lunes, 2 de enero de 2023

Blanca de Moncaleano y el triunfo de la anarquía / Víctor Bustamante




 


Blanca de Moncaleano y el triunfo de la anarquía,

(La Valija de Fuego, 2022) 

 Víctor Bustamante

Colombia es un país de hallazgos y de olvidos, y digo de olvidos; de censuras podría ser, de relegamiento mejor, donde se deja de lado una larga tradición de escritores, periodistas y teóricos que han cuestionado el sistema del poder imperante, aquel poder que ha cambiado de manos cada cuatro años, pero cuyo telón de fondo es el mismo: dos partidos políticos que se han abrogado la capacidad de ser los dueños del país, y cerca a ellos, la diversidad de personajes que se les llama ilustres, ya que en el devenir político siempre se halla la expresión más elaborada del poder, poder ejercido casi siempre de una manera oscura para servir a lo que ya cada uno de los colombianos sabe, los intereses personales y de algunos grupos que han saqueado de diversas formas al Estado como si fuera su coto privado. Desde 1820, esa es la historia que nunca se le ha contado al país, esa historia ha sido a veces limitada en su reconocimiento, solo a jirones y olvidos.

Siempre la historia de Colombia ha sido la de los vencedores para regresar a una frase que siempre retorna y que por lo tanto no hacemos nada para que no sea así, ya que no hay nada más oprobioso que aquellos críticos o reseñadores de libros que solo buscan escritores de éxito, de ahí que esta primera aproximación sobre Blanca de Moncaleano sea un apartamiento sobre ese estado de las letras en el país, pero también un reconocimiento a ella y así mismo restablecer un capítulo, de los muchos olvidados en la historia de las ideas en Colombia.

Y ahora en este libro, Blanca de Moncaleano, y el triunfo de la anarquía, (La Valija de Fuego, 2022) se redescubre a una mujer recia de carácter y talento que por supuesto fue relegada y no aparecía en ningún lugar de nuestra historia contada por los mismos historiadores que se repiten desde siempre, por los teóricos rebeldes que terminan de asesores presidenciales y un largo etcétera de intelectuales que nunca se han enfrentado al poder, sino que se han convertido en serviles burócratas.

Por esa razón el hallazgo de los textos de Blanca de Moncaleano de una vez impresiona, impresionan por hacer parte de esa tradición de nuestra cultura olvidada, relegada mejor, junto a personas que buscaron otros horizontes intelectuales pero que debieron irse del país por amenazas o que fueron desterradas.

En ella, en sus escritos, es notorio un instante inicial del concepto de anarquismo de una manera muy presente en cuanto a que esa doctrina política aún se halla pendiente de criticar y superar el escollo religioso en el ámbito de una mentalidad conventual, y sí, teniendo muy presente como el socialismo y el sindicalismo redefinen el concepto de anarquismo, y muchas veces esas tres tendencias coinciden. También ella antepone su anticlericalismo a los avances de la ciencia.

Creo que es el ajuste de cuentas más permisivo de los escritos por Blanca que le sirve a ella para atizar sus fundamentos ideológicos este es, “Resultado de la confesión”. Ella tiene presente un evento acaecido en Bogotá en 1872 donde un sacerdote disoluto y enamorado, Juan Francisco Vargas, corteja a la esposa de Luis Umaña Jimeno y a su prima, lo cual lleva a que el ofendido asesine al sacerdote y, además, hiera al conocido Pardo Vergara que llegará a ser arzobispo, como dato la defensa del ofendido la asume el Tuerto Echeverri.

Estos primeros escritos están impregnados de unas palabras muy al uso: el porvenir, el pueblo, dos palabras que con el tiempo sufren diversas interpretaciones sobre el devenir de las ideas y de las promesas dadas por aquellos que se rigen y se eligen como portavoces de un nuevo estado de cosas, lo cual se retrotrae siempre a su carácter religioso.

