sábado, 20 de agosto de 2022

EL DERECHO A LA CRÍTICA / Darío Ruiz Gómez

 


EL DERECHO A LA CRÍTICA

Darío Ruiz Gómez

Recordaba yo que para el totalitarismo comunista no existen contrarios a sus ideas sino enemigos  a eliminar. En Colombia es una historia secreta la de quienes  llegados a considerar como enemigos por parte de PCC,  han sido silenciosamente  eliminados en las calles de las ciudades, en el campo, crímenes que la ferocidad de la guerra ha disimulado y que la JEP debería haber tenido en cuenta. Debatir con el PCC, una Organización  ideológicamente congelada en el tiempo, en lo que llamaríamos un  debate de ideas,  ha supuesto, paradójicamente,  a lo largo de estas décadas, no el ejercicio de una necesaria crítica  sino  por parte de su Policía Secreta  el silenciamiento  ipso facto de un escritor, de un pensador que queriendo  discutir  su leninismo  ha sido  condenado a una muerte simbólica ya que  no se le vuelve a nombrar, no se le vuelve a incluir en una antología, y en cualquier momento pueden arrojar sobre él la más espantosa difamación.  Su odio obsesivo hacia la obra de un pensador de influencia universal como Gómez Dávila ilustra en Colombia a lo que puede llegar este leninismo de burócratas “revolucionarios”  que se han negado a admitir que el comunismo soviético fracasó.  Es en esos cuadros donde  aflora  el rencor hacia la inteligencian,  reacción de Sandra Ramírez  viuda de Tiro Fijo quien nunca leyó un libro  en su vida,  contra Salud Hernández  por calificar de cuota del Partido Comunista en el Gabinete de Gobierno de Petro a Patricia Ariza, Ministra de Cultura. Característica  reacción de una  exguerrillera   estalinista contra el derecho de la inteligencia a actuar y a discrepar  críticamente en libertad. Conozco a Ariza desde el año 1966 en el Teatro La Candelaria cuando  Santiago  García deslumbraba por sus grandes montajes de obras universales como “Galileo Galilei” de Bertolt  Brech. De un momento a otro y a causa de que el Partido Comunista de Cuba había intervenido  la cultura imponiendo los dogmáticos modelos del llamado “realismo socialista” de la Unión Soviética, a  Santiago García como a Enrique Buenaventura se les prohibió el montaje de obras “extranjeras”  imponiéndoles  esos lamentables  pastiches que fueron  los llamados “montajes  colectivos” donde desaparecido  específicamente  el teatro  también desapareció por desgracia el talento de estos dos maestros .

La más radical Comisaria leninista de esta imposición fue Patricia Ariza posteriormente acompañada de Arturo Alape   a quiénes  hicieron frente grandes contradictores como Ricardo Camacho y el Teatro Libre e infinidad de distintos grupos que fueron confinados a la clandestinidad por representar “obras burguesas”. Quiero advertir que el enfrentamiento con esta estética del Partido Comunista y la defensa de la libertad de las expresiones  distintas expresiones artísticas  se llevó a cabo desde los años sesenta en Europa, Estados Unidos, defensa de la libertad creativa, defensa del pluralismo  estético y político, rechazo a quienes quieren sojuzgar estas libertades para imponer a la fuerza sus modelos totalitaristas. ¿Cómo y desde cuándo pudo Patricia Ariza trabajar por la cultura colombiana si lo que sigue buscando  el Partido de Iván Cepeda, Jaime Caycedo,  Clara López, etc  ha sido  destruir la cultura como patrimonio de las comunidades  y  sustituirla  por caricaturas indigenistas, proletarios de papier maché, música de “protesta”? Patricia Ariza es representante del Partido Comunista estalinista y culturalmente defiende estas falsificaciones culturales, un dañino multiculturalismo  que desconoce  el trabajo de cientos de investigadores culturales, casas de la cultura, música y ballets contemporáneos o sea la Colombia soberbiamente   plural . Es aquí donde tienen las comunidades, el creador solitario,   el derecho a reclamar su diferencia frente a la Minga de Feliciano Valencia, las falsificaciones de lo afrodescendiente  y afirmar  la presencia, además,  de nuevas generaciones que han creado otras músicas, un escenario de la cultura del diálogo   y no de una supuesta paz políticamente manipulada. P. D. Escuchamos a Gallo o Losada  y al  Comisariado de las Farc describir  en tres sesiones de t.v como asesinaban niñas, adolescentes, cómo desplazaban poblaciones enteras. Ahora el  Macrocaso 10 descubre que  todos los  crimen innamnistiables  fueron  cometidos por ellos y quedan a la espera de sus condenas. Iván Cepeda pone a Gallo o Losada delincuente confeso de crímenes de lesa humanidad a contestarle al expresidente Duque. Malevolencia, ruindad moral,  las nuevas “ virtudes” de los nuevos tiempos.     

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