domingo, 14 de mayo de 2023

Mario Posada Ochoa / Movifoto / Medellín: Destrucción y Abandono de su Patrimonio Histórico(92)

Mario Posada Ochoa

 

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Mario Posada Ochoa / Movifoto / Medellín: Destrucción y Abandono de su Patrimonio Histórico (92)
 

Mario Posada Ochoa, Movifoto

Víctor Bustamante

Esta casa siempre la vi cerrada a cualquier hora del día y de la noche, parecía abandonada precisamente en una esquina, la Oriental con Maracaibo, de mucho tráfico y comercio. La casa siempre mantuvo sus puertas de color verde oscuro, y sus muros del color gris del cemento desnudo. Era, es la clásica posición de sus deudos, del municipio ya lo sabemos, y ninguna de estas dos instancias hizo nada para preservarla. Les pudo el desinterés en mantener vigente la obra de toda una vida, de su padre Mario Posada Ochoa, y de la otra parte, las autoridades de lo que llaman patrimonio que es esa colcha de retazos del municipio de Medellín, que cuando llega tarde, si es que llega, pasa indiferente por un costado. Lo volátil de la política y la memoria impresa en el patrimonio no juntan sus extremos.

La pauperización del Centro continúa a medida que fueron subiendo desde el Parque de Berrío, desde la Plaza Botero, los vendedores de frutas y legumbres, los vendedores de cachivaches de contrabando y de libros de segunda, muchas veces piratas como los abalorios que nadie ve. Al encontrar un espacio semivacío, estos comerciantes, se aposentan cerca de la fachada de la casa que sea, ya que los vendedores no son despistados. Ellos saben qué lugares, qué calles amenazan el abandono y allá se aproximan, y se apropian del lugar. Luego de la pandemia cruzaron sus calles y vi como en la entrada principal de esta casa de la cual no sabía su prosapia guardaban los carritos con las chazas de los vendedores callejeros.     

Claro que, a los vendedores, los de la economía del rebusque, que se apropian y se toman la ciudad, no les concierne ningún afán histórico. Igual ocurre con los “especialistas”, o soba chaquetas: arquitectos, historiadores, sociólogos, y doctores de Planeación desde otra orilla y, a pesar, de las disposiciones y del reordenamiento necesario del Centro. A estos últimos no les interesa el patrimonio, sino perorar sobre un tema al cual le sacan el cuerpo con tonterías como conferencias sobre lo mismo, eventos con los patrimonialistas alquilados a poco sueldo donde ninguno de ellos le pone seriedad a este tema mientras la ciudad es despedazada. Tampoco hay replanteamiento para proteger otras casas, que podrían ser patrimonio, y preciso, el comercio organizado y el otro, sin ambages se tomaron la casa, donde ahora funciona algo que ya se sabe, un parqueadero, y además, una óptica.  Por ese motivo hablar de patrimonio y dejar que la ciudad sea despedazada es un acto de mala fe.

Pues bien, en esta casa vivió Mario Posada Ochoa, el gerente de Movifoto, aquí, con él, con su talento y calidad de emprendimiento y creatividad aparece una noción diferente del concepto de fotografía que rompe la concepción de los fotógrafos anteriores, en sentido estético, de escenarios y de paisajes, ya que la ciudad ha crecido en diversas esferas. Algunos de los grandes fotógrafos de Medellín han sido empresarios, pero sin el éxito de Movifoto. Además, Mario Posada con sus publicaciones escritas y fotografías proyectó la ciudad, Medellín, a nivel nacional, así como al país a nivel internacional, no en vano sus álbumes y sus postales al adquirirlos eran llevadas como un apreciable recuerdo del lugar visitado.

De ahí que Movifoto, haya dejado una huella en este campo de la fotografía y en la difusión del país como lugar para visitar. Posada Ochoa era proclive a la idea de los nombres llamativos para sus negocios. En Fotoelectro conjuga la modernidad de su momento, un gran almacén de fotografía con todos sus aditamentos y la venta de electrodomésticos, y en Movifoto en Junín, encarna su gran obra, su presencia en el país en diversos campos, turismo, libros y fotografía. Movi da la impresión de movimiento de movies, cine en inglés, y de foto como la sucesión de imágenes, de un archivo imperecedero que él realizó.




