viernes, 10 de julio de 2020

La destrucción de Los hornos Hoffman en Itagüí

Los Hornos Hoffman (Luisa Vergara)

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Itagüí, Destrucción y Abandono de su Patrimonio Histórico (83)

La destrucción de Los hornos Hoffman en Itagüí

Víctor Bustamante

Hace unos años estas noticias mancharon la cultura en Oriente: Talibanes destruyen Budas gigantes con 1500 año de antigüedad en Afganistán. Otros años más tarde llega una noticia acerca de la irrupción del Estado islámico en el Medio Oriente, es decir, reaparecía esa mentalidad de fanatismo, que causó malestar, junto a su carácter sanguinario de imponer su cruzada a sangre y fuego. Ese momento aciago fue la destrucción de Palmira, Hatra, Nínive, Nimrod, en Tombuctú. Estas noticias que son lejanas, pero ciertas, demuestran la barbarie de aquellos grupos que solo aceptan su punto de vista para expresar la pobreza intelectual y miseria ética ante el pasado, no asumido como nostalgia sino como lo que ha permitido que la civilización haya creado disimiles maneras de pensar, de analizar y, sobre todo, de respetar el tesoro entregado por la historia, que es nuestra conexión sublime con el pasado.

Estos titulares de prensa confirman la barbarie de estos grupos que dan pábulo a pensar que ocurrieron muy lejos, y por ese acomodo, la conciencia frágil y poco solidaria, se acuna entre la complicidad y el silencio. Aquí en el trópico de las leyes escritas y reescritas, y burladas, con antelación, traen ese servilismo y adefesio local por la mentira, que es la burla con las leyes en la mano.

Por esa razón hiere la forma atroz como las grúas de la empresa constructora, Conconcreto, desarman y echan a tierra lo que fue un complejo, el Galpón Medellín con sus hornos Hoffman, únicos en el mundo. Y aun hiere más la pobreza intelectual del alcalde de Itagüí, José Fernando Escobar, con sus argumentos baladíes, anodinos, que llevan a pensar qué clase de alcaldes son las personas que el iluso electorado escoge, ya que, con esta destrucción, se borra de un plumazo parte de la historia de esa ciudad, que en un tiempo no muy lejano, fue considerada como un polo industrial, ahora reducida a ser solo acreditada por el Día de la Pereza, a lo cual le agrego la pereza de pensar, de ser capaces de preservar la riqueza patrimonial, pero para tener esa sensibilidad, para querer un municipio, se necesita algo que los alcaldes simuladores de la cultura no consideran al no ser ilustrados, a pesar de sus títulos, que como fórmulas apenas lucen para sus puestos públicos, pero que no poseen inteligencia ni sentido común, sino la fatal voracidad del yo.

Itagüí ostenta su historia, pero poco a poco desaparece ante el desprecio de sus actuales autoridades. Un pueblo sin historia se reduce al paisaje habitual: casas convertidas en galpones con la reja de hierro, centros comerciales como símbolo, entrecomillas del progreso, y como su máxima expresión, este alcalde que instrumentaliza con su discursillo lo que no sabe de patrimonio ni de historia para eructar lo que él cree que es su justificación, para permitir, genuflexo, el arrasar con el paisaje, me refiero al valioso acervo de lugares que la piqueta y la infamia llevan a destrozar una de las riquezas patrimoniales de Antioquia y del país.

