sábado, 3 de marzo de 2018

BOMBA DE TIEMPO / Darío Ruiz Gómez




BOMBA DE TIEMPO

Darío Ruiz Gómez

La mera cifra estremece: 4902 familias deberán abandonar su vivienda  para ser reubicadas  y dar paso a algunas “obras de progreso” tales  como un Metrocable donde  se  exige el desalojo de 652 familias. Una vez más bienvenido “el progreso” pero también  por desgracia  la zozobra y el desasosiego pues  como  ya sabemos  estas obras en Medellín suelen no sólo de carecer de una necesaria planeación respecto a los afectados  sino que su terminación se expande descaradamente en el tiempo y con éste los costes previstos  inicialmente. Lo hemos comprobado  en las “obras de valorización” de  El Poblado, en Parques del Río y en el llamado tranvía de Ayacucho, en el mamotreto del Puente de la Cuatro, lo que nos lleva  entonces a analizar algo que ya es comprobable  y es el hecho de tener que referirnos a la crisis de una disciplina como la ingeniería  y a  la  comprobación  de su  fracaso en la  realización de estas obras públicas, puesto de manifiesto en la incapacidad para incorporar  satisfactoriamente las nuevas tecnologías en el tratamiento  de laderas, de cañadas, en lo referente a las nuevas tipologías de amoblamiento  urbano,  lo que ha llevado en Medellín a un crecimiento desbordado  de la fealdad . Esto cuando hacia los años 50 nuestra ingeniería demostró la solvencia profesional suficiente en el diseño y construcción  de puentes, avenidas, paisajismo,  dejando un inmenso legado ético y estético.  Los errores cometidos en el diseño y ejecución de la loma de los Balsos son realmente terribles y ante esta desfiguración de ubicación de semáforos y cruces viales no hay más accidentes de milagro. ¿Cómo se pudo aceptar y por qué clase de interventores  que los carriles que  desde el puente de la Cuatro  desembocan  en la avenida de El Poblado en dirección a Envigado, se redujeran a un embudo, estrecho y peligroso? ¿Cuántos son los errores garrafales cometidos en el llamado puente de la  Madre Laura respecto a los llamados  “damnificados  por proyectos viales”?

Los grandes y necesarios viaductos que conecten  la malla urbana  con los barrios aislados  no se construyen. Aquí el Instituto Tecnológico de Massachusetts,  constituiría un chiste para un contratismo que sólo quiere  ganancias  y  que con la complicidad  de la corrupción  ha permitido que las distintas obras públicas se queden a mitad de camino y carezcan de la calidad  estética necesaria. Frente al anunciado  desalojo  de 4902 familias que en el tiempo habían  logrado fortalecer  su tejido social y urbano,  la respuesta oficial para impedir que siga creciendo  la tugurización debió consistir  en  la urgente  rehabilitación y renovación de ese tejido urbano ya que de este modo se reconocería su territorialidad. Un desalojo improvisado es siempre un atentado contra el sagrado derecho a una morada, a una malla social establecida de vecinos, por precaria que sea Destruirla, sin haber construido antes las viviendas necesarias, el hábitat  y la calidad de vida indispensables,  es lanzar  a la diáspora a estos ciudadanos,  no resolver un problema sino ahondarlo;  ya que de lo que se trata en estos casos es de rescatar un borde abandonado, en  humanizar  un territorio,  cohesionando  el grupo social no lanzándolo al vacío  mediante la argucia de recurrir a alquileres  de ocasión. Una vía, un metrocable  deben integrar a la malla urbana   de la ciudad  los territorios deprimidos, aislados.  
  

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