Poemas
Michel Houellebecq
Una vida de nada
Yo ya me sentí viejo al poco
de nacer;
Los demás luchaban,
deseaban, suspiraban;
En mí no sentía más que una
añoranza imprecisa.
Nunca tuve nada parecido a
una infancia.
En la profundidad de ciertos
bosques, sobre una alfombra de musgo,
Repugnantes troncos de árbol
sobreviven a su follaje;
En torno a ellos se forma
una atmósfera de luto;
En su piel ennegrecida y
sucia medran los hongos.
Yo no serví jamás a nada ni
a nadie;
Lástima. Vives mal cuando es
para ti mismo.
El menor movimiento constituye
un problema,
Te sientes desgraciado y,
sin embargo, importante.
Te mueves vagamente, como un
bicho minúsculo.
Ya apenas eres nada, pero,
¡qué mal lo pasas!
Llevas contigo una especie
de abismo
Mezquino y portátil,
levemente ridículo.
Dejas de ver la muerte como
algo funesto;
De vez en cuando ríes; sobre
todo al principio;
Intentas vanamente adoptar
el desprecio.
Luego, lo aceptas todo, y la
muerte hace el resto.
*****
El amor, el amor
En un cine porno, unos
jubilados cascados
Contemplaban, escépticos,
Los retozos mal filmados de
dos lascivas parejas;
No había argumento.
He ahí, pensaba yo, el
rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y
seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.
No existe ni el destino ni
la fidelidad,
Sólo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni,
desde luego, piedad,
Uno juega, y después
destroza.
Algunos son seductores y por
lo tanto muy amados;
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros
cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma.
Si acaso, una soledad
agravada por la impúdica
Alegría de las mujeres;
Si acaso, una certeza: “eso
no es para mí”,
Un oscuro y pequeño drama.
Con certeza morirán un poco
desengañados,
Sin ilusiones poéticas;
Practicarán a conciencia el
arte de despreciarse,
Será algo mecánico.
Me dirijo a todo aquel que
nunca haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del
sexo liberado,
Y del placer corriente.
No teman amigos, su pérdida
es mínima:
El amor no existe en ninguna
parte.
Sólo es una broma cruel de
la que ustedes son víctimas,
Una jugada de experto.
*****
Transposición, control
La sociedad es quien
establece las distinciones
Y los procedimientos de
control
Hago acto de presencia en el
supermercado,
Interpreto muy bien mi
papel.
Asumo mis diferencias,
Delimito mis exigencias
Y abro la mandíbula,
Mis dientes están un poco
negros.
El precio de las cosas y los
seres se tasa por consenso
transparente
Donde intervienen los
dientes,
La piel y los órganos,
La belleza que se marchita.
Ciertos productos con
glicerina
Pueden constituir un factor
de plusvalía parcial;
Decimos: “Es usted hermosa”;
El terreno está minado.
El valor de los seres y las
cosas es generalmente de una precisión extrema Y cuando decimos: “Te quiero”
Establecemos una crítica,
Una aproximación cuántica,
Escribimos un poema.
*****
Sin reconciliarse
Mi padre era un imbécil
bárbaro y solitario;
Ebrio de decepción, solo
ante el televisor,
Rumiaba unos planes frágiles
y muy raros,
Su mayor alegría era verlos
fracasar.
Me trató siempre como a una
rata a la que perseguir.
La mera idea de un hijo,
creo, lo asqueaba.
No soportaba pensar que le
aventajase un día,
Solo por seguir vivo cuando
él reventara.
Se murió en abril, gimiente
y perplejo;
Su mirada delataba una
cólera infinita,
Cada tres minutos, insultaba
a mi madre,
Criticaba la primavera,
hacía bromas procaces.
Al final, justo antes de
acabar su agonía,
Una calma breve recorrió su
pecho.
Sonrió al decir “estoy
nadando en orina”,
Y después se apagó con un
ligero estertor.
