jueves, 18 de junio de 2020

FAMILIA: PAREMIOLOGÍA DE UNA TRADICIÓN ANTIOQUEÑA / Juan Mares





Constancia de lectura

FAMILIA: PAREMIOLOGÍA DE UNA TRADICIÓN ANTIOQUEÑA

Juan Mares[1]

        Toda obra literaria tiene sus causas motivantes que la pueden llevar a trascender la cotidianidad de un pueblo para convertirse en su epopeya o en la saga de una familia, como nicho de donde se puede configurar ese pueblo. También puede ser la épica de un hombre.
         Esta novela cumple una tridimensionalidad en sendos frentes: es una epopeya en cuanto que es la consustanciación de un pueblo que emerge del mar y va a los Andes. Es decir, una familia en una idiosincrasia, como el pan y el vino en la Eucaristía. Es la saga de una familia, basada en una historia familiar con más despliegue “metastásico” en la configuración de un pueblo o nación desde dos, cuatro o dieciséis familias regadas por el espinazo andino. Y es una épica de la vida de un hombre en cuanto narra el viacrucis de quien va viendo desaparecer a sus principales parientes, padecidos hasta lo indecible, cruzando no el mar de los sargazos con todas sus amarguras, sino el padecimiento espiritual para descifrar el mundo de su tiempo desde la orilla de un litoral de amplias costas y arrecifes. De farallones y collados, de sabanas y rastrojos. Es, como ñapa, un patrimonio intertextual de la paremiología social como sustrato de las esencias de un pueblo.
           Miremos. Una novela es un riachuelo que se va ampliando en la medida en que le llegan varias vertientes hasta conformar un río, que va a dar al mar, donde se mezcla, de manera intertextual, con la quinta esencia de otras novelas que en el mundo han sido y donde se permean las experiencias del ser humano. Experiencias que se transparentan en la literatura.
           Así el asunto, me encuentro con que, al terminar de leer la novela, veo rastros de mar caribeño que es García Márquez en la literatura, nuestra literatura. Para mi criterio está de una manera diversa la hojarasca y explico por qué. En la obra de Márquez es un niño, una madre y un abuelo quien narra un episodio de un pueblo entorno a la vida de un médico; acá, Jairo nos presenta los sucesos desde el antes y el después de la vida de su padre, el hermano y la madre desde una visión en primera persona; por supuesto, esto nos lleva a Fernando Vallejo y su cantaleta de la primera persona.
        En este trance se van dilucidando asuntos que profundizan el carácter existencial frente a la muerte y del absurdo ante la sociedad y la justicia. En Albert Camus se plantea el problema cuando, en El extranjero, sucede que a Meursault, el personaje principal, lo condenan no por haber matado a un árabe, sino porque la noche de la velación de la madre se va de cama con “María Cardona, antigua dactilógrafa de la oficina donde trabaja”. En Familia, Jairo cae tres veces. Cuando muere el padre, cuando asesinan al hermano y cuando fenece la madre. Como coincidencia, la dama en este caso empieza por M, y no delata su nombre por razones que el corazón o el cerebro y, en cualquier caso, la hidalguía no permite.
          Por todo el espacio que se estructura a través de esos tres episodios se va relatando la historia del contrabando, y en la que Urabá es un camino, no solo de los principios de la mafia, sino de los más recónditos ancestros del mestizaje antioqueño, perfilado desde Santa María La Antigua del Darién. Incluso, el nombre tiene su doble sentido semántico: Familia como saludo en las vertientes del bajo Atrato y con eco en Victorio Mosquera.
        En las páginas 11, 19, 20, 21, 29, 96, 97, 101, en fin, en estas hojas se traslucen esas raíces o “meaitos” de perro que se permean como una ancestralidad antioqueña, que pudo ser consciente o inconsciente en esta novela reveladora de muchos aspectos donde se tocan asuntos de la moda, las negritudes, la religiosidad, el trabajo y, un ensayo o una reseña que hable de una excelente obra para complementar una tradición que atraviesa desde Tomás Carrasquilla, pasa por el mago de todas partes, Manuel Mejía Vallejo, hasta apostillar en los flancos de Fernando Vallejo. Todo esto con la evocación del mar paramiológico de Cervantes en su obra. Esta es la otra fuente que recoge como origen de los antecedentes antioqueños, y donde, igualmente, acopia en una página donde recrea el asunto de los rastros nativos que se pintoretean con el cuento de la cita de García Márquez en el Amor en los tiempos del cólera con las meretrices dabeibanas.

