronda y su grupo asesor proclaman que es una obra que Medellín necesita a gritos.

En sus delirios el alcalde Quintero y Rodrigo Hernán Foronda, siguen los pasos de aquel magnate del fútbol, he aquí sus Twitters:

Alcaldía de Medellín

@AlcaldiadeMed

16 oct. 2020

“La Agencia para la gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público Privadas @AgenciaAPPMed , trabaja por la conservación del patrimonio, es agencia inmobiliaria de la administración y se encarga de las alianzas con actores privados” @RodrigoForonda5en #MedellínConecta

Alcaldía de Medellín

@AlcaldiadeMed

16 oct. 2020

“Con una alianza público privada haremos la remodelación del estadio Atanasio Girardot, para lo que presentamos el equipo que estará en la etapa de factibilidad del proyecto, que busca beneficiar a la ciudad con un escenario de talla mundial” @RodrigoForonda5 en #MedellínConecta

Alcaldía de Medellín @AlcaldiadeMed

16 oct. 2020

“La intervención en el estadio genera empleos directos e indirectos, tanto en su construcción, como en su funcionamiento, a través de un concesionario, que propiciará actividades deportivas, cívicas y comerciales alrededor del escenario” @RodrigoForonda5

En este cruce de alabanzas y genuflexiones y aplausos ripiosos reaparecen las dos palabras que son puro decorado y sainete: patrimonio y futuro. Palabras que, en boca de ellos, perdón en sus Twitter, no dejan de ser artimaña e imprecisión. Ya que son mensajes escritos para salir de paso, para establecer una suerte de presencia cuando en realidad estos trinos no dejan de ser la fugacidad de un cumplido para decir que apoyan cuando no están, para reafirmar algo de afán. Ya que un político serio enseña nada menos que una reflexión. Pero en esta gobernabilidad ya sabemos que no hay tiempo; son tantas las actividades y tan pesimamente dirigidas que solo interesan aquellas de más peso, las que den publicidad y rentabilidad. Con este Twitter parece el sueño del gran dictador, como hijo del Gran hermano de Orwell, que quiere estar presente en los actos de gobierno sin estar, al no poseer ilustración ni pasión por el tema abordado. A ninguno de los dos les importa el tema de patrimonio, sino los negocios que es el tema que subyace en lo que llaman las alianzas público - privadas. En las cuales el sector privado se lleva por delante a los administradores irrelevantes de lo público.

Esta alcaldía no ha hecho nada de peso por conservar el patrimonio, dos casas  del Centro, la de Mario Posada, Movifoto, y la Casa Mariana, ambas en la Oriental, fueron arrasadas y una del Poblado, la Casa Roja de Salmona a pesar de los requerimientos del Ministerio de Cultura, seguro sufrirá la misma suerte.

En la cuenta oficial del Municipio de #Medellín. Unidos construimos una #MedellínFuturo, es visible la derrota de la responsabilidad política, ya que cuando se nombra el futuro, esa palabrita golosina para los incautos, desde los tiempos de Ricardo Olano, y sus negocios detrás de su aparente filantropía, ya que quien la menciona en su Twitter debería entender que el futuro es ya. Quien escriba esa palabra no debe apelar a ese sentido religioso, ya que la subraya como una trampa para emboscar y embaucar al no actuar en ese presente que es necesario intervenir. Keynes lo tenía claro: A largo plazo todos estaremos muertos.

En este artículo publicado en 360radio.com.co se anota, “De acuerdo con Quintero Calle, los retos que tendrá Rodrigo Foronda son atraer la inversión privada a la transformación del paisaje urbano y de nuestra infraestructura, sacar adelante, desde la Agencia APP, los proyectos del Plan de Gobierno “Medellín Futuro”.


Casa Mariana 2019

Casa Mariana 2021

Cinismo y postureos, como expresión de estas palabras frustradas y con ideas generales, es decir, trufadas de proyectos sin nada que concierne al patrimonio, eso sí atiborradas de buenas intenciones, pura paja: “la transformación del paisaje urbano y de nuestra infraestructura”. Por supuesto en esa mentalidad donde solo ven cemento, han olvidado algo: ¿saben ellos quiénes son los dueños del Centro?

Averigüé, indagué, en diversas bibliotecas, en Google, por los quilates del señor Foronda, director de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, y en realidad sí es un profesional brillante, pero en materia laboral.  Sus investigaciones no aparecen sobre el tema de patrimonio. También he solicitado una opinión con diversos especialistas y no conocen una sola frase sobre este tema escrita por el doctor Rodrigo Hernán. Ojalá él nos recomendara sus reflexiones, sus ensayos sobre Medellín, sobre la conservación, sobre los nuevos sitios redescubiertos.

La Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, de esta manera, es otro elefante gris por el cemento que destila en sus proyectos. Allí no se tiene una sola idea para recobrar los edificios del Centro, sino darles pinturita o luces, no han realizado un nuevo inventario que recobre el patrimonio de Medellín y que se busque su declaratoria. ¿Ha caminado el staff burocrático de esta agencia por las calles? ¿Serán capaces de recuperar Boyacá, la Playa Junín, Bolívar junto a la gerente del Centro? ¿Hay legislación o sus puestos son solo cuotas de poder para burlarse de la ciudadanía? ¿Han caminado estos señores por la plazuela de Zea convertida en otro no-lugar¿Han caminado por el Parque de Bolívar bordeado de prostitución y droga? ¿Han presentado algún plan o les falta entereza y agallas para cumplir sus compromisos con la ciudad?

La Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, que debería llamarse, Agencia para la Gestión del Paisaje y los Negocios, sigue la línea de la irresponsabilidad al no propender por una política de patrimonio sin eufemismos. Sus dirigentes siguen pensando en lo de la “talla mundial” como parte de los estragos de la cultura mediática y la ignorancia general acerca de sacarle el cuerpo a nuestra memoria que merece ser evaluada y situada en su lugar, ya que cada que destrozan un edificio, cada que dañan una fachada, caemos en cuenta que borramos la presencia de quienes vivieron Medellín, así como esos arquitectos  que la construyeron, así como aquellas personas que hicieron fuerza por el ornato de la ciudad ahora en manos de nadie.

En este Centro arruinado, destruido, un no-lugar definido por Marc Auge, ya no hay espacio para la nostalgia, ante la aflicción de esos paisajes postindustriales con su hormiguero afásico del comercio, el hacinamiento y la falta de interés de sus alcaldes y, a más de eso, con los planes insustanciales dizque para sacar pechito, puro atrezo, como es el banco de proyectos de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, como una nueva forma de agresividad a lo citadino. Esta agencia viene de ese lejano país, Jauja, sin ninguna propuesta relevante con uno de los temas que le atañe, lo cual demuestra el profundo desprecio no solo de esta entidad, sino del Metro, de EPM, de EDU, de Planeación, de la Gerencia del centro y de la Secretaría de Cultura con la riqueza patrimonial de Medellín.

 

 

2 comentarios:

Luis Guillermo Cardona dijo...

La clase política es la ruina de todo lo que tiene grato aroma a pasado. Excelente artículo, Víctor. Felicitaciones.

Jc dijo...

Qué triste con el patrimonio de la ciudad, de centro histórico no quedará ni la muestra y lo peor es que en los puestos sólo ponen a gente que no tiene ni idea del tema.