*****
En la inmovilidad, el
silencio impalpable,
Yo estoy ahí. Estoy solo. Si
me golpean, me muevo.
Trato de proteger una cosa
roja y sangrante,
El mundo es un caos preciso
e implacable.
Hay gente alrededor, los
oigo respirar
Y sus pasos mecánicos se
cruzan sobre el enrejado.
He sentido, no obstante, el
dolor y la rabia;
Cerca de mí, muy cerca, un
ciego suspira.
Hace muchísimo tiempo que
sobrevivo. Tiene gracia.
Recuerdo muy bien los
tiempos de esperanza
E incluso recuerdo mi
primera infancia,
Pero creo que es éste mi
último papel.
¿Sabes? Lo vi claro desde el
primer segundo,
Hacía algo de frío y yo
sudaba de miedo
El puente estaba roto, eran
las siete en punto
La grieta estaba ahí,
silenciosa y profunda.
*****
Hipermercado, Noviembre
Primero tropecé con un
congelador.
Me asusté un poco y me puse
a llorar.
Alguien masculló que yo
rompía el clima;
Para parecer uno más, seguí
adelante.
Barriobajeros embrutecidos
de mirada animal
Se cruzaban sin prisa junto
al agua mineral.
De entre los anaqueles
llegaba un rumor
Como de circo y desmadre.
Se me torcieron los pasos.
Me empotré en el mostrador
de los quesos;
Había dos viejas comprando
sardinas.
Una se volvió y le dijo a la
otra:
“Hay que ver qué pena, un
chico de su edad”.
Y luego vi unos pies,
circunspectos y anchos:
Era un vendedor que tomaba
medidas.
Muchos se sorprendieron con
mis nuevos zapatos;
Una última vez me quedé un
poco al margen.
*****
So long
Hay siempre una ciudad, con
huellas de poetas
Que entre sus muros han
cruzado sus destinos
Agua por todos lados, la
memoria murmura
Nombres de gente, nombres de
ciudades, olvidos.
Y siempre recomienza la
misma vieja historia,
Horizontes deshechos y salas
de masaje
Soledad asumida, vecindad
respetuosa,
Hay allí, sin embargo, gente
que existe y baila.
Son gente de otra especie,
personas de otra raza,
Bailamos exaltados una danza
cruel
Y, con pocos amigos,
poseemos el cielo,
Y la solicitud sin fin de
los espacios;
El tiempo, el viejo tiempo,
que urde su venganza,
El incierto rumor de la vida
que pasa
El silbido del viento, el
goteo del agua
Y el cuarto amarillento en
que la muerte avanza.
*****
Es cierto
Es cierto que este mundo en
que nos falta el aire
Sólo inspira en nosotros un
asco manifiesto,
Un deseo de huir sin esperar
ya nada,
Y no leemos más los títulos
del diario.
Queremos regresar a la
antigua morada
Donde el ala de un ángel
cubría a nuestros padres,
Queremos recobrar esa moral
extraña
Que hasta el postrer
instante santifica la vida.
Queremos algo como una
fidelidad,
Como una imbricación de
dulces dependencias,
Algo que sobrepase la vida y
la contenga;
No podemos vivir ya sin la
eternidad.
No es eso…
No es eso. Trato de
conservar mi cuerpo en buen estado. Quizás esté muerto, no lo sé. Hay algo que
habría que hacer y que no hago. No me lo han enseñado. Este año he envejecido
mucho. He fumado ocho mil cigarrillos. Me ha dolido, a menudo, la cabeza. No
obstante debe haber una manera de vivir; algo que no se encuentra en los
libros. Hay seres humanos, hay personajes; pero de un año al otro apenas si
reconozco las caras.
No respeto al hombre; sin
embargo, lo envidio.
******
Mi cuerpo es como un saco
surcado de hilos rojos
La habitación está oscura,
mis ojos brillan débilmente
Me da miedo levantarme, noto
por dentro
Algo blando, maligno, que se
mueve.
