SANGRE EN EL JUEGO DEL ALFILER
“Habrá sangre” D.J.A
Antonio Arenas Berrío
En esencia “EL JUEGO DEL ALFILER “, es una novela
corta, bien ordenada, en cuatro planos que
parodia los manuales de literatura*, en cuanto a personaje, trama, nudo
y desenlace. La ficción tiene ciertos toques detectivescos y un final de novela
negra inesperado por el lector. Hay un narrador en primera persona y una
pregunta que surge en el desenlace de manera reiterativa ¿Para qué sirven los alfileres? El narrador cuenta historias y
sopla globos, unas burbujas erigidas con palabras. Además dice: “Soy un
narrador en primera persona” (2002:77). Pero también, hay un narrador omnisciente, que: “no imagina la lógica interna de una
realidad fabricada solamente con palabras, con palabras escritas, una realidad
de tinta y papel. Conoce la apariencia, la externalidad, pero no alcanza a
intuir un mínimo del significado de este universo, ni las diferencias con el
suyo” (2002:78). Se construye un mundo que no es el mundo real, puesto que hay
en la novela una dialéctica de la realidad /lenguaje. La escribe Darío
Jaramillo autor. “La escribo yo, el Darío – autor, el dueño de la pluma, a
tinta y la libreta, según el inventario de Darío personaje” (2002:143). La
novela es un juego, juego de ficción-realidad, juegos del lenguaje, “tal es la
lógica, su simbología, su dialéctica realidad lenguaje” (2002:79). La novela juguetea
con cuatro planos, como quien arma un manual de instrucciones, para ser seguidos
al pie de la letra, pero con un final de golpe,
porrazo y sangre. El primer y
segundo plano de la novela juega con
crear y describir personajes, juegan a
develar la historia, el narrador y el
autor. Los personajes son seres de ficción
que intervienen en una historia inventada, que nacieron de la relación
con los amigos o amigas del autor. Son “seres
de tinta que existen porque yo cuento que existen. Ellos ignoran que son personajes
de una historia, no saben que por sus venas circula tinta en lugar de sangre.
Los personajes sin voz propia como la que yo poseo-primera persona, personaje,
punto de vista, bisagra-conservan la ilusión o la certeza de ser personajes
reales, actúan como tales, o eso tratan, reaccionan como tales, como tales
tienen la capacidad y la inclinación para engañar”(2002:80). Parodiando el
epígrafe de la novela “ya no son nada sino vocablo y figura” (2002:8). Darío el
autor inventa un personaje, ¿su doble? Que
también, se llama Darío Jaramillo, él sabe que es parte de la historia, es un
personaje hecho de palabras cuya suerte depende del autor, es decir de la pluma
Mont Blanc. El autor crea burbujas con palabras, tiene un alfiler para destruir
las burbujas, hacerlas explotar en el momento que lo desee.
La novela en este
plano funciona con la relación construir- destruir-inventar personajes. El
autor es todo poderoso, un creador. Darío,
Ana, Juan, Mariapé, Angela, Nicolás son partes de la historia para mostrar que
el juego del alfiler no es caprichoso para el señor de la pluma. Una realidad
inventada con palabras, se crea un mundo, un universo “una historia inventada
como una burbuja” (2002:19).Darío es el amo y señor de la novela, él indica:
“Aquí estoy yo, hoy con una pluma Mont
Blanc en la mano, mañana ante un procesador de palabras y amo y señor del
cuento. Inflando la burbuja, y también propietario del alfiler para hacer plop
a las historias y desaparecerlas, estoy yo advirtiéndome que tendré muchos
problemas para condescender a que un Darío de ficción, inventado por mí, sea
personaje de esta novela”(2002:19-20). En los otros dos planos, la ficción “EL
JUEGO DEL ALFILER” sostiene la siguiente idea, advirtamos: “El juego del alfiler tiene reglas
inextricables. Los personajes desean que su voluntad sustituya el destino. Y
también están los hechos. Las verdades
son hechos y las mentiras también lo son. El destino escoge cuáles hechos,
mentiras o verdades, se convertirán en la cadena de causas que conduzcan al
final verdadero” (2002:145). Mentiras y verdades darán el final de la
historia. Darío – personaje, es abogado, viaja periódicamente, detesta viajar,
detesta el mar y la playa. Su deseo esta en el sedentarismo, es “domestico”. Un
día, mejor una tarde al ingresar a un restaurante “Boca de Ratón”, Darío-
personaje se encuentra con un antiguo compañero de bachillerato, es el
propietario del restaurante y que se hace pasar por ciudadano italiano. Es
Félix Leal, mejor Felisberto González, este ha cambiado de identidad, dice ser
otro. Desde ese momento, del encuentro, Darío, Ana y Juan, se dedican
desenmascarar su identidad, su vida, su pasado y sus negocios. Se empieza a
contar así la historia de Felisberto González, un sujeto pobre, con
resentimiento y con ganas de imitar a sus compañeros ricos. Tuvo una firma
constructora en la ciudad de Medellín, lavó dólares y huyó con ocho millones de
dólares, lo buscan las autoridades y sus acreedores, en su búsqueda aparece
otro personaje Clodoveo Mackenna Pombo, compañero de Darío en la universidad,
quien también ha logrado ubicar a González y con la idea de pedirlo en
extradición o recuperar el dinero robado a sus acreedores. Hay pues unos
pagarés de unos narcotraficantes (Durango, Taxímetro y Clemencia). Dos han
muerto, mejor los ha matado su compinche, Taxímetro, el narcotraficante, está
recluido en una clínica mental desde donde hace sus fechorías, la puja por el
dinero desencadena un final trágico. Taxímetro se ve por fuera del arreglo y
manda desde su reclusión, en la clínica a matar a todos, en ese instante de muerte
el autor explota su burbuja y explota lo
que leeremos a continuación:
“Para
Taxímetro era fácil y barato contratar el trabajo que seguía. González fue el
primero. Cayó abaleado a la entrada del restaurante. A Clodoveo lo mataron
desde una motocicleta cuando iba manejando su carro. Darío fue más difícil
porque no tenía horarios fijos ni compromisos en las noches. Una madrugada,
engañaron al portero de su edificio y forzaron la entrada de su apartamento
mientras él dormía. Fueron hasta su alcoba. Lo acribillaron en su cama sin que
despertara a ponerse la prótesis para llegar con dos pies a la otra vida. Plop”
(2002:151). El desenlace de la historia es inesperado y fatal, nadie como
lector esperaba ese final, así la monstruosa realidad de unos hechos se nos
muestra también, como es en nuestro hermoso país. ¿Para qué sirven los
sicarios, e digo los alfileres? Para hacer brotar sangre…
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