      
LA PAREMIOLOGÍA EN FAMILIA

Son muchas las maneras de enfocar un señalamiento como ejercicio lingüístico en esta obra de Jairo Osorio, para resaltar ese aspecto filosófico de la moralidad donde se presentan otros tópicos éticos y un pequeño tratado de axiología.
Aquí me limito a sacar los que pillé más visibles en el camino de esas páginas de la saga familiar de Jairo Osorio. Veamos
Cuando alguien cercano muere y no sabíamos que existía: Se mueren personas que uno no está al tanto de que viven.
Por referirse a unos calzoncitos cortos y estrechos en una amazona: “etida en sus calzoncitos de algodón a culo pajarero.
Al  revisar un álbum familiar: ¿A qué hora sucede el tiempo?
Por referirse a un familiar camorrero: Liberal, putañero y además bribón.
Como advertencia: Nadie se va detrás de los desconocidos a tumbar las selvas.
De las despotricadas nacionales y detractoras de los ganadores para decir que se trataba sólo de: Comer bueno y dormir mejor.
Como para un refrán ante la necesidad de alguien que haga respetar la tradición o la parentela: Volvió el miedo a Celso Bala.
Como para despertar añoranzas: Los viejos de la familia extrañan la virtud del pueblo.
Por referirse a los aprovechados (2° párrafo, pág. 64) Así juntaba Dios el hambre con la gula.
Cuando se llega a alguna parte de manera huida: Llegó sin una muda de ropa.
Para decir verdades de a puño: El toro y el melón como salen son.
Sentencia que hace alusión a la avaricia: La envidia ahuyenta el oro.
Para recomendar una buena inversión inmobiliaria: Casa en plaza los quicios tienen de plata.
Sobre los destinos e imposibles: Al que nace barrigón es inútil que lo fajen.
Para dar una exaltación a la inversa: Docto en asuntos de teología y humanismo, buen escritor y lengua superna (lengua de trapo y de zurriaga, para el antioqueño).
Los derrotados ante la vida luego de haber sido prósperos: Los viejos se mueren de eso y hasta de menos.
El que es experto, diestro en algo, en cualquier lugar del mundo pelecha: Gallo que es bueno lo mismo canta en su corral que en el ajeno.
Sobre la calidad y nobleza de alguien o de un objeto: El puerco y el noble por la casta se conocen.
Sobre lo que corresponde a las habilidades de una persona: Mozo rondador no puede ser madrugador.
Filosofía de aguardenteros, contrabandistas y bandidos en general: Alfredo: –Mijo, el hombre que vale es el estudiado.  El Narizón –[…] un hombre que va a la universidad es un hombre inteligente; un hombre que va a la cárcel es un hombre íntegro; un hombre que va dos veces a la cárcel es un imbécil.
Ser retrechero: Salude, pero no dé la mano.
Es esa filosofía del vivo vive del bobo y el bobo del engaño: El Eme sí que supo de eso en sus tiempos. Igualmente, los candidatos políticos en cualquier nivel: Hurta y reparte que es buen arte.
Por lo ágil y rápido para caminar: Viajaba de Medellín al Golfo de Urabá en el mismo tiempo que se gastaba una mula espantada, Omar Garcés “El Patón.
Ante la prudencia frente a lo propio de la parentela: Nadie tira piedras a su propio tejado.
Es una versión antioqueña de la sentencia bíblica –El que a hierro mata a hiero muere  (Mateo, Capítulo 26, versículos 51-52) –, a la vez que es una sinestesia interesante: Le dieron sopa de su propio chocolate.
El que ofende fue porque fue ofendido: Nadie da palos de balde.
Es parte del patrimonio universal que se reenvasa aquí. Francisco de Quevedo y data del año 1603. Y donde se afirma el poder del vil metal para corromper la sal: Poderoso caballero que era don dinero.
Es decir, cada quien sabrá para dónde va y “todos los caminos llevan a Roma”, es un renuevo con otra adaptación creativa: La calle es camino de todas partes.
Sobre el acomodarse a lo que rinda estipendios: El oficio que no mantiene a su amo vaya al diablo.
Variante de al caído caerle”. O al perro flaco se le pegan todas las pulgas, o todo perro flaco es carranchiloso: “Del Árbol caído todos hicieron leña.
Sobre los avispados que llegan con el rabo entre las patas y terminan ladrando y mordiendo a quien les tiende la mano: De la calle vendrá quien de la casa te arrojará.
Sobre las rachas de suerte, cuando el buen sino favorece: El año que es de leche hasta los machos la dan.
Sobre el arte de la reciedumbre o acomodarse a las circunstancias: La desdicha nos enseñó que son más los días que las alegrías.
Es una variante de Cuando todo aprieta, el camino se aligera: La carga hace andar al burro.
