EL CRISTAL SPINOZA
(Una novela sobre la vida y
el pensamiento de B. Spinoza)
Antonio Arenas Berrío
“Las
traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y
el espacio de Jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la
metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de aquel que es todas sus estrellas”.
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de aquel que es todas sus estrellas”.
La novela “El
cristal Spinoza”, del escritor, Juan Arnau, habla fundamentalmente sobre la
vida y el pensamiento del filósofo Holandés Baruj Spinoza. El pensador de la
teoría de los afectos, de la substancia (los atributos y los modos), del deseo
como: “esencia del hombre”, de la potencia, del conatus, de la libertad y en
especial el amor a Dios. El libro III de la Ética propone enfrentar el tema de
los afectos, desarrollado en forma anterior en el Tratado Breve. Spinoza decía:
Deseo, tristeza, alegría “fuera de estos
tres no reconozco ningún otro afecto primario”. El libro de la Ética, es
una teoría de las pasiones y las acciones alegres en detrimento de las
tristezas. En la novela de (284), páginas se recrean asuntos como: su primer
amor (el teatro), la expulsión de la sinagoga, el exilio de la Judería, el
trabajo de pulidor de lentes, para telescopios, microscopios y otros instrumentos
ópticos, se solazan los experimentos químicos con el nitro, el círculo spinozista,
los amigos, enemigos, su muerte y su legado. Spinoza murió en enero de 1677 y
en ese mismo año en el mes de noviembre salió a la luz el libro la Ética, y en 1678, ya estaba condenada y
prohibida por el gobierno Holandés.
¿Cómo, es posible que un filósofo que
solo reclamó la tolerancia, fuera excomulgado, maldito y sus libros prohibidos?
Es factible que una persona termine en un proceso judicial, pero como diría Deleuze: “lo más extraño que empiece con una
excomunión y un intento de asesinato”. Recordemos que un fanático intentó
asesinar a Spinoza y que su estigma es famosa dentro y fuera de la comunidad
Judía. Panteísta (que todo es Dios), ateo (quiere decir que no hay Dios),
materialista, “asesino de Dios”, he ahí todos los calificativos malditos para
Spinoza. La sinagoga de Ámsterdam lo sentenció: “Serás maldito de día y serás maldito de noche”, ¿Cómo es dable que
un filósofo que inspiraba tanta devoción, pasividad y una vida tan sobria fuera
tratado de tal modo? Ser Spinosista, Spinoziano, constituye un mote peyorativo
de una filosofía supuestamente atea y materialista. La filosofía de Spinoza es
subversiva, fue rebelde en su tiempo, porque atacó todos los espejismos,
supersticiones, mitos y creencias e ideologías de su época. Sus libros e ideas
eran difíciles, atacaban las pasiones tristes que solo le servían a las
jerarquías establecidas y los poderosos. Una de sus ideas es que todos: “Los hombres luchan por la esclavitud como
si fuera su libertad”, Los hombres
y las mujeres perciben lo mejor y lo aprueban, pero eligen y hacen lo peor. La
novela hace un breve recorrido por todos los acontecimientos y en especial
destaca y ratifica lo que los filósofos de la antigüedad ya habían fijado y
había desaparecido de la faz de la filosofía y enojaba a todos los judíos y cristianos.
Dios es causa inmanente de todas las cosas, todas
las cosas desde los seres vivos a los minerales, existen en Dios y en Dios
mueren.
Spinoza usa la expresión Deus sive natura,
Dios o la naturaleza, ambas cosas son iguales, Dios o el Universo. Podemos decir que: Dios es igual a la naturaleza,
Dios es igual a la sustancia. Ahora bien, Spinoza afirmaba también: Las pasiones es mejor comprenderlas que
vituperarlas o vilipendiarlas. Sabemos pues que, el amor a Dios, la libertad y la alegría son
los fundamentos de su Ética. Uno de los
libros más difíciles, extraños y hermosos del mundo. La filosofía de Spinoza es
la única que debe ser autorizada en su rectitud de ética, puesto que, su objetivo
es la perfección y la felicidad del hombre. Todo consiste en una unión con
plena conciencia entre Dios y la naturaleza. La ética es una física cósmica,
donde el hombre es parte de la naturaleza cuya perfección radicará en la
armonía del cuerpo y las pasiones. Porque el “cuerpo necesita para conservase, de muchísimos otros cuerpos, por los
cuales está continuamente como siendo regenerado”. Lo anterior, vislumbra
un juego de potencias, juego de fuerzas comunes de la naturaleza. La potencia
es el poder mismo en su determinación, en un hecho, en el producir. Empero, el “hombre no es un imperio dentro de un imperio”.
