LA SOCIEDAD
INDECENTE
Darío Ruiz Gómez
Avisahi Margalit es
un gran pensador israelí cuya obra “Ética del recuerdo” es una guía para
indicar lo que supone el recordar el dolor personal, el dolor infligido a una
comunidad ya que quién recuerda no es
una Comisión de la Verdad, por ejemplo sino el directa o la indirectamente ofendidos, las víctimas a las cuales se
pretende degradar convirtiéndolas en fantasmas, por negarse a que sus recuerdos puedan ser sustituidos por “el recuerdo
colectivo”. Pues bien en un texto sobre lo que califica como las sociedades indecentes
nos recuerda lo que supondría la existencia de una sociedad decente que según
Margalit “es aquella cuyas instituciones no humillan a las personas sujetas su
autoridad y cuyos ciudadanos no se humillan unos a otros” Lo cual viene a
corroborarnos que las sociedades
indecentes son aquellas que humillan a las personas y permiten que unas
personas humillen a las otras. Darle nombre
a un montón de huesos no supone, por ejemplo, rescatar la presencia de una
persona sacándola de los NN sino
enviarla a la desaparición humillando legalmente a la familia humana, impidiendo que sea mi prójimo y que sobre él o
ella, niña o anciana pueda manifestar mi amor como responsabilidad ante la vejación
que supone la crueldad de los victimarios. ¿Alguien se atrevería a decir
afirmativamente que Colombia es una sociedad decente? O ¿vivimos en una
sociedad indecente donde se humilla a las personas negándoles el honor debido
al cual tienen derecho como personas? “El
antónimo del olvido, no es el recuerdo sino la justicia”. La extraordinaria
serie de t.v “Patria” sobre los asesinatos de ETA para “liberar al pueblo vasco
de la opresión española” nos mostró desde el sufrimiento de las personas
atrapadas por este conflicto el dolor causado por una infame “Causa” al destruir los lazos familiares , la
amistad, el concepto de patria y
desvelando así la exacta dimensión del
terrorismo como indecencia mayor.
Rogelio Alonso catedrático español es autor de un texto:”La derrota del
vencedor. La política antiterrorista del final de ETA” donde señala que: “La
sociedad vasca del pos-terrorismo es una sociedad indecente en la que incluso
algunos de quienes reivindican verdad, memoria, dignidad,
humillan a las víctimas de ETA” Lo acabamos de ver con el reconocimiento de
Podemos a Bildu y a Otegi un terrorista que no se ha arrepentido de ninguna de
sus tropelías.
Y dice algo que
respecto a la “dejación de las armas” en el caso del IRA y de Eta se disfraza bajo
las estrategias de un manipulado Acuerdo de Paz: “Abrazan a las víctimas
pidiendo perdón pero sin condenar el terrorismo” cuando lo fundamental es la explícita condena del terrorismo sin la cual
no puede pensarse en la pacificación. La humillación que altaneramente impone una
“justicia de transición” al no reconocer el
derecho de las víctimas en un Acuerdo de Paz lo cual se
convierte en una forma de tortura para
las familias de las víctimas y constituye, sobre todo, la manifiesta evasión de condenar el terrorismo, única manera de que hacia el
futuro no vuelvan a repetirse estos actos de violencia. Una sociedad indecente
cuenta con una justicia indecente, con unos medios de comunicación indecentes,
con empresarios indecentes. Rogelio Alonso
gran conocedor del terrorismo que como
lo califica no es una protesta social sino una estrategia criminal nos da luces sobre algo que está presente en
nuestro llamado “Post-conflicto”: “La
memoria amputada sustituye a la justicia
negada para embellecer la impunidad ”.
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