Por supuesto no se puede dejar de lado que, junto a él, trabajaron grandes fotógrafos como Gabriel Carvajal, como León Ruiz, como el padre benedictino Andrés Ripol del cual poco se ha valorado sus fotografías, y que, además, era contertulio de Fernando González. Estos tres fotógrafos no eran obreros de la fotografía, sino personas con una presencia en la ciudad y en su oficio. O sea, Posada Ochoa sabía asesorarse bien.  

Movifoto, había sido creada en 1951 con el propósito de importar artículos y cámaras fotográficas, por Mario Ochoa y Pedro Bernal. En 1962 Movifoto importaba cintas para grabar, marca Scotch, y sus oficinas quedaban en la calle Colombia 50 número 54-32. Luego crearon Ediciones Movifoto con el propósito de incursionar en el turismo y darle un empuje con la venta de postales de diversas regiones del país, así como la edición de libros sobre otras ciudades. Algunos de ellos la Guía de Medellín, y la Guía de Bogotá, donde se tiene en cuenta su desarrollo urbanístico, su arquitectura, sus lugares históricos, así como aquellos sitios que constituyeran un interés turístico. Esta difusión de más de tres mil postales sobre el país, contó con el aporte de la artista francesa Patricia Delorme, encargada también del departamento de ventas de la compañía. Mario Posada, aficionado a la aviación, con su grupo de fotógrafos visitaba diversas ciudades en helicóptero para tomar fotografías de una manera tal como nunca se había realizado en el país. (El Tiempo 1965).

En 1968 Mario Posada, gerente de Movifoto y presidente de la Junta directiva de turismo, asistió a Bogotá a un evento para promocionar este ramo en el país. Este mismo año publica un libro sobre la Casa museo 20 de julio de 1810.

Uno de los años más fructíferos de Movifoto fue en 1969 cuando publica Memorias infantiles de Eduardo Caballero Calderón, y además asegura que publicará las Memoria del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional. También promociona la Historia pictórica de Colombia bajo la aquiescencia de la Academia Colombiana de Historia y con pinturas de Ramón Vásquez y Sergio Trujillo. En asocio con RCN y Cervecería Unión inician la investigación y la toma de fotografías para realizar un especial sobre Santander, para tal efecto viajan a ese departamento para asesorarse de los mejores artistas. En el mes de septiembre, Movifoto publica 500 mil ejemplares de un folleto llamado Colombia de 40 páginas con patrocinio de la Sociedad Colombiana de Orquideología para llevarlo a un evento en Australia donde se denota una visión de lo que es Colombia en diversos aspectos.

El Presidente Lleras Restrepo recibe en audiencia al gerente de Movifoto, Mario Posada, quien le hizo entrega de ochenta muestras de obras editadas en los talleres que funcionan en Medellín. En ellas se advierten un notable progreso en lo técnico y en la difusión de una buena imagen del país, mediante postales, guías de museos y sitios históricos, así como libros didácticos todo con la intención de dar a conocer a Colombia.

En noviembre ante dieciséis países en el Foro de zoológicos realizado en Medellín, Movifoto se vincula al presentar en el Palacio de Bellas Artes unas policromías con una muestra de la fauna silvestre del país.  

Movifoto crea guías pictóricas de Colombia donde se incluye a todas las ciudades capitales del país. También se encarga de publicar la revista del Club de Jardinería, para el evento que se realizaría en el mes de septiembre en Bucaramanga, que era la Exposición de plantas y flores. Además, Movifoto había ideado una campaña de turismo por Colombia, lo cual llegó a causar aglomeración de parte de los vendedores y revendedores debido a lo lujoso de la edición y de la factura de las fotografías.

Ya en 1970 se realizó en Medellín la Primera Exposición Interamericana de Afiches que fue ganado por Movifoto entre 142 participantes. El jurado añadió que el ganador se lo merecía por la composición, la nitidez y la fotografía, lo cual aumentaba su prestigio con el premio al primer lugar en cuanto se refería a carteles de Colombia en el campo turístico.

En 1970 Movifoto estuvo presente en la Bienal de Arte de Coltejer al publicar una monografía de Santiago Cárdenas. También publica libros de poesía como un Poema y tu sombra de Guillermo Córdoba Romero auspiciado por Coltejer. El prestigio de esta empresa debido a su labor aumenta cuando Carlos Augusto Noriega, el Tigrillo, sin apagón ni censura, le reconoce la labor en el campo turístico que lleva a cabo Posada Ochoa.



