jueves, 31 de enero de 2019

GUACHO Y CARLOS MARX / Darío Ruiz Gómez



GUACHO Y CARLOS MARX
Darío Ruiz Gómez
La primera vez que Guacho  apareció ante las cámaras de t.v. fue cerca de Tumaco cuando se presentó una fricción entre unos  raspachines  y fuerzas de policía, alguien disparó y mató a un raspachín y la policía fue acusada del crimen, lo que no era cierto. En medio de esa tensión apareció Guacho con  un grupo de sus  guerrilleros, un hombre joven afrodescendiente, tímido al cual le sobraban  el uniforme y el fusil. Ya después, lo debemos suponer,  Guacho se declaró en rebeldía  contra su Comandante y se entregó  al narcotráfico  como “una vía legítima de acción revolucionaria”. Lo que vino después ya lo sabemos, aun cuando no deja  de estremecernos  la crueldad  con que mandó a asesinar a la pareja de jóvenes esposos y a los tres periodistas. Muchos guerrilleros – recordemos los feroces campesinos del Pot Pot en Camboya-   recurrieron,  en el momento de ser enjuiciados por sus crímenes,  al sofisma de que solamente habían  estado obedeciendo   órdenes de sus comandantes.  Y por lo tanto la ideología era la asesina y no ellos. ¿Cuál fue, se pregunta uno, el marxismo  que  condujo a Guacho  a matar a unos civiles desarmados si él nunca llegó a leer  un texto de Marx? Para el revolucionario  absoluto  el fin justifica los medios  y asesinar “enemigos ideológicos”  no se considera por lo tanto   un delito.  ¿No llevaba en su mochila un manual del guerrillero uno de los detenidos por el infame atentado a la Escuela General Santander?  Yo he leído algunos de estos manuales y lo que  allí  se lee no es otra cosa que unas instrucciones   para convertirse en un  fanático  porque de marxismo  no hay nada por supuesto  ya que lo que los Comandantes guerrilleros  insuflan en el cerebro de estos  analfabetos reclutados   no es más que una serie de tópicos desfasados como “combatir el imperio, el capitalismo norteamericano” y poner  como  ejemplo a un aventurero que tampoco leyó a Marx, el Ché Guevara. Naturalmente estas extravagancias, ni en la cabeza del más enfermo de los dogmáticos, podrían  constituirse en un argumento  para  justificar  más de cincuenta años de  lucha armada en Colombia, pero si nos ayuda a poner en claro la farsa cruel  de una ideología manipulada por una élite de dirigentes para su propio beneficio económico. Guacho apareció por un instante ante nuestros  ojos pero Guacho en realidad no existió  en la medida en que quienes estaban encargados de otorgarle la entidad de  ser humano  con nombre y apellido propios, no lo hicieron.  ¿Cuántos guerrilleros murieron a lo largo del levantamiento  de las FARC  del ELN y cuáles son sus nombres y apellidos, en dónde están enterrados? Esta es una pregunta decisiva para la  JEP.

 ¿Era Guacho marxista-leninista o lo es el Comandante Romaña?  Lo que escribes,  recordémoslo, es lo que realmente eres, ya que puedes  argumentar que  eres Mao Tse Tung pero tu escritura decirnos  que eres un perico de los palotes. Esto, científicamente  lo asevera Marx. ¿Será por eso que nunca han escrito nada Iván Cepeda o Jaime Caicedo,  el Comandante “El Paisa”, “Pablito El  Carnicero”?  Sabemos que quien  dijo ser el padre de Guacho, no lo era, y que final  y discretamente  su verdadera madre rescató el cadáver  y desapareció. La dialéctica leninista es implacable como recuerda Merleau-Ponty:   para un  miliciano  todo debe sacrificarse a la Causa pues el individuo no existe. ¿Cómo buscar, entonces,  las tumbas  inconsolables de estos esclavos de una  deformada  ideología? ¡Saquen a Marx de esa basura!  

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