EL
RESCATE DE LA CIUDAD
Darío
Ruiz Gómez
Un
editorial del periódico “El Colombiano” recordaba recientemente la necesidad de la participación activa de la ciudadanía en el rescate de una ciudad que como
Medellín ve agredida hoy su población por las distintas
formas de administración del miedo por parte de las nuevas organizaciones
delictivas y por lo tanto con una dramática reducción de los horarios
de uso común del espacio público, por la presencia de un transeúnte que reduce
su tránsito a ir de su lugar de vivienda al lugar de trabajo, mecánicamente,
casi como un zombie, alienado por un sistema de transporte que le impide gozar
más tiempo de los horarios dedicados a la familia, a la vida de vecinos. Un
espacio público del cual han desaparecido nuevamente las esquinas donde los
amigos conversaban ya que quienes lo hacen están sometidos a las balas
asesinas. ¿No habíamos vivido ya este horror durante los años terribles de la
llamada violencia del narcotráfico donde
a partir de determinada hora estar en la calle era jugarse la vida? El
microtráfico establece sobre los
territorios de la ciudad un tipo de dominio que los viejos narcos nunca
ejercieron hay que decirlo de manera que el reto del actual Alcalde de doblegar
las estructuras criminales no sólo enfrenta la presencia de estas bandas y su accionar
despiadado sino a la vez la recuperación de los espacios públicos como un
patrimonio inalienable de la ciudadanía. En este punto hay que señalar el mal
terrible que aún supone la demagogia
populista de estos últimos años y
que ha confundido los valores
culturales de la comunidad popular con
el activismo de estas ideologías a través
de la propagación del odio social, con
su paternalismo indiscriminado hacia los llamados vendedores ambulantes y su disimulada justificación de la invasión
del espacio público, de las invasiones, su
erróneo entendimiento de la diversidad étnica dando paso a una dañina
permisibilidad que evitó plantear el
problema de fondo para una verdadera pluralidad: un nuevo pacto social. Si uno
revisa el porqué estos populismos desde Perón a Maduro llevaron a la degradación
de una sociedad destruyendo su economía
daremos siempre con el mismo denominador : los subsidios que convierten al trabajador en una clase ociosa.
Lo
que revela la lucha contra estas otras formas de violencia es que, se está haciendo la individualización y judicialización
de cada violento eludiendo la
dañina elegía de estos personajes tal como se hizo en la época de los llamados
violentólogos y lo está demostrando positivamente la presencia
de una nueva ciudadanía que, libre de los nefastos intermediarios del populismo
está reaccionando con la fuerza moral y
las argumentos del vecino agredido que
ha saltado a la palestra a exigir
el derecho a estar en su calle, a una libre y segura
movilidad, a que los grandes problemas de la ciudad sean enfrentados con la debida racionalidad y no mediante
la demagogia del populismo
politiquero. Una vez más, como lo está demostrando la masiva asistencia a los
distintos eventos culturales públicos y
lo hará en la “Feria de las Flores”, la
ciudad se afirma cuando se rescata el derecho a los recorridos peatonales,
poniendo al descubierto que las barreras que someten y aíslan se están dando por parte de quienes a través
del terror pretenden incomunicar a comunidades enteras negándoles
su derecho a la ciudad.
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