Mecánica
Celeste
Víctor
Bustamante
Mecánica Celeste de Óscar González, Fabián Castaño y Óscar Palomino es
otra de las revistas literarias de Medellín. Y es una puesta en escena de otras
indagaciones. Hay unos textos cortos del siempre desconocido y algo misterioso
Robert Walser con su paso inaudito por sanatorios y su escritura diminuta. Un
rescate del gran poeta venezolano Rafael Cadenas con este aforismo lapidario: “Al
hombre de hoy solo se le puede hablar desde el desengaño”.
Además
la portada está dedicada al dibujante Javier Berrio que con su tinta china y su
talento ha creado un mundo muy peculiar, ya que desde los frascos de esa tinta
con su magia convierte, o mejor saca, excava del líquido milenario sus creaciones inauditas como si una suerte de neo Arcimboldo
de la tecnología sacudiera las bases del dibujo para traer su mundo peculiar
que, entre piezas mecánicas, entre escalas sin fin, entre cotas de guerrero, con
armaduras llenas de misterio deja percibir unos ojos que son los del dibujante que nos espían
mientras miramos su precisión y su búsqueda, lejos del oasis de los paisajes de
primera mano.
En
este rescate de lecturas hay unos relatos de Sergio González, que no solo sorprende
por la minuciosidad de su mirar el mundo, sino de sus pinturas. Unas reflexiones
del escritor chino Gao Xingjian sitúan la misión del escritor como persona que debe
escribir solo para exponer su verdad lejos de lo mediático. También la revista
le hace un reconocimiento a un escritor fuera de todo circuito comercial en la Medellín
de turistas no solo de la poesía, de la escritura, de los premios literarios que
nunca consagran nunca a un gran escritor, sino la fantasía de algunos plumíferos
de turno. Hablo de Darío Restrepo que ha abierto una fisura en la literatura
nuestra para hablar y herir espacios de los cuales no se habla, me refiero a lo
erótico.
En
síntesis Mecánica Celeste entrega una presencia de lecturas recobradas, y, sobre
todo, la presencia de sus creadores: Oscar Gonzalez, Fabián Castaño y Óscar
Palomino.
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Manifiesto
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Manifiesto
Existe sin duda en el espíritu una especie de mecánica
celeste, de la cual no es preciso avergonzarse, sino por el contrario obtener
el partido más glorioso, como hace el médico con la mecánica del cuerpo.
Charles Baudelaire
Con y por medio de lo que
hemos llamado Mecánica Celeste, nos
proponemos una intervención y una mediación desde el arte, involucrando todas
las artes en esta estructura; intervención en la realidad, mediación con lo
irreal; intervención en lo racional, mediación desde lo irracional o lo
instintivo. Buscamos el sueño que no se hace realidad. Tendemos hacia lo
insólito porque consideramos que lo nuevo está todavía por ser extraído de la
naturaleza y de la realidad, de nosotros mismos. Tensionamos los contrarios
para descubrir lo nuevo. Tenemos sensaciones tormentosas y otras turbulencias
indeterminables que son las que vaciaremos en la Mecánica Celeste. Concebimos la duda como elemento de provocación
sobre las certezas incontrovertibles. Cada vez hacemos del ruido nuestro
contradictor. Totalizamos el conocimiento desde lo nómada, somos nómadas del
conocimiento. Nuestro movimiento es de hélices. Nuestro instinto estético es
relacional, ecléctico o no lo es. No es necesario concretarlo. Nos movemos
tendenciosa e intencionalmente hacia la construcción de lo que llamamos
Construcción de Masa Tentacular de Sentido (CMTS), desde la observación
obsesiva de los incidentes. Todo tiene una causa, y todo lo hacemos hacia y
desde la causalidad. Y la mixtura o nexo de lo uno y lo otro, lleva hacia una
estética inexorable, indeleble, a los sentidos.
Es así. No tenemos destino, lo fabricamos. Y lo nuevo es en la medida en
que lo es para cada uno de nosotros como resultado de su irritación e ironía.
Oxidamos la realidad hacia una nueva realidad de las tensiones irreductibles. Y
hacemos inmersión en el símbolo como elemento que resuelve en su transparencia
luminosa y crítica, la invención. Todo cabe aquí desde el arte. Buscamos tener
hélices de heliconias. No es más ni menos de lo que se ha hecho ni lo que
haremos, no lo medimos, sino que lo hacemos.
Buscamos en el exceso, la medida y así haremos esta intervención y
mediación que hemos llamado y nos ha llamado: Mecánica Celeste.
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