sábado, 24 de abril de 2021

Y ¿AL ALCALDE QUIÉN LO RONDA? / Darío Ruiz Gómez

 


Y ¿AL ALCALDE QUIÉN LO RONDA?

Darío Ruiz Gómez

La llamada sabiduría popular proviene de una honda experiencia de la vida y de la muerte, del amor o de la desilusión y es ésta la que fundamenta la obra de Cervantes, de Shakespeare, de Rabelais, de Carrasquilla o Guimarães Rosa, escrituras de la verdad. En ella se fundamenta el lenguaje para recordarnos que de esa experiencia de los límites es de donde brota la moral que antes de prejuzgar, advierte. El dicho popular: “Y ¿Al alcalde quién lo ronda?” no se reduce en el refranero a una pirotecnia verbal, sino que es la advertencia de que no podemos juzgar irresponsablemente a los demás sin primero habernos convertido en jueces de nuestros propios actos, de nuestros propios juicios. La degradación del lenguaje es entonces la degradación de las responsabilidades personales ante lo que se dice, aceptar la falsedad como verdad. Aceptar un error, una equivocación en una discusión no es lo mismo que la irresponsabilidad de andar dando falsas informaciones, que calumniar por calumniar sin que haya una sanción justa para el calumniador(a). Y de esta irresponsabilidad se han contaminado ad infinitum los llamados y diversos medios de comunicación, los boletines de grupos políticos., los noticieros de t.v. La entrevista que le hicieron al Alcalde Quintero los periodistas Vanesa  de la Torre y Pascual Gaviria es, en contraste,  un ejemplo periodístico de lo que debe ser una entrevista a un personaje: la habilidad para de modo sutil ir haciendo que el Alcalde se descubriera  políticamente  como lo que es, en realidad rebatiéndole muchas de sus gratuitas  aseveraciones, sacando a la superficie la distancia que se da entre un joven  profesional que llegó a la Alcaldía gracias al poder de grupos de diferente ataduras  político-económicas  y  no pues con un  programa de gobierno sino, además,  parapetándose en una difusa  ideología  populista  impuesta por el petrismo en su ambición de copar el espacio político de Medellín con mira a las elecciones del 2022. La estrategia, como señalé entonces, del Caballo de Troya: entrar soldados ocultos en el vientre del animal y soltarlos cuando están dentro de la ciudad.  Fue sincero cuando de salida  anunció que su objetivo  era acabar con el Grupo Empresarial antioqueño   a quien continúa señalando como un grupo corrupto, algo que hasta el momento ni él ni sus asesores han podido comprobar.  Por el contrario ¿No se hace claro que ha recurrido al caso Hidroituango como un sofisma de distracción para disimular su desgobierno y permitir el avance del petrismo?  En esa entrevista se ha atrevido a acusar con nombre propio a las grandes empresas antioqueñas como Nutresa, Suramericana, Argos, o sea lo que para su populismo él identifica como “el odiado l capitalismo de los ricos”   recurriendo para ello  a clichés chavistomaduristas, iglesistas  y no a datos concretos, cifras concretas que es lo que hemos  venido  esperando. Su fracaso indignante para  enfrentar  la pandemia con su elevada cifra de muertos sí que  es un  irrebatible  argumento en su contra,  el ”Entran cien y salen cien” no solo es una  descarada mentira sino la demostración palpable de cómo este  populismo  es  incapaz de  acercarse a la realidad de las calles, a  las largas  hileras de los condenados a muerte por su negligencia  y  la  falacia de este grupo populista más preocupado por  obtener gabelas burocráticas  que en mostrar su solidaridad humana.

Quintero no es él, él es su grupo político que a control remoto le dicta lo que debe hacer, procurando eso sí ocultar sus identidades para  el caso de que  si Quintero  comienza  a ser   víctima de sus propias contradicciones  tal como lo pone de presente su escaso vocabulario, ellos no puedan ser acusados  de conspiradores. Y es este enfoque ético el que ronda hoy al Alcalde: no asumirse como un individuo pensante que toma decisiones   por sí mismo si no que  actúa  como el fonomimico que  “abre la boca fingiendo la reproducción de voces previamente grabadas”.

P.D Al estallar, lo vuelvo a repetir, el escándalo de Hidroituango especialistas de la talla de Johel Moreno   y el ingeniero Ordoñez dieron un informe científico sobre las causas y posibles responsables de ese fracaso. Las investigaciones de la Contraloría que culminan ahora con este veredicto se iniciaron desde las primeras denuncias. Quintero no existía entonces y lo que ahora  busca el petrismo – ideologizando el problema-   es sacarle beneficios  políticos. Por eso, tal como lo había denunciado, Quintero ha convertido a Tele Medellín  en su canal personal, el de Cepeda, Sanguino, Muñoz,etc .

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