Son tan pueriles y despreciables los argumentos del alcalde de Itagüí, para la destrucción de los hornos Hoffman, que, junto a su calanchín, el antropólogo del SIPAH, que uno piensa al escucharlos en sus razones que solo son sinrazones con un arduo sinsabor histórico, ya que el jefe, y su calanchín con sombrero y camiseta parecen empleados de Conconcreto. En ellos no hay responsabilidad histórica con el patrimonio de la que fue ciudad industrial. No, ellos tienen solo una direccional, destruir lo que ellos mismos han condenado, sin saber su valor histórico. Por esa razón cuando el alcalde habla de memoria histórica se le cae el juicio, y miente, ya que él precisamente no tiene capacidad ni principios éticos para hablar de ello. Junto a él, arqueólogo, Juan Carlos Diez, luce el uniforme nuevecito de burócrata con las siglas del SIPAH y con una desvergüenza total refiere que con los materiales que queden como desecho después de la destrucción se va a realizar un monumento en conmemoración a las chimeneas, a los hornos, de los que ellos no encontraron una razón, una justificación para no destruirlos. Ambos coinciden con un guion puesto de acuerdo, y repiten que los hornos amenazan destrucción y peligro para quien pase cerca. Eso sí a ellos no se les cayó encima ninguna chimenea, mientras daban sus criterios tan pobres y desvergonzados. Esa suerte de consejero del desastre que es el antropólogo con sombrero light como si hubiera salido para una expedición arqueológica de relieve, cuando según lo que concluimos con su homilía torticera es que no ha salido del solar de su casa.


Buscamos en la red y vemos como en su portal la Corporación SIPAH, señala: Guardianes del tesoro arqueológico de Itagüí. ¿Guardianes del tesoro arqueológico? No sé a cuál tesoro se refieren porque según su arqueólogo y sus declaraciones destempladas los noto dóciles y entregados al contratico y a las limosnas. Miro el link: “Quienes somos”, y cuando leí la mención a lo de Vigías de Patrimonio, se cayó la mascarada y la mentira que reduce el patrimonio a caminadas y no a la preservación.

Arguye, si así puede decirse, el alcalde, dándoselas de adolescente, que este bien no se encuentra en la lista de patrimonio, pero él no cae en cuenta que precisamente, en un país con lagunas y pantanos en los reglamentos, él como encargado de un municipio tiene la responsabilidad de buscar una manera de salvaguardar los lugares valiosos de Itagüí, buscar un consenso para que se logre una moratoria, que se busque una forma de integrarlo al patrimonio (lista de bienes declarados). También aduce una suma extraordinaria para recuperarlos, pero es solo su fantasía, para conmover a la opinión pública, como una manera de justificar su posición anodina y miserable. Se le salió el politiquero tribal a lo Onésimo Sánchez.

Ante tal tipo de imbecilidades en boca de estos dos funcionarios no queda más que uno quedarse perplejo. Es más, para el video de su visita a los hornos, ambos van cubiertos con tapa bocas, pero no es que allí merodee el Coronavirus, sino que más bien parece un bozal para para exhibir su envilecimiento y chapucería. Ambos, parecen muñecos de ventrílocuo, a la manera de Carlos Donoso con Kini y Lalo, mientras su creador, el talentoso venezolano, los acciona y les habla en voz baja para que el público los escuche. Pero Carlos Donoso ya no está, pero sí los desenfrenados, Kini y Lalo, que andan por el mundo burlándose de quienes les pidieron una reconsideración para no destruir ese patrimonio, así como de la comunidad que aun desea que haya puntos de referencia en las ciudades y los pueblos, para que sepan que esas ciudades no empiezan con el mandato estólido de turno, sino que hay todo un peso histórico que identifica estos lugares, donde se expresan personas que hicieron grande con sus ladrilleras, con sus fábricas a Itagüí  y al país.

Hay funcionarios, como los dos mencionados, que reinician un relato, el de la bufonada y el de la risa, el de construir como homenaje a los hornos, con los materiales destruidos, una obra para recordarla. Otra imbecilidad, pura canallada, que no les da pena regurgitar para exhibir como caramelos del llamado progreso a costa de su historia. Caramelos venenosos, por cierto, para ocultar lo que fue una ciudad pujante. Ambos funcionarios, cuya historia les resbala, a lo mejor, poseen como sitios históricos del municipio:  las discotecas de la autopista, los moteles donde el diablo del carnaval asusta a los amantes solapados, y los centros comerciales, como significado y sinónimo de su estulticia. Estas decisiones, sus decisiones dan asco.

