miércoles, 5 de noviembre de 2014

“Poética del territorio” de Edwin Rendón


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“Poética del territorio” de Edwin Rendón

Carlos Alfonso Rodríguez

     Edwin Rendón (Fredonia,1981), profesor de Literatura, poeta y en una buena medida o definición es un líder y hasta un agitador cultural, porque coordina hace varios años una tertulia literaria en el Municipio de Fredonia que convoca a los artistas, creadores, músicos y poetas de ese pueblo del suroeste antioqueño. Ha nacido este poeta en un municipio pródigo en valores literarios y culturales, en donde nacieron el escritor Efe Gómez, el escultor Rodrigo Arenas Betancur, el poeta Mario Castaño (Mario malo), entre otros.

     El suroeste antioqueño, exuberante territorio cafetero, es una enmarañada región, aunque es más preciso decir que es un conjunto de pueblos diseminados entre verdes montañas que ha dado memorables autores como Juan de Dios “El indio” Uribe, Antonio José Restrepo, Manuel Mejía Vallejo, Tartarín Moreira, Salvo Ruíz, Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar, Darío Lemos, Verano Brisas, Javier Gil, Juan Carlos Vélez y muchos otros más.

     La poesía de este joven escritor es diáfana, transparente, accesible al buen lector, pero también a aquel que se inicia en el universo literario y poético. Es una poesía que contiene sentimiento, intimidad familiar, color local, asepsia literaria, depurada técnica, empero que también entraña una fuerte dosis de rebeldía, sarcasmo e ironía que corresponde a una elección individual, pero también a la aparición de una nueva generación que como todas las nuevas generaciones traen una nueva propuesta, otra visión y otra mirada del universo contemporáneo.

     En sus cantos hay ecos, reverberaciones y resonancias de grandes autores como Nazim Hikmet, Wiliam Carlos Wiliams, Antonio Machado, Gonzalo Arango, amén de otros sobresalientes clásicos.
     Edwin Rendón, es un poeta dotado de fantasía, imaginación, también de una gran sensibilidad social hacia el prójimo, hacia la humanidad, a la que probablemente ha visto descender en su construcción humana en estos últimos tiempos. Acaso por eso escribe, canta, organiza, convoca, publica, participa en actos y no abandona este oficio ni este arte, que para la inmensa mayoría no tiene ningún sentido; pero para una dichosa minoría constituye lo más importante, trascendente e impostergable.    Por todo esto, celebramos el reciente libro “Poética del territorio”, ganador de Estímulos al talento creativo 2014 en Antioquia. Obra que es todo un hallazgo y un documento en estos tiempos; porque retrata la vida cotidiana, el entorno personal, el universo familiar, la vida social, pero desde una perspectiva humana, sencilla, fantástica, en donde aquel lector que se aventure a recorrer sus páginas será tocado por la magia con la que ha sido concebida, escrita o poetizada.

     Cuando Edwin Rendón, el líder, el poeta, el actor de la vida real lee sus poemas o proyecta sus cantos en público, estos poemas y cantos adquieren verdaderamente otra dimensión, otro tono, otro color, una inyección especial, que es el tono y el color de la nueva poesía encarnada en una generación expresándose sin riendas, sin bridas ni ataduras en su voz. Desparramándose de tal manera la poesía por entre las gentes o el público de forma equitativa, impactante, conmovedora y sonora, porque otra de las cualidades de su poesía es la musicalidad.

     De manera personal deseo que Edwin Rendón siga escribiendo fervorosos cantos para que nos regale nuevos libros como “Poética del territorio”, que es una evolución o salto cualitativo de otros libros del mismo autor: “Escupitajo” (2000), “Sobre un estudio de los árboles” (2005) y “Manual del perdedor” (2011).

     Cuando de manera personal expreso el deseo que el autor siga escribiendo, lo que quiero decir y manifestar, es que los líderes, los poetas, los profesores de literatura, como cualquier otro profesional, son tentados muchas veces por otras vocaciones terrenas, peligrosas y mundanas; que nos alejan de manera temporal, o a veces de modo definitivo del norte creador.

     Con Edwin Rendón y con “Poética del territorio”, se expresa pues una nueva generación que retrata la coyuntura social y cotidiana de Fredonia, Antioquia, Colombia y Latinoamérica, que no se encuentra satisfecha de modo alguno con la verticalidad del capitalismo salvaje en el mundo ni con el gran carnaval en el que se ha convertido la sociedad moderna global. Bien podría escoger varios poemas de este libro, aunque sintetizaré lo expuesto con los siguientes cantos y poemas:



EL POEMA QUE QUIERO ESCRIBIR

Un poema que sea un servicio gratuito,
Que incomode a los aristócratas,
Que vaya a marchas y a huelgas,
Que pueda escribirse en las paredes.

Un poema que tenga mala conducta,
Que se utilice como regalo o papel de baño,
Un poema que duela como una contusión.

Un poema que ayude a dormir a los niños,
Que asista a los velorios de los amigos,
Que a las mujeres sirva de consolador.

Un poema que tenga una soga para colgarse,
Que cure las úlceras y el insomnio.
Un poema que pelee contra el hambre
Contra el miedo y el frío.



UNA ORACIÓN

Danos, señor, mujeres hermosas,
Abundante ron y mañanas lluviosas.

Danos libertad para no creer en ti,
Tangos, amigos y un as bajo la manga.

Danos días de ocio, atardeceres y libros,
Salud para pernoctar y brazos para abrazar.

Danos, señor, una cuadrita de tierra
Para entendernos con el sol y sembrar.

Danos un perro que cuide la casa,
Una chica dulce, una muerte tranquila.

Danos, señor, mujeres hermosas,
abundante ron y mañanas lluviosas.

Ojalá, así sea.


EL POEMA FEROZ

Quiero un poema fuerte y honesto
Como una canción de rock.

Dios está cansado de palabras dulces.
Voy a despertar a los vecinos
con Artaud a alto volumen.

Quiero un poema con tatuajes y lentes negros,
Un poema en motocicleta
A alta velocidad por la autopista.

Quiero un poema de falo prominente
Que clave su bandera en el centro del mundo.

Quiero un poema fuerte y honesto
Como una canción de rock.



HUMANIDAD DESTERRADA


La humanidad perdió su tierra.
La humanidad desterrada.

Perdí mi pueblo, perdí mi casa
Y la vereda de la infancia.

Vago por los caminos que no me pertenecen.
Soy el exiliado, el olvidado.

Ninguna Penélope espere en ninguna casa.


ÉRAMOS NOSOTROS

Éramos nosotros, esa casa.
Éramos ese dolor, ese miedo.
Éramos esa noche y ese frío.
Éramos el café que quedó servido.
Éramos olvido, el ruido del llanto.
Éramos nosotros los muertos.
Éramos en el noticiero los muertos.
Éramos nosotros los muertos.




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