miércoles, 30 de octubre de 2024

LA CASA DE LAS BELLAS DURMIENTES O LA ADORACIÓN DE LAS MUCHACHAS VÍRGENES / Antonio Arenas Berrío


 

LA CASA DE LAS BELLAS DURMIENTES O LA ADORACIÓN DE LAS MUCHACHAS VÍRGENES

 Antonio Arenas Berrío

(A propósito de la “novela corta” de Yasunari Kawabata)

 

antonioarebe1@hotmail.com

 

 “La casa de las bellas durmientes”, es una “novela corta”, específicamente un género para la lectura rápida y para la construcción de sentido alrededor de ella. Es una ficción donde el erotismo está incorporado al problema del entendimiento, no es fácil acercarse a este concepto en la novela. Su lectura puede producir tristeza, tensión, hilaridad. La risa es la expresión de la cara alegre de la vida y al decir la vida, estamos señalando también la extensión estética de la experiencia erótica. La vida y solo la existencia concentran esa experiencia erótica y la disimulan con el asombro y las turbaciones. ¿Qué pasiones se despiertan con la lectura de la novela?

Se puede decir que: “Una obra semejante no esta dominada por la franqueza y la claridad, sino por una tensión sofocante. En lugar de diafanidad y pureza encontramos densidad, en vez de un mundo amplio y abierto tenemos una habitación cerrada. El espíritu del autor, desechando todas las inhibiciones, se muestra en su forma más audaz”.

“La casa de las bellas durmientes”, es una ficción, escrita posiblemente en 1961 y no va más allá de 155 páginas, cinco capítulos, que coinciden con las cinco visitas del viejo Yoshio Eguchi, a la “casa secreta”. En ella se narra la historia del viejo Eguchi, un anciano solitario, que, por recomendación, de otro viejo, Kiga, visita la “casa secreta”, un lugar cerca la mar, donde los viejos decrépitos pagan dinero por estar con “muchachas vírgenes narcotizadas” y se accede al ritual de la búsqueda de la eterna juventud o se va a morir felizmente.

“La historia comienza con la visita del viejo Yoshia Eguchi a “una casa secreta” regida por una mujer ordinaria y práctica que, al final, como él mismo, revelará su esencia inhumana. En ese burdel, el protagonista, de sesenta y siete años, pasa varias noches junto a los cuerpos de jóvenes vírgenes narcotizadas. A la vez que admira el esplendor de las figuras dormidas, rememora su relación con las mujeres: su esposa, su madre, su amante, sus hijas.  Finaliza con la muerte del viejo Fukura y la muchacha morena, y la llevan a una ambigua posada donde será velada y enterrada en el anonimato…”

La vida tiene dos caras, una triste y otra cara alegre. La “novela corta”, “La casa de las bellas durmientes”, simboliza la cara triste de la existencia. Leer esta ficción corta, representa mirar el mundo a través de los ojos del viejo Yoshia Eguchi y percibir la presencia del erotismo, los sueños y la atmosfera de la “casa secreta” de las “muchachas vírgenes narcotizadas”. Un lugar en el Japón, otra cultura, el modo en que sienten y miran los japoneses, concierne a la sensualidad y a la muerte, esto puede ser el fondo del relato mítico de Yasunari Kawabata.

Mirar, “significa “acostumbrar el ojo mirar con calma y con paciencia, a dejar que las cosas se acerquen al ojo”, es decir, educar el ojo para una profunda y contemplativa atención, para una mirada larga y pausada. Este aprender a mirar constituye la “primera enseñanza preliminar para la espiritualidad uno tiene que aprender a no responder inmediatamente a un impulso, sino controlar los instintos que inhiben y ponen términos a las cosas. Y en este caso a las doncellas vírgenes narcotizadas.

Ahora bien, el relato mítico, es una narración antigua que las culturas utilizaban para explicar aquello que tiene una explicación lógica y para exponer los enigmas del mundo y de los hombres. El punto de vista del personaje Yoshia Eguchi, brota de la contemplación, del erotismo, del sueño, del recuerdo de las mujeres en su vida, y del olvido. Cuando más corta es esta, narración, más difícil le resultará al lector observar y captar los detalles, tenerlos en la memoria y lograr una comprensión total de la historia narrada. El carácter del personaje, el viejo Eguchi, la admiración de “las muchachas vírgenes narcotizadas”, los viejos decrépitos, la muerte, la mujer de la casa, el mar, las flores, la atmosfera, son un ritual en el que decidimos creer o no creer, porque no conocemos la cultura japonesa.

La contemplación, de unos cuerpos jóvenes y desnudos, es una forma de la felicidad y los viejos decrépitos se imponen esta forma de devoción. Hay que detener la mirada, aprender mirar, en este monasterio sexual o claustro de fantasía erótica. Son los placeres de la imaginación, el sueño y el recuerdo, el cuerpo, besar no es un acto prohibido. “Naturalmente, los huéspedes de esta casa eran libres de besar. Besar no figuraba entre los actos prohibidos. Un hombre podía besar, por senil que fuera. La muchacha no le rehuiría, y nunca sabría nada. Tal vez los labios dormidos estaban fríos y húmedos. ¿Acaso los labios muertos de una mujer a quien se ha amado no incrementan la intensidad de la emoción? El impulso no adquirió fuerza en Eguchi mientras pensaba en la triste senilidad de los ancianos que frecuentaban la casa”.  

Leer, dicen algunos es otra forma de felicidad. La felicidad, el placer, la contemplación también la buscamos todos. Es la lectura de la “novela corta”, “La casa de las bellas durmientes”, ¿una forma de las formas de la felicidad? La lascivia, se aferra en el personaje principal Yoshia Eguchi, que, en la novela, no es un viejo decrépito, ya muerto para el sexo y el erotismo, tiene 67 años y aun una potencia viril.

Otro escritor Japones, Yukio Mishima, quien hace el prólogo de la “novela corta”, “La casa de las bellas durmientes”, nos dice acertadamente, es una obra maestra esotérica, donde hacen aparición los temas más secretos y profundamente ocultos de Yasunari Kawabata, una tensión sofocante, la densidad de una habitación de una casa, un mundo amplio y abierto en una habitación cerrada.

Una novela cuyo tema sería el erotismo, la muerte y la búsqueda de la eterna juventud, por parte de los viejos decrépitos. Fundamentalmente la “novela corta”, es “una técnica erótica del mirar”, que no es humanidad, sino inhumanidad y esto es un punto clave de la novela, porque nos encontramos ante un suceso inhumano. No hay derechos humanos en la ficción, ni para los viejos decrépitos, ni para las “muchachas vírgenes” narcotizadas. “Muñecas vivientes”, “juguetes vivientes” y que simbolizan para los viejos la vida misma. Ellas estaban para ser miradas, tocadas, suaves al tacto. Observar su belleza y absorber su fragancia.

La vida del viejo Eguichi, parece trascurrir en cinco visitas que le hace al lugar. Todo parece sencillo y conmensurable el principio y el final se vuelven trémulos y asfixiantes por la muerte de “la muchacha morena” y la muerte del viejo Fukura. Hay una extraña atmosfera llena de misterio con la mujer de 45 años que atiende la casa.

