miércoles, 10 de diciembre de 2014

Violeta Contreras y Qhapaq Nan







Violeta Contreras y Qhapaq  Nan

Víctor Bustamante


Violeta Contreras ha realizado un documental, Qhapaq  Nan, donde es paradójico lo que ocurre con la esencia de la cultura Inca: buscar el rastro de sus caminos milenarios que llevaron a que parte de lo que es hoy América del Sur se comunicara a través de ellos. Por supuesto, estos caminos vitales, lentos de piedra, poco a poco fueron olvidados, y a lo sumo destruidos. Lo que nos da un indicio: nuestros países no tiene memoria. El patrimonio histórico es abandonado a su suerte como si de esa manera pretendiéramos crear civilidad e historia a partir de la desidia en todos los niveles. Ahí reside esa nula apropiación de lo que ha ocurrido en estos lugares: no hay deudos para que se preserven determinados lugares.

Aquí hay una historia: el abuelo le cuenta a su nieta la esencia de su cultura, sus costumbres, algunos rituales; síntesis de lo que fue su presencia en un pasado milenario pero que en un tiempo remoto la presencia violenta del colonizador ha dejado en ruinas esas sociedades. Por esa razón en este documental confluyen memoria y presencia. Digo memoria porque el abuelo aun mantiene el fervor de la palabra y sus historias pasadas las remite a la pequeña, y cuando digo presencia es saber que esos caminos aun perduran rotos, quebrados, destrozados, cortados en ciertas comunidades, que a poco a poco son desalojadas por el concepto de progreso que manejan los estados: derribar culturas milenarias sin ningún respeto. Cierto. El abuelo narra ante la indiferencia cotidiana lo que fue presencia.

Violeta en este documental nos llama la atención sobre estos caminos y sobre la presencia de estas comunidades, desalojadas y aherrojados por la malicia de los emperadores del progreso. Si, al pensar en Qhapaq  Nan persiste una herida, la de la exclusión y la del engaño: la imagen magra y manchada de los vencedores.


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