Todo lo que se necesita se consigue en alguna parte. Muy original, buenísima: No hay chirimbolo que no se consiga en tenderete.
Desperdiciar alguna oportunidad por temor o por las urgencias del diario transcurrir: Desaprovecharse entre los apuros del mal vivir.
Con solvencia económica todas las desavenencias se hacen llevaderas: “Las penas con pan son menos penas”.
Nos evoca otros refranes del patrimonio universal: Más ayuda el que no estorba. Recuerda estos: “Comida se da, pero ganas no; Llorando también se goza; Hay unos que no dan, pero no quitan; Ni el que llega estorba, ni el que se va hace falta.
De cuando las dificultades apremian, bueno es chirinete[2] si falta la arepa: Con suficiente hambre no hay pan duro ni falta salsa a ninguno.
Lo bueno si mucho, empalaga, “lamber” mucho fastidia al lamido: En él lo poco agradaba y lo mucho enfadaba.
Sobre el disfrute evocado de algo muy bueno sucedido: Todavía me huele a panela caldeada la chocha que lamo.
Hombre satisfecho luego ignora las necesidades del otro (Entre otras, este refrán se lo escuché a varios arrieros y aserradores del Ato Sinú procedentes de San Carlos, de Urrao, de Uramita, Dabeiba e Ituango): Yo soy como Juan Orozco, cuando meriendo no conozco.
            Aunque los hijos nazcan de una misma chocolatera y de un mismo molinillo cada uno tiene su sabor, color y forma. Es decir, nace cada uno con su manía social y donde son tantos no faltan la puta, el cura, la monja, el matón, el ladrón o el marica y hasta buenos padres y madres de familia. No falta la oveja negra y el gallinazo blanco cuando es pichón: Cada hijo de familia es un dedo distinto, pues no hay sangre sin calavera.
 Remplaza al refrán: Vaca ladrona no olvida portillo: Perro y mujer que pisan cuartel regresan a él.
Es muy parecido al trillado en un vallenato que dice: El hombre que trabaja y bebe, déjenlo gozar la vida…; o este otro, El perdido busca el monte, o No ponga horqueta a burro puertero (Es bueno saber que hay vacas, mulas y burros que son portilleros y alambreros, a estos se les pone horqueta): No pongas bozal al buey que trilla.
Es remplazo a “al que le van a dar le guardan: Nunca es tarde cuando la dicha cuaja buena.
Sobre los desplazamientos forzados: La noche en que el miedo anduvo en burro.
Sobre el que no cabe en algún lugar, o bien, Perro de pocas pulgas, o de quien no carga agua en la boca: Culo de mal asiento.
Es decir, no saben lo que se pierden: No se arrepentirán de haber venido y sí se entristecerán si no vienen… (Pere Romeu y Borrás).
Es una réplica del Guerra avisada no mata soldado: Soldado cojo no muere en guerra.
Sobre estar alerta: Cabra coja no guarda siesta.
Sobre el abrazo disimulado cuando se baila amacizado mientras se caliente la arepa:
Ahí etá usté brillando hebilla; Haciendo ganas.
Sobre tener buen nombre, estar acreditado, que cuando no tiene plata a la mano le ayudan por ser un honrador de deudas: Es mejor tener crédito que plata.
Sobre el tacto en el tratamiento de alguien alebrestado para cogerlo con la mano en la masa: Espantar un pájaro no es la forma de agarrarlo.
Sobre el saber corregir: El amor filial puede más que la soberbia.
Dar espacio a la fe o al olvido, hacer mutis ante lo que no se puede hacer mayor basa:
A Dios se dejan las cosas sin remedio (A Dios se dejan los asuntos sin remedio).
Las personas aprenden con el ejemplo, y no por recomendaciones, lo que se ve se termina imitando: El lobo aprende a aullar en la jauría.
Comporta una actitud de “vivo” que se esconde tras la fe de otros: Tras la cruz está el diablo.
Este dicho o refrán tiene uno más contemporáneo: Hoy día hasta los espejos mienten. Claro, la mayoría de los espejos estándares muestran lo que reflejan, cuando no, son de aumento o que alargan o estilizan la figura, como si fuese una selfi con photoshop. Un espejo no sabe ser embustero.
Una sentencia que refleja la filosofía documentada del grafitero en asuntos del amor, sumiso de una de las partes. De un grafiti copiado en el texto (pág. 231): El amor y la libertad son incompatibles; el amante es un esclavo.  
La sentencia siguiente equivale a No botar pólvora en gallinazo:
Donde en el obituario del libro concluye: Hay que enseñarle al que no sabe, pero nunca al que no aprende.
Me encontré esta figura literaria que me pareció importante, aunque farragosa, novedosa:
Hipérbole: Fumarse un porro de aquellos daba la sensación de haberse tragado una granada de mano de combustión atómica. (pág. 70).