Erotismo tristeza y muerte. La “novela corta” tiene una regla y un secreto y nos pone en relación con lo esotérico de la narración. “Había jurado entonces observar la regla, dejar en paz a las bellas durmientes. Había jurado respectar el secreto de los ancianos. Parecía, efectivamente que todas las muchachas de la casa eran vírgenes; ¿qué clase de solicitud atestiguaba este hecho? ¿Sería el deseo de los ancianos, un deseo que raya en lo lastimero?

Eguchi, pensó que lo comprendía y también lo considero insensato.” La regla principal de la casa es que los ancianos pueden mirarlas y tocarlas, pero sin llegar hacer nada obsceno, mucho menos tener relaciones sexuales, que por lo demás, la mayoría de ellos ya no están capacitadas para llevar a cabo.

“Probablemente porque lo que sucedía allí era un secreto, el portal no tenía ningún letrero. Todo era silencio”. Y más adelante en la ficción se insiste en ello: “El lugar era como una casa encantada en medio del silencio y la soledad”.

Empero, ¿qué ha podido pasar? para que el viejo Eguchi, no olvide el lugar donde está, una casa solo para ancianos. ¿Cuál es el misterio de la casa secreta de las bellas durmientes? Secreto, esoterismo, ceremonia, es aquello que se cree oculto cuando los viejos mueren. ¿Dónde está lo inhumano de esta situación? Probablemente todo viejo está en la vecindad con la muerte y la fealdad de la vejez y la triste senilidad.

Sabemos por la ficción que: “las propias bellas durmientes son fragmentos de seres humanos que provocan la lascivia hasta su máxima intensidad ¿Por qué la adoración a las mujeres jóvenes vírgenes?”

“Una virgen deja de ser virgen cuando ha sido ultrajada, la imposibilidad de logro es una premisa necesaria para situar la virginidad más allá del agnosticismo”.

Los viejos no deben realizar en las noches ningún acto sexual con ellas. Solo mirar, obtener un perfume, tocar su cuerpo y la fragancia de las muchachas como elixir de la juventud. Un placer espiritual y corporal, contemplar, tocar y soñar, así los viejos tendrían acceso al elixir de la eterna juventud.

Un erotismo contemplativo, un amor espiritual, floreciente por la fantasía, los recuerdos, lo onírico. ¿Pero de qué se trata esta vieja leyenda? El mito nos dice que la reina Betsabé contrató a Abisag, una joven hermosa de Sumen, para que le diera calor al rey David y pudiera salvarle de la muerte.

 Ya viejo el rey David, entrado en años y por más que le cubrían las ropas, no podía entrar en calor. Dijéronle entonces sus servidores: que buscasen para mi señor, el rey, una joven virgen que le cuide y le sirva; durmiendo en su seno, el rey mi señor, entrará en calor”. Buscaron por toda la tierra de Israel una joven hermosa y hallaron a Abisab, sunamita y la trajeron al rey. Era muy joven y hermosa, y cuidaba al rey y le servía, pero el rey no la conoció” al parecer estaba ciego.

En “la novela corta”, “La casa de las bellas durmientes”, trae el mito oriental: “Desde la antigüedad, los ancianos habían intentado usar la fragancia de las doncellas como un elixir de juventud”.

Se trata de un viejo mito que aparece en todas las culturas, y que el viejo Eguchi, protagonista de la historia evoca en una noche triste y erótica, en la casa de las muchachas dormidas. La casa secreta tiene reglas estrictas, que protegen “la virginidad” de las muchachas, no pueden ser poseídas, ni torturadas.

 

El mito se interrumpiría, el recuerdo se desaprovecharía y la fantasía se impediría. El viejo Eguchi, cae en la tentación y algunas veces en sus cinco visitas piensa en muertes excitantes y ciertas crueldades, ya que contemplaba con arrojo e incredulidad el cuerpo de las muchachas vírgenes narcotizadas.

Se le reviven los recuerdos de las mujeres que tuvo en su vida, viejas amantes, su madre y su hija menor quien había sido violada. Yoshia Eguchi, vivió la vida con plenitud y ahora esta viejo y el viejo Kiga fue quien le recomendó la “casa secreta”, donde los viejos iban a dormir con las jóvenes narcotizadas y vírgenes.

Ahora bien, “la novela corta” destila de erotismo en cada capítulo, el amor corporal, es reemplazado por la imaginación, los sueños y las ceremonias. “la delicadeza de las descripciones del cuerpo femenino y de lo turbulentos deseos o las tiernas sensaciones que en él se despiertan configuran el ambiente de sensualidad, las muchachas, el cuadro otoñal, la colcha eléctrica, las cortinas de terciopelo carmesí, la habitación, las olas, dan la idea del cuerpo del deseo.”

Hay también tristeza y una conciencia de la muerte en la decadencia física. La casa está llena de rituales, misterios, enigmas. La mujer de la casa secreta es un misterio, toma decisiones y les da instrucciones a los ancianos. En “La casa de las bellas durmientes”, fluye el deseo, la vida, la muerte en un espacio discreto con reglas propias.

La “casa secreta” es solo para los ancianos, estos no van solo allí, en la búsqueda de placer sexual o el elixir de la eterna juventud. Van en busca de un momento de iluminación o fulgor a su ser. Iluminación espiritual propia del budismo Zen que los prepara para la muerte. Recordemos que la muerte está presente en toda “la novela corta”.

Es su argumento esencial, se percibe en cada uno de los cinco capítulos y en cada historia que se recuerda. La vida está ligada a la muerte, la belleza, el erotismo el amor, los sueños. Hay una línea delgada que se confunde. “Morir en una noche como la de hoy, con la piel de una muchacha para darle calor, debe ser un paraíso:”

En la” novela corta", “La casa de las bellas durmientes”, el goce, mejor el placer espiritual, se toma como “una sublimación de la libido”. La “casa secreta” brinda el servicio de dormir con las bellas durmientes. Una casa lejos del ruido de la ciudad, en el bosque y el acantilado, se supone cerca al mar.

Un ambiente lleno de misticismo, dos habitaciones donde se escuchan sonidos, la atmosfera, un cuarto de cuatro metros cuadrados y una habitación principal contigua, que hace parte de la primera planta de la casa. Aislamiento físico, relación directa de los viejos con los cuerpos de las muchachas dormidas que comparten sus lechos.

En esta ficción Yasunari Kawabata, examina la relación del erotismo, la soledad, la tristeza y la muerte. Se glorifica el cuerpo de las “bellas durmientes”. No, es tanto el cuerpo de las bellas muchachas es su fragancia, su juventud y belleza. La esencia de su juventud y su virginidad es lo que prima en la atmosfera, en la habitacion y en las cuatro paredes de la casa. Como si en esto los viejos encontraran la eterna juventud y el trance para morir en paz.