Luego, en el exilio, junto a su esposo, Juan Francisco Moncaleano, maestro e intelectual, también borrado en el país, viven en Cuba, México y en Estados Unidos. Ese periplo lo podemos constatar en estas tres investigaciones desde un punto de vista que los congrega y los enaltece:

Amparo Sánchez Cobos en su libro, Anarquistas españoles en Cuba,1902-1925, entrega una nota sobre la presencia de esta pareja en la Isla:

 

“En 1912 miembros de !Tierra¡, junto con los anarquistas españoles Juan Tenorio Fernández, Juan Búa Palacios y Paulino Ferreiro del Monte, fundaron en el barrio del Cerro de La Habana una nueva asociación, la Agrupación Racionalista Ferrer. Esta institución organizaba frecuentemente veladas que tenían como objetivo definir el valor de la "acción educativa y del proyecto encarnado en la escuela moderna". Poco después de su fundación, el día 18 de febrero de 1912, constituyó su primer centro en el número 9 de la calle Santa Emilia, en el barrio de Jesús del Monte de la capital cubana. Allí ejercía como profesor el anarquista colombiano Juan Francisco Moncaleano, que se había establecido en Cuba en 1911 tras ser expulsado de su país por sus ataques a las autoridades. Desde su llegada se vincula a !Tierra¡ y participa en las conferencias organizadas para difundir las ideas anarquistas. Su compañera Blanca también fue profesora de esa escuela, donde además asistían sus tres hijos junto a unos cuarenta chicos y chicas. A principios del año siguiente Moncaleano abandonó la Isla y se marchó a México con la intención de formar una escuela racionalista en Yucatán; el centro de Jesús del Monte se trasladó entonces al número 82 de la calle Oficios, en el mismo local donde estaba establecida la Bolsa de Trabajo, y a su cargo estuvo el anarquista español Vicente Ferrer. A pesar de los esfuerzos de Blanca Moncaleano por sostenerlo, que incluyeron un proyecto de escuela de verano para recaudar fondos, la realidad fue que la escuela del Cerro no logró superar ese curso”.

 

En Discurso y persuasión Enrique Azúa Alatorre, Rubén D. Medina · 2003, sigue los paso de esta pareja y de la manera como se integran en la actividad que más los acoge:

 

LA ESCUELA RACIONALISTA Y LA CASA DEL OBRERO MUNDIAL


Las ideas de Ferrer Guardia tuvieron gran acogida en México, sobre todo entre dirigentes de diversos organismos proletarios que desde 1909 venían trabajando con gran entusiasmo a favor de la lucha organizada de los trabajadores, pues para ellos la Escuela Racionalista representaba el medio idóneo para el mejoramiento de las masas y el mecanismo principal para la organización de la clase obrera. Juan Francisco Moncaleano, un anarquista colombiano y fugitivo político perseguido por las autoridades de su país, llegó a México en junio de 1912 estimulado por las noticias sobre la revolución de Madero, el levantamiento de Zapata y el trabajo de organizaciones de trabajadores como la Confederación Tipográfica Mexicana, dirigida por el exiliado español Amadeo Ferrer. "Tras establecer algunos contactos, Moncaleano se dio a la tarea de formar su propio grupo. Este, con apenas ocho miembros, se formalizó con el nombre de Grupo Anarquista Luz, el cual se planteó dos objetivos: fundar una escuela racionalista semejante a la de Ferrer Guardia y publicar un periódico. Recabar fondos para la empresa constituyó la inminente tarea del naciente grupo. Fue la Unión de Canteros Mexicanos la que aportó trescientos pesos con los que se tomó en arrendamiento una casa y se compró la madera destinada a la construcción de mesas y bancos escolares”.

 

Algo es cierto, el anarquismo es la utopía llevada al máximo ya que nunca se han plasmado sus cánones. A pesar de su romanticismo y pureza en sus ideas, siempre se está dispuesto a todo, a estar el margen de todo autoritarismo, eso sí sin dejarse absorber por la realidad social que en ese momento intenta digerirlos.

Los Moncaleano enseñaron en escuelas anarquistas, crearon diarios, y regentaron asociaciones de obreros. Bien es sabido que el anarquismo está en contra de toda autoridad, por lo tanto, es un sistema enigmático donde podría afirmar que su ética, es incompatible con las heterogéneas relaciones políticas, económicas, y las condiciones sociales, bajo la premisa de que éstas no pueden implicar su manejo, así como bajo el monopolio capitalista, la negación de la libertad no es permitida por ellos, igual que en el dogmatismo de izquierda el anarquismo no es recién venido.

El periplo de ambos, los Moncaleano, es preciso destacarlo ya en Los Ángeles. Para ello nos hemos servido de este libro Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940. Editado por Steven Hirsch y Lucien van der Walt.

