jueves, 27 de abril de 2023

SOBRE EL MAL FUNCIONARIO / Darío Ruiz Gómez

 SOBRE EL MAL FUNCIONARIO

Darío Ruiz Gómez

Max Weber es quizás el pensador  más vigente  hoy. Sin su profunda investigación  sobre la aparición histórica del Capitalismo no lograríamos entender  las transformaciones  sociales que definen aún la modernidad. El viejo sabio Zygman Bauman ante las revueltas de hace una década contra el capitalismo lo dijo claramente:”El Capitalismo no desaparecerá” En la estructuración del Estado capitalista moderno hay un elemento clave para Weber, el burócrata sin cuya eficiencia es imposible imaginar  que pueda ponerse en marcha un proyecto económico, científico. Porque en lugar de quedarse a la espera  de  que las etapas  sucedan siguiendo  la inercia de los hechos  la dinámica de esta economía  permite dar  el salto hacia adelante y nos instala en un presente donde se dan las condiciones que la democracia moderna exige, la felicidad y la libertad de los pueblos, la igualdad y no el igualitarismo.  Pero esa burocracia es permeada rápidamente por la envidia, por el arribismo, por la pereza y la abulia y desde luego por la degradación de lo político. Convertida en una inmensa maquinaria abstracta estará abierta al sabotaje silencioso  y a la despersonalización del individuo tal como lo vemos en el fatal aburrimiento y consternación  de los personajes de Kafka, del Bartleby de Melville. Y esta condición de alienación frente a un trabajo carente de motivación participativa  se dará a lo largo de la sociedad moderna desde el siglo XX hasta nuestros días donde el desmoronamiento de la Ética Política, recordemos a Spinoza, convertida en demagogia populista  lleva a que la burocracia  necesaria  para llevar a feliz cumplimiento las tareas del Estado sea ocupada no por los verdaderos capacitados  para ello, sino por personajillos sacados  de los sótanos de la morralla electorera, del compadrazgo, del arribismo hasta llevar a la crisis a muchos gobiernos democráticos.

Francesc de Carreras es un eminente catedrático de Derecho Constitucional  que participa  en la vida política de España   bajo un necesario espíritu racional que le ha permitido abandonar a tiempo el falso consenso  cuando al impedirse la autocrítica el conformismo y la negligencia se convierten en un nocivo obstáculo  contra  la práctica de las libertades. En un reciente artículo  en The  Observer ha señalado lo que es ya más que evidente en el actual Gobierno de Pedro Sánchez :  la presencia de una burocracia de ignorantes (as)  o sea tal como lo llegó a señalar en páginas luminosas Ortega y Gasset la  presencia perniciosa del mal funcionario(a); consideraciones que  ponen de presente  el daño que para la ciudadanía  supone  la actividad  de estos oportunistas “capaces de medírsele a lo que les pongan a hacer” “No cesar a quien ha demostrado sobradamente su ineptitud y legislar con la única intención de obtener  el voto de los electores-señala Francesc de Carreras- también es moralmente corrupción” aclarando que “también la incompetencia y la demagogia deben tener en cierto modo ese trato”  ¿Puede un corrupto  funcionario o exfuncionario  lanzarse de nuevo  e impunemente al juego electoral tal como está sucediendo en Colombia? El espectáculo  al cual estamos asistiendo con la aparición de personajes de dudosa ortografía, de malévolas señoras virtuosas (os) de las componendas con la delincuencia lanzados a las campañas políticas  es  más que alarmante y la misma  farsa de las anteriores elecciones parece estar ya en marcha desde  la Registraduría  General. ¿Dónde está la Comisión de Ética para impedir que los delincuentes (as), los malversadores(as), los prevaricadores  continúen gobernando? Rafael Cadena definiendo a la Venezuela de Maduro adelantó para nosotros esta situación.”Esta  Republiqueta de vivos, sicarios y malhechores”  Ahí nos vemos.       

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