Vientos de octubre
Víctor Bustamante
A mediados
de octubre
cuando soplan
los vientos del fastidio
comienza
como una brisa desde las emisoras que arrastran música tropical: porros, salsa,
vallenatos, Buitrago, Rodolfo, Gustavo Quintero y, sobre todo, la malicia y
molicie de la música parrandera.
El comercio
trafica árboles para Navidad, mientras los ediles hablan de no destruir el
medio ambiente; y adornos de contrabando, también prohibidos, deslumbran desde
las vitrinas
El viento,
al final, arrecia, pero aún es soportable,
golpea a los
deicidas en las azoteas, sacude los bolsillos idolatras de los consumidores,
y no solo abofetea
los alambres contra los postes que arañan las lluvias sino que persigue hasta
la misma zona de desastre personal a los poetas y transeúntes,
mueve las
sombras de los árboles, recuesta ceibas sobre autos mal aparcados, y persiste,
porque es necesario terminar este año emblemático para unos, desastroso para
otros.
Cuando ruge
el viento del hastío del anhelado espejismo final, los días se desploman, y
desde las emisoras escarban cada minuto que falta para terminar el año
Son días
duros y duraderos como cascos de acero golpeando hermosos cuerpos cautivos,
tóxicos del deseo
Pero
también, a mediados de noviembre, el viento mastica los presagios sucios de los
fines de semana
Desde sus
primeros días, no quiero jingles de diciembre, ni estribillos repetidos que me hacen
sentir culpable de no haber muerto en mis tinieblas
Apago la
radio hasta cuando pase esa musiquilla que es el heraldo de ese mes último.
Otra vez
he fracasado y mi balanza contable no tiene nada que ofrecer sino
deudas, papeles
guardados, poemas sin resolver y mujeres recostadas en las vidrieras de la
espera en una red social, el Face, donde no dan la cara.
Entonces,
en pleno diciembre, cuando los días y el comercio son un gran fastidio,
comienza una
tormenta
Es necesario
abandonar la rutina, de los dioses de plástico y no preparar los adioses.
Empiezo a oscurecer
y a callar, pero también a buscar las luces de los bares,
los estriptis
donde mujeres angustiadas necesitan dinero y yo necesito placer.
Regreso al
Centro, despiadado centro, a embaucar a mis amigos y a navegar en medio de este
maelstróm con las botellas de licor adulterado a pesar de la cara beatifica del
barman,
Y así huir
de esta frágil página, pues prefiero hundirme en una batalla de papel con venenosas
desconocidas.
.
Antes de
aceptar el fuego mustio de este mes fatídico
me asalta este
huracán de grado cinco que me lleva por las calles y a esos bares y a las
noches ocultas donde poseen carnet algunos malevos untados de dolor y algunos
desclasados con sus cuchillos de insomnio dispuestos a callar
Busco las piadosas
putas con sus tijeras esbeltas de mugre en estos dos días que no quiero nombrar
donde la gente regala para acallar, y realiza cuentas personales para su obituario
Entonces,
mucho más tarde, la tormenta se calma y se convierte en una brisa tropical que me
patea en esa desolada noche, que es otro año, cuando creemos que el primer día
de enero todo va a cambiar cuando de antemano continuamos tan muertos como siempre.
1 comentario:
Y QUIEN ES ELLA?
EN QUE LUGAR SE ENAMORO DE MI,
DE DONDE ES
A QUE DEDICA EL TIEMPO LIBRE...
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