lunes, 27 de mayo de 2019

Pedro Nel Gómez / Luis Fernando González /Comfama de Aranjuez




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Pedro Nel Gómez bajo la mirada de Luis Fernando González

Víctor Bustamante

Luis Fernando González, con sus investigaciones y con sus certezas, en esta conferencia, nos acerca a una redefinición de Pedro Nel Gómez como una de las personas que reflexionaron la ciudad en un momento en que había un crecimiento tenue, podría decir, ordenado, pero que sus aportes realizados con el propósito de una ciudad verde, amable, diferente, fueron dejados de lado. Una de sus ideas, un corredor verde entre el Cerro El Volador hasta el Cerro Nutibara, también la posibilidad de unir la Universidad de Antioquia con la Universidad Nacional, bajo ese mismo concepto como una idea crear una gran ciudadela, proyecto que quedó como una idealización de una ciudad posible, ya que los negociantes espurios del cemento y del ladrillo, uno de los carteles más antiguos y dañinos de Medellín, no podrían aceptar una ciudad donde existieran terrenos con adaptación para una vida más amable y para un mejor vivir sino que la autofagia por esos terrenos con escusas y sinecuras  baladíes no permitieron que esos aporte de Pedro Nel fueran posibles. De ahí que la ciudad construida con esmero fue ampliando sus calles, y cada administración, como si fuera un logro y no una boutade, terminaron dañando el trazado como su mejor logro, logro inútil y ridículo, ya que con estas calles se les abría le espacio solo al nuevo protagonista que tiene ahora en vilo a Medellín: su majestad el auto con su flamante apariencia de progreso y su perversa toxicidad. 

Cuando hablo de redefinición me refiero a que de Pedro Nel, Luis Fernando recobra su aporte arquitectónico sino que también es posible mirar su faceta más conocida la de pintor y escultor que conocemos sus murales, sus pinturas, pero esos aportes como arquitecto y profesor siempre quedan relegados y se diluyen sin tomar en cuenta ese carácter creativo y polifacético de Pedro Nel.

Solo vi de lejos a Pedro Nel cuando pintaba el fresco que bordea la Biblioteca de la Universidad de Antioquia, entonces miraba esa paciencia para ir poco a poco creando su obra. Luego en este trasegar lo encontré ya en otra labor en la Universidad Nacional, encaramado en algunos andamios, vestido con su bata blanca de médico, esculpiendo sus gigantes esculturas en mármol a pesar de los años y de su cabello blanco. Por supuesto, que allí lo veía con paciencia y con su tesón de artista trasegando en su propia obra. Más tarde leyendo sobre él supe que había viajado a Europa, que sus detractores decían que no sabía pintar las manos de los personajes en sus pinturas, y esta perla que siempre me ha llamado la atención, Débora Arango fue a su casa para solicitarle que le enseñara las técnicas para pintar al fresco, pero Pedro Nel, en su piedra, se negó a ser su maestro, pero esta negativa no es óbice para que ambos artistas posean su lugar dentro del campo de la pintura.

En esta noche, aquí en el auditorio Comfama de Aranjuez, es innegable que bajo la égida de Luis Fernando González estuvimos siguiendo los pasos de Pedro Nel, que es la persona de Aranjuez más representativa, ya que allí construyó su vivienda, un palacete, rodeado por la frescura del aire y de las mangas aledañas hasta que el asedio de la apertura de calles y de las construcciones desordenados lo asilaron en su casa. A pesar de ello, Pedro Nel siempre vivió en esa casa que construyó a su imagen y semejanza; esa casa donde fue el creador y el amo, el señor de su poesía interior, esa casa donde murió. Y no es una exageración, ya que podría decir que es una de las pocas casas de artistas de la ciudad más valiosas, ya que aquí no existe la tradición de mantener esta clases de espacios, donde ahora, sin la presencia de sus familiares, ha sido destinada como centro cultural, un museo, donde,  a pesar de que hay pocos objetos del artista, percibimos en sus pinturas, en los patios, en la designación de la casa, en la vehemencia de sus pasos por esos lugares, donde lo imagino en sus corredores y cuartos cuando lo asolaba alguna idea creativa, pero también desde aquí, desde este alto de Aranjuez, Pedro Nel vio crecer la ciudad y como lo amurallaba esa ciudad que él podía ver desde su lugar, y asi nos deja una huella en sus acuarelas como una visión del artista que decidió afincarse en un sitio y lo definió a su manera.

Esta noche Pedro Nel ha estado aquí presente, en esa resistencia continua de la ciudad que sepulta con indiferencia a sus artistas, pero Luis Fernando nos ha dado su ciclo vital, sus certezas, ya que en su libro, Pedro Nel Gómez, el Maestro, arquitecto, urbanista, paisajista, ha situado en toda su dimensión el retrato de él  en su vida intelectual y pública.





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