Colombia, país sin memoria, país sin historia en su continua Patria Boba, con dirigentes que no poseen sensibilidad para amarlo y protegerlo. Colombia, país atiborrado de leyes, descoordinado, descuadernado, país sin norte, país donde nada se cumple. Colombia, país donde las instituciones del Estado siempre llegan tarde. Colombia país donde nadie sabe nada a la hora de cumplir. Colombia país inculto, sin quien cuide su patrimonio. Colombia país de calanchines y de bufones.


14 comentarios:

CORPORACIÓN SIPAH dijo...

Señor Víctor Bustamante
Permítame decirle que muchas personas en el Valle de Aburrá hemos visto su trabajo mediante el blogs neonadaismo, siendo bastante reconocido y apreciado; lo que muchos no conocíamos, entre ellos yo, es que usted fuera capaz de referirse a un tema, a una ONG y a un profesional, sin haber consultado las fuentes primarias de la situación, que en este caso se relaciona con los Hornos Hoffman. Es para muchos una lástima, ver como esa forma de referirse, habla muy mal de usted y de su trabajo.

Ya que como investigador y documentalista de sucesos históricos, usted no lo hizo; nos permitimos poner en su conocimiento y el de la opinión pública, otra versión de la historia, una en la que no tenemos la necesidad de tratar mal a nadie y menos a personas y entidades que no conocemos. Le aporto algunos datos “calanchinescos” que seguramente usted en su profunda investigación no los encontró, pero habrán de servirle para tres cosas, proviniendo de una persona con las características que usted me atribuye:

 ¿Sabía usted que el visto bueno para demoler los hornos no es de este año? Se expidió por la alcaldía en el año 2017. Ah pero nadie dijo nada.
 ¿Sabía usted que esta autorización no fue ejecutada, porque apareció un “calanchín” de apellido Diez, que se opuso hasta que el ICANH se pronunciara?
 ¿Sabía usted que la respuesta del ICANH fue que el tema no era de su competencia?
 ¿Sabía usted que, ante la respuesta del ICANH, volvió a salir el “calanchín”, de apellido Diez, y que nuevamente se opuso hasta que el ICPA se pronunciara?
 ¿Sabía usted que la respuesta del ICPA fue que los hornos Hoffman, no eran patrimonio?
 ¿Sabía usted que, ante la respuesta del ICPA, otra vez volvió a salir el mismo “calanchín”, de apellido Diez (mamerto ese tipo oiga), y que nuevamente se opuso hasta que el MINCULTURA se pronunciara?
 ¿Sabía usted que la respuesta del MINCULTURA fue que los hornos Hoffman, no eran patrimonio?
 ¿Sabía usted que, ante la respuesta del MINCULTURA-ICPA-ICANH Y Alcaldía, la curaduría urbana segunda de Itagüí, dijo; pues siendo así está muy claro y dio la licencia de demolición?

AHHHH, si hubiera investigado bien, antes de despotricar de un profesional y de una entidad, que han entregado todo al trabajo con la comunidad y a la defensa del patrimonio, seguramente su artículo sería menos “Calanchinesco” y seguramente se hubiera dado cuenta, que de manera irresponsable usted y otros cuantos “intelectuales” que ahora hacen carteles y se toman fotos indignados con el tema, pero les da lidia legar al sitio porque no saben ni moverse en Itagüí, pues nunca han venido; usan las redes sociales para llevar a la hoguera, cual bruja medieval, a quienes desde el principio fueron los únicos que agotaron todos los medios y las vías legales para evitar la demolición de los Hornos Hoffman, sin hablar del costo profesional y laboral que ello ha significado, nada más por la pura y fluida filantropía que le recorre las venas a los “Calanchines” de SIPAH.

De ahí que me gustaría hacer las siguientes 12 observaciones y preguntas:

1. Que tanto conoce de mi historia profesional y como líder social, la cual lleva 22 años de gesta. Por lo menos ¿Ha leído alguno de mis informes científicos o alguna de mis publicaciones? ¿Conoce acaso los procesos sociales que he liderado, los que he creado o los que he asesorado? ¿Tan siquiera conoce los escenarios de participación ciudadana en los que he representado mi municipio, al departamento y la nación misma?

