miércoles, 11 de abril de 2012

DIAS DEL LIBRO .4. Carlos Bueno: Tríptico personal, Borges, Ancón y Tulio Bayer



DIAS DEL LIBRO
.4.
Carlos Bueno participará en los Días del Libro
Certamen que se efectuará en el barrio Carlos C. Restrepo, Medellín,
los días 20 21 de abril del 2012
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Carlos Bueno:
Tríptico personal, Borges, Ancón y Tulio Bayer
 Víctor Bustamante





Los escritores somos los perros de presa, escribimos sobre algo y luego vendrán los historiadores, los sociólogos y un largo etcétera de especialistas para escribir hipótesis, tratados sobre un tema determinado y así indagar que pasó en realidad.
Tal es el caso de los diversos libros que ha escrito Carlos Bueno. Ya que él ha poseído esa perseverancia de ser contemporáneo, es decir, no dejar que los eventos pasen por sus ojos sin haberlos interrogado. Tal es el caso de la visita de Borges hace unos años a la ciudad. No en vano Borges ha sido el escritor más ilustres y de más peso que nos ha visitado, un clásico en el sentido estricto de la palabra. Pues bien, el libro sobre Borges posee ese sentido del olfato de haber sido escrito en ese mismo momento, de seguirlo a Cartagena y regresar con él, de haberlo sentido cerca y habernos dado un testimonio de primera mano sobre Borges en Medellín.
Luego aparece otro libro sobre Medellín, es decir sobre Ancón, donde es plausible ese encuentro entre una generación que incorporó al país a lo que podríamos denominar cierto facsímil de la modernidad aunque muchos de esos actores terminaron casi en los pulpitos que tanto criticaron.
Ahora sin pensarlo, Carlos Bueno me ha respondido una pregunta que me había realizado desde hace tiempos. ¿Quién fue Tulio Bayer? Aquel personaje que fue guerrillero y escribió algunos libros. Hasta ahí la prensa de soslayo lo llegó a mencionar, y como siempre esta historia de esta vida estaba a punto de perderse, pero es a través de las páginas de Tulio Bayer, Solo contra todos, cuando nos damos cuenta de quién fue en realidad Tulio Bayer, nada menos que un soñador con un mundo mejor, que este, en su valor, no se quedó en el discurso como muchos, sino que fue hasta el fondo de sí mismo y de la sociedad colombiana, que terminó ignorándolo hasta verlo envuelto y en el exilio, y en la decidía del fracaso. Ah, tantas vidas de Bayer y tantas quimeras juntas.
Lo raro de este libro, y lo presente, también es que parece que el país nunca cambiara, es sino remplazar algunos nombres y fechas y observamos como el país aun está intacto, es decir anacrónico,  en sus centros de poder y en su medievalismo paisa.
Carlos Bueno nos ha otorgado tres momentos felices con sus libros, ha respondido tres preguntas fundaméntales sobre estas escrituras andantes y por eso es nuestro contemporáneo.
Tampoco puedo dejar de lado la presencia de Jairo Osorio con sus fotografías en cada uno de sus libros.
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Carlos Bueno:

Nació en Medellín en 1952, periodista de la Universidad de Antioquia, es autor de diversos libros: Borges, memoria de un gesto; Ancón, un quiebre histórico; y Tulio Bayer, solo contra todos en colaboración con Jairo Osorio. Ha sido director de diversos programas de radio y de televisión. También es colaborador de la revista El Pellizco.

Ha sido ganador del premio nacional de periodismo  Simón Bolívar y Antonio Nariño.


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DIAS DEL LIBRO
Coordinan:
María Cecilia Estrada. Víctor Bustamante

Consejo de literatura de Medellín



5 comentarios:

Carlos dijo...

Luego de que en febrero un exhaustivo estudio publicado en el “Journal of Psychological Science” encendiera la polémica al afirmar que las personas de derecha, de pensamiento conservador, tienen menor inteligencia, incluso detectable durante la niñez, un nuevo estudio de la Universidad de Arkansas, descubrió que el pensamiento de derecha está vinculado a la ley del mínimo esfuerzo, sea por las características de la persona, o por la necesidad de entregar respuestas sin mayor elaboración. Dicho estudio le viene como anillo al dedo al candidato de la ultraderecha venezolana, Henrique Capriles Radonski, porque a juzgar por las respuestas que les da a los periodistas, su única neurona parece que se cansó.


“La gente tiende a apoyar las ideas conservadoras cuando tiene que entregar una primera respuesta o una respuesta rápida”, señaló en un comunicado el doctor Scott Eidelman, a cargo del estudio.

El equipo de investigación llegó a esa conclusión mediante dos series de encuestas sobre ideas políticas, una en un bar, y la segunda en un laboratorio.

