miércoles, 22 de julio de 2020

LA INTOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES / Darío Ruiz Gómez




LA INTOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES

Darío Ruiz Gómez

Encabezados por Noam Chomsky, ciento cincuenta prestigiosos intelectuales de habla inglesa han emitido un enérgico comunicado llamando la atención sobre la peligrosa deriva que han ido tomando los llamados  movimientos  izquierdistas  que combaten el racismo en la sociedad norteamericana a partir de la muerte de  George Floyd  y que se dedican hoy a derribar estatuas de “esclavistas” como Juan Junípero Serra –defensor de los indios- o de Colón por el hecho de haber descubierto a América. Esta nueva versión de la Cultura de la Queja ha explotado ahora buscando presentándose una vez más como victimarios y mediante  una nueva policía del lenguaje  a quienes supuestamente  no están  recurriendo al lenguaje correcto para referirse a esta problemática social y racial. Y esta virulenta persecución de enemigos ha expandido su condena a profesores, periodistas, historiadores que no recurran a las citas bibliográficas “correctas” lo que como se señala en la carta de los intelectuales   ha conducido a que en las universidades : “el libre intercambio de ideas sea cada día más limitado” y se imponga  el veto y el señalamiento “a quienes  se aparten de estas normas”. “El fascismo de extrema izquierda que pide lealtad absoluta si no hablas su idioma, practicas sus rituales y rectos sentimientos y sigues sus mandamientos,  pecados por los cuales  serás confinado, perseguido y castigado”  Lo que hace veinte años se llamó en Colombia el fascismo de izquierdas precisamente  - y que ha seguido actuando en las sombras- imponiendo  dogmáticamente  sobrepasado textos revolucionarios y la expresa condena de autores y músicos “extranjeros” como Cervantes, Shekaspeare, Camus, Santo Tomás, Mozart, Bach, Beethoven, Vivaldi y sobre todo con el señalamiento y el linchamiento de aquellos  a quienes consideran de derechas o sea a quienes los critican. Fue la perversa imposición del identatarismo y del igualatarismo mediante los  cuales  una canasta  artesanal tenía el mismo valor estético que la Monalisa  y el conocimiento de un  científico era igual a la ignorancia de uno de estos apóstoles de la nueva barbarie. Lo que Simón May llama “la idiotez social” y que ahora toma nuevos perfiles en su incapacidad para estructurar el discurso de sus supuestos  reclamos  pero disimulando agresivamente su distanciación  respecto a las clases  campesinas y  trabajadoras, el miedo a abandonar  la universidad para enfrentar los sufrimientos que una era histórica tan difícil les presenta. Unas trifulcas alentadas por iconoclastas  aquejados de esa enfermedad psicológica llamada el peterpanismo o sea el miedo a enfrentar el reto de la madurez para quedarse en esa infancia  inventada de los llamados niños grandes. La madurez de los antiguos revolucionarios que dieron su vida por una causa, se ha transformado entonces en la recocha de la llamada oposición que  día a día cae en la necedad y en el nihilismo más peligroso, preámbulo del verdadero fascismo.

Lo que llama la atención es que esta carta la encabece Noam Chomsky un grandioso lingüista y un pésimo político que alentó siempre a las guerrillas y contó con el fervor de los intelectuales progresistas colombianos a quienes, seguramente, va a desconcertar este llamado a hacer de la tolerancia la única vía de la verdadera   defensa de la Universidad.  Pero lo acompañan entre otros Greis Marcus, Jean Buruma, Marck Lilla, Martin Amis, Jhon Banville, Michael Ignatieff, Margaret Atwood, Salman Rusdhdie: “Debemos preservar la posibilidad de discrepar de buena fe sin consecuencias funestas” Ocho años de ideología farc-santista han sido una experiencia de una atosigante  uniformidad política, de censura velada pero certera a la cultura y desconocimiento del significado de  la opinión pública. Banderas, consignas, marchas, huelgas inmotivadas, violencia peterpanesca cuyo secreta consigna es no volver a estudiar.   

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