CORPORACIÓN SIPAH dijo...

2. Para llamar “calanchín” a una persona, debería uno tener por lo menos una respuesta a cualquiera de los cuestionamientos anteriores. Pero tranquilo, yo supongo que no sabe nada del tema, y por fortuna para usted son tan extensos que no alcanzo a mencionárselos aquí ni tampoco es mi interés, pero podría tomarse el tiempo de buscarlos, están en línea.
3. No se equivoca al decir que trabajo para CONCONCRETO, soy contratista, no empleado, pero no es la alcaldía quien me paga, se equivoca nuevamente y mi presencia en ese proyecto se debe a una licencia de investigación que es emitida por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia y no por entidades territoriales o privadas.
4. Mi uniforme no es nuevecito (es un buzo con más de un año ya), prenda oficial de la Entidad sin Ánimo de Lucro que dirijo; Ah y por cierto funde, y desde la cual hace 15 años se invierten ostentosos recursos (económicos y en especie) al año, en trabajo voluntario con la comunidad, para recuperar y proteger el patrimonio, además de generar 25 empleos profesionales y 5 básicos; pero de seguro eso suelen hacer los “calanchines” supongo. PD: Tampoco soy burócrata, los burócratas no hacen labor social, de pronto pagan para que otros la hagan o escriben artículos “calanchinescos” al margen, pero no actúan, no se untan.
5. No me da vergüenza del video al referirme a la propuesta escultórica (que por cierto es uno de 5 que hay, así como más de 10 notas de prensa, donde hay otras versiones), pero usted en su ardua investigación solo vio esta; pues no es ni mi idea, ni cuenta con mi respaldo académico (esas son las cosas que un buen escritor debe documentar). Dicha idea, es de la administración municipal, incluso de años anteriores y se le solicitó a la empresa; tema en el que como arqueólogo no puedo participar, pues no es de la competencia jurídica de la licencia del ICANH, y en el que como profesional, no me quedas más que referirlo, pues es una realidad que yo no puedo cambiar, pero tampoco ocultar o negar.
6. De igual manera mis estudios profesionales no son en patologías estructurales, por lo tanto no soy quien para desmentir lo que un estudio dice frente a que las estructuras están en riesgo; así desafortunadamente para usted no nos hayan caído mientras hacemos nuestro trabajo. Sin embargo, también conozco otras opiniones que difieren de las posibilidades de ruina o desplome, pero nuevamente y por infortunio, ni soy ministro de cultura, ni soy alcalde, ni tengo investido en mí título de antropólogo, nada que me permita detener lo que las autoridades han aprobado.
7. Frente a lo de ser un consejero del desastre, ya ve usted que a pesar de que su comentario va en una vía retorcida y malintencionada contra mi buen nombre y profesión; de algún manera si he vaticinado muchos de esos hechos, pero lo peor de todo es que siempre he terminado castigado porque nunca pasa nada diferente a ser señalado como el que pone problema; a pesar de ello, si usted de verdad investigara, se daría cuenta de cuantas de mis acciones en la región, tienen aún a salvo muchos patrimonios. Y sí, mi sombrero es Light, pues hay que cuidarse del sol y de algún conjuro que escritores “calanchines” malintencionados quieran lanzar para que a uno de pronto le caiga una chimenea.
8. A propósito de lo que “concluyeron” (por cierto no se sabe quiénes), es verdad, yo no he salido del solar de mi casa, ya que como buen Colombiano considero el país como eso, mi casa; y aunque puedo darme el gusto de haber trabajado en investigaciones en casi todas las regiones del país, aun no lo he hecho fuera de él. Si eso responde a su comentario de “solar”, pues si, todas mis investigaciones y aquellas en las que he participado (unas 120 así que me acuerde), han sido a lo largo, ancho y sobre todo profundo, de este hermoso “solar” llamado Colombia.