El cuerpo dispone de una potencia de obrar cuyo desarrollo aumenta o
disminuye por las muchas maneras que puede ser afectado y estas afecciones son
en un primer término efectos de las impresiones de los cuerpos entre sí y estas
impresiones son trazos o huellas que un cuerpo exterior imprime o impulsa en el
cuerpo humano. Los cuerpos no se distinguen por su sustancia, sino por sus
movimientos y por sus composiciones. Habría que estudiar la composición de los
afectos en el libro la Ética de Spinoza. Se tendría que observar las líneas,
las superficies y los cuerpos. La filosofía de Spinoza invita constantemente a
congraciarse con la felicidad. La alegría y la tranquilidad son propias del
conocimiento alcanzado y lo que se busca es de perfeccionar en todo lo posible el entendimiento, la razón y la
intuición. La Ética de Spinoza, es el
amor al conocimiento, poco o nada de dogmas e ilusiones. Por eso la
felicidad concreta: “ No es otra cosa que
el contento del ánimo que surge del conocimiento intuitivo de Dios y perfeccionar
el entendimiento no es otra cosa que conocer a Dios, sus atributos y las
acciones que derivan de la necesidad de su naturaleza. Por ello el fin último
del hombre que se guía por la razón, esto es el deseo supremo del que se sirve
para regir todos los demás, es el que lleva a concebirse adecuadamente a sí
mismo y a concebir adecuadamente todas las cosas que pueden ser objeto de su
entendimiento”. La filosofía vale para ser feliz y para derrotar la
estupidez humana, la vida solo se revive
en la vida y la naturaleza y no hay que tenerle miedo a la muerte. Los hombres
solo deberán aspirar a ser libres y aprender a moderar sus pasiones. “El hombre se cree libre pero, en realidad,
está sometido y hasta avasallado por sus propias pasiones y las de los demás,
especialmente las afecciones procesadas: religiosas y políticas”. Ahora
bien, Bento Spinoza, por lo que sabemos de sus biógrafos y la novela “El
cristal de Spinoza” de Juan Arnau, no lo turbó, la fama, la universidad (Heidelberg),
el dinero, las mujeres. Su amor fue total al conocimiento y si se quiere al
estudio de las pasiones. La ficción está constituida por (43) capítulos, diálogos
y las referencias a algunos personajes determinantes en la vida de Spinoza. Los
capítulos son cortos, exquisitos y comprensibles. Sobresalen en la novela los
diálogos, en ellos se discuten los temas más importantes de algunas de sus
obras y aparece el cristal de su filosofía, ese cristal: el infinito. En la novela nos cuentan que el pensador
Holandés adquirió un oficio, el oficio de
pulir lentes para instrumentos ópticos. Para Spinoza la “Lente es todo aquello que concentra o
dispersa la luz. Cualquier objeto puede cumplir esa función, el mar, una estrella,
una persona, la piel del limón, pero se pueden moldear a su antojo”. La
filosofía es una sana costumbre, un hábito, una forma de vida, no una creencia.
Pensar y crear son una necesidad. La Ética de Spinoza, un libro elaborado
rigurosamente, según el orden geométrico, un libro para pensar, un libro para
vivir, un libro para ser libre. Spinoza dibuja un plan, labrar una lente, el
infinito (así también lo entendió Borges), Spinoza fue un auténtico confidente
de la naturaleza y con él, “la filosofía
se hace cristal y con ella el mundo en su infinita complejidad adquiere hermosa
geometría”. De ahí su búsqueda de una teoría que le permita entender la
geometría del cosmos. Por eso la vida de Spinoza consistió en la: “Creación de cristales, los cristales se forman
en la soledad pero pronto se adhieren a ellos otros formando agregados de
cristales cuya compenetración impide el crecimiento irregular que acabaría por
destruirlos: He ahí la amistad”. Amor dei intellectualis, el afecto más
poderoso porque forma parte de la vida y de un poder liberador. El poder de los
hombres descansa en la cantidad de verdad que es capaz de soportar, sin caer en
la desilusión y que camine siempre hacia la alegría y la felicidad.
Además, el
hombre está formado por un único principio natural dinámico e inmanente, combate y deseo y que se denomina
conatus. Que representa el esfuerzo por perseverar en el ser y el entendimiento
mediante el deseo. Empero, “Los seres
ahora cristales, aprenden a reconocerse en el eterno cristal del infinito”.