 

Una joven narcotizada virgen y desnuda no es la consumación de un acto sexual, ella humedece la vida, mirar, tocar y acariciar, el cuerpo desnudo revitaliza. Es la vitalización del espíritu de los viejos, el vínculo entre el sueño y la vida. Es lo onírico, lo que hace la diferencia entre los viejos, el vivir, amar y morir como un ciclo establecido.

Yasunari kawabata, ya había dispuesto esta relación, en uno de sus cuentos, “Inmortalidad”, donde un viejo y una muchacha joven se funden para siempre.

“Un viejo y una muchacha caminaban juntos. Había una serie de cosas extrañas respecto de ellos. Se aproximaban como amantes, como si no sintieran los sesenta años de diferencia en su edad. Al viejo le costaba oír. No entendía la mayor parte de lo que la muchacha decía. La joven vestía unos pantalones rojo oscuro con un kimono púrpura y blanco con fino diseño de flechas. Las mangas eran bastante largas. El viejo vestía el tipo de ropa apropiada para mujeres que sacaran maleza de un arrozal, solo que en su caso sin sobrecalzas. Las mangas estrechas y pantalones ajustados en los tobillos parecían de mujer. La ropa le quedaba floja en las caderas… —Has muerto. ¿Es así? Qué extraño no haberte encontrado en el mundo de los muertos. Bueno, intenta atravesar este tronco una vez más para verificar si estás muerto o vivo. Si estás muerto podremos entrar en el árbol y quedarnos allí.

Desaparecieron dentro del árbol. Ni el viejo ni la muchacha volvieron a aparecer. Él color de la noche empezaba a flotar sobre los retoños que estaban detrás de los grandes árboles. El cielo a lo lejos se tiñó de un pálido rojo allí donde rugía el océano”.

Vale la pena leer “la novela corta” “La casa de las bellas durmientes”, aun sea para meditar sobre la horrible fealdad de la vejez y su aproximación a la muerte.


 

 

Yasunari Kawabata (Osaka 1899 – 1972). Huérfano a los tres años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido. Escribió más de doce mil páginas de novelas, cuentos y artículos, y es uno de los escritores japoneses más populares dentro y fuera de su país. Mantuvo una profunda amistad con el escritor Yukio Mishima, del que fue su mentor y difusor. Recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1968. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y el erotismo, destacan La bailarina de Izu, El maestro de Go, Lo bello y lo triste (Emecé, 2001), Mil grullas (Emecé, 2005) … La casa de las bellas durmientes, Caral, 2004)

NATURALEZA Y BROMA BUROCRÁTICA / Darío Ruiz Gómez

 

NATURALEZA Y BROMA BUROCRÁTICA

Darío Ruiz Gómez

Va a celebrarse en Cali este fin de Semana la llamada 16 Conferencia de Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre “cambio climático y Paz con la Naturaleza”: “Este plan de acción, agrupa iniciativas que pretenden conservar y utilizar de forma sostenible la biodiversidad para detener y revertir su pérdida con objetivo al año 2030 permitiendo asegurar su futuro positivo para la naturaleza” Delegados de 193 países estarán discutiendo  propuestas sobre el cambio climático con la emisión de gases contaminantes,  el arrasamiento de las selvas, el calentamiento global,etc. Arrumes y arrumes de diagnósticos técnicos, informes sobre prevención de desastres, un despliegue desacostumbrado de funcionarios de todas las vestimentas, idiomas, dialectos que intercambiarán ideas recurriendo a un contingente igual de variopintos traductores y traductoras. ¿Cuál es hoy el  significado de la Naturaleza? Pero sobre todo ¿Se está combatiendo tecnológicamente  hambrunas, desplazamientos de grandes poblaciones?  Cali sede de la COP 16 está relativamente cerca del Cañón del Micay  y de El Plateado supuestamente recuperados por nuestras Fuerzas Armadas sin que, tal como lo ha señalado Melquisedec Torres, parezca existir la intención del Gobierno de destruir los centenares de  laboratorios de producción de cocaína  y por supuesto de erradicar los extensos sembrados de coca que han supuesto la desaparición  de la   agricultura, de montes y de especie nativas, de cruces de aves migratorias,  de las fuentes de agua contaminadas para siempre. Minería ilegal, mercurio, explotación del ser humano, destrucción de  culturas  milenarias tal como lo hizo Iván Mordisco con los territorios sagrados del Desana, de las culturas indígenas de Guainia y Guaviare,  mapa invisible de fronteras  sagradas, de un concepto de cazar los animales  apenas necesarios, de cortar los árboles indispensables  para no romper el equilibrio con la Naturaleza  tal como lo describe Reichel- Dolmatoff en sus grandiosas investigaciones sobre estas culturas. ¿Buscaban los “mamertos” cómplices de los desafueros ambientales de sus comandos armados un mejor ejemplo de comunidades donde el conocimiento y la naturaleza permanecían  en armonía total?

Arrasar los montes, contaminar la quebradas dinamitando los oleoductos, comerciar con las maderas de los montes primigenios, constituyen aberraciones  que son delitos políticos ya que supuestamente  hechas a nombre de “la liberación de los pueblos” lo son en realidad para oprimir a los pueblos, robándoles su hábitat, el derecho a desplazarse libremente por sus territorios, destruyendo sus cosmogonías. El  efecto bumerang  de estas acciones  fatales  ha sido la desacreditación  de disciplinas como la arqueología, la antropología cuya misión consistía en defender expresiones, lenguajes desconocidos, territorios mágicos que es necesario respetar precisamente para respetar la pluralidad cultural y defender a la naturaleza, al hábitat humano de las agresiones de la codicia humana. ¿La Naturaleza reducida a la “observación” de pájaros” por parte de bondadosos (as) senderistas, de “amantes” de la “ecología”? O un enérgico llamado a combatir el expolio permanente de la Naturaleza por traficantes  internacionales sin alma mediante prácticas perversas de arrasamiento de la Naturaleza. O convirtiendo los caminos en una trampa mortal con las minas antipersonales. Informes, informes, burocracia internacional. De ¿Dónde salieron tantos países a la vez cuando en el mundo avanza incontenible la desertización, se secan los ríos, se dan más guerras y más seres mueren de hambre y sed? Cientos de cocinas de la coca alumbran como en un pesebre la noche del Cauca contaminando la atmósfera. El pensador judeocristiano, Carlos  Marx  dijo algo muy pertinente al respecto. “Cuando la visión de la Naturaleza y del hombre sea una  visión humana vamos a comprender que solo es posible cambiar confianza por confianza y amor por amor” Colocando  a un asesinos de niños como mediadores  de Paz es condenar al fracaso de antemano la esperanza de que  lo humano prevalezca sobre lo inhumano, de que la Naturaleza sea rescatada.