Hace años que detesto esta
carne
Que recubre mis huesos. De
superficie adiposa,
Sensible al dolor, levemente
esponjosa;
Un poco más abajo, un órgano
se tensa.
Te odio, Jesucristo, por
haberme dado un cuerpo
Los amigos se esfuman, todo
huye, deprisa,
Los años pasan, se escurren,
y nada resucita,
No deseo vivir y la muerte
me asusta
******
Sin reconciliarse
Mi padre era un imbécil
bárbaro y solitario;
Ebrio de decepción, solo
ante el televisor,
Rumiaba unos planes frágiles
y muy raros,
Su mayor alegría era verlos
fracasar.
Me trató siempre como a una
rata a la que perseguir.
La mera idea de un hijo,
creo, lo asqueaba.
No soportaba pensar que le
aventajase un día,
Solo por seguir vivo cuando
él reventara.
Se murió en abril, gimiente
y perplejo;
Su mirada delataba una
cólera infinita,
Cada tres minutos, insultaba
a mi madre,
Criticaba la primavera,
hacía bromas procaces.
Al final, justo antes de
acabar su agonía,
Una calma breve recorrió su
pecho.
Sonrió al decir “estoy
nadando en orina”,
Y después se apagó con un
ligero estertor.
******
La grieta
En la inmovilidad, el
silencio impalpable,
Yo estoy ahí. Estoy solo. Si
me golpean, me muevo.
Trato de proteger una cosa
roja y sangrante,
El mundo es un caos preciso
e implacable.
Hay gente alrededor, los
oigo respirar
Y sus pasos mecánicos se
cruzan sobre el enrejado.
He sentido, no obstante, el
dolor y la rabia;
Cerca de mí, muy cerca, un
ciego suspira.
Hace muchísimo tiempo que
sobrevivo. Tiene gracia.
Recuerdo muy bien los
tiempos de esperanza
E incluso recuerdo mi
primera infancia,
Pero creo que es éste mi
último papel.
¿Sabes? Lo vi claro desde el
primer segundo,
Hacía algo de frío y yo
sudaba de miedo
El puente estaba roto, eran
las siete en punto
La grieta estaba ahí,
silenciosa y profunda.
******
El amor, el amor
En un cine porno, unos
jubilados cascados
Contemplaban, escépticos,
Los retozos mal filmados de
dos lascivas parejas;
No había argumento.
He ahí, pensaba yo, el
rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y
seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.
No existe ni el destino ni
la fidelidad,
Sólo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni,
desde luego, piedad,
Uno juega, y después
destroza.
Algunos son seductores y por
lo tanto muy amados;
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros
cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma.
Si acaso, una soledad
agravada por la impúdica
Alegría de las mujeres;
Si acaso, una certeza: “eso
no es para mí”,
Un oscuro y pequeño drama.
Con certeza morirán un poco
desengañados,
Sin ilusiones poéticas;
Practicarán a conciencia el
arte de despreciarse,
Será algo mecánico.
Me dirijo a todo aquel que nunca
haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del
sexo liberado,
Y del placer corriente.
No teman amigos, su pérdida
es mínima:
El amor no existe en ninguna
parte.
Sólo es una broma cruel de
la que ustedes son víctimas,
Una jugada de experto.
******
Transposición, control
La sociedad es quien
establece las distinciones
Y los procedimientos de
control
Hago acto de presencia en el
supermercado,
Interpreto muy bien mi
papel.
Asumo mis diferencias,
Delimito mis exigencias
Y abro la mandíbula,
Mis dientes están un poco
negros.
El precio de las cosas y los
seres se tasa por consenso
transparente
Donde intervienen los
dientes,
La piel y los órganos,
La belleza que se marchita.
Ciertos productos con
glicerina
Pueden constituir un factor
de plusvalía parcial;
Decimos: “Es usted hermosa”;
El terreno está minado.
El valor de los seres y las
cosas es generalmente de una precisión extrema Y cuando decimos:
“Te quiero”
Establecemos una crítica,
Una aproximación cuántica,
Escribimos un poema.
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