miércoles, 28 de octubre de 2020

LA TRAICIÓN A LO HUMANO / Darío Ruiz Gómez

 


LA TRAICIÓN A LO HUMANO

Darío Ruiz Gómez

En la magnífica serie española de t.v. de HBO basada en la novela “Patria” de Fernando Aramburo sobre la tragedia que supuso y aún supone  para la sociedad vasca el grupo terrorista ETA  imponiendo sus consignas a sangre y fuego, tratando de someter  mediante atentados, censuras, a los espíritus libres, fracturando para siempre una sociedad  al imponer con el terror el euzkera para confinar a la sociedad en la cárcel de una lengua que fue entonces tal como lo pude constatar en los años que viví en Bilbao la lengua de una minoría. “O aprendes en seis meses a hablar y escribir en euzquera o te vas de inmediato de la Universidad” Y bajo esta coacción  pensadores, científicos debieron exiliarse de su territorio natal, ser asesinados.  En la serie y a través de dos madres que fueron amigas entrañables y luego se separarán para siempre ya que ETA ha reclutado al hijo mayor de la mujer de clase obrera y el cual como prueba de su irrestricta fidelidad a  la “causa vasca” asesinará al esposo de su amiga, un empresario a quien ETA declara como objetivo militar al no poder pagar el dinero de la “cuota revolucionaria” que se le exige. Lo que nos deja  conmocionados  es  el proceso de inhumanidad que esta  aberrante “causa”  va imprimiendo  en la conducta de cada ciudadano(a) en el momento en que la barra  de  viejos amigos deja de hablarle al empresario, en que aparecen pintadas en las paredes de la población los señalamientos  de traidor a este buen hombre a quien también sus trabajadores terminan por traicionar atentando contra la pequeña empresa que les da sustento. El plano final del primer capítulo es estremecedor cuando la esposa del empresario  al escuchar los tiros de los asesinos  baja  y ve el cuerpo de su marido tirado sobre la calle: “Ayuda  Ayuda” pide bajo la inclemente lluvia vasca y nadie  acude en su ayuda. ETA somete  mediante el odio  a  una población que antes fue vecina de siempre, cambiando la fraternidad por un resentimiento patriotero  mediante el cual lo que nos hace humanos que es el afecto, el reconocimiento del prójimo  se  transforma en una aberrante  complicidad  con  los verdugos. ¿No fue este el mismo proceso al cual se sometió a la sociedad alemana por parte de los nazis? ¿No fue este “amor a la causa” lo que en el estalinismo convirtió a ciudadanos y niños en cómplices de la matanza y la represión?  Cuando  ciudadanos y ciudadanos, niños,   llegan  a ser degradados  de esta manera,  una sociedad termina por  sumirse  en el peor de los  abismos   morales  mediante  el sofisma de estar defendiendo  una supuesta  patria. Se canallizó  a las gentes, se canallizó a la cultura hasta lograr que el odio atávico  destruyera finalmente lo que había  sido una sociedad tranquila capaz de dirimir sus contradicciones, desigualdades bajo el respeto a la democracia. “ETA mátalos” es el grito de esas señoras de alta clase social que pedía al grupo terrorista que eliminara a quienes defendían la libertad de pensar, de no doblegarse ante la fuerza bruta. A esto se le llama el fracaso de la razón.

Fue desagradable para mí ver esa gran pancarta al paso de la Minga de Feliciano Valencia donde se pedía  la muerte de Uribe, expresión de la animalidad de un grupo de malhechores. Pero lo más desagradable fue leer el twiter con que Petro saludaba con entusiasmo esta descabellada condena a muerte del expresidente.  De la masa que aniquila la conciencia individual a la turba alucinante sin control es el proceso que el petrismo está despertando con sus proclamas recurriendo a los más bajos instintos. Despertar en las masas los atavismos es en la política irse por el camino de la irracionalidad  y se prefiere “después del carnaval,  entregarse al anarquismo depredador”.  Ojo con el 22.

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