FALSIFICANDO EL LENGUAJE
Darío Ruiz Gómez
¿Qué tal que un importante
periódico encabezara su primera página dando la noticia de que un nazi
sobreviviente ha decidido interponer una demanda contra el Tribunal de
Nuremberg “por considerar que fue injusto condenándolos por matar millones de
seres humanos”? O que encabezando esa primera página otro importante periódico
nos dijera que los herederos de Stalin o Pol Pot han decidido interponer una
demanda contra los Tribunales de la Historia que los condenaron por asesinar a
más de treinta millones de personas dejándolos morir de hambre, fusilándolos,
enloqueciéndolos en terribles interrogatorios? ¿No es en estos casos donde el concepto de
Crimen de Lesa humanidad cobra toda su vigencia? La crisis de los
distintos medios de comunicación surge – no me cansaré de reiterarlo- de la deliberada
alteración del lenguaje para no decir la verdad e introducir en la ciudadanía la incertidumbre al lanzar
subliminalmente la idea de que la justicia podría haberse equivocado y desalmados
asesinos confesos “podrían” ser mansos corderas(os). Todos somos susceptibles
de caer en cualquier aberración y la peor es no saber distinguir entre el
bien y el mal. Es el camino de confusiones que va del uso del eufemismo – “ No, fue una
acción en defensa de las bases populares”- hasta lo que hemos llegado a conocer
como las falsas verdades porque aun cuando
ya existan secciones especializadas en
distinguir entre la verdad de los hechos
y las falsedades de los fake news la mutación de las políticas informativas
para no basarse en los hechos sino en especulaciones caprichosas continúa bajo estrategias más sofisticadas y
una de ellas sigue siendo los falsos titulares con que se encabeza una noticia
en primera plana.
Colocar en el encabezado de
primera página la noticia de que los Comandantes de las Farc demandarán a la
JEP por calificarlos de esclavistas es relativizar descaradamente la verdad
creando en el lector la idea de que estos criminales “podrían”
ganar a la JEP esta demanda cuando ha
sido muy claro el pronunciamiento de la
JEP – apoyada sin duda alguna por el
Presidente de la CPI – a partir de
documentos y testimonios que no se prestan a falsas interpretaciones ya
que son lo que son: documentos sobre la maldad humana que de inmediato y bajo los códigos de la justicia
universal le deben ser aplicados a los
carniceros de las Farc en el momento de
llevarlos a juicio. Lo que las imágenes muestran
sobre el Mono Jojoy y Borugo su
terrorífico Campo de exterminio es una demostración de que para los
estalinistas de las FARC este tipo de campos de castigo para secuestrados en
todos los lugares del país es una verdad irrefutable que no puede ponerse en
duda y es como lo fue en el caso de los
descubrimientos de Buchenwald y de
los Gulags soviéticos, de las cárceles de tortura de Maduro algo que modifica
radicalmente la historia al encontrarnos
ante masacres que obedecen a un patrón, una sistematicidad y tienen un objetivo
político. que debe ser enjuiciado rigurosamente por un verdadero tribunal de
justicia. Pero, atónitos, estamos comprobando que, paradójicamente los distintos medios de comunicación y desde
luego los llamados Partidos Políticos parecen
estar eludiendo y entorpeciendo, incluso lo que este descubrimiento del horror supone ya que
inevitablemente han cambiado las reglas del juego y la llamada contienda
electoral debe responder a esta defensa de la víctimas y a la condena explícita
de métodos de terror y exterminio que no pueden seguir prolongándose
indefinidamente.
Afortunadamente la narrativa
sobre esta tragedia que antes fue enfocada desde el punto de vista de los
verdugos mostrándolos como héroes se ha dado la vuelta y el país y el mundo
comienzan a escuchar las poderosas voces
de los muertos desde la luz definitiva de la verdad. “El silencio del miedo nos
hace cómplices, por omisión, de la barbarie” nos recuerda el recién fallecido
Jean Luc Nancy. Y ¿el silencio por mera complicidad no es genuina barbarie? ¿No
lo es la indolencia moral de quiénes conociendo estos hechos callaron?
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