viernes, 3 de febrero de 2023

DEMOCRATURA Y POPULISMO / Darío Ruiz Gómez

 



DEMOCRATURA Y POPULISMO

Darío Ruiz Gómez

Me llamó la atención que en el despacho de un alto funcionario(a) del Gobierno cuelgue  un retrato de Jorge Eliécer Gaitán. Fuera de las actuales  llamadas Autodefensas  Gaitanistas dependientes del Clan del Golfo el nombre de Gaitán es prácticamente desconocido por parte de la izquierda colombiana y si su nombre  volvió a aparecer  en la escena de la vida política colombiana  fue en la ocasión del secuestro y asesinato de la hermana de César Gaviria cuya primaria reacción fue atribuirle el crimen al expresidente Uribe cuando lo cometieron guerrilleros de las FARC y un antiguo  militante del movimiento Gaitanista. Gaitán quedó  para las posteriores generaciones  como la imagen más de un líder carismático propio de pueblos  subdesarrollados  que del dirigente  que  el país necesitaba  para enfrentar  el paso que debía darse  entre un país rural y un país moderno que necesitaba de una democracia moderna. A los recuerdos de mi primera adolescencia  están  adheridas las imágenes pavorosas de una violencia insana  que su asesinato  a manos del Comunismo Internacional  desató con  el más grave e insensato derrumbe de las ilusiones de vivir en una democracia, ni economía de mercado, ni tecnificación agrícola, ni urbanización del campo, ni grandes proyectos de educación. El populismo de Gaitán era más cercano  al populismo fascista de Mussolini a quien admiraba que del leninismo preconizado  e ilustrado desde entonces por el PCC  no como una propuesta de redención ante la desigualdad social sino como nuevas formas de violencia que se fueron enquistando  de tal manera en las prácticas políticas que pensar en sobrepasarlas con simples acuerdos de paz  entre bandas de asesinos  viene a ser  otra demostración más de nuestro infantilismo político sobre todo en esta etapa de un nuevo capitalismo global.  Siembra violencia y recogerás más violencia. ¿Cuántos campesinos han sido asesinados  durante este último mes por los despiadados frentes de las “Disidencias”  mientras Francia Márquez mira hacia otro lado?

 ”Cuando las ideas populistas pasan a ser autoritarias se entra en una democratura”, recuerda Rosanvallon.  Lo que  precisamente Alfonso Guerra acaba de señalar respecto al caso del gobierno de Pedro Sánchez en España, una dictadura blanda que ha ido  presentando al sedicioso, al malversador, al terrorista, al violador  como ejemplos a seguir mientras cualquier virtud ciudadana es desprestigiada y perseguida.  El Pacto histórico es lo que se llama un Partido Frankestein surgido como una  respuesta coyuntural  a base de enmascaramientos  ideológicos  y pactos de silencio para acceder al poder,  guardándose  de  condenar explícitamente el secuestro, el asesinato. Mantener la violencia,  callar la justicia, continuar sosteniendo  la guerra en las periferias  es la consigna. Herencias de guerras civiles inconclusas y sus secuelas de cainismo este nuevo populismo  predica la paz retóricamente pero la combate secretamente. Una banda de asesinos   surgida de  estas  prácticas  de crueldad  no dejará de seguir ejerciéndola  ya no bajo consignas políticas sino convertidas  en rudo bandolerismo.  El populismo como una idiotez social,carece de contenidos sociales, de una ética de la política pues  hablan no de las conquistas reales  de lo que debe ser un país liberado de la miseria y del dolor sino que ahora salen a la calle a caricaturizar  un gesto  de “protesta” que traerá más violencia y más tristeza: Y eso que apenas estamos comenzando: esperen las Asambleas Populares  en barrios y veredas, los Juicios políticos en las plazas públicas, ese momento en que la cordial ciudadana o el candoroso  educador(a) se colocarán  el uniforme de las nuevas violencias  y saldrán  a las calles a la cacería de  “fascistas” tal como está sucediendo en España. 

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