domingo, 23 de febrero de 2020

PODER DECIR NO / Darío Ruiz Gómez

Pawel-Kuczynski

PODER DECIR NO
Darío Ruiz Gómez

Acudo de nuevo al dicho español:”Si quieres ser feliz como me dices/ No analices muchacho no analices” Y enterrando la cabeza en la tierra como el avestruz  negarse a hacer frente a las situaciones sociales  que se viven. Esta comodidad se vuelve egoísmo cómplice pues al eludir  la visión crítica de los hechos  se elude la necesaria respuesta  moral ante  el crimen, la inequidad y la desigualdad que siempre están cambiando de protagonistas  pues desigualdad e inequidad no solo se refieren  a la que crea el capitalismo  sino a las que han creado las FARC y el ELN  inmensamente  poderosos  económicamente  sin que jamás  hayan cumplido  la promesa  de dignificar a quienes supuestamente “iban a  liberar” Ya lo había advertido Camus: “En la época de las ideologías tenemos que habérnosla con el asesinato ” porque  el papel de la ideología  consiste en  justificar a través de los llamados por  Lenin “idiotas  útiles”,  el asesinato  como un  “derecho”  del “revolucionario”, algo  muy distinto  a la verdadera justicia. ¿Porqué si no ese manto de silencio fariseo sobre cada nuevo crimen del ELN? ¿Qué puede ser más espeluznante que el atentado que mató a los 22 jóvenes policías en la Escuela Militar y más espeluznante aún  el silencio cómplice  de nuestra pijería  intelectual?  Al recordar “El hombre rebelde” de Camus que leímos un grupo de amigos en 1957  y cuya claridad nos golpeó  en momentos en que  nada se sabía de la mentira sangrienta del comunismo en la URSS, vuelvo a la pregunta que nos hace este texto imprescindible. “¿Qué es un hombre rebelde? Es aquel que dice no.” Dice no a los inteligentes  al servicio del despotismo de la mentira, a la sumisión intelectual ante el  mesianismo  del totalitarismo,  dice no a caer en el  diálogo tramposo recordándole a  los criminales  que existen  los imposibles  morales para ello ¿No es esto el terrorismo como aniquilación de todo resto de cordura, de humanidad?  Contra la tarea crítica de la razón  un taco de dinamita. ¿Cuántas madres, niños, familias enteras mataron en Oriente los Frentes Pedro León Arboleda y Carlos Alirio Buitrago para cobrar jugosos rescates? ¿Cómo puedo yo otorgar  la categoría de interlocutor  a un asesino despiadado como Pablito  para establecer un diálogo con alguien que  encubre  sus crímenes bajo una supuesta ideología  cuando es en realidad un siniestro hampón?  Si aceptamos esta farsa estaremos asistiendo al derrumbe de  nuestros principios  y valores que es lo que busca  precisamente el terrorismo.  Lean ustedes el pavoroso informe de “Human Rigth Watch” sobre las tropelías del ELN en Arauca y con el alma conmovida descubran en este minucioso, casi cruel informe sobre un territorio sometido a los  desmanes de forajidos  folclóricos que violan niños y niñas, adolescentes, asesinan jueces y ciudadanos, lo que supone el regreso al “corazón de las tinieblas” y lo que constituye un adelanto de ese paraíso socialista con que engañan  aún a algunos despistados.  En ese territorio apocalíptico, el  ELN asesinó al Obispo Jaramillo sin que la Iglesia protestara, allí  son propietarios de minas de oro, de una gran mina de coltán, contrabandean con el petróleo  y en esta lisérgica  borrachera  de barbarie que solo Joseph Conrad  podría describir,  la frontera de la civilización se ha esfumado para que se entronice a cambio  un territorio de maldad cumplida la sentencia de Dostoievski :“Si Dios ha muerto todo está  permitido”  Cada  “comandante” se ha enloquecido al igual que  el Kurtz de  “Apocalypsis Now” y emborrachándose en su hamaca ejemplifican a cada momento, Padre Francisco de Rue no olvide, el regreso a la brutalidad del primate.

El  paro armado dictado desde la Habana y Caracas  ha supuesto  un acto de terrorismo internacional en el intento  de desestabilización de la región y nos recuerda lo que supone igualmente  un  atentado brutal  en su intento de  destruir la confianza humana, destruir el valor de la cultura, llevarnos a aceptar  calladamente  el desafuero de los delincuencia  ante la  cuál  sólo los espíritus libres serán capaces enérgicamente de decir no, no, no.


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