La novela deja entrever un método en Spinoza, pero no lo desarrolla, una lente
bien pulida, mejor un cristal por medio del cual se puede reconocer la
naturaleza. Por ello tenemos la filosofía de Spinoza o ninguna filosofía. La
ficción es así una novela histórica- filosófica que recorre con atención a los
avatares del siglo XVII, la vida de un filósofo holandés y la sigilosa idea no
desarrollada en la ficción, de que, la
esencia del hombre es el deseo. Lo que hay que pensar cuando se lee la Ética
de Spinoza, es en una ética de la libertad humana y que al hombre lo gobiernan
sus pasiones, y que el “El afecto humano
es una pasión mientras somos causa inadecuada de sus afecciones”. Todas las
pasiones experimentan la fuerza de existir o una potencia de obrar mayor o
menor o igual a la existente. Baruj, Bento, Benedito; en esta novela el
filósofo, es una rareza naturalista, un anómalo, un maldito, un hombre pobre
sencillo y modesto, tolerante y afectuoso. Un verdadero filósofo de talla
universal. En la novela existen varios capítulos interesantes, el oficio de
tallador de lentes, el hereje, en el diálogo con Pieter Balling, Spinoza afirma
una noción que es esencial en su libro la Ética y es planteada de la siguiente
manera veamos: “Nosotros no apetecemos o
deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que al contrario, juzgamos algo
bueno porque lo queremos y lo deseamos”. Ese deseo, ese querer, ese
esforzarse, está conectado con nuestro deseo y nuestras pasiones. En el bello
libro de la Ética de Spinoza, existen tres afectos de los que derivan todos los
demás: El deseo como apetito consciente
de conservar su ser, la alegría y la tristeza como variables positivas y
negativas del deseo. La declaración tajante de Spinoza: “Un afecto no puede ser suprimido, ni
reprimido sino por medio de otro afecto contrario y más fuerte que el que ha de ser reprimido” Asimismo,
en Spinoza hay aseveraciones como: “El
hombre no puede ser otra cosa que una parte de la naturaleza y no puede sufrir
cambios que no sean los propios de dicha naturaleza, pues la naturaleza
adecuada que los produce”. Deseo, afectos, pasiones, afecciones, apetito
consciente, fuerzas, naturaleza, son asuntos de la filosofía de Spinoza que hay
que leer en la Ética con detenimiento y minucia. Porque cuando observamos la
naturaleza vemos que todas las cosas que la componen tiene algo en común. “Se esfuerzan cuanto está a su alcance por
perseverar en su ser”. Las plantas
toman de la tierra los nutrientes, el aire, el sol, todo lo necesario para
hacerse fuertes. Los animales hacen lo mismo. El hombre desarrolla múltiples
actividades, unas simples y otras complejas: producir alimentos, estudiar,
trabajar, recrearse, pasear, divertirse etc. Todas estas actividades para
preservar en su ser. El esfuerzo de una
cosa por perseverar en su ser, define así la esencia de la cosa, aquello que la distingue de las demás cosas, y
de una manera llamaremos potencia, por
la manera como la determina la naturaleza a obrar y existir. El esfuerzo, la
esencia, la potencia de una cosa: “no
implican tiempo alguno finito, sino indefinido”. Las experiencias enseñan
que este esfuerzo lo realizamos toda la vida, en nuestro devenir, niño, adulto,
viejo. Coloquemos una idea de que
suspendemos este esfuerzo, inmediatamente nos arruinaríamos. Ahora bien, lo que
pone fin al esfuerzo de perseverar en el ser, nos viene de afuera, lo encontramos en una causa exterior, un
accidente por ejemplo, que acabaría con ese ser, con esa existencia. El
perseverar es la fuerza activa, positiva y afirmativa de nuestro ser y expresa
en nosotros la potencia de la vida. El deseo es como lo diríamos
anteriormente, un concepto fundamental de la Ética Spinioziana. Es ese
perseverar en el ser, referido al cuerpo y el alma paralelamente. Perseverancia con conciencia de sí, aunque la
realidad sensata sea otra e inadecuada, es decir imaginada. Constancia,
esfuerzo, deseo, imaginación, entusiasmo, nos remiten a vivencias, a prácticas.
“El cuerpo- alma en una duración
indefinida del existir”. La ficción
“El cristal Spinoza” es un desafío, una novela audaz y con ambición de contar
la vida de un filósofo. Llena de descripciones vividas, la vida del filósofo se
une en los diálogos y recuerdos. Una mezcla poderosa de imaginación y de ideas
complejas que cuestionan el sentido de lo humano. Vale la pena leer esta novela
a la luz de la labor de pulir de lentes, con la luz de las biografías
existentes y traducidas a nuestra lengua; donde la vida labra un difícil
cristal... El infinito…
No hay comentarios:
Publicar un comentario