sábado, 2 de noviembre de 2019

LOS ACONTECIMIENTOS PÚBLICOS SIN CRÍTICA / Darío Ruiz Gómez


LOS ACONTECIMIENTOS PÚBLICOS SIN CRÍTICA
Darío Ruiz Gómez

Después  de ver a un escuadrón de policía colocando los escudos para  defenderse de la lluvia de piedras, de grandes trozos de roca arrojados con una insania  desconocida  por unos jóvenes encapuchados frente al Palacio de Justicia en Bogotá, la pregunta  - ante esa actitud a la defensiva- debe partir  no de los sofismas  propagandísticos  en que los justificadores de la violencia se escudan  detrás de la honestidad  y de la ingenuidad política de los  grupos de estudiantes;  lo cual  supondría que esos escuadrones  tan estrictamente conformados, respondiendo a estrategias calculadas  de ataque, no son lo que son, milicias del terror adoctrinadas y adiestradas militarmente  sino defensores de la educación y la probidad,  equívoco  que conduce a la paralización  de  la justicia, confunde  a las autoridades  y en manos de una información manipulada lleva a una confusión moral.  Ver, entonces,  cómo se infiltraban en las marchas de las comunidades indígenas  en Quito recurriendo a las mismas estrategias de las guerrillas urbanas  con quemas de vehículos,  lanzamiento de  cohetes,  logrando su objetivo: quemar los archivos  generales del Ecuador con documentos fundamentales sobre los gobiernos de Correa nos lleva a sacar conclusiones necesarias ya que  ahora mismo los estamos viendo en las jornadas de terror que se viven  en Barcelona por parte de estos milicianos  que con la astucia debida utilizan como carne de cañón a jóvenes  burgueses para los cuales estas marchas y enfrentamientos a nombre de su “patria”  se reducen a una quema de adrenalina y nada más, eso sí con ingenuos cantos y danzas de millenials  como  preámbulo  de la violencia final de las marchas.  Fue la ETA el movimiento armado  que de luchar inicialmente  por  la independencia del país  vasco derivó de inmediato hacia el pistolerismo –tal como había sucedido con el IRA-  amparándose  en  una violencia abstracta  a nombre de una supuesta superioridad  de raza, imponiendo con violencia un cambio de lengua, haciendo cómplice de estas insanias  a ciertos grupos sociales incluso de las llamadas clases altas. El concepto de Kale Borroka  o sea la estrategia de recurrir a la violencia callejera  sin contención alguna fue utilizado permanentemente buscando el logro de objetivos políticos  mediante el miedo y la extorsión, la infamia del secuestro,  los grandes atentados contra la población civil, la difamación y los  asesinatos  selectivos,  recurriendo  a  jóvenes previamente adoctrinados  y deformados por el odio. Todo esto degradando a los medios de comunicación, a los centros de enseñanza, a las universidades y por supuesto persiguiendo a las conciencias libres. Por fortuna la justicia los castigó ejemplarmente.  En este estado de los acontecimientos  la pregunta que se hacen en Quito y ahora en  Cataluña  es la misma. ¿Quién está detrás de estos actos de suprema irracionalidad?  ¿Por qué son idénticos  los métodos terroristas supuestamente  izquierdistas  utilizados en Bogotá y Quito y los empleados por el ultranacionalismo catalán?  El levantamiento obrero de 1909 pretendió quemar Barcelona,  Durruti el anarquista  que durante la Guerra Civil española  realizó  las jornadas de terror a nombre de una nueva sociedad  ayudó a comprobar que  la violencia por la violencia  es siempre  reaccionaria,   filosofía  que parece  paradójicamente  cobrar presencia a lo largo de estas jornadas de excesos en una espiral de irracionalismos  que   terminará por devorar  a los mismos dirigentes que la propiciaron , a esos  “patriotas”   que  a nombre de una falsa República, discriminadora, racista,  - el 51% no está de acuerdo con ellos-  está siendo tomada por  los grupos nacionalistas más extremistas  lo que los llevará a lo peor,  a la postración económica. La Justicia española – que ya ha cualificado  suficientemente  al terrorismo como atentado contra el derecho de los otros a vivir bajo sus propios principios-  ha sido clara al respecto saliendo en defensa del orden institucional: el castigo será proporcional al delito cometido. Y finalmente con el rechazo social como sucedió cuando la comunidad indígena comprobó que estaba siendo manipulada  y  las conciencias libres  mediante su público  rechazo   a esta violencia  desquiciante  carente de sentido alguno.      

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