Recién abierta la Avenida Oriental cuando la ciudad apenas despertaba de ese crimen patrimonial en el Centro de Medellín, y los habitantes se adecuaban a los nuevos locales, y al nuevo paisaje, ahí en la esquina norte de La Playa, al frente del edificio Vicente Uribe Rendón, se abrió un expendio de postales y fotografías de Movifoto.

En 1975 se le entregó a Movifoto una mención de honor por parte de El Colombiano debido a labor en el campo audiovisual sobre Medellín.

En 1977 una avioneta de Movifoto se accidentó en Carolina del Príncipe perdiendo la vida el industrial Luis Alberto Villegas, exgerente del ICT y el capitán y piloto Ricardo Rojas Amézquita. Mario Posada ante las autoridades de aviación presenta su pliego de cargos para defenderse y justificar la labor investigativa y fotográfica de su empresa.

En 1979 se le otorga a Movifoto la medalla de plata por parte de El Colombiano por realizar y promover con sus fotografías los bellos rincones de la patria.

En el año de 1980 Movifoto pública de Oscar Echeverría Mejía, Arte poética y de Jorge Robledo Ortiz Las cuatro estaciones.

El éxito de Posada Ochoa contrasta con la mirada ligera que se realiza a su obra ya que se considera ambigua, debido a la abundancia y fácil manera de tomar y almacenar fotografías. Pero se ha olvidado que ese éxito logrado se debe a esa presencia suya en la esfera fotográfica que le dio la capacidad de representar y explorar tantos rincones de las ciudades de Colombia, así fueran ya muy conocidas. Posada Ochoa las revisitó desde otra perspectiva, la del turismo, para que fueran los colombianos a conocer a su país, un paseo preservado en el ámbito de los viajantes solo para ir al mar. De ahí que esos albúmenes de cromos, estas fotografías con las postales en forma de chequera obran no solo como una catarsis, como una recuperación, sino como una posibilidad de mirar al país, cuando era poco visitado en este aspecto por los medios de comunicación y sus pesadas cámaras.

De ahí que de todo ese opus porque lo es, en su magnificencia, no ha finalizado su ciclo todavía, a pesar de haberse borrado los lugares de su creador, Fotoelectro, su casa de la calle Maracaibo, y su almacén de postales ahí en la esquina de la Oriental con La Playa, y no puede ser considerado como un malentendido, ya que esta obra contemporánea, fue desechada en su presencia física y llevada a algunas bodegas de universidad, pero queda como consolación la posibilidad de que se mantenga presente. Esta gran obra, sin embargo, continúa perteneciendo a la memoria, a la colección de cromos para completar los álbumes y con el tiempo de escudriñar cada fotografía por lo representativa que era.

En sus álbumes era posible no solo coleccionar sus cromos, sino jugar a ser coleccionista de esas imágenes que sorprendían al mostrar un país actual, así fuera en los sitios representativos, ya que era tan lejano y sin imágenes que este álbum sería asimilado por sus fotos, para dar la idea de lo que era cada uno de esos lugares en su magnificencia. Cromos que poseían su esplendor al ser sacados de sus sobres, y al ver en ellos sitios desconocidos que formaban ese país escondido y que entregaban el Palacio de Calibío, la Playa, Junín, o la iglesia de las Lajas, la Popa en Cartagena, la Casa del Marqués de Valdehoyos en Cartago, para citar unas pocas imágenes que tenían su sitio en un álbum donde apasionaba un país desconocido, lejos de los museos estáticos y que, por el contrario, esta publicación ligaba poderosamente la vida que trascurría a lo largo y ancho de ese territorio dulce y violento que aún no conocíamos sino de oídas. Tampoco al no poseer historias, ni anécdotas, ni fotografías era ignorar la vida inmediata de esas ciudades con sus lugares históricos que llaman la atención.

Pero volvamos al Centro de la ciudad, que ya es un territorio de nadie, colonizado por la economía del rebusque que ocupa aceras y calles, pero también abandonado por esos cerebros de plástico, del metaverso, y wasap de quienes la “administran” con su ajuar de la apariencia que no es más que su pobreza cultural y sus diagnósticos archivados, así como la permisividad para que casas ilustres se coinviertan en parqueaderos. Es tanto el desmedro y la cobardía de las administraciones municipales, que es si no ver las calles tomadas por los drogos mugrosos y la miseria, el tráfico cerrado, la horda de jibaros y de putillas de la pobreza, como si la ciudad y su Centro, fuera concebido como un inmenso paraje abandonado.