LAS NUEVAS AMISTADES / Darío Ruiz Gómez

 

LAS NUEVAS AMISTADES

Darío Ruiz Gómez

El Presidente Petro es de un modesto origen social y quien vivió los mejores años de la vida no como un Tom Sawyer,  bajo las ensoñaciones de la adolescencia, sino, por desgracia en medio de las afugias  de la lucha armada entre el M19 y nuestras Fuerzas Públicas. Un joven salvaje que difícilmente ha podido soportar el llamado “reposo del guerrero”. De manera que al abandonar  la  vida  de guerrero, tal como lo hemos podido  observar  en el caso de otros guerrilleros,  su adaptación a la vida civil ha sido y es supremamente difícil sobre todo si además se cuenta con una crónica timidez, con un pánico escénico. Timochenko por ejemplo y tal como lo señalaba Eduardo Escobar no ha podido por más que hoy disfrute de la vida como el rico que es, despojarse de su pinta de vendedor de quesitos. Francia Márquez convocó en Palacio el día de su posesión como Vicepresidenta a cincuenta invitados que le dejaron la cena servida al Gran Chef de la “Comida Ancestral”. No estoy tomando a sorna el orígen social de una persona sino recordando que para ejercer un alto cargo gubernamental es primero necesaria una rigurosísima preparación para el ejercicio de un protocolo  como se le exige a quien está representando a toda una nación. César Gaviria, por ejemplo, de quien tanto esperábamos,  tomó con exultancia juvenil su Presidencia tratando de convencernos  de que su desparpajo provinciano, el estar rodeado de una  efebocracia, era lo mismo que la renovación de la democracia en manos de un roquero. Pero tenemos que darnos cuenta de que lo que se ha venido produciendo en Colombia es  un cambio radical de clase política,  por una parte segundones de los viejos políticos tradicionales  y por otro los matices de lo que supone la incorporación de los “Beverly ricos”  provenientes de la selva, de las llanuras, los páramos, con su desaforado arribismo. Nos referimos hoy a una casta de advenedizos  que pretenden mostrar su directa influencia política. Lo que en España llaman  los  Chorizos  provenientes de Podemos, de Sumar y naturalmente del PSOE  y que hoy el populismo ha calcado en esta izquierda colombiana.

Ortega y Gasset lo había advertido al observar en España el empoderamiento de la vulgaridad que  terminó  por plebeyisar la vida pública  caricaturizando  la cultura popular,  disfrazándose  de campesinos, de obreros, de indígenas. ¿No fue este el espectáculo al cual asistimos durante los primeros meses de funcionamiento del Congreso y del Senado? De la social-bacaneria del Norte de Bogotá a la olla express con el sancocho o sea la vulgarización  de una ceremonia democrática. En el momento en que el Presidente Petro, un hombre tímido, prevenido y desconocedor de los protocolos de estas ceremonias en las cuales  debe ponerse  de presente la representatividad que se le ha otorgado por parte del pueblo, pero, sujeto de la resaca continua que dan los cuatro wiskies de la noche anterior, al toparse  con la figura de Mancuso, titubeó y casi lo abraza. Mancuso, arrogante no espabiló  al mirarlo como a un inferior. Lo primero que hizo López Obrador fue sacar de la cárcel al hijo del Chapo  Guzman y visitar a la madre de éste, confirmando que nada perturbaría la buena marcha de los Carteles. ¿Qué fue lo que hizo César Gaviria con Pablo Escobar si no darle un tácito reconocimiento a su poder?  Sólo que  a  estos Poderes no les interesa salir en las páginas sociales  sino gobernar desde las sombras. Recordemos a Paul Virilio cuando nos recuerda que  hoy solamente  a los mediocres les gusta mostrar públicamente su riqueza. P.D. Al atacar procazmente a sus considerados enemigos recurriendo a supuestos eventos  de sus  vidas  privadas  el Presidente Petro ha autorizado que tanto  su vida privada como la de su familia quede en manos de las nefastas redes sociales, del  periodismo amarillo.

Azucena Ibatá Bermúdez desde España

 

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Lunes 28 de octubre de 2024

Azucena Ibatá Bermúdez.

He salido a hacer la compra. Por poco olvido el paraguas; está lloviendo, es otoño, y veo los árboles tan sutiles y rugosos, con la savia escurriéndose lentamente por su eje. Sus hojas, envejeciendo una a una, me recuerdan la vejez. Es como si cada hoja que cae contara un segundo que se acaba, un instante de vida que se extingue. Es curioso pensar que construimos una existencia sin saber si trascenderá o si nuestra voz quedará en silencio, o si se fundirá en otra voz.

Mientras camino, observo a las personas bajando la cuesta, todas bien abrigadas. ¿Será malo sentir el frío? A veces lo sentimos incluso cuando llevamos abrigo, o cuando una sonrisa es solo una fachada. Aquí, en cambio, las personas mayores son quienes salen temprano, quienes compran el pan, el periódico, la verdura. No veo jóvenes; quizá estén durmiendo o en sus estudios.

Me resulta hermoso ver que las personas mayores se sienten aún capaces de hacer estas cosas. Respetan su lugar en la fila, y aquí nadie juzga, todos somos iguales; tal vez en la vejez seamos más solidarios. España, como cuidadora puedo afirmarlo, es un lugar pensado para los mayores. Las calles son amplias, con infraestructuras que facilitan su movilidad. Es un país que piensa en ellos.

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miércoles, 23 de octubre de 2024

Instrucciones para ser poeta / Santiago Serna

 

Santiago Serna

Instrucciones para ser poeta:

 Santiago Serna

leer a los malditos pues son eternos, burdeliar hasta el mar, robarle versos a los muertos y de hacerlo jamás arrepentirse.

Andar ebrio entre las mudas soledades, interrogar a las estatuas,

Cambiar poemas por limosnas en cualquier ciudad,

 

Aprender a navegar, ascender a gaviero, atracar en cada puerto,

Desde el Pacífico hasta el Atlántico

 

Escribir a máquina, dormir en las bancas de los parques, hacerse amigo de las palomas, contarles historias.

 

no suicidarse, tratar de vivir lo que más se pueda, no sucumbir ante las trampas del capital, tener la biblia en la boca y practicar el camasutra.

 

Robar libros para instruirse, dar la vida y el alma a un desengaño, beber veneno por licor suave,

 

Fumar opio con los obreros y escuchar sus historias, Predicar a Jattin y a Rimbaud, aprenderse versos de memoria para declamar ebrios en las plazas, conocer los ríos y nadar en ellos, saber pescar, sobrevivir en la espesura de la selva, ser biblia, conocer todos los oficios y viajar.

 

Hablar con Dios, pedirle cada día un milagro.

 

Saber que las cenizas son ajenas y le pertenecen a la muerte.

 

No ir a recitales si no hay vino gratis,

 

Dejarse tentar por el fracaso, ser obstinado, llevar una procesión interna, medir con un rasero propio a la gente, despotricar de todo, no dejar títere con cabeza, no trabajar por mucho tiempo en ningún lugar, culiar siempre, cada que se pueda,

 

Creer que un cielo en un infierno cabe, retar a los enemigos en los duelos y ganar. Quizás te salves o no.

 

¡Qué aburrimiento!

Y todo me parece tan absurdo, tan banal.

 

¡Ya sé!

Cazaré veganos y me los comeré asados al carbón.

 

¡Ah! Tampoco hay nadie con quién hablar...

