10. “Antioquia acrisolada, amalgama de
razas”
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS
PÁNEL
6 (DIÁLOGO DE SABERES 1)
Hola, jóvenes:
1.
El
Dr. Jesús Alberto Echeverri Sánchez es coordinador nacional del Grupo de
Historia de las Prácticas Pedagógicas, y abordó el tema “Antioquia, continuidades y discontinuidades del Ideal de lo Práctico”.
El Ideal de lo Práctico es una
política que privilegia el pragmatismo sobre el idealismo, la realidad sobre la
utopía. Dice el Dr. Echeverri que “La
educación se constituyó en la dimensión pedagógica del proyecto político y
ético cultural de los intelectuales que llevaron a cabo el proceso de
emancipación y construcción de la instrucción pública en la región antioqueña
al final de la Colonia”. Eran conscientes estos antepasados de que la
educación era base fundamental para el desarrollo, aunque las cosas para “la construcción de la instrucción pública y
de una cultura propia y distinta” no fueron fáciles porque “esta empresa pedagógica con sus difíciles
comienzos estuvo imbricada y confundida con… las acciones y propósitos que
animaron en principio la lucha por la independencia”. Cita el expositor a
la historiadora María Teresa Uribe de Hincapié que afirmó que “La Universidad de Antioquia es el punto de
encuentro de las vertientes políticas. En ella se libraron luchas en torno a la
formación del ser humano, los fines de la educación y la construcción de un
Estado nacional. Estas luchas influyeron la conformación de las escuelas de
primeras letras, la educación secundaria, y la formación de maestros”. Dice
el Dr. Echeverri que “los intelectuales
nutrieron con su pensamiento y acción dicha fundación e hicieron parte de un
conjunto de pensadores activos que vieron en la instrucción pública el camino
indicado para la construcción de Nación”. Cita a la historiadora Uribe en
que la universidad “tuvo expresión en las
luchas que libraron por la independencia y en el tipo de propuesta que
presentaron para garantizar la supervivencia de la nueva sociedad. En ella
encontramos, por ejemplo, la distribución de tierras entre los pobladores sin
recursos, no sólo de aquellas públicas o realengas, sino también las otorgadas
en forma de concesión pero que no habían sido explotadas por sus dueños, con la
finalidad de asentar la población nómada en un determinado territorio”.
Dice el Dr. Echeverri que “el grupo de
intelectuales que la autora denomina orgánicos incrusta la pedagogía en
tensiones regionales que opusieron a los partidarios de la reconquista española
contra los partidarios de la emancipación. A nivel nacional chocaron con la
intelectualidad bogotana, que manifestó una evidente hostilidad ante la
fundación del Colegio Universidad, clara evidencia de la tensión entre el
centro capitalino y la periferia provincial”. En la Provincia de Antioquia,
según Olga Lucía Zuluaga, “se le dio
durante la gobernación de Juan de Dios Aranzazu a la educación una orientación
decididamente pragmática, que hacía énfasis en las funciones ocupacionales y
técnicas, en oposición a las especulativas que en ciertos momentos le imprimió
el gobierno nacional” cuando, dice Echeverri, “el plan de estudios de Francisco de Paula Santander, su obra máxima,
fracasó porque no fue capaz de modelar la tensión entre el centro y la
periferia debido al exceso de centralismo que tomó cuerpo en la afirmación de
que dicho plan tenía una cobertura nacional por el solo hecho de que fue puesto
en práctica en Santa Fe de Bogotá. Esta anomalía nos permite afirmar que al
exceso de centralismo se sumó un desborde de formalismo”. En contraposición
el plan de Aranzazu “hacía énfasis en las
funciones ocupacionales y técnicas”. El Dr. Mariano Ospina Rodríguez
deseaba dar una orientación pragmática al colegio, y en desarrollo de ese ideal
la Cámara Provincial ordenó en 1882 crear las cátedras de química y
mineralogía, que servirían para impulsar las actividades mineras en la región.