Fotolectro

Y así surgen esos enclaves de la peor arquitectura, aquella que se improvisa a pasos rápidos para acabar, como en este caso, con la casa de Mario Posada Ochoa, convertida en un parqueadero, y también en una óptica. Casa donde poseía su archivo y Posada Ochoa disfrutaba valorando su obra. Es deprimente entrar allí, sin tener en cuenta lo que fue de imponente para su dueño, salas, pasillos, piezas, vestíbulos, balcones ahora revestidos de la mano de los comerciantes que arrasan los vestigios y la memoria y se erigen en un desprestigio que mancha con la tinta de los salivazos del desprecio a cualquier memoria posible, allí tiemblan las motos con su olor a gasolina.

Luego de la pandemia, cuando salimos a la calle, sorprende que ya estaba todo cambiado, como en cualquier cuento de Kafka, en esa larga noche del Centro, en esa vasta complejidad  donde las alambradas del miedo nos dejaron en nuestras casas, fue aprovechada por los turiferarios de la guadaña constructora y por los comerciantes que tienen su tabla rasa para aprovechar cualquier fachada, cualquier calle, cualquier casa, y sí, encontramos esta esquina con otro color del blanco y el azul lejos del color verde mate de su puerta y del gris cemento de su fachada pero no era para menos, ya se habían aprovechado de esa casa para convertirla en lo que es el Centro, una inmensa bodega llena de pobreza cultural. Así la hostilidad impregna cada sitio donde la cultura haya realizado una labor, la ganancia del capitalismo salvaje acentúa sus arañazos y como gamberros, cuando no había posibilidad de saber qué pasaba, llegaron y cambiaron todo su interior, sacaron los archivos a la muerte de su dueño que ya no tenía deudos para mantener su obra cultural, en la clásica situación de cada artista, sus familiares que no son fotógrafos quieren vender y deshacerse de esa herencia cultural. Sí, al pasar por esta esquina solo sabemos algo, en ese vórtice de esa ciudad, que pisotea sus pasados perdidos. El poeta esquizofrénico cuando le conviene diría que es la nostalgia, pero olvida que en esa lectura pobre Medellín posee una riqueza cultural que se borra y se desprecia, ya que sus artistas son condenados, después de una condecoración de tercera mano, a ser parias de su calidad y de su arte. No bastó haber pisado el umbral con esa magnificas anécdotas que se ganó un premio en Cartagena a un documental valioso sobre la obra de Mario Posada Ochoa, con mencionar su obra. No, eso fue un canto de cisne travieso, eso fue nada menos que dar de plácemes al deterioro mental de esa clase dirigente antioqueña, anticultural, en todos sus ámbitos que ve el Centro con su mentalidad de cacharreros.

Estamos en 2023 y priman estas geometrías sin seducción, y ese concepto de patrimonio lleno de hostilidades, como la simbología del descuido, asoman, comerciantes y urbanizadores con sus picos y sus garras de la discordia, aves de rapiña cubiertas de necrofagia que acaban con el Centro y lo convierten en nada. Tanto tiempo para construir una ciudad desde fines del 1800 hasta 1950, y no ha bastado ese espejo ilustre porque la ciudad cada día es la misma inmensa bodega con sus calles abandonadas.

Estamos en 2023 y ya hemos perdido la Arcadia, el Centro de la ciudad. En este territorio de mareas urbanas y de destrucción urbanística se reordena el espacio, y al reordenarlo entre comillas se le destruye, y al destruirlo se pierden sus habitúes y su historia. Ya en medio de establecimientos comerciales con sus fachadas deterioradas, y en medio de los comerciantes del rebusque con las aceras destrozadas, las paredes mordidas, continúa esa agresividad con el Centro que ha dilapidado nuestros deseos e intenciones de preservarlo, ya que lo han desfigurado.

La invasión y destrucción de espacios subjetivos, como los cafés, los teatros, las sedes de los diarios y de las emisoras, las casas de sus creadores, las librerías, los edificios históricos y otros edificios a los cuales no se les ha dado ni se les dará cierta nombradía amenazan en lo más profundo, dejar las conexiones con ese pasado que ha creado no como nostalgia una ciudad, que ahora es un espectro, como la consolidación de una mentalidad de dirigentes de tercera clase, anodinos y superficiales, sin carácter, sin ambición de civilidad que distorsionan toda la creatividad inmersa en ella y así nos mentimos, porque el Centro, esta casa como la de Movifoto sigue el mismo rumbo de las otras y así nos da duro y nos astilla.