CORPORACIÓN SIPAH dijo...

9. Frente a lo institucional, valga la pena repetir, resumidamente, que SIPAH siendo una ONG, con 15 años, pues ha dedicado su tiempo, recursos, infraestructura y personal, al servicio de la comunidad y que en nuestro portal web no hablamos de tesoros (no solemos usar esa palabra), quizás sea alguna nota de prensa allí colgada. De pronto le sirva para alimentar su experiencia y conocimiento, visitar el primer y único museo comunitario que hay a la fecha en el Valle de Aburrá, cuya entrada es gratuita, al igual que los insumos, materiales, servicios y talleristas para la comunidad (para esta visita comuníquese a los teléfonos de SIPAH-son los creadores); también podría serle útil solicitar una visita a su lugar de trabajo comunitario, de la única experiencia de museo itinerante en una moto en toda Latinoamérica, la Motomuseo Itinerante, con 10 años de existencia (para esta visita comuníquese a los teléfonos de SIPAH-son los creadores); o quizás prefiera venir a conocer el parque de los petroglifos, único en su tipo en la región (por cierto nuevamente diríjase a SIPAH-son quienes lo cuidan, investigan y co-administran, gratuitamente)…etc…etc…Nuestra gama de ofertas y servicios profesionales, sociales y “calanchinescos” son muy amplios, incluso en cuarentena, no se lo pierda.
10. Lo que sí es sumamente irresponsable además de irrespetuoso de su parte es afirmar que “nos entregamos al contratico y la limosna”; para su información y como buena ONG, con todo al orden día ante los entes de control, le damos unas pistas en cifras del más reciente balance social y económico. Solo el 10% de nuestros ingresos anuales son del sector público y para el caso local de ese 10% solo el 2% es del municipio de Itagüí y eso que de año en cuando, no es continuo ni mucho menos. Así que nada de “entregados”, de hecho ese 2% de recursos no es el reflejo de nuestra falta de gestión, sino del desprecio que nos hemos ganado por ser los defensores del patrimonio, o “calanchines” como se acomode mejor a su jerga literaria. PD: ¿Sabía usted que el 90% de las investigaciones arqueológicas y de otros patrimonios adelantadas en Itagüí, las hemos hecho nosotros?, muchas de ellas de recursos propios o mediante gestión con sectores no oficiales. Seguramente en el país de los “calanchines” que usted conoce, eso es una práctica generalizada, a lo mejor nosotros descendemos de ese mundo paralelo, al que al parecer usted nos inscribe.
11. En cuanto a lo de ser vigías del patrimonio, justamente la semana pasada nos llegó la renovación que otorga el Ministerio de Cultura a los grupos de “calanchines”, que tienen como demostrar un labor no solo de caminadas; lo que pasa es que las páginas web hay que visitarlas más allá de la galería de fotos, sobre todo cuando se trata de buscar información para hacer una publicación medianamente decente y seria. En la nuestra encontrara resultados científicos también, si en realidad esa fuera la intensión de su artículo.
12. Si en su concepto mis posturas son “bufonadas” y no me interesa la historia local, lo invito a que como buen investigador, me muestre los que sí lo son y que han hecho para dicha defensa acérrima que reclama; AH pero no olvide consultar también la sección de noticias científicas y logros investigativos, para que no se quede en las caminadas “calanchinescas”, y así pueda conocer realmente los 22 años de historia, vida y obra de un profesional oriundo de Itagüí y su defensa por lo local y de paso los 15 años de historia institucional de una entidad a su juicio “entregada al contrato y la limosna”, que por cierto ni eso hemos visto localmente.

Sin más que aportar, es un gusto expresar nuestra opinión, para lo que a bien sirva de los humildes lectores, Gracias.

UN dijo...