En el gobierno de Ospina Rodríguez se expidió el decreto del 2 de mayo de 1843
sobre organización y arreglo de las escuelas, y según su plan “la enseñanza en las escuelas normales de
institutores debía ser más extensa que en las escuelas primarias y estar
orientada a aplicaciones prácticas, incluyendo junto a las disciplinas
tradicionales la aritmética comercial, la teneduría de libros, la geometría y
el diseño con aplicación a la agrimensura, entre otras”. Según Zuluaga,
citado por el expositor, Ospina fundó un colegio privado en Fredonia “con la intención de experimentar sus propias
ideas sobre educación práctica y dijo que se proponía que los alumnos de ese
colegio así habían de saber resolver un problema de matemáticas, de física, o
de economía política, como capar un toro o hacer una talanquera”. Estas
orientaciones de Ospina se atrincheraron en cuatro instituciones: la
Universidad de Antioquia, la Escuela Normal, la Escuela Nacional de Artes y
Oficios, y la Escuela de Minas. El Dr. Mariano Ospina Rodríguez tenía tan
claros esos conceptos que en carta dirigida a sus hijos Tulio y Pedro Nel
Ospina Vásquez, que se encontraban estudiando en la Universidad de California,
daba instrucciones para que (cita a Emilio Quevedo) “no se metan con lo más alambicado de la mecánica analítica o de las
matemáticas trascendentales, y conságrense de preferencia a lo aplicable en la
práctica procurando adquirir los conocimientos de lo que se llaman ingenieros
mecánicos… Hay ciencias muy atractivas, pero poco provechosas, como son la
botánica, la zoología, la astronomía, que deben dejarse a los ricos. En el
mismo caso se hallan la literatura, la religión, y la moral. Cuanta les quepa
en el alma y en el cuerpo, ocúpense de la ciencia aplicable y aplicada… bastante
de idiomas vivos, algo de ciencia puramente especulativa, literatura, e idiomas
muertos; y nada de novelas y versos… Se debe estudiar todo lo que se pueda,
especialmente las ciencias aplicables a nuestras, observar mucho y tomar
apuntamientos de todo, porque sólo así se conserva el recuerdo exacto y
aprovechable”. Según su pensamiento, en Antioquia se requerían “maestros prácticos, más pedagogos que
eruditos, para la formación de niños moral e intelectualmente socializados pero
fundamentalmente interesados por el trabajo, con menos teoría y más acción”.
Dice
el expositor que “La directriz de Mariano
Ospina Rodríguez, para la formación de los dirigentes de la sociedad se basaba
en la magra experiencia que el santanderismo, gobierno de doctores, había
dejado en el país, la cual queda retratada en la afirmación de José Eusebio
Caro de que la grande obra de anarquizar la Nueva Granada ya estaba consumada
por parte del gobierno centralista”. Consecuente con el planteamiento de
Ospina Rodríguez, dice Echeverri, se fundó la Escuela Normal Nacional de
varones de Antioquia que tuvo dos momentos importantes con la traída de los
maestros alemanes y su pedagogía pestalozziana; y con la apropiación en los
años 30 del siglo XX de la Escuela Nueva pregonada por Dewey, Decroly,
Montessori y otros. Cita el expositor a Hernando Restrepo Toro con las palabras
del Dr. Pedro Justo Berrío al fundar la Escuela de Artes y Oficios: “Debe mantenerse en el Colegio del Estado una
escuela de artes y oficios porque la clase pobre y desvalida de la sociedad no
puede consagrarse a los estudios literarios y científicos y se necesita que en
lugar de teorías luminosas se le enseñen reglas y preceptos de segura
subsistencia”. Según Echeverri el éxito de los dirigentes antioqueños en la
orientación de la educación provincial dependía de tres elementos: “1.
Independencia con respecto a la política o, por lo menos, la politiquería. 2.
Independencia con respecto de la religión o, más exactamente, separación entre
la moral civil o pública y la moral religiosa privada. 3. Independencia
financiera.
Dice
Echeverri que “Las guerras civiles de
fines del siglo XIX y principios del siglo XX borraron de la faz de la tierra a
los maestros formados por los pedagogos alemanes venidos entre 1870 y 1886; y
los efectos de la reforma instruccionista fueron suprimidos de la mayoría de
los estados soberanos con la excepción del Estado de Antioquia… con efectos
críticos que afectaron no sólo la instrucción pública sino también el conjunto
de la sociedad civil y en particular se extendió por todo el país una profunda
desconfianza ante los políticos y la política”, lo que llevó al general
Rafael Reyes al poder en apoyo de su consigna de “más administración, y menos política” y de ahí que “el republicanismo se erigió como el
horizonte más promisorio para el país y la región antioqueña, en cabeza de las
presidencias de Carlos E. Restrepo y Pedro Nel Ospina Vásquez”.
La
historiadora María Teresa Uribe describe el proceso de formación del
republicanismo y su concepción del hombre, que es un punto en el que se acerca
a un proyecto pedagógico de Estado, diciendo que “ante la desolación en que se sumió el país debido a las guerras de
fines del siglo XIX, a las epidemias, a la quiebra de los banos, y a la
profunda desconfianza en la política y en los hombres de Estado; aparece el
movimiento de reconciliación nacional que no es partidista, que reúne en su
interior a miembros de los diferentes agrupamientos políticos que en dichas
guerras habían sido antagónicos… y recupera como legado la gestación de un
proyecto de Nación donde confluyen pedagogía, ética, cultura, y política. Parte
esencial de ese proyecto es su concepción del hombre. Su divisa fue “formar más
ciudadanos útiles y productivos, y menos copartidarios intolerantes y
sobrepolitizados”, para lo cual la educación se convirtió en un proyecto
estratégico. Con la llegada del Dr. Carlos E. Restrepo a la rectoría de la
Universidad de Antioquia y a la Presidencia de la República lo regional se hace
nacional pues para Restrepo se trataba de “formar
hombres, ciudadanos capaces de desarrollar la iniciativa particular, dotados de
conocimientos prácticos que les sirvan para domar la naturaleza, cultivarla, y
hacerla progresar”.
