martes, 20 de abril de 2021

OFENSA AL CEMENTERIO DE BELÉN / Darío Ruiz Gómez

 


OFENSA AL CEMENTERIO DE BELÉN

Darío Ruiz Gómez

Un  llamado  colectivo  de “artistas urbanos” acaba de tomarse  el cementerio del barrio  Belén, un  discreto cementerio de paredes blancas, de  austeros  jardines, dominado por  un el beatífico silencio, abstraído del ruido vehicular para seguir siendo una invitación a la meditación, a la discreta visita de los familiares, un lugar sagrado que antes de todo debería haber sido restaurado respetando su  espléndido planteamiento neoclásico, la transparencia del peristilo con la  columnata blanca  y el templete de una insólita solidez  formal imponiendo de este modo la  poética  de un espacio íntimo  que se abre al cielo. Bajo el falso señuelo de un autocalificado  “ arte urbano revolucionario” - siempre hubo arte urbano en cada parque, plazoleta de Medellín-  se  disfraza la turbia  intención  de quienes  la promueven  e imponen  con la demagógica  grandilocuencia  de lo totalitario, olvidando  los murales de  Félix Ángel, Dora Ramírez, Pedro Pablo Lalinde, los grandes grafitteros, verdaderas respuestas y aportes visuales  para imponer por decreto una  ofensa a los muros del cementerio pintándolos con sus desabrochadas consignas: ”Vamos a traer aquí a nuestros muertos de la Comuna Trece” dice enfáticamente una miliciana, señalando que bajo esta  violenta  toma   ni siquiera  los muertos de este cementerio tienen el derecho a seguir en su diálogo eterno ya que  deberán  aceptar el tropel de los muertos inventados por estos Colectivos bajo el rótulo propagandístico  de “víctimas  del conflicto”  Este atropello  hace parte de una bien planificada  toma  de espacios públicos, de edificios, iglesias, museos, bibliotecas  por los guardias  de una memoria inventada y proyectadas desde la Secretaría de Cultura del Municipio, bajo la consigna de imponer en la ciudad  lo que sus  teóricos y gestores petristas llaman  la recuperación “para el pueblo” de monumentos y  lugares más significativos que fueron la memoria del pasado “burgués” y que por lo tanto  es necesario borrar para imponer   los nuevos  significados revolucionarios , la  manipulación ideológica  de la tradición oral, musical, científica, literaria   imponiendo  un caricaturesco   folclorismo  de uso propagandístico, para una ” revisión” de narrativas e iconologías  que son en el tiempo nuestra  verdadera y necesaria   tradición, mostrando esta tradición de cultura   como altamente  peligrosa  para su “memoria colectiva” y para los objetivos  políticos  estalinistas   que tratarán  de imponer  los Comisarios  Culturales  en el comienzo de su” revolución cultural” buscando borrar  “todo vestigio del pasado” cualquier presencia  de “las clases dominantes. ”Para ello estarán escuelas y colegios, centros de cultura barriales, bibliotecas donde desaparece la raza blanca en la historia y los Reyes Católicos, Fernando Cortez  son considerados como “sanguinarios imperialistas”  y la mayor causante de nuestras desgracias fue  la llegada de Cristóbal Colón. Este es un programa copiado de los modelos soviéticos, cubanos y sacado de la manga gracias al tartamudeo mental de López Obrador y  su chistosa  demanda contra España “por  los males causados por haber descubierto y conquistado México”. Y que son los modelos pedagógicos que maneja  FECODE y los que ahora  los consejeros de Cultura están imponiendo en Medellín  como lavado de cerebro a nuestra niñez y juventud.

Teorías convertidas en proclamas revolucionarias tal como lo vemos en el estallido social mapuche oponiendo  la “ ciencia ancestral” frente al coronavirus  frente a la “ciencia imperialista”, tal como lo vemos en el lenguaje primario del campesino que en el Perú funge de líder revolucionario y ni siquiera sabe el nombre de las cosas.

P.D.Solicitamos un inmediato pronunciamiento al respecto de la Filial de Monumentos Nacionales, de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros, de la Academia de Historia, de las Facultades de Arquitectura, de los espíritus  democráticos   para impedir que continúe con la impunidad que le concede la Alcaldía este intento de destrucción de nuestra verdadera memoria, de nuestro verdadero patrimonio.      

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