 

“Tal optimismo anarquista en California fue reforzado, al menos inicialmente, por la llegada a Los Ángeles de Juan Francisco Moncaleano y su esposa Blanca en 1913. Él había sido maestro en Colombia antes de llegar a La Habana. Ambos enseñaron en las escuelas anarquistas de La Habana, pero la atracción de la Revolución Mexicana lo llevó a dejar Cuba en 1912 y viajar a la Península de Yucatán en México para ayudar a establecer allí una escuela racionalista. Pronto se dirigió a la Ciudad de México donde influyó brevemente en la inclinación radical de la Casa". Marido y mujer se reunieron a principios de 1913 en Los Ángeles, donde ayudaron a abrir una escuela racionalista en la nueva Casa del Trabajador Internacional (Casa del Obrero International). Pero esta reunión, y la reanudación de sus actividades anarquistas en la costa oeste de EE. UU., provocó controversia. Juan Francisco Moncaleano demostró ser una fuerza divisoria entre los anarquistas de Los Ángeles. En mayo de 1913, los editores de Regeneración acusaron a los Moncaleano y a otros de intentar hacerse cargo del periódico y convertirlo en la publicación oficial de la Casa, no del PLM (Partido Liberal Mexicano). Los editores formularon una serie de cargos contra J. F. Moncaleano, incluyendo malversación de fondos de la Casa y abuso sexual de niñas. En julio, !Tierra!, criticó a los editores de Regeneración por recurrir a ataques personales que mancillaban la causa anarquista, por lo que el periódico cubano suspendió sus actividades recaudando dinero para Regeneración”.

Blanca de Moncaleano cuando se encuentra desbordada de un aspecto vindicativo señala como culpables del estado de cosas en una sociedad infectada moralmente y sin rumbo a esos dioses carniceros: Padre Hijo y Espíritu Santo, origen de la Trinidad bestial: Gobierno, Religión y Capital. Luego es muy proclive a la exuberancia y a la necesidad de ese cambio que nunca llega, entonces utiliza un lenguaje que atiza: ¡Incendiaremos!, como su grito de batalla. Y es que no hay nada más ensordecedor que las llamas que purifican con su fuego sagrado las ideas, es decir el mundo heredado, detenido en las mismas consignas.

La gesta anarquista ha estado teñida de una pasión casi secreta, libertaria, que es poco visible. A veces se señala con mucha confusión, de anarquistas, a algunos grupos desde el punto de vista literario y político cuando toman partido por ciertas ideas que se mantienen en vigor, pero olvidan el acervo ideológico de esa utopía ya que no especifican metas determinadas y que, a su vez, afectan las tácticas y métodos empleados en la intervención anarquista para la representación del futuro. Como escribe Malatesta: “Un partido autoritario, que pretende conquistar el poder para imponer sus ideas, tiene interés en que el pueblo siga siendo una masa amorfa, incapaz de actuar por sí mismos y, por lo tanto, siempre fácilmente dominados. Y sigue, lógicamente, que no puede desear más de esa organización, y del tipo que necesita para alcanzar el poder. . . Pero los anarquistas no queremos emancipar al pueblo; queremos que el pueblo se emancipe”.

En ese telón de fondo de ese theatrum Mundi que es la política y la exaltación de quienes no se merecen, por supuesto que hay escritores, pensadores, letrados, periodistas que han estado alerta y han denunciado la corrupción moral y ética en esta tierra de leones al decir de Rubén Darío. También hay teóricos, también hay políticos, pocos y de otro calado, que han cuestionado el poder en Colombia, pero que han sido desalojados, no aparecen en los libros de enseñanza, ni hacen parte de ese ejército de poetas, escritores, de letrados que han sido condenados al olvido, al relegamiento, como norma para dar la impresión de que no existen en ese pasado colombiano que devela lo que es el presente que les ha tocado vivir. Siempre han existido personas que han tenido agallas para enfrentarse al sistema, solo menciono algunas, Alfredo Greñas, Rafael Urdaneta, el Indio Uribe, Vargas Vila.

Algo es cierto y determinante, con este libro, Blanca de Moncaleano, y el triunfo de la anarquía, se hace una reivindicación a Juan Francisco Moncaleano, y Blanca de Moncaleano, para ser insertados en la historia de un país siempre a la deriva.





1 comentario:

NTC dijo...

Gracias! Excelentes y enriquecedores texto y video sobre este maravilloso libro. "Algo es cierto y determinante, con este libro, Blanca de Moncaleano, y el triunfo de la anarquía, se hace una reivindicación a Juan Francisco Moncaleano, y Blanca de Moncaleano, para ser insertados en la historia de un país siempre a la deriva." / Los registramos e incluimos en : http://ntc-narrativa.blogspot.com/2022_12_07_archive.html