Dice
el expositor que “Antioquia, en el primer
cuarto del siglo XX, sostenía un sistema educativo que a pesar de sus notables
problemas se diferenciaba positivamente de otras regiones… asunto que dejaba a
la región como la de mayor número de maestros y estudiantes en el país”.
Menciona
luego el expositor el cambio de paradigmas machistas con relación a la mujer de
que “los hombres trabajan en la calle, y
la mujer educa en la casa” (o, como dijo alguno: “los hombres en la calle y las mujeres en la cocina”). “Desde mediados del siglo XIX Antioquia
prestó una fuerte atención a la educación de la mujer y a una instrucción
femenina con un tinte práctico y religioso que pone a esta región a la
delantera nacional… y es notable la presencia de jóvenes antioqueñas egresadas
de la Escuela Normal de Institutoras que se ganaron la vida como maestras
rurales y urbanas… pioneras en el país en el ingreso a la universidad… que
todavía sin contar con una legislación que aprobara el derecho a la educación
superior femenina ya cinco antioqueñas se matricularon en la Escuela Dental de
la Universidad de Antioquia en el año de 1932”.
En
cuanto a descentralización educativa, “En
las últimas dos décadas del siglo XX las universidades antioqueñas hicieron un
esfuerzo para ampliar su presencia en otras regiones del departamento donde se
adelantan programas educativos de mayor pertinencia para la vocación económica
de las subregiones”.
Es
un hecho, pues, que el desarrollo regional y del país han estado vinculados
decididamente a la educación, puesto que sin educación no hay progreso; y que
los visionarios que orientaron la educación de nuestro departamento hacia las
carreras con sentido práctico fueron los que sentaron las bases para el
progreso económico posterior generado por la industrialización y la generación
de empresas; amén de que la pionera inserción de la mujer a la fuerza laboral
que se dio en esta región aportó un crecimiento notable a la clase pensante y
dirigente no sólo nuestra sino de todo el país.
2.
El
Dr. Antonio Romero H, exdirector de Asistencia Técnica Minera del Ministerio de
Minas y Energía, tuvo a su cargo el tema de “La minería y la industrialización del país, una mirada desde Antioquia”.
Dice, citando a Melo y Ocampo, que “el
oro representó la primera gran salida de capitales de la región, consituyendo
el 100% de las exportaciones del Nuevo Reino de Granada durante más de dos
siglos desde mediados del siglo XVI”. Se pregunta por qué si el oro es un
generador tan importante de riqueza “hoy
como ayer la pobreza ronda las regiones mineras”. Decía al respecto el religioso
capuchino fray Joaquín de Finestrad, refiriéndose a las provincias que “la de Antioquia, que toda está lastrada de
oro, es la más pobre y miserable de toda, a proporción de la riqueza que en sí
contiene y del mayor valor y estimación que puede ofrecer al Real Erario”.
Hago
un paréntesis para comentar que mi abuela consideraba el dinero obtenido con la
minería como “plata maldita”, y que
sus ocasionales bonanzas constituían “pan
para hoy y hambre para mañana” por el sistema de vida generalizado entre
los mineros de no ahorrar ni invertir sino gastar suntuosamente; y es sabido
que el vicio ronda las regiones mineras representado en el licor, el juego, las
mujeres, y otros vicios, además de despertar la envidia, la ambición, el robo,
y hasta la idea de quitarle la vida al prójimo por su causa. Cierro mi
paréntesis.
Encuentro
aquí que la palabra plata aplicada al dinero se remonta a la época de Mon y
Velarde cuando se acuñaron monedas de plata para representar el valor del oro
guardado en las bodegas, sustituyendo el comercio de trueque: “sobresaliendo en especial la introducción de
la plata como moneda. El visitador Mon y Velarde ordenó que las monedas de
plata fueran aceptadas en todas las transacciones las cuales, hasta el momento,
se hacían con oro en polvo”.