En el mundo interconectado en el que vivimos, es fácil constatar que la cultura tiene el poder de transformar las sociedades. Sus diversas manifestaciones, que abarcan desde los más preciados monumentos históricos y museos hasta los ritos tradicionales y el arte contemporáneo, enriquecen nuestro día a día de múltiples maneras. El patrimonio constituye una seña de identidad y favorece la cohesión de las comunidades que no asimilan bien los cambios rápidos o que sufren el impacto de la crisis económica. La creatividad contribuye a la edificación de sociedades abiertas, inclusivas y pluralistas. El patrimonio y la creatividad contribuyen a la construcción de sociedades del conocimiento dinámicas, innovadoras y prósperas.

J dijo...

¿BORRANDO LA HISTORIA PARA DAR PASO AL INSENSIBLE COMUNISMO INVASOR? ¡DOLOR!

ACJ dijo...

¡Si el lamento significara algo! Pero no hay nada comparable a la impotencia de los que claman por justicia en el desierto. Es inconcebible que la autoridad de Itagüí se escude en los conceptos de dos profesionales con tan pobre bagaje; cumplieron la tarea del mandante que mostró su desdén y desgano en la defensa de ese testimonio, que, como un canto a la arcilla, se elevaba al igual que catedral medieval. En tiempo de D. Diego Echavarría, había dirigencia. Ahora hay negociantes. La biblioteca que fundó, era un templo. La destrucción de los hornos hoffman, es un crimen. Se confabularon todos: dirigentes, expertos, Conconcreto y arquitectos. Porque esos metros que cubrían el monumento, disminuían las utilidades del proyecto. Con la demolición de los hornos, revelaron su postración.

cordial saludo,

JAVIER dijo...

!!!!QUE TRISTEZA¡¡¡¡

Mauricio dijo...

Daños irreparables que suceden y todos tan campantes.

Unknown dijo...

Es entendible que como escritor usted quiera contar una historia, pero cuando los protagonistas son de carne y hueso se hace necesario investigar más a fondo, porque no está bien que usted con sus palabras sin bases ni fundamentos emita juicios de valor tan errados. Lo invito cordialmente para que se acerque a nuestras instalaciones no antes sin realizar un sondeo entre los habitantes del barrio donde llevamos más de 10 años realizando trabajo social y comunitario usando el patrimonio como herramienta para la reconstrucción de tejido social. Frente a la supuesta contratación a la que usted se refiere, esa información usted como ciudadano la puede pedir ya que es de pubico conocimiento.Tendremos el gusto de aportarle la información que necesite de nuestro trabajo y le aclararemos sus dudas. Su opinion genera varios interrogantes: ¿si nosotros como Corporación SIPAH no hacemos nada por el patrimonio, qué hace usted? ¿De dónde deduce usted la cantidad de mentiras que dice en su escrito? Espero que en su visita que ojalá pueda hacer nos despeje estas dudas. Cordialmente.
Lucy Tobón
Directora
Museo Comunitario Graciliano Arcila Vélez.

Anónimo dijo...

DESDE LA OFICINA CENTRAL DEL NEONADAISMO: Mañana en cualquier lugar.
Rondan las habladurías que con un contratico le cierran la boca a propios y extraños. es lamentable que los hornos sean calcinados sin miseria, y que en sus meditaciones los administradores adolecen del ímpetu y del descuido estatal.
Asistí en varias ocasiones a la defensa del patrimonio por el señor Diez, pero, fuentes importantes dicen que había una platica de por medio nada despreciable.
Hasta ese momento el patrimonio fue importante.
lo cierto es que la verdad se defiende sola.
Edgar hoy desde Itagui, mañana desde cualquier lugar donde se corrompa el patrimonio.

ICANH dijo...

