martes, 8 de julio de 2025

“Back to the Beginning” La despedida de Black Sabbath, desagradecidos y pérfidos hasta la línea final. / Víctor Bustamante

 

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“Back to the Beginning” 

La despedida de Black Sabbath, desagradecidos y pérfidos hasta la línea final..

A la memoria de Ronnie James Dio que dejó su sangre y su huella, y no fue mencionado por los organizadores ni por sus seudos amigos de Black Sabbat

 

Víctor Bustamante 

Las despedidas en el rock siempre suenan a una actividad comercial, a una puesta en escena, a una situación inquietante de supremacía, ya que se despiden las bandas que no solo tengan un amplio y aceptado catálogo, sino un éxito a prueba de críticas. Lo digo por la siguiente razón, las despedidas en el caso de la farándula donde terminó cayendo el metal, no es un acto de re conocimiento sino una fiesta entre ellos mismos y para ellos mismos, un acto de promoción inútil que nunca va a concluir el exigente trabajo creativo ni el rumbo de ninguna banda de rock. Nunca un artista se despide, en este caso Black Sabbath se sabe que siempre va estar ahí como uno de los grandes grupos. Un artista cabal impresionante y tácito, nunca se despide; muere con las botas puestas.

Solo que el peso de la edad que acaba con la vitalidad y se apropia de él, de ellos, y con el conformismo que da el triunfo; el exito, apaga la llama enardecida de los comienzos. Comienzos duros, comienzos con sueños, con rebeldía, con tesón. Las despedidas indican que ellos mismos resuelven apagarse las luces, bajar el telón, indicar el punto final.

Pero volvamos a esta despedida, es decir a esta puesta en escena de una despedida, donde fueron invitadas bandas representativas, donde las cámaras brillan, donde el escenario da una suerte de religiosidad, donde las luces fulgen más aun, y donde la banda, Black Sabbath, deja toda la oscuridad que se suponía como contracultura para propender por la llegada a lo mismo, a la sociedad de consumo, como un producto más del catálogo musical, por acercarse al aroma que da el éxito y por despedirse en público, con un gran público, como si anunciara la muerte definitiva, como si esta despedida fuera su inicuo funeral. Ya desde hace años cuando la familia de su frotman, de Ozzy Osborne, participara, por unos dólares más,  en un show familiar continuo, era imposible que la banda mas silenciada en los medios, la banda maldita iniciara ese camino de adaptación, desde ahí dejó de ser un brillo en la oscuridad, dejó de ser un sábado negro, para volverse permeable con el paso de los días, y así ese cantante díscolo al comienzo, ya era adaptado y perfumado por Hollywood y no olvidemos que Hollywood solo quiere el éxito en su trono californiano.  

Desde ahí, desde ese momento, desde ese verano de fiesta de Ozzy, que debió ser desalojado por sus compañeros, por estar de juerga con todo tipo de caramelos tóxicos, e irresponsable dejar la banda para quedarse sin la voz principal y casi a punto de desaparecer. De tal manera debieron de buscar un sustituto con todo lo complicado que es cambiar el cantante que se convierte en símbolo, ya que su tono de voz es lo que hace distinta una agrupación. Es entonces que entra en escena, pero tras bambalinas la esposa de Ozzy y sus agallas para representar los intereses de Ozzy que en un acto de cobardía deja a la banda sin voz, su voz. Desde ahí comienza un lento desfile de cantantes que mantienen sobreaguada la agrupación en esa tormenta comercial en que se convertiría el rock.  Y por supuesto a los brillantes Iommi y Butler quedar solos, con su talento en la ejecución de las guitarras y a veces sin los caprichos de Billy Ward

De tal manera en este caos de no poder tener una voz representativa a la formación inicial de Tony Iommi, Geezer Butler, Ozzy Osbourne, Bill Ward, comenzaría un periplo y eso sí la banda a punto de desaparecer. Para ello se sumarían en diversas épocas otros nombres, dando la impresión de ser un desfile perpetuo, a veces músicos de acompañamiento, ocasionales a veces, otros para conciertos, para sesiones de grabación, para una gira de conciertos, para grabar algún álbum; cosas de esas que no lograron cambiar con la identidad de la banda; sí, de Black Sabbath que tambaleaba. Y eso sí con algún par de álbumes que los cubría de un desprestigio enorme como un lapo de saliva en las cuerdas de las guitarras

