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“Poética
del territorio” de Edwin Rendón
Carlos Alfonso
Rodríguez
Edwin
Rendón (Fredonia,1981), profesor de Literatura, poeta y en una buena medida o
definición es un líder y hasta un agitador cultural, porque coordina hace
varios años una tertulia literaria en el Municipio de Fredonia que convoca a
los artistas, creadores, músicos y poetas de ese pueblo del suroeste
antioqueño. Ha nacido este poeta en un municipio pródigo en valores literarios
y culturales, en donde nacieron el escritor Efe Gómez, el escultor Rodrigo
Arenas Betancur, el poeta Mario Castaño (Mario malo), entre otros.
El suroeste
antioqueño, exuberante territorio cafetero, es una enmarañada región, aunque es
más preciso decir que es un conjunto de pueblos diseminados entre verdes
montañas que ha dado memorables autores como Juan de Dios “El indio” Uribe,
Antonio José Restrepo, Manuel Mejía Vallejo, Tartarín Moreira, Salvo Ruíz,
Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar, Darío Lemos, Verano Brisas, Javier
Gil, Juan Carlos Vélez y muchos otros más.
La poesía
de este joven escritor es diáfana, transparente, accesible al buen lector, pero
también a aquel que se inicia en el universo literario y poético. Es una poesía
que contiene sentimiento, intimidad familiar, color local, asepsia literaria,
depurada técnica, empero que también entraña una fuerte dosis de rebeldía,
sarcasmo e ironía que corresponde a una elección individual, pero también a la
aparición de una nueva generación que como todas las nuevas generaciones traen
una nueva propuesta, otra visión y otra mirada del universo contemporáneo.
En sus
cantos hay ecos, reverberaciones y resonancias de grandes autores como Nazim
Hikmet, Wiliam Carlos Wiliams, Antonio Machado, Gonzalo Arango, amén de otros
sobresalientes clásicos.
Edwin
Rendón, es un poeta dotado de fantasía, imaginación, también de una gran
sensibilidad social hacia el prójimo, hacia la humanidad, a la que
probablemente ha visto descender en su construcción humana en estos últimos
tiempos. Acaso por eso escribe, canta, organiza, convoca, publica, participa en
actos y no abandona este oficio ni este arte, que para la inmensa mayoría no
tiene ningún sentido; pero para una dichosa minoría constituye lo más
importante, trascendente e impostergable. Por todo esto, celebramos el reciente libro
“Poética del territorio”, ganador de Estímulos al talento creativo 2014 en
Antioquia. Obra que es todo un hallazgo y un documento en estos tiempos; porque
retrata la vida cotidiana, el entorno personal, el universo familiar, la vida
social, pero desde una perspectiva humana, sencilla, fantástica, en donde aquel
lector que se aventure a recorrer sus páginas será tocado por la magia con la
que ha sido concebida, escrita o poetizada.
Cuando
Edwin Rendón, el líder, el poeta, el actor de la vida real lee sus poemas o
proyecta sus cantos en público, estos poemas y cantos adquieren verdaderamente
otra dimensión, otro tono, otro color, una inyección especial, que es el tono y
el color de la nueva poesía encarnada en una generación expresándose sin
riendas, sin bridas ni ataduras en su voz. Desparramándose de tal manera la
poesía por entre las gentes o el público de forma equitativa, impactante,
conmovedora y sonora, porque otra de las cualidades de su poesía es la
musicalidad.
De manera
personal deseo que Edwin Rendón siga escribiendo fervorosos cantos para que nos
regale nuevos libros como “Poética del territorio”, que es una evolución o
salto cualitativo de otros libros del mismo autor: “Escupitajo” (2000), “Sobre
un estudio de los árboles” (2005) y “Manual del perdedor” (2011).
Cuando de manera
personal expreso el deseo que el autor siga escribiendo, lo que quiero decir y
manifestar, es que los líderes, los poetas, los profesores de literatura, como
cualquier otro profesional, son tentados muchas veces por otras vocaciones
terrenas, peligrosas y mundanas; que nos alejan de manera temporal, o a veces
de modo definitivo del norte creador.
Con Edwin
Rendón y con “Poética del territorio”, se expresa pues una nueva generación que
retrata la coyuntura social y cotidiana de Fredonia, Antioquia, Colombia y
Latinoamérica, que no se encuentra satisfecha de modo alguno con la
verticalidad del capitalismo salvaje en el mundo ni con el gran carnaval en el
que se ha convertido la sociedad moderna global. Bien podría escoger varios
poemas de este libro, aunque sintetizaré lo expuesto con los siguientes cantos
y poemas:
EL
POEMA QUE QUIERO ESCRIBIR
Un poema que sea un servicio gratuito,
Que incomode a los aristócratas,
Que vaya a marchas y a huelgas,
Que pueda escribirse en las paredes.
Un poema que tenga mala conducta,
Que se utilice como regalo o papel de baño,
Un poema que duela como una contusión.
Un poema que ayude a dormir a los niños,
Que asista a los velorios de los amigos,
Que a las mujeres sirva de consolador.
Un poema que tenga una soga para colgarse,
Que cure las úlceras y el insomnio.
Un poema que pelee contra el hambre
Contra el miedo y el frío.
UNA ORACIÓN
Danos,
señor, mujeres hermosas,
Abundante
ron y mañanas lluviosas.
Danos
libertad para no creer en ti,
Tangos,
amigos y un as bajo la manga.
Danos
días de ocio, atardeceres y libros,
Salud
para pernoctar y brazos para abrazar.
Danos,
señor, una cuadrita de tierra
Para
entendernos con el sol y sembrar.
Danos
un perro que cuide la casa,
Una
chica dulce, una muerte tranquila.
Danos,
señor, mujeres hermosas,
abundante
ron y mañanas lluviosas.
Ojalá,
así sea.
EL POEMA FEROZ
Quiero
un poema fuerte y honesto
Como
una canción de rock.
Dios
está cansado de palabras dulces.
Voy
a despertar a los vecinos
con
Artaud a alto volumen.
Quiero
un poema con tatuajes y lentes negros,
Un
poema en motocicleta
A
alta velocidad por la autopista.
Quiero
un poema de falo prominente
Que
clave su bandera en el centro del mundo.
Quiero
un poema fuerte y honesto
Como
una canción de rock.
HUMANIDAD DESTERRADA
La
humanidad perdió su tierra.
La
humanidad desterrada.
Perdí
mi pueblo, perdí mi casa
Y
la vereda de la infancia.
Vago
por los caminos que no me pertenecen.
Soy
el exiliado, el olvidado.
Ninguna
Penélope espere en ninguna casa.
ÉRAMOS NOSOTROS
Éramos
nosotros, esa casa.
Éramos
ese dolor, ese miedo.
Éramos
esa noche y ese frío.
Éramos
el café que quedó servido.
Éramos
olvido, el ruido del llanto.
Éramos
nosotros los muertos.
Éramos
en el noticiero los muertos.
Éramos
nosotros los muertos.
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