¿Por qué preservar el Patrimonio Arqueológico?
A continuación se da a conocer la Nueva Ley General de Cultura. Ley 397 de 1997, que en su Título II se refiere al Patrimonio Cultural y al Arqueológico. Se incluyen igualmente las leyes y decretos anteriores que hacen referencia a este patrimonio, cuyas disposiciones sólo se derogan en cuanto ellas sean contrarias a la nueva ley. Estas normas están orientadas a proteger aquellos bienes culturales -vasijas, herramientas, entierros, etc.- producto de las actividades de los grupos humanos en el pasado. Sin embargo, su significado y valor histórico sólo puede darse con el estudio del conjunto de objetos, estructuras y el entorno que componen un yacimiento arqueológico. Además de poder observar las diversas actividades que desarrollaron los grupos humanos, el contraste entre ellas, de región a región, permite conocer la multiculturalidad presente desde hace milenios. Las investigaciones arqueológicas muestran la existencia de cazadores, recolectores de plantas, pescadores y agricultores. Algunos de éstos se especializaron en producir alimentos como el maíz o fríjol u objetos para comerciar, a veces a muy grandes distancias. Así, las regiones se conectaban y compartían o se enfrentaban por sus territorios. El saqueo, la destrucción, la guaquería y todas aquellas acciones que afecten el Patrimonio Arqueológico, sólo pueden producir grandes vacíos en el conocimiento del pasado y nuestro devenir histórico. Los bienes culturales son un componente básico de la identidad de los pueblos que la constituyen. Las leyes amparan los bienes que conforman el Patrimonio Arqueológico. La manera de preservarlos es a través de la aplicación directa de estas leyes. Sin embargo, se deben crear estímulos que eviten las acciones destructivas. Promover las investigaciones arqueológicas, crear museos y espacios adecuados para la exhibición de los bienes arqueológicos, desarrollar los actos culturales que involucren este patrimonio, son algunas acciones que han de impulsar las autoridades locales y regionales. ¿Cómo evitar la destrucción del patrimonio arqueológico? 1. Se deben reportar los sitios arqueológicos y evitar el saqueo. Para la preservación de estos yacimientos se debe acudir al Instituto Colombiano de Antropología (ICAN), quien adelantará las labores de rescate directamente o través de una entidad delegada. 2. Al proyectar labores que puedan causar grandes impactos como construcción embalses, carreteras, hidroeléctricas y edificaciones en general, el ICAN proporcionará los planes de protección que deberán implementarse para investigar y mitigar el impacto que causarán las obras. Las empresas encargadas de estos proyectos deberán cumplir con los requisitos establecidos para evitar la pérdida o daños del patrimonio cultural. 3. Las alcaldías y demás autoridades locales o regionales deben hace cumplir las normas existentes sobre la conservación de monumentos y del patrimonio arqueológico, en general, que representen un valor histórico de importancia. Deben evitarse su destrucción, restauración o traslado sin previa consulta a las autoridades correspondientes o al ICAN. 4. La policía, la aduana, las autoridades militares y civiles deben evitar el robo y salida del país de los objetos de valor histórico provenientes de sitios arqueológicos y museos. Se debe buscar el apoyo y cooperación de la comunidad local para mantenerlos en sus lugares de origen.

Chucho Pesos $$$$$$ dijo...

Será creerles. Falsean, falsean de forma continuada, sin consideración ni pudor. Mienten cínicamente, de forma insistente destruyen el patrimonio. Viven con la mentira, es esencial en ellos, los rodea, los envuelve, los mantiene casi en la periferia con sus agravios. Mentira y poder son los parámetros que los mueven y así gobiernan. Han mentido, mienten y seguirán mintiendo para destruir con sus amigos el patrimonio, para no responsabilizarse de nada. La culpa no es nuestra dicen. Mienten y mienten y vuelven a mentir. No tienen ni dignidad, ni honor, ni honradez, ni vergüenza, ni pudor. Mienten para ocultar su incapacidad, su ineptitud, su desprecio hacia el poco patrimonio que nos queda. Siguen mintiendo cuando manifiestan los peligros.

Mabel dijo...

Qer fuera que con reclamar, no los hubieran destruidos.
que tristeza

CJ dijo...

Muy triste noticia, no sabemos cuidar el poco patrimonio que nos dejó la destrucción del proyecto de modernización.