 

¡Ya sé!

Me iré a Palestina a matar judíos, de todas formas nunca me cayeron bien.

 

Me volveré irascible.

Seré como las viejas gruñonas que solamente quieren a sus gatos.

 

¡Qué horror! ¡Todo tan igual en la diversidad!

 

¡Ya sé!

Me haré un abrigo con alas de mariposa y me declararé ángel.

 

¡Qué mediocridad! ¡Hay mucho polvo sobre lo bueno! Habría que limpiar.

 

¡Ya sé!

fulminaré con mi rayo a un par de malos poetas!

 

Ahora en vez de escribir más, habría que escribir menos, o escribir para borrarlo todo.

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Boni huele a caracolas y alcatraces

Negra chocuana

La boca rosa y la vulva morada.

Casi es pecado que estés rodeada de estúpidos borrachos malolientes,

Menos mal te lavas la boca y la vulva con jabón rey.

Yo espero mi turno en silencio con un cigarrillo encendido que jamás llevo a la boca.

Una mueca abierta me aguarda. Una bestia calva que pide entrar y la sensación inquietante de haber quedado debiendo centímetros y plata.

POPULISMO Y PATRIOTERISMO / Darío Ruiz Gómez

 

POPULISMO Y PATRIOTERISMO

Darío Ruiz Gómez

Tuve la suerte de coincidir como invitado al Taller Internacional de Escritores de Iowa con el gran escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia quien  ya había publicado una notable novela “Los relámpagos de Agosto” una burla dentro de la mejor tradición de Jonathan Swift, de la llamada revolución mexicana con sus  héroes de cartón, su políticos de pacotilla y una farsa histórica escenificada por los poderosos de siempre que tuvo de todo menos de revolución agraria para los campesinos pobres. Invitado a Medellín a su conferencia en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia acudieron  algunos diplomáticos mexicanos que estaban en la ciudad para un evento deportivo. Cuando Ibargüengoitia comenzó a desmitificar esos  “héroes del pueblo” mostrándolos como vulgares saqueadores que llenaron de violencia desmedida toda una época para que en el poder continuaran los poderosos de siempre, el gesto de desagrado de esos diplomáticos terminó con su furioso retiro del recinto. Ningún país latinoamericano ha contado con una lista de ricos más poderosa que la de México de manera que tenemos en este caso que referirnos a lo que supone un tema que nos interesa por su actualidad: la sustitución de la Historia por la manipulada “Memoria Histórica” . Se borraron de inmediato las atrocidades, las tropelías de estas guerras esperpénticas y se deformó con malevolencia la presencia redentora de España. Esta leyenda negra ha sido cuestionada ampliamente por importantes  historiadores, cineastas y muchos escritores que han desvelado la intención deformadora  de estas adulteraciones. Carlos Monsiváis fue incansable en su más que lúcida burla de lo que ha supuesto la estética de la ramplonería, del melodrama, de la vulgaridad de la nueva sociedad creada por la revolución para la cual los pobres nunca  han existido.

El PRI (Partido Revolucionario Institucional) como ahora Morena, aparece como Partído Único que identifica la corrupción oficial, la mortal vigencia de “la mordida”, fenómenos de degradación política que  se convierten  en una enfermedad social crónica La propaganda política cumple la tarea de mostrar una Patria sin fisuras, sin fricciones para los cientos de etnias, una monumental arquitectura, una literatura oficialista imponiendo las imágenes de esta nueva patria de la supuesta redención de los pobres, del triunfo de la identidad indígena sobre “el  colonialismo español”. Retórica de un poder al cual puede aplicarse la feliz sentencia del Gatopardo:”Es necesario cambiarlo todo para que no cambie nada ”El odio a España es parte de esta estrategia de buscar un enemigo para descargar sobre él todos los errores, los fracasos, las masacres de la Revolución y los desafueros que hoy cometen los tenebrosos nuevos poderes. Cuando la nueva Presidenta Sheinbaum de familia judío lituana y heredera de una gran fortuna  habla de “invasión española” señalando que el verdadero México es el de las culturas “ancestrales” ahora sumergidas, se le olvida recordar que esas culturas eran las de la matanza de 20.000 adolescentes al año sacándoles el corazón, la de las peores  esclavitudes, lo cual conduce, al contraponer estos hechos de barbarie  a los valores ecuménicos del cristianismo, a la protección que las Leyes de Indias les dieron  a las distintas etnias, al mestizaje, la imposición de un pasado falsificado como imagen única de una Patria equóvoca. Hoy cuando después del sexenio de López Obrador el balance es –no lo olvidemos-  de 140.00 asesinatos,100.000 desaparecidos,  un pertinaz feminicidio  y en el último mes, 120 asesinatos en disputas internas de carteles, 37 periodistas asesinados .

La tarea del populismo a través de este tipo de ultranacionalismo consiste en mantener en el conformismo a las masas de  pobres. Evo Morales fue ungido sobre la Pacha Mama del Titicaca como el nuevo Tupac  redentor. Chamanes y chamanas aireando alrededor de su cuerpo manojos de ramas debieron ungir a la Presidenta Sheinbaum contra el invasor español y los valores de la cultura de  Occidente. Lo verdaderamente curioso es que la clase dirigente  vestía a la última moda occidental.    

LOS PROGRESISTAS REACCIONARIOS / Darío Ruiz Gómez

 

LOS PROGRESISTAS REACCIONARIOS

Darío Ruiz Gómez

A los filósofos, a los políticos, universitarios, poetas, sindicalistas que continúan llamándose a sí mismos  “progresistas” - permítanme machacar sobre el tema- les gusta refocilarse repudiando groseramente con una sonrisita de sobrados(as) a quienes por el hecho de no comulgar con sus clichés pasados de moda – un indicativo de su ignorancia- tildan  de “reaccionarios”,  un calificativo que desde hace décadas ha caído sobre mí  tratando de excluirme de sus más que exclusivos  grupos de “progres” y colocándome  el calificativo ignominioso de “Burro”.  Desde los días del colegio la ilustración sobre el niño calificado como Burro me hizo reflexionar en lo que se ocultaba detrás de  aquella  pedagogía  que consideré  inhumana. ¿De dónde el maestro o la maestra justificaban que el niño  que no repitiera sus monsergas  pudiera ser castigado  como un retardado mental? Recuerdo que en su excepcional “Juan de Mairena” Antonio Machado, maestro de escuela él hasta su muerte nos recordaba que en el salón de clase  en las primeras filas colocaba precisamente a  aquellos párvulos calificados por los demás como tontos y a ellos se dirigía. Se da aún dentro del ámbito académico  “progre” una inventada diferenciación donde los(as) militantes de la izquierda de poncho y sombrero de paja que nunca supieron del marxismo científico insultan pero no han incorporado nada a la ciencia, a cualquier disciplina académica.  Y es aquí donde un simple análisis semántico los deja al descubierto ya que  ese progresismo nunca ha pasado de ser  una banal  ideología  mediante tal como hoy puedo comprobarlo se ha insultado la tarea de la investigación, el derecho, repito, a disentir de su ignorancia. Enseñar para la libertad y no adoctrinar para  la servidumbre.