De tal manera se inicia una puerta giratoria no solo de músicos, sino de cantantes, a diestra y siniestra, como si la banda fuera una oficina de empleos y no la banda más poderosa del metal en cualquiera de sus vertientes, por algo inobjetable un par de músicos de categoría que crearon un sonido que solo tienen ellos, Tony Iommi, Geezer Butler y Ward. Más Tony que, en un momento, por desavenencias con sus compañeros de banda llegó a representar la banda como único músico original. Creo que ninguna banda ha llegado a tener tantos músicos y a pesar de ellos mantenerse a como diera lugar, no perder su esencia debido al tesón de Iommi y Butler.

Aunque sí, la banda, Black Sabbath, perdió su esencia una vez, con un solo músico, lo que llenó de odio a Ozzy que se creía irremplazable. El cimbronazo lo sintió este frotman disoluto que dejó a sus compañeros en medio de la autopista con las guitarras colgadas y la batería sonámbula. Ese cantante que llegó a sacarlos del pantano creativo era nada menos que Ronnie James Dio. Olvidadizo el Ozzy, creía ser la única voz de Black Sabbat, y celoso amenazó a Dio por si se atrevía a cantar sus canciones. Ahí le salió el envidioso a Ozzy, apestado en una nube de inmisericordia con su voz dulce y melancólica porque había llegado un frotman, que nunca sería un cantante para una gira o un concierto. ¡Que no! Dio llegaría a Black Sabbat con toda la seriedad y el compromiso y les daría su toque personal a ellos, además de ser la voz más valiosa del metal, además de sus composiciones fuertes, duras, penumbrosas y tácitas como nadie más en Black Sabbath. Pareciera que Iommi y Butler lo estuvieran esperando hacía años para que la banda diera un mazazo definitivo a las otras bandas y así erigirse en el alto cielo o en el infierno del metal como la supremacía. Black Sabbat, con Dio, enturbió a las otras bandas, las dejó en la antesala y con muletas, ya que parecía que estos solo cantaran villancicos.

Así, Dio, con esa fortaleza, con esa voz del trueno, sacó de la caída libre en que venía a Black Sabbath y le dio un nuevo aire, un nuevo renacimiento, un poderoso renacimiento. Nunca Black Sabbat fue tan grande como con Dio.

Esta despedida deslucida, orquestada por el lado oscuro; la sombra de los que manejan a Ozzy, incluida su esposa, solo pensaron en él, en Ozzy, y opacaron a esos dos monstruos Iommi y Butler y al silencioso de Ward. Todo giró alrededor del mundo lejano de Ozzy.

En el  “Back to the Beginning”, cada grupo invitado podía tocar una canción propia o alguna de Black Sabbath o de Ozzy en solitario. No se explica cómo los otros tres compañeros se aguantaron este desplante. Eso sí, desde acá, desde Medellín, lo percibimos, y les decimos también algo, Ozzy parecía un monarca en sus últimos estertores, eso sí, nunca el derrotado Príncipe de las Tinieblas como se repite en carne y hueso, y en su enfermedad dura y terrible. Creo que pudo más la compasión de todos al verlo sentado en una silla, preso en su trono hacia la inmortalidad que es tan momentánea e ilusoria.

Así, como ellos mismos, no tuvieron en cuenta, ni en una sola mención a Dio el más grande cantante que ellos han tenido, tampoco aludieron a los bateristas Vinny Appice, Eric Singer, Terry Chimes, Cozy Powell, Bobby Rondinelli, Mike Bordin. Ni otras voces como Dave Walker, Ian Gillan, David Donato, Jeff Fenholt, Glenn Hughes, Ray Gillen, Tony Martin, Rob Halford, Gordon Copley. Y menos invitarían a estos bajistas: Dave Spitz, Bob Daisley, Jo Burt, Laurence Cottle, Neil Murray. Y nunca a estos músicos de sesión o de gira a los bateristas: Bev Bevan y Tommy Clufetos y al tecladista: Adam Wakeman.

A ninguno de ellos se les puede borrar de la historia de la banda.

 

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