Bibliografía:

El Tiempo 1957-1980.

El rionegrero, abril, 2013.

Centropolis, octubre del 2008.

Archivo Biblioteca Pública Piloto.

Leonardo de Constantino, Fotos antiguas de Medellín (FAM), Facebook.

Archivo de Juan Crisóstomo Posada.

Bitácora de EAFIT

https://publicaciones.eafit.edu.co/index.php/co-herencia/Mario_Posada

Jorge Posada, Medellín Viejito, Facebook.

Google maps.

 


  

15 comentarios:

lfg dijo...

Estimado Víctor, qué buen texto. No solo la introducción crítica sobre el centro y el patrimonio, sino por toda la memoria e historia sobre Movifoto. Que buen texto sobre don Mario. La importancia de sus fotografías está en torno al imaginario que creó y definió no solo sobre Medellín sino las principales ciudades y sitios turísticos de Colombia. Los encuadró y les creó una manera de visualizarlos que aún sigue hasta el presente. Las tarjetas postales fueron la carta de presentación de esos sitios y ciudades. Tengo un álbum de historia del arte y muchas tarjetas postales que logré recuperar de esa casa. Lástima el archivo con sus invaluables y numerosos negativos. Y qué oda al deterioro y abandono de la arquitectura en el centro....

Azucena de Vahos dijo...

La verdad, que es un ensayo poderoso y muy completo en el que se puede encontrar contenido y reflexiones muy interesantes sobre en el campo de patrimonio y sobre la ciudad.
Se nota la inteligencia de quien escribe y esto lo convierte en una persona sencilla y cercana a quien lo lee.
Además, otro punto extra que le quiero sumar a este blog, es que aparte de aprender o disfrutar sobre tantos temas también se aprende sobre el infierno que es el mundo artístico.
Algo que me llama a la reflexión es el comentario del señor Raúl Majija Inodoro que utiliza un contenido de cancelación.

AO dijo...

Quedan los testimonios, valiosos como este.

Jairo Osorio dijo...

Víctor, ánimo con esos recorridos de ciudad. Sólo los tontos no se duelen con sus entornos arrasados. Saludos,

El Pregonero del Darién dijo...

Por esfuerzos y plumas como la Víctor,es que la historia prevalecerá, por encima de los procedimientos estatales,que en vez preservar, se van convirtiendo en sepultureros de estos espacios, de estas personalidades, de estos retazos de nuestro patrimonio cultural. Mucha politiquería, mucho discurso, mucho gasto público y muy pobres resultados.

fzl dijo...

Muchas gracias por compartir y felicitaciones por ese compromiso de
enterarnos de esas casonas que fueron referentes y que por desidia
de los gobernantes , se convierten en elefantes blancos.
Saludos y una buena semana.

Adriana dijo...

El patrimonio cultural se ha visto afectado por numerosas destrucciones que lo hacen frágil y vulnerable, para evitarlo se debe optar por políticas y estrategias de salvaguarda. La destrucción patrimonial implica también una destrucción de valores, identidades y significación de las comunidades culturales que hacen de dicho patrimonio un recurso esencial en sus estilos de vida.
Eso es lo que no sabe quién dice llamarse Raúl Mejía, que tampoco conoce en qué ciudad vive. Estoy segura que es una funcionario o funcionaria de la administración actual que no sabe a donde dirigirse
En este ensayo tan claro y demoledor Víctor reclama y conoce la ciudad.

Anónimo dijo...

Elisa Restrepo Posada

Anónimo dijo...