¿Cuál imagen de progreso material y moral nos dan las fotos de los pintorescos militantes del Pacto Histórico, un Partido Express? Pero ¿por qué repetir estas preguntas una y otra vez hasta el cansancio? Sencillamente porque  los sabios del progresismo continúan guardando silencio  ante la gravedad de la situación que estamos viviendo en El Caquetá martirizado, masacrado  ¿Es por esto que han declarado su irrestricto apoyo a Maduro y justifican las parodias de justicia de las “Conversaciones de Paz”? Porque  al hacerlo han demostrado que están presentes no para ir arrojando luces sobre cada irracionalidad  causada por el  desgobierno sino como una Partido  fantasma  que  con su silencio servilmente apoya  cualquier atropello a la pedagogía de la libertad. Una intelectualidad  títere, repito, que ha degradado la tarea fiscalizadora del pensamiento ,esa ralea  a la que señalaron por su estalinismo Camus, Raymond Aron, Juan Goytisolo, Gómez Dávila, los “intelectuales”  tipo Monedero, Iglesias, Errejón oportunistas, chaqueteros que por cualquier precio que se les pague están dispuestos a apoyar las dictaduras  populistas, a justificar hoy a la  desmedida represión de Maduro. “Nos han dejado solos” grita el Gobernador del Caquetá mientras el enfrentamiento entre las Disidencias y el miembro de la Mesa de Conversaciones el sanguinario Calarcá expulsa a los campesinos abandonados a su suerte. Maduro condenado por la Comunidad Internacional  grita paranoico que Iván Duque instaló Pegasus para espiarle y unos expertos canadienses ofrecen sus servicios a los políticos que quieran informarse de si fueron espiados,  la misma Fiscalía ha entrado en esta vertiginosa paranoia mientras  que  la frontera del Caquetá con Venezuela  esconde una terrible verdad que pronto saldrá a la luz pública.  

martes, 22 de octubre de 2024

Punto Seguido / Víctor Bustamante

 

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Oscar Gonzalez y John Sosa


Punto Seguido

Víctor Bustamante

 Las revistas literarias siempre mantienen el pulso de las indagaciones, diversas y sustanciales a partir de sus preguntas y de su independencia, ese factor es lo que hace que perduren en el tiempo, y que al mirarlas nos hablen sobre las inquietudes y el fervor que las mantuvieron como una aproximación de su pulso literario y como fueron contemporáneas, eso sí a través de esa mesura y génesis de cierta insistencia en no dejar que la palabra, sus palabras, no las arrinconara el medio ya que mantuvieron un carácter tan personal y de grupo que han posibilitado que dejaran esa huella y esas señales y esos puntos de no retorno y de quiebre, lejos de cierta escritura que merodea y se circunscribe a la prensa nacional y a los medios que siempre han desdeñado los caminos, las irrupciones de este puñado de personas que han persistido en esa labor, para que la poesía cautive en toda su dimensión más llena de perplejidad.

Por esa razon la literatura de un país, la que vale, hay que buscarla en esas publicaciones donde destellan esos caminos, esas indagaciones, esos atrevimientos que marcan el pulso de haber sido contemporáneos, donde la palabra aun mantiene la frescura y el espíritu creativo intacto lejos de lo que podría venir después, como significa el no ser digerido por ese monstruo de la opinión pública e ideas generales.

A pesar de los conflictos sociales que han ocurrido en estos últimos años que ha arrasado y arrastrado a muchos poetas, ensayistas y novelistas a referirse a ese tema del conflicto como eje de su esencia y de su existencia con una conmiseración religiosa desde un solo lado, a veces ahíta de cierta solidaridad tatuada con cierto halo de falsa fraternidad, la poesía ha mantenido su curso subterráneo, por esas aguas oscuras y profundas y aun más profusas,  de la indiferencia y del desalojo, de ahí que Punto Seguido así como las revistas han mantenido su pulso por una apuesta de peso, la creación sin límites, donde el espíritu libre se expresa con generosidad sin caer en el halo circunstancial de ese conflicto que oscurece el anima vagula, blandula. De ahí que, sin dejar de ser insensibles, Punto Seguido, nunca dejó de creer en la apuesta por la esencia de la poesía, y tampoco, sus creadores, dejaron que persistiera la falsa conciencia de la mala poesía social que asola y azota al país, de poetas sin mundo personal, gramáticos, académicos y de gestores literarios, es decir de esos poetas de festivales estatales y de turismo, y de la circunstancia social como hecho creativo.

Por esa razón ante el paso implacable e impecable del tiempo, la revista Punto Seguido, adquiere más valor, con su constancia, y solo el amor valioso y digno por la poesía, que ha persistido por encima de los suplementos literarios que claudicaron ante el rating oprobioso, y así sus dos directores, Oscar González y John Sosa han permitido que la revista perdure en su dignidad y en su abono  fértil para la literatura que vendrá y eso sí con ese componente esencial de ser una revista que hemos revisitado cada año.

La revista ha permanecido intacta en sus principios desde hace mucho tiempo, y en sus páginas es notoria la confirmación de la creatividad fundamental, a pesar del cambio de época con la llegada de otras voces, otros poetas, otras escrituras, que no podemos aún sopesar, a falta de una perspectiva para lograrlo. Lo cual equivale a decir: en esta crisis cada vez más profunda, provocada por la banalización de la poesía, ya sea en algunos por el turismo como objeto de culto, por quienes hacen versos decorativos o con la poesía masiva de los talleres literarios y sus atados de poemillas de bajo tono, y además por el atropello de las redes sociales avasallando el concepto sagrado de la misma poesía en un alto porcentaje. Un ejemplo de ello, Pessoa se lee no con el peso específico de sus oscuridades sino en los heterónimos como descubrimiento siniestro de última hora, y del histrionismo como causa fundamental, cuando la misma poesía se pierde en el habla misma de quienes piensan que son arúspices recién desempacados que desconocen lo que se escribe en Medellín.

De ahí que Punto Seguido haya permanecido incólume por encima de esos avatares, incluso de la moda, de la falacia y salacidad poética que ha afectado no solo a la poesía sino a la literatura en su circunstancia única de ser la única forma artística en que el hombre mismo no necesita ninguna mediación para expresarse y ser testigo del mundo.

Pero algo es cierto, la poesía sigue su marcha perenne, su presencia equivale a sobrellevar el conflicto y sus escaladas, las tormentas de sangre bajo los misiles que caen como lluvia nocturna en las aguas de las noches, y la sangre que es la sustancia circunscrita y limitado con sus causas, sus peripecias y sus resultados, que no limita el fuego secreto que habita a quien escriba poesía que aun dignifique y cuestione. Así, en esta razón y circunstancia brillan en las páginas de la revista, de Punto Seguido, estos nombres como piedras preciosas en la esfera de la escritura: Paul Eluard, María Benz, Artaud, Beatriz Hausner,  Lucia Estrada, Oscar González, Yenny León, Diego Alejandro Gómez, Penélope Rosemont, Nancy Cunard, Genet, Jaques Prevert y David  Wojnarowiicz.

