VENEZUELA SOMOS
NOSOTROS
Darío Ruiz Gómez
A pesar de que el
intento de Bolívar de hacer de Colombia y Venezuela una sola República no se
diera históricamente y con un acuerdo y el trazado de unas fronteras quedara
consolidada la presencia internacional de dos
países, esas fronteras ficticias era imposible que dividiera aquello que
regionalmente, caso de los Llanos, caso de la Goajira, caso de las regiones
andinas ya se había consolidado como culturas, como territorios cuyas fronteras
nunca jamás podrán ser establecidas por un Pacto Político. Para la consolidada
dictadura de Chávez hay un objetivo: establecer
una sola y única República Bolivariana tal como lo demuestra la proclama de las
FARC con historiadores y teóricos propios de reconocida trayectoria en la
izquierda colombiana, hacer una sola Nación, imponer una nueva cultura
política, un modelo de intelectual como “Patria del Pueblo”. Y bajo la brutal
imposición de este totalitarismo. En el momento en que ya Chávez se despoja de
todas las máscaras y aparece la figura
del nuevo sátrapa comienza la pesadilla de enfrentar una dictadura que no dará
reverso a su objetivo de devolver el gobierno “ al pueblo sufrido y oprimido
por la burguesía infame” Para mí fue doloroso el momento en que ante esta
situación irreversible se produce el enfrentamiento entre quienes
sorpresivamente defendían a la versión populachera de un socialismo de papel y
quienes representaban a la democracia liberal y se oponían a lo que ya eran
hechos de barbarie como apoderarse de los museos, bibliotecas, la mayor
editorial, los espacios de interrelación y social con las culturas del mundo.
Aquella pesadilla descrita por Cabrera Infante en Cuba en los momentos en que
sus antiguos amigos se quitan su disfraz de demócratas y con su mediocridad persiguen a quienes
persisten en la idea de una cultura universal o sea contrarrevolucionaria y
deben ser metidos en las mazmorras o enviados al destierro, tal como
efectivamente se hizo dentro del más riguroso estilo de tortura estalinista por
parte de esos intelectuales mediocres dominados por los complejos sociales y la
envidia hacia la inteligencia. La imposición de esta caricatura de cultura ha
supuesto la entronización de la basura intelectual convertida en Comisarios y
delatores y la condena inmediata al olvido de las grandes figuras de nuestra
cultura a través de la historia.
Cuando
paradójicamente comienza el destierro en masa de los pobres, de la clase media
venezolana ante la quiebra económica del Estado Bolivariano y se da el dolorosa
espectáculo de millones de familias huyendo a pie por las carreteras de
Colombia, buscando refugio, haciendo heroicas jornadas de marchas hacia el Sur,
hacia el Norte, entre la selva, los desiertos, la reacción de nuestra izquierda
bolivariana de intelectuales, profesores, estudiantes es lamentable en su
consideración de que quienes huyen de esa dictadura de ladrones y asesinos, son
reaccionarios enemigos de la revolución, sospechosos políticos a quienes no se
debe brindar ayuda. No quiero decir de la desidia de los Partidos
nuestros, burocratizados y moralmente
mostrando su insolidaridad con la Democracia venezolana, callados cobardemente
ante las matanzas de campesinos, indígenas a nombre “del pueblo y la nación
bolivariana” Tan cultos, tan refinados, unos y la intelligentzia de izquierda
tan kantiana, tan foucaliana, presta a condenar una ultraderecha para tratar de disimular su inopia, nunca
pensaron llegaría un día como el de hoy con colectivos de motoristas al estilo
nazi, para desmoronar su supuesta
sobradez intelectual mediante la cual todas las teorías de ocasión les han
permitido evadir la lectura y confrontación de los hechos. Y esto, a lo que
estamos asistiendo hoy es a la muerte de la narrativa del terror, un régimen de
grotescos matones, de rufianes y personajes vulgares como sus cómplices del
Gobierno español de Sánchez. No lo olviden, ya nunca Maduro podrá crear otros
lenguajes de la mentira para sus sumisos “Trabajadores de la cultura”.
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