Señor Víctor Bustamante ¿Quién es su fuente? ¿Julieta? ¿Quién es Julieta? ¿Qué vínculo tiene con la familia Posada Saldarriaga para dar declaraciones que usted toma como verídicas?
Esa casa no le perteneció a ningún presidente. Infórmese bien antes de publicar un artículo en un “blog” de tres pesos y en un canal de YouTube. Si tiene el descaro de hablar de un personaje como mi abuelo tenga al menos la decencia y la responsabilidad de informarse y comprobar con diferentes fuentes y no con una muchachita ignorante y desinformada que no tiene absoluta idea de nada.
La secretaria, Teresita Peña, jamas vivió en esa casa y para su información ya murió. No podrá ir a entrevistarla como pretende hacerlo. Mi abuelo murió a sus 92 años así que es imposible que recibiera en su casa a la tal Julieta cuando tenía 96 años. Mi abuelo pasó sus últimos años en otro lugar diferente a esta casa y salió de ella varios años antes de morir.
¿Tiene usted idea de qué se está haciendo con el archivo fotográfico que cree destruido y abandonado? No sabe. No tiene información suficiente para hablar ni escribir al respecto. Y cómo le parece que en la familia sí hay fotógrafos, para su sorpresa.
¿Tiene usted autorización para usar esas fotos de archivo que le pertenecen a mi familia? Tampoco. ¿De dónde asume usted que las fotos que usa en su desinformado artículo y vergonzoso vídeo son propiedad de Juan C. Posada? Le pertenecen a mi familia y nadie le dio autorización para publicarlas.
Es una vergüenza que usted se crea con autoridad para hablar sobre mi familia con información tan desacertada.
Déjeme decirle, por último, que como cronista deja mucho qué desear.
¡Infórmese!

Cata dijo...

..
Descubrí a don Mario Posada Ochoa por este trabajo, cuando aún no había publicado y escribía notas y poesía. Estoy de acuerdo con todas tus palabras que al autor hace y firma. Leerlo es emprender un viaje hacia lo más profundo de las personas importantes de la ciudad.

Moncho dijo...

Brutal ese es el término para describir y comparar la desinformación de quienes escriben mal sobre lo que no saben nada en torno al texto sobre Movifoto al rechazar de una manera vulgar el trabajo de una vida.

La desinformación de un anónimo y el matoneo de otro que debe ser una tía encuentran espacio en el marcado interés por profunda diferencia entre los chismes, la envidia y las hormiguitas que no hacen nada y que representan al petrismo navideño con sus babas.

En ese contexto, las distintas interpretaciones, y las opiniones y posturas a favor o en contra de su contenido conviven con las "noticias falsas" y otras formas de "contaminación informativa", como el desarrollo al fenómeno global que incluye propagación de información errónea, contenido falso creado en forma deliberada para causar daño (desinformación) e información maliciosa (basada en hechos reales, pero manipulados).

Elisa Restrepo dijo...

El comentario anterior es de mi autoría.

Julie dijo...

No se pueden imaginar lo que estoy sufriendo, la pena y la amargura que vivo en lo más profundo de mi ser, los nervios y los miedos que llegan con esos insultos ya demasiadas veces, lo cual me produce dolores que inundan mi mente y me dan inseguridad solo por realizar una labor que poco se conoce, y es preparar una biografía sobre ese gran señor que ha creado a Movifoto.
He conocido demasiadas mujeres maltratadas, y ahora me doy cuenta lo complicado y difícil que es ponerse en su lugar para saber lo importante que, por lo menos, es intentar salir de la comodidad de una casa para enfrentar el camino intelectual.
Hay un energúmeno que dice llamarse Raúl Mejía, que cada que habla echa espumarajos de sulfuro podrido por su envidia, hasta creo que es del otro equipo, o es un travesti con cola de gato que irrespeta a Víctor Bustamante del cual no sabe absolutamente, ni de su temple, así como lo irrespetan y me irrespeta una persona que dice llamarse Elisa Restrepo. Ya verán cuando publique mi investigación para graduarme como los que me insultan van a llamar a felicitarme. Sí conocí, y mucho, a don Mario y a Teresita Peña.
A veces es difícil darse cuenta de algunas actitudes muy graves que humillan, y nos convencemos a nosotras mismas de que no es verdad aquello que dicen los seres imperfectos sin averiguar bien.

Elisa Restrepo Posada dijo...

Pues señora Julieta. Lo siento si se sintió ofendida por mi comentario, pero su testimonio no pudo ser más impreciso y errado. La invito a que lo revise nuevamente junto con el vídeo que cuestiono para que pueda comprobarlo. Se equivocó con nombres, fechas, supuso que Teresita vivía allí, mejor dicho; ¡no le pegó a ni una! Espero que en su tesis sea más precisa y juiciosa con la investigación.
Por cierto, yo soy nieta de Mario Posada.
Saludos.

Anónimo dijo...

Julieta… le habla la hija de Mario Posada… no quiero hablar de lo que ya estuvo escrito, pero sé que ahora estas no son sus palabras… las escribió Victor Bustamante que con tanto odio y desinformación inició este vergonzoso episodio! Quédense ustedes con el veneno con el que lo iniciaron y para terminar… a un bagazo poco caso!