Diálogo y ruptura, presencia y discernimiento, así la revista sigue el pulso y su marcha en la espesura de cada año. Hemos sido testigos por estas calles y por estos bares, por estos encuentros fortuitos, por esas algarabías en las noches, por estas tormentas y aguaceros, pero también por esos silencios cuando sabemos que ellos preparan con desmedido fervor su revista.

Ella, la revista, es toda una tentación para que la poesía la habite, puesto que la poesía misma nos vigila desde sus hermosas páginas donde se asoma lo inesperado, a veces un endriago, a veces una rosa mística o quizá un collage donde la cordura queda vuelta pedazos y solo quien lo ve, lo rearma de diversas maneras con ese acertijo de sorprenderse y saber cómo se debe estar alerta, y eso sí, no perder el pulso a la palabra que palpita que atraviesa las páginas con el brillo absoluto de su creadores, palabra que desafía, pero que también acoge al lector sediento.




viernes, 4 de octubre de 2024

En busca de Alejandra Pizarnik / Jacqueline Salazar / por Víctor Bustamante. Ateneo Porfirio Barba Jacob.




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 En busca de ALEJANDRA de Jacqueline Salazar /

Víctor Bustamante

Para Manuela Penagos

 

Hablo ahora de Jacqueline Salazar, es decir de su obra en marcha, de la cercanía de saber y ver como poco a poco consolida lo que más le apasiona, dirigir, montar diversas obras teatrales. Cuando asisto a ver su trabajo a menudo experimento como un interrogante, ese pretexto de ver su evolución, su paciencia, esa que sucede ensayo tras ensayo en esa febrilidad de poner a punto una obra para que las cosas salgan bien. Entonces, ya inmovilizado en el inicio, en primera fila, por sus puestas en escenas; no sólo cuando se apagan las luces del teatro y quedar a merced de la obra que se inicia y que a lo mejor se deslizará hacia la causa esencial, y es que aparece ese destello de que sea vista, observada, mirada, incluso reparada por ella misma para saber si ya le da ese  carácter de acabada que ella y las actrices se esforzaba en darle en los ensayos su veredicto, y que ahora ya, cuando los actores están en el proscenio, no hay vuelta atrás, no hay lugar para corregir algo, porque el vórtice del comienzo ya ha dado su señal de partida contra todo pronóstico, ya fuera por ese buen inicio o ya fuera por la tensión que provoca la perfección de ese arranque  en el que se funda toda la esperanza y se deja la espereza de algún tropiezo, de algún error. Ya no hay nada para hacer, ya los actores comienzan sus movimientos en esos otros diálogos cuando la palabra aun no llega, ni sus gestos, o si llegan ya no hay retorno, solo su directora en este caso Jackie, sabe  pronto como en nombre de esta perfección pretende juzgar algo que el público ya disfruta y es esa sensación de saber que ante sus ojos ahí en la oscuridad del teatro, cuando se sumerge uno en esa noche, la obra alcanza y atrapa a quien la mire mientras su directora lo hace con otros ojos.

De tal manera, ya en escena se presenta una obra, En busca de Alejandra, dedicada a la poeta Alejandra Pizarnik, esa escritora que tiene algo muy elocuente, su obra se lee con asiduidad sin tener una publicidad de ninguna editorial, sino que sus libros van de mano en mano. Porque era casi una obra secreta durante mucho tiempo, aunque la poesía de Pizarnik guarda una afinidad con ella misma, una relación con ella misma que puede leerse no solo como obra poética en si sino como casi la continuidad de su diario eso sí sin ningún rodeo. Que la otra de Alejandra Pizarnik tenga relación consigo misma, con su decurso vital no es un secreto, y en ese sentido es posible leer sus diarios, su prosa que significan la continuidad de su escritura como un sol oscuro que se hace, se deshace a través de diversas ópticas.

Cada uno de sus libros la fragmenta y da esa evidencia de sus testamentos que la presentan, nunca la ocultan siempre la designan, la evidencian en su propia escritura, siempre habla de ella, no nos es extraño que hable de ella misma, de su dolor y la queremos es por esa razón, no necesita intermediario como la tercera persona ya que siempre en toda su escritura se vierte ella misma para descender hasta el fondo de la escritura que la expresa.

Por esa razón Jacqueline ha captado en su obra, al disponer a Alejandra misma, hablando de ella, las otras tres actrices que le sirven de contrapunto, pero siempre tan diferente a todas. Ellas indican su lectura preferida acerca de ella, mientras en un salón que es su ropero y ellas deciden cambiarse. las mujeres solas, cambian de diálogo acerca de lo trivial y elevan su conversación sobre una escritora que las conmueve, que la siguen, que persiguen a través de los diversos momentos en lo que cada una de ellas designa sobre la Pizarnik, que es una presencia de fuego en ellas mismas, desde el comienzo, desde esa apreciación de Jacqueline. Nada más soberbio que escuchar esas murmuraciones sobre una escritora que lo dio todo, lo cual causa nada menos que esa curiosidad de saber que ella no las escucha, que ella misma está ausente, pero su presencia es debido a sus amigas, a sus servidoras, a sus partenaires o como se las quiera llamar. Pero algo es cierto, Alejandra está entre ellas mismas, Alejandra en el escritorio, no determina que se refieran a ella, ella esta ensimismada en sus libros y actúa como una amiga presente, visible, que poco a poco se irá definiendo dibujando su perfil a medida que ella se hace presente aún más. La obra no solo habla de la escritora, sino que refiere parte de su vida con esos equilibrios y abismos, es ella misma un libro abierto, ese que leemos cada que acudimos a ella.

Es más, entonces sabemos que Alejandra es la única que fuma, que domina con el humo que esparce al aire de esa noche, la única que calza zapatos de color negro en esa doble significación que la distingue de las demás y que se sienta en la mesa donde reposan sus libros. Alejandra ahí presente en su cercanía a ellas, pero también se aleja de las otras mujeres con las trusa de color negro por una razón sencilla y poderosa, ella es la que escribe, la que en toda su significación de mujer es quien piensa, que se sienta en la mesa, su ara de sacrificio, para sacrificarse y escribir como ninguna mujer lo ha hecho, ser una poeta en intransigencia, en la significación de su dolor, en la tesitura de sacrificarse y por esa razón, al fundirse en sus palabras, adquiere ese don de eternidad de ser la poeta de estos tiempos, al no escandalizarse con su melancolía, con la tristeza y la soledad que la vuelve incandescente.

Es decir, ser una escritora aparte sin necesidad de buscar otros ámbitos, el tema es ella con ese fuego que arde, que la denota, que la demuestra en toda su determinación, que ella vive en toda su premura.

