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Mario Tierra
Víctor Bustamante
En estos días de diciembre
la
música parrandera ocupa su lugar. Desde mediados de noviembre va apareciendo en
las emisoras para avisarnos que va a acompañar el espíritu de la Navidad.
Todas las influencias
son notorias: el catolicismo con la Natividad, los irremediables pesebres, pero
ahí a su lado los villancicos que auguran un nacimiento que como siempre ocurre
de nada nos sirve, el mundo sigue igual: guerras, corrupción, chanchullos,
licor, el mar perdido y nadie dice nada en el país de las mentiras y de las
conjeturas. Todos parecen y felices porque nace de nuevo el Mesías, y es verdad,
nos sirve de calmante para pensar en un tiempo ilusorio que no vendrá, todo
sigue lo mismo.
Los más modernos
se asilan en Santa Clauss, hablan de trineos, de sus barbas blancas y vestido
rojo, entre estas dos creencias dos limites el que nace y el hombre anciano que
riéndose entrega juguetes, pero en los almacenes a costos exorbitantes; signos
del comercio que es quien maneja los ciclos del tiempo.
Pero entre lo mencionado
hay algo que perdura, y es el espíritu popular, esa música que algunos llaman
guasca, otros parrandera y que denominan ese espíritu atrabiliario y campesino
de la ciudad. Es como un querer retornar a las montañas donde hay tantos insectos
y demasiado verde y pocas chicas para nuestros gustos. Pero dentro de ese
intento metafísico, es decir ficticio de querer retornar a la naturaleza,
sabemos que la música parrandera expresa algo muy de nosotros: el doble sentido.
Siempre me he preguntado la razón por la cual este tipo de música atrae, resuena
cada. No sé qué habría dicho Freud en el chiste y en el inconsciente sobre esta
manera de ser del antioqueño.
Todo lo anterior para
decir algo sobre uno de los exponentes máximos de ese espíritu antioqueño como
es Mario Tierra, quien no solo ha cantado y compuesto música parrandera sino que
es un gran trovador, y además mantiene esa vena de poeta.
Aquí nos declama
algo de poesía, canta algunas partes de sus canciones pero además nos cuenta
algo de su vida, ahora que está residenciado en Miami, persistencia y trova, poesía
y música parrandera son sus paraísos. Cierto, la activad de su pulso creativo
1 comentario:
falta una entrevista al rey del despecho
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