Fotografía de Raúl González
LOS MALDITOS de Víctor
Bustamante
Carlos Alfonso Rodríguez
Repitiendo el título del
antiquísimo libro de Paul Verlaine, en donde antóloga a sus amigos poetas.
Víctor Bustamante publica Los malditos,
una crónica generacional, un testimonio de varios personajes de la ciudad de Medellín,
algunos afortunados y otros desafortunados.
Un documento en donde el
autor muestra un humor corrosivo, desternillante y descachalandrado. Es en
verdad una sucesión de personajes, pero es evidente que destacan unos más que
otros. Por ejemplo, es notoria la presencia de un librero que ha trabajado por
varias décadas dentro de la universidad; pero que por extrañas circunstancias,
denuncias, manejos turbios e insolencias es expulsado de ese recinto
universitario para reubicarse en las afueras de la ciudad universitaria. Y
finalmente instalarse en un local formal frente a la Universidad de Antioquia.
El viejo librero hizo
amistad con estudiantes y profesores universitarios, algunos de los cuales se
le asociaron en varias aventuras comerciales o emprendimientos, uno de ellos
terminó como socio, mecenas y compañero de tertulias.
Con la presencia del
librero, el cronista de su época y su tiempo, elabora un relato vivo de un
personaje de la cultura popular latinoamericana, en franco estado de extinción:
El vendedor de libros de viejo. Pero el personaje en mención aparece en acción
a los treinta años, quiere decir que nada de lo anterior es contado ni narrado.
El viejo librero de Los malditos de Bustamante, sabe meter
sus barbas y pelos como gestor cultural, mecenas de autores marginales, editor
de revistas poéticas, patrocinador de festivales y publicista de los mismos
autores en un programa de radio llamado Defensa de la palabra, en donde el tono
irreverente, desenfadado e informal del director, genera que los colaboradores
se permitieran ataques, mofas y desplantes hacia algunos invitados, quienes a
su vez después del programa le lanzaban amenazas, lisuras y amedrentamientos.(A
propósito, del programa de radio que se canceló hace varios años, no se aclara
cada uno de los motivos reales por lo cual fue levantado de la emisora de la
Universidad de Antioquia, luego de ese hecho El hamaquero cayó en una depresión
de la que hasta el sol de hoy no se ha repuesto).
El viejo librero que es
un seductor profesional de adolescentes extraviadas, a quienes le tiende la
idea que se encuentra realizando algunos proyectos culturales, que en verdad
son grandes pretextos para tener cerca a las adolescentes: contemplarlas,
mirarlas y amarlas en silencio; porque en realidad es un calentador a tiempo
completo y un termo crónico.
El personaje bukowskiano
es un *mitómano profesional al que le fascinan los chismes, chascarrillos y
mentiras. El viejo librero es un pésimo lector, camina día y noche con una
lupa; es más bien un comerciante de libros baratos, compra libros incluso
robados y tiene buen trato con los gamines de ese pauperizado sector de la
ciudad que le proveen libros, pero que le roban maletines, cámaras fotográficas
y filmadoras a sus clientes. No conserva ninguna de las publicaciones que los propios autores afectuosamente se lo
obsequian, con el pretexto que tiene que vender todo lo que le llega. Sin
embargo conserva, muchas ideas del siglo pasado y le fascina los escritores conservadores.
Durante el primer capítulo
un poeta surrealista se apodera de la historia mientras vive en el barrio El
Picacho, en donde se producen aquelarres, orgías y pendejadas; en el segundo
capítulo la presencia de un místico amigo del librero se posesiona del espacio
y la atmósfera con fantasmas, espantos y posesos que dialogan en una finca de
Copacabana; en el dilatado tercer capítulo el viejo librero le cuenta la vida y
milagros de los poetas, cantautores, narradores y actrices que frecuentan la
pequeña librería en el centro de la ciudad. El cuarto capítulo (también
extenso) cuenta y narra el trasegar de algunos personajes estrambóticos del
programa de radio que pasan a tener diálogo con el librero y el autor de la
ampulosa narración en interminables charlas de café.
A ratos la obra recuerda
la famosa novela de Mario Vargas Llosa, La Tía Julia y el escribidor, en donde
un narrador de radionovelas enloquece contando historias; el viejo librero y
director de un programa de radio, no enloquece, pero cae enfermo, e incluso es
emasculado, como Pichula Cuéllar, personaje de Los cachorros, que pierde el
pipí. Al final el viejo librero no muere, pero queda muy triste cuando el
cuadro que le ha realizado una de las grandes promesas artísticas de la ciudad,
lo retrata de pies a cabeza; pero el taller en donde ejecuta sus grandes obras
maestras se incendia, el incendio empezó con el retrato del viejo librero.
¿Por qué Víctor
Bustamante, se ha inspirado en un librero, camarada, socio y amigo? El viejo
librero, es un personaje de su generación. Por lo cual el libro también es un
homenaje al propio autor, a sus contemporáneos, conocidos, amigos, y enemigos;
que son testigos de cómo la vida se va como el agua entre las manos, cómo
transcurre el tiempo sin pena ni gloria sobre una generación de jóvenes que el
otoño se le ha venido encima de la noche a la mañana sin clemencia.
Los personajes
desafortunados se van acumulando y el autor y el Hamaquero siguen siendo
amigos, socios, contertulios. Por esos recuerdos, años y momentos que juntos
han padecido o vivido. La ciudad de Medellín se mueve a través de ellos desde
sus barrios más pauperizados como El Picacho, hasta el abandonado y gris Prado
Centro, Copacabana, las oscuras calles del viejo Medellín y la librería Este
lugar de la noche, en donde todavía se pueden encontrar libros de Tomasín
Bigotes, El Principito, La María y Cuentos morales para niños formales.
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*Mitómano es un adjetivo
que refiere a lo perteneciente o relativo a la mitomanía. La mitomanía, por su
parte, es un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva
y patológica. El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e
incluso puede tener una imagen distorsionada de sí mismo, generalmente con
delirio de grandeza (lo que produce una gran distancia con la imagen real).
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