En el cuestionario en el bar, se hizo una ronda de preguntas y se le pidió a los entrevistados soplar en un alcohotest para medir su nivel de alcohol en la sangre. El sorprendente resultado fue que las personas con niveles de alcohol más alto tendían a responder de forma más conservadora que quienes tenían niveles más bajos.

Posteriormente, los investigadores repitieron el tema en un laboratorio, encontrando que quienes se distraían o se les pedía responder rápidamente tendían a dar respuestas de ideología conservadora, contrario a quienes tenían más tiempo para detenerse a pensar.

“Al evitar que la gente piense mucho o incluso al pedirles que reflexionen sobre una información de forma determinada, se puede impactar en la postura política de la gente de una forma que logra promover el conservadurismo político”, concluyó en su estudio el doctor Scott Eidelman, el cual fue publicado en el “Personality and Social Psychology Bulletin”.

ALBERTO dijo...

La revolución no se lleva en los labios para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella". Che



Los falsos intelectuales de izquierda no se bañaron esta mañana y sudorosos y sedientos, indefensos y hediondos, insistieron en repartir sus octavillas a los intelectuales de derecha y algunos otros estudiantes que buscaban sus nombres entre la lista de aplazados.



Los falsos intelectuales de izquierda pasaron los memoriales, en donde no firmar era de mal gusto, y proclamaron nuestro puesto ante la revolución, mientras los obreros en las cantinas y en sus casas bebían ron con coca cola y comentaban los diarios.



Los falsos intelectuales de izquierda, esta mañana luego de comer sus cornflakes se montaron en los carros de papá y junto con algunos otros amigos empezaron a repartir hojitas en las calles donde un lenguaje que sólo ellos entendían llamaba al pueblo a sublevarse, porque es muy fácil estar full-time en rebelión cuando se tiene el estomago lleno y las caries y el hambre son de los otros, lejanos y cercanos, pero siempre prendidos como el aire.



Los falsos intelectuales de izquierda, esos muchachos de pullover, vendidos del alcoholismo y la putería, o más bien, los hijos del señor Ministro y la señora Embajadora, que encontraron en la Revolución un justificante para su tedio y la retrasan en sus relojes para darse tiempo de aparecer en las crónicas o en las reseñas históricas que han de hacerse en el futuro.



Los falsos intelectuales de izquierda, esos que hacen la revolución en sus tazas de café, mientras los días transcurren y se mueren, sin pedirle a nadie permiso, o simplemente amarillos como los pergaminos languidecen en sodas y bares y restaurantes haciendo la revolución ente un chop-suey, soñando ser los fideles castro o los ches guevara de bolsillo.



Los falsos intelectuales de izquierda, ligeros como un ascensor, haciendo versos para agradar al partido o angustiándose de pronto porque la noche apenas llega y en el día no hicieron nada por la revolución.



Estos hermosos muchachos con sus amiguitas al lado, pálidas sombras de posibles mujeres, Luisas Micheles sin barricadas de ojos pintados y pestañas amarillas, mudas y pálidas como las vestales, y que nadie ha sabido si son inteligentes o idiotas porque nunca abren la boca.



Los eternos muchachos, los que después de los treinta aún siguen siendo los mismos que cuando tenían veinte y para los cuales las arrugas son sólo el pretexto para aducir sufrimientos conflictivos o conflictos interiores.



Los falsos intelectuales de izquierda, lívidos y sucios deambulando por los bulevares o las rotondas y fumando marihuana o viendo festivales de cine protesta o deambulando en la noche por el jardín Rosemary. Los precoces aspirantes a diputados o munícipes,

hablando ante parlamentos juveniles sobre la necesidad de la rebelión

y de la muerte heroica

y que por la tarde asisten a la boda de fulanita

y menganita y entre cócteles

y aceitunas

y escotes

tratan de extender la subversión por entre todas las mesas dispuestas,

los hacedores de la revolución de paquete,

la que nace de todas las tardes y se muere de tedio

y puede leerse entre octavillas o diarios o revistas

y está en sus cuartos un retrato de Che junto a otro de Raquel Welch

y confunden la revolución con el manoseo o el Kama Sutra

y pierden los años y los días en lamentos,

como en una película de Sarita Montiel,

salidos de un cafetín en las mañanas cuando los obreros van a sus trabajos

y perdidos por las calles de la mano de una pequeña amiga, pálidos y nostálgicos como un poema del primer Neruda.

Octavio dijo...

Carlos es un escritor casi ocuto en Medellin felicitamos por tenerlo en cuenta

Laura dijo...

Extraordinario reportaje.

Richard dijo...

Carlos no es el amigo de Carolo, aquel que aun le debe a algunas bandas de Ancon?