Hay una escena, el descendimiento de ella, vestida de chal rojo y trusa negra casi sangrienta que es llevada por su grupo de amigas en una suerte de descenso femenino, un cuadro, un paisaje casi mítico en que ella desgajada y sumida después de tanto trasiego es conducida por ellas a través del mundo expresado en el proscenio, en las tablas del escenario como si ella se fugara con las palabras de la presencia, de su dolor, así como se hunde en la trascendencia y así  ser presentada como el icono, es decir la escritora por excelencia que acoge las palabras con la pureza de su poesía, y por esa razón ellas, sus sílfides, la llevan en su significación de éxito, pero también en su caída vesperal y total, a través de la sala, como si hubiera descendido, lo que en realidad hizo en cada palabra que escribió con sangre porque Alejandra tenía tatuada en su piel la palabra poesía, impresa en la  carnadura del desgarramiento insólito como ninguna otra mujer lo ha escrito sin trabas, sin frenos, sin quien le coja la mano y la obligue a ir por zonas oscuras. Ella misma es la invasora que se asiló en zonas oscuras, que era la vida misma, letal y llena de preguntas, que vio hasta el desespero, que persiguió con sus palabras, tratando de hacerse a la imagen de su dolor como halito de vida y de su poesía única, en estos tiempos de banalidad poética.

Jacqueline ha captado la esencia de la Pizarnik, esencia que es saber que, desde el diálogo inicial hasta el descendimiento, al ser llevada casi en hombros, como si descendiera de la misma manera que un dios sacrificado por su atrevimiento de salvar lo insalvable, que es su cruz para ser llevada por sus amadas amigas nunca sus plañideras ni discípulas ni su coto cercano sino sus seres dolientes, nunca las fugaces admiradoras.

Decía antes que la Pizarnik nunca ha tenido la publicidad como la que establece esa presencia, a pesar de que la puede falsear en su grandeza, sino que su palabra es auténtica y letal, que macera su poesía, que exprime su caída. Este homenaje que era necesario, que la admite y la respeta que la ubica y la define como la portadora de otras palabas ha sido dirigida por la mano siempre fresca de Jacqueline que enseña su talento, el momento preciso para que la obra no se deslice hacia el conformismo, o a la simple habladuría sino que define con la actuación precisa de Carolina Taborda tan parecida a Alejandra en su esencia misma, de aquella mujer que cuando decidió que ser poeta, de escribir poesía, solo tenía su legado personal, queriendo alhajarse de su palaba, esa palabra dominada por su interior que es puro fuego impune a su inmanencia. Repito es ella misma, no solo fue su jaula, sino que después su propia ara de sacrificio, su templo mismo, su amanuense, su discípula y su maestra para darnos a entender que en su perfecta soledad, en la esfera de su soledad pascaliana, ella misma padeció y vivió para clausurar y derrumbar todo tipo de barreras y llegar a ser en su poesía esa autora que denota estos tiempos oscuros, esos tiempos complejos de la banalidad para expresar con sus palabras en el formato que fuera lo que en realidad interesa, darle dirección  a su poesía, crear su obra, cultivar sus vicios, sus penas, como una manera de salir a flote, lejos de sus decepciones y a fuego lento, lentísimo, como una piedra basal crear su escritura de una estirpe única, que ahora se refiere en esta obra de teatro magnífica que la define en su espesor, así sus soles sean oscuros más que negros y a veces perversos. Solo queda decir ahí está Alejandra con su voz tan propia que no se extingue, con su poder de persuasión que con el paso del tiempo tratamos de apresarla en su obra y en ese homenaje en su día como una manera de tenerla tan presente.

Jacqueline ha hablado de una performance, a lo mejor porque poco a poco creará una obra total a lo mejor más amplia, más contundente ya que la poeta se la merece; pocas veces se ha escenificado, pocas veces se le devuelve a la presencia que es la vida en el teatro, solo pervive en su elemento: en ensayos literarios, en elucubraciones filosóficas, en relatos, en biografías, en escasos escritos que tienen como centro esta mujer maravillosa o en escenas escogidas intachablemente, para denotar su estado sensible, siempre en movimiento alrededor de su propia existencia, con ese torrente de experiencia, en fin , que ha sido la suya, que le perteneció hasta exprimirla, pero tan de ella en que lejos de experimentarla como propia, como una característica de su condición única, inalterable, a pesar de todo casi perfecta, y así se merece esa imagen sucesiva de verla desmadejada, ya bañada por esa luz que esculpe también a sus disculpas en este cortejo sin llanto, cortejo de líneas sinuosas y así de simple objetivada con negros y rojos. Podríamos decir cuando la conducen, como si Jacqueline creara un fresco propio para Alejandra. A lo mejor pienso en el rostro de Santa Teresa en el Estaxis.

Jacqueline debe su forma a esta reserva creativa que revela algo esencial que puede afirmarse directamente, no solo en imágenes como el cortejo, sino cuando Alejandra ataviada de un manto rojo, estrella total, caminando lentísima, lee el texto en manos de sus amigas como si fuera el colmo en el momento de tantas atenciones que le obsequian nada menos que las tres sílfides con el rango de ser las elegidas en este momento que es toda una elegía. Pero sus cercanas, Manuela Penagos, Isabel Rose y Estefany Ortiz, no se acongojan ni se derriten en lágrimas, sino que cada una de ellas ejecuta su danza en homenaje a ella, dándonos a entender con esta frase de Porfirio que por ahí estaba sentado, anónimo en una de las butacas de su teatro, Contra muerte, coros de alegría.

 En esta puesta en escena de En busca de Alejandra hay apenas una parte de ella procedida con grandes brochazos por parte de Jacqueline que ha sido certera en encontrarla, eso sí, esos rasgos son fuertes, contundentes y explícitos, qué es simple decirlo, pero allí están palmarios sus inicios, su tránsito y el decurso de su caída donde la fusiona con su trasiego. Así registramos con un pronóstico indiscutible, que esa escritora tan resueltamente delineada, no es más que un personaje, es decir, la representación ecuánime y poderosa de una de sus máscaras. De ahí que En busca de Alejandra ha dado su primera certeza, es decir su primera huella que seguro dará la promesa perentoria de ahondar en ella, en su escritura, en su actitud ante la vida para saber en cuál de sus facetas vive, la persona, el personaje, la escritora o la poeta, la mujer conflictiva o la bohemia, la amada por hombres y mujeres; tantas facetas de ella para querer aprehenderla en sus diversos planos con una sola voz que la distingue como una poeta certera que habla con una voz distinguible, propia, matizada por sus diversos momentos, eso sí inconfundible, apropiada de diversas maneras según sus lecturas por lectores o lectoras díscolas, o por miradas llenas de seriedad que a veces la alejan de esa kermese que ella vivió en sus noches.

Jacqueline Salazar nos ha dado su versión, su primer paso nada menos que para describir esa poeta que nos habla desde cerca con una voz que es pura presencia, y es precisamente ahí cuando queremos quitarle sus disfraces y encontrar su esencia, esa que nos ha entregado son su lenguaje sencillo, inconfundible, tácito Jacqueline Salazar, Carolina Taborda, Manuela Penagos, Isabel Rose y Estefany Ortiz. Así Alejandra Pizarnik.


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