lunes, 1 de junio de 2020

LA CIUDAD DE LAS DESAPARICIONES / Darío Ruiz Gómez




LA CIUDAD DE LAS DESAPARICIONES
Darío Ruiz Gómez

Con una gorra y con el tapabocas  ningún policía o vigilante de la pandemia puede reconocerme y sobre todo certificar mi edad de manera que como lo haría un espía norteamericano en una ciudad comunista  puedo desplazarme en un vehículo  y dar un rápido vistazo a cierto sector de la ciudad cuyas calles deben  estar solitarias  tal como efectivamente lo compruebo en el sector de El Poblado pero cuando hemos cruzado el puente sobre San Juan y un gran aviso nos anuncia pomposamente que estamos penetrando en la “Ciudad histórica” al igual que en aquella visita que hice al Berlín Comunista  la fealdad  es lo que me recibe, lo que veo  alineados contra un muro es a una serie de drogadictos de figuras vencidas por la miseria y la droga, la muralla del llamado Parque de San Antonio es más fea y menos sólida de lo que recordaba y comienza   a emerger  una multitud de afrodescendientes que se mueven desordenadamente como si no existiera el peligro de un conductor  desquiciado que los atropellara o para ellos no existiera el Coronavirus. La impresión es la de un sector que sin remedio se degrada. El frustrado corredor verde se interrumpe con la aparición de una descomunal estructura de metal pintada de negro y que despliega sus alas como un ave maligna de manera que el verdor de las plantas es sofocado por este descomunal estructura que rompe la escala de los edificios   y deja al desnudo la fealdad de la abigarrada y desarticulada fachada de  chazas y almacencitos.  La escala humana que esos transeúntes debieron haber señalado a quien supuestamente diseñó esta avenida no existe y por lo tanto la mirada se desequilibra cuando observo la barbaridad cometida por quienes colocaron una estación del tranvía enfrente de la iglesia de San José agrediendo el volumen de la iglesia y el atrio. El cruce con La Playa que debió ser atenuado con entradas lógicas ha quedado como un problema de diseño resuelto con la chapucería propia de un contratista y no de un diseñador urbano de manera que la fachada  de edificios  modernos que debería verse como un sector renovado  anunciado por el  equilibrado volumen  del edificio del Banco,  se  esfuma  estéticamente   en lo más anodino pues  el tajo brutal que se hizo para crear la avenida Oriental   destruyó  bárbaramente un sector que era un verdadero patrimonio  arquitectónico, de ahí la persistencia visual de culatas de edificios recortados, la inexistencia de  un adecuado mobiliario urbano, esa hiriente panorámica de la  “otra” ciudad  que domina la visión de las montañas  agredidas, las ruinas de un edificio emblemático como la Casa Egipcia, el desorden, los casinos y los feos moteles y al entrar en el deprimido  constatar que no hay luz,  que penetramos de improviso en la oscuridad con el temor de que alguien lance una piedra y al salir  enfrentar el ofensivo espectáculo de  mendigos, enfermos terminales tirados sobre las aceras y los separadores entre papeles sucios, hogueras  primitivas:  una tierra de nadie. ¿No era este el Centro histórico? Si no he podido entrar al Parque de Bolívar es porque no hay lógica alguna en el trazado vial porque la fealdad que caracteriza al sector mentalmente  ha hecho desaparecer edificios, recorridos, a la   catedral  rodeada de feos moteluchos  y sobre todo porque  me ha espantado alejándome de cualquier interés por este sector en manos de la delincuencia.
Tomé el título de esta columna del extraordinario libro de uno de los mayores escritores ingleses del Siglo XXI, Iain Sinclair y su recorrido por Londres verificando desapariciones   de personas y lugares de trabajo, de bares famosos, de cafeterías y cines, de la altanería  humillada del Distrito financiero  o sea de una ciudad como nuestra propia historia personal. Recordemos que la Constitución de 1991 exige la inclusión del informe sobre Patrimonio Cultural para  que pueda ser aceptado el Plan de Desarrollo.  ¿Dónde está ese informe sobre Medellín? ¿Qué se hizo con los miles de millones que el anterior Alcalde se gastó para crear un “Centro histórico”?  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Usted se quedó petrificado en el tiempo, en la guerra fría, este blog se autodestruirá en 10 segundos....le colonizaron la mente las series enlatadas americanas de los 70 y 80, muy mediocre pensante