“La minería en Antioquia fue por mucho tiempo
la principal actividad económica de la región en el siglo XIX” La
decadencia de la época colonial dio paso a la llegada de la nueva tecnología “con el arribo entre 1820 y 1850 de varios
ingenieros extranjeros como Tyrrell Moore y Enrique Heusler, entre otros, que
introdujeron mejoras tecnificadas en la explotación de las minas de veta y en
la ingeniería de obras. Se inicia entonces un proceso de fortalecimiento de la
economía antioqueña que repercutió en la construcción del país”. De acuerdo
con Molina y Castaño “la minería
antioqueña a pesar de su atraso y el activo comercio centrado en el oro como
elemento preponderante de las exportaciones del Estado, fueron la base
originaria de otras actividades y empresas como el desarrollo bancario del
primer período republicano en el departamento… hasta que en el decenio de 1890
se empezara a dar la gran expansión del café”. La mina del Zancudo tuvo su
propio banco y fue “la única empresa con
mil empleados en el siglo XIX y la empresa de capital más importante de
Colombia para la época… un acervo de acumulación de capital y conocimientos
técnicos y administrativos que fortaleció la capacidad de los empresarios y
trabajadores antioqueños”. Dice el expositor que “Uno de los principales beneficios derivados del auge de la minería en
Antioquia fue la oportunidad que dio a los empresarios mineros de acumular
riquezas en términos de tiempo relativamente cortos, con lo que pudieron
emprender negocios mayores a nivel nacional y posteriormente en el extranjero…
sirvió de músculo financiero y de base crediticia para la industria tabacalera
y en gran medida para las importaciones provenientes de Europa”. Dice Ann
Twinan que “a partir de 1830 proliferaron
las asociaciones con capital extranjero con lo que los antioqueños pudieron
aprovechar los adelantos de la tecnología… favoreciendo el desarrollo de la
capacidad inventiva de empresarios y operarios. Fue en estas empresas donde se
establecieron por primera vez las bases de una administración racional y
sistemática que luego sería ejemplo para todo el país… Se consolidaba así el
prestigio de los empresarios antioqueños como un grupo fuerte, con una
iniciativa que no denotaba marcados prejuicios de clase, sobre todo en lo
concerniente a linajes. Se vio en ellos un grupo interesado en reinvertir en
vez de acumular ganancias, en mejorar la explotación de las minas, en abrir las
tierras aledañas al río Cauca…”. “Carlos
Coriolano Amador emitiera moneda propia… creó un banco propio cuando apenas
hacía diez años se había fundado en Medellín el Banco de Antioquia… en 1883, a
diez años de haberse creado el primer banco en Medellín existían ocho
establecimientos bancarios –Antioquia, Medellín, Popular, Progreso, Zancudo–; y
tres casas comerciales que eran Restrepo y Cía., Botero Arango e hijos, y
Vicente B. Villa e hijos”. “La
ferrería de Amagá, orientada a sustituir la costosa maquinaria importada con
producción local…”.
“En resumen, fue el poder económico del oro
antioqueño el que permitió que los empresarios de la región controlaran en gran
parte la vida comercial del país, al lograr el control del río Magdalena como
arteria comercial e incidir en las importaciones de equipos, maquinaria y
bienes de comercio internacional en Barranquilla debido a la exportación de
barras de oro al mercado mundial”.
El
desarrollo minero condujo a la formación de ingenieros que dieron empuje para
el desarrollo en otros campos de la ciencia y la técnica en el país y “una vez se dio la reversión al Estado colombiano
de la concesión petrolera de Mares la ingeniería de Medellín asumió la tarea de
entrenar a los futuros administradores y técnicos de Ecopetrol y comienza un
período de gran influencia de la ingeniería antioqueña en la construcción de
país, sumada a la tradición pedagógica y el énfasis en la enseñanza empírica de
hacer las cosas directamente para responder al reto… fue por insistencia de
Antioquia que el Gobierno se decidió a apoyar la formación de ingenieros de
petróleos inicialmente, seguidos de la Ingeniería de Geología y Petróleos y la
creación de la empresa siderúrgica Paz del Río. La ingeniería alemana y los
egresados de la Escuela de Minas hicieron posible este hito definitivo de
industrialización de Boyacá y del país”. “La tesis fundamental del ingeniero Alejandro López Restrepo para la
creación de la Escuela de Minas se basó “en identificar que gran parte del
atraso en el que se sumía la nación era promovido por la falta de una fuerza
directiva eficiente y que se requerían mejoras en la infraestructura y el
aparato productivo… este ingeniero dotado de un sentido práctico fuera de lo
común se adelantó a las soluciones empresariales y de ingeniería que necesitaba
el país y dedicó buena parte de su pensamiento a divulgar y aplicar los modelos
administrativos desarrollados por Frederick W. Taylor y Henry Fayol… buscando
la racionalización y eficiencia de los factores productivos en especial el del
trabajo”.
Perdonen que interrumba este silencio sepulcral.
ResponderEliminarPero andan preguntando por el reconocido miembro de las Convivir de la Calle Barranquilla, Gustavo Zuluaga, alias El Hamaquero.