ACERCA DEL ASESINATO DE UNA MODESTA MUJER
Darío Ruiz Gómez
Se ha hecho una consideración frente al concepto de
Historia qué adapto para nuestro caso; qué tal si en vez de escribir “Esto fue lo que
determinó el comienzo de la guerra entre el Ejército colombiano y el inventado ejército de las FARC” comenzáramos escribiendo que ese mismo día el
señor Pérez o Díaz salieron de sus casas hacia el Centro de la
ciudad y fueron a una cafetería donde estalló una bomba” En el primer caso nos
encontramos con un informe redactado por un Historiador que sólo describe lo que su Organización política
le dicta sin que cuenten para él estas historias de las gentes comunes, sus
muertes anónimas. Y en el segundo caso nos encontramos con un tipo de relato
donde el enfoque se da desde estas vidas
particulares de gentes comunes cuya
existencia la guerra terminará desgraciadamente agrediendo.
Al recurrir al eufemismo que la funcionaria de la CIDH llama “corte de
rutas” lo que ella pretende es revestir de retórica burocrática el relato que, enfocado desde
el punto de vista ,de los directamente perjudicados agricultores, estudiantes, trabajadoras que no pudieron llegar a sus trabajos, sacar sus cosechas ante la agresión de grupos violentos que destrozaron su
cotidianidad: ya que debió cerrar el pequeño restaurante, el almacencito de
carretera, el transporte interveredal y
por lo tanto durante más de un mes al faltar cualquier ingreso económicos las gentes modestas han sido
llevados al hambre y al desamparo. Jamás
estuvimos más incomunicados, recordemos, que en las eras de la llamada
expansión de las Comunicaciones, de la
cobarde insensibilidad del lenguaje político. Otros tres soldados han sido
asesinados en el Cauca por las guerrillas de Márquez y hace una semana fueron
otros tres y hace dos semanas otros tres, etc. ¿Quiénes eran estos muchachos y
cómo recibieron las noticias de su muerte
sus familias, sus parces de barrio? Recordemos al respecto que las FARC quedaron
de dar los nombres de guerrilleras(os) que hubieran muerto en sus filas para
que sus familias pudieran localizar sus
fosas y hacer la ceremonia de su ausencia. Las FARC, no dejaré de
repetirlo, nunca cumplieron con este compromiso y ya nunca sabremos de esas vidas
anónimas.
Derly Pastrana fue reclutada muy joven por las
FARC, violada por guerrilleros en una
emboscada, una triste vida de muchacha
que a la cual le arrebataron su adolescencia. Al liberarse entró a
encabezar la Mesa de Víctimas de las FARC
denunciando abierta y valientemente
estos atropellos, haciéndolo con
nombre propio como en el caso de la “Teófilo
Forero” y el Paisa. Este último mandó a matar a su hijo y a su primer marido y
sin embargo Derly Pastrana persistió en sus denuncias, haciendo más evidentes la
falsa proporcionalidad jurídica de la JEP. Su casa fue destruida en un atentado
y ella con sus hijos debió salir hacia Bogotá donde estudió e hizo más
claridad sobre su tarea de reivindicar las víctimas de las
FARC y la inequidad guardada hacia estas mujeres víctimas por parte de la
Comisión de la Verdad ya que nos estamos
refiriendo a lo que un psicópata en su
odio recóndito puede hacer, a lo que este asesinato conlleva como atentado
total contra la dignidad humana. Su
Fundación de ayuda a las víctimas se
llama “Caritas felices” Derly nos seguirá hablando bellamente
de la vida y muerte de los seres llamados comunes y nos referimos a esas heroínas calladas que la manipulada “Memoria Colectiva” pretende borrar.
Sicarios de Márquez y El Paisa la asesinaron de ocho tiros dentro de su casa en un barrio de Neiva de estrato1: su carro
blindado llevaba en el taller dos
semanas y sus escoltas se limitaban a
acompañarla en la calle y no en el interior de su vivienda. Naturalmente ante este asesinato ninguna Asociación de Feministas, de Mujeres por la Paz ha
protestado o la Congresista María
José Pizarro o la excongresista Ángela
Robledo, ni Piedad Córdoba ni por
supuesto Aída Avello. Las vidas y muertes
de las heroínas comunes no están de moda en la Paz Fashion. ¿Recuerdan el momento en que el funcionario de la JEP dijo públicamente que Márquez y el
Paisa se habían reportado cuando
realmente habían escapado a
Fundar Narcotalia? ¿A cuántas personas ha
matado desde la fecha el Paisa, un
asesino en serie dominado por “la
ansiedad de poder y la compulsión
sexual”, y quiénes son aquellos
que hoy nos deben responder por estos asesinatos que continuarán sucediendo
mientras la DHCPI no se pronuncie al respecto? La justicia no lo olvidemos
viene de los justos y no de las leyes. Lo recuerda Claudio Magris: “Uno puede
perdonar al asesino de su hijo sólo por la parte que le incumbe, por el dolor
que esa muerte le ha producido, pero no tiene ningún derecho a perdonar o no la
muerte de su hijo”
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