Y este pequeño glosario que anoté por poco frecuente su uso en el lenguaje coloquial, parte a destacar cuando se usan con un sentido espontáneo y bien aplicado:

Aguaitar: Arcaísmo caído en desuso y más frecuente en las viviendas campesinas de los ribereños de los altos del Sinú y San Jorge y significa: mirar, observar.
Chiribico: La definición de chiribico en el diccionario castellano es arácnido de las tierras calientes, de olor desagradable y cuya picadura produce fiebre. Otro significado de chiribico en el diccionario es también pez pequeño, de forma elíptica, color morado, boca y ojos muy chicos.
Filipichines: Es como decir hijos de papi y mami. Aunque en San Carlos, Antioquia, se le dice a un pequeño pan del tamaño del dedo pulgar.
Finero: clase de postín.
 Gamberras: Gente esparachinosa e iconoclastas.
Grillas: Metáfora por putas.
Cobil: Escondite o rincón de  mala muerte.
Piscolabis: Tentempié, especie de “algo” o chocolate parveado o con arepa. O pinchos en fiestas o presentaciones ceremoniosas de libros y fiestas  hogareñas o públicas.
La escala económica: Con las ganancias del oro de las minas se surtían las tiendas y se compraban fincas, con las utilidades de las fincas se adquirían casas, enseñaban los abuelos a sus hijos”.
Prorrateó: Repartición de manera equilibrada de algo entre unos y otros.
Miriñaques: pertenece a la moda como adorno o tela. Poner miriñaques es estar enredando un asunto con prosaicas expresiones rebuscadas tratando de demostrar finura.

Redondeemos este testimonio de lectura diciendo que  la importancia de un buen texto se calibra cuando este da para mirar más allá de la superficie, los accidentes de la geografía de las palabras, los conceptos y la percepción estética del discurso narrativo y también la historia. Familia, de Jairo Osorio es un texto bufete para que cada quien se sirva a gusto la cantidad y el gusto de los manjares elegidos para sentarse a leer. FAMILIA, tiene una carga simbólica para sustraer materia. Leer es buscar otros sentidos para recrear la alegría de la aventura tras las páginas de un libro.


Apartadó, sábado 23 de mayo de 2020



1Osorio Gómez, Jairo. Familia: la novela amoral de Antioquia. Bogotá: Ediciones B, 2015, 238 p.

[2] Plátano hartón.

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