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Hechizo, voy tras de ti
Carlos Ossa
....
Víctor Bustamante
Su devoción, porque lo es por la poesía, su obsesión porque lo es, por la
escritura, nos lleva a saber que dicha pasión y devoción son lo que realidad
hacen a un escritor, ya que esa indagación al interior de uno mismo es lo que
define que esa búsqueda no es algo estéril sino la necesidad de expresar como meta para lograr lo que siempre uno quiere, que las palabras fluyan, que el
pensamiento se canalice hacia esas zonas
oscuras de donde saldrán las palabras vestidas con ideas y con poesía. A un sendero
elegido con todo el riesgo del mundo, solo queda definirlo como un sobreviviente
de una pasión que nos embarga, la escritura y sus caminos, sus fuentes inmemoriales
que arden después de tantos años, de tantos escritores y que, en él, precisamente
en él, notamos como al tomar en serio ese camino, no se ha quemado en el malditismo
sino en su lucidez.
Hay en su poemario, Hechizo, voy tras
de ti, 2019, varias latitudes y plenitudes, varias indagaciones y
avalanchas. Pero por qué razón el poeta nombra, ¿Hechizo, voy tras de ti? A lo mejor porque en ese encantamiento, él
percibe y denota como ese destello, ese rayo que irrumpe, así sea momentáneo,
lo llevé a expresar esa epifanía que lo lleva a detectar ese instante que debe poetizar.
Así es la poesía dentro de la vida cotidiana y aún más llena de milagros, hay momentos
en que el poeta capta ese rayo de luz, podría decirlo de esa manera, o mejor
esa sensación que lo circunda y lo arredra, pero también lo sobrecoge. De ahí
que él ha captado ese hechizo que proviene no se sabe de dónde. Ese hechizo lo lleva
a la escritura para dirimir y apasionar, para definir y dejarlo en su memoria.
Una de esas ideas perdura y envuelve en “Puerto, permitidle su partida”, que
hace parte de esa epifanía de lo que es una partida hacia otro lugar, allí el poeta
recuerda el río, a la ingeniera de alimentos como él llama seguro a una cocinera
cercana, y a la mujer tratada con más respeto en su poemario. Además, recuerda el
parque, oasis del puerto, pero sí está más presente la emisora como su centro
vital, con las figuras imperecederas de Chopin y de Satchmo, entre el clima pegajoso
del verano, sí de ese verano que se fuga en sol mayor.
Un tema nunca huye de su escritura, las diversas mujeres amadas desde
hondas perspectivas en las cuales él las define, y que se perciben sin agotarse ni las anula, antes,
por el contrario, son de una presencia inusitada, asombrosa, ya que ninguna de ellas
menoscaba la irrupción de la otra, por el contrario, conviven amables y serenas
en su concordia de la memoria del poeta que las une a través de su escritura y
al definirlas, en su estatura, les da presencia Freisa, Silvia, Paola,
Patricia, Johana, Rosa, Vanessa, Catalina y otra Johana. Sí, el desfile, como
una fantasmagoría, de mujeres que han pasado por su vida, cuando dije pasaron
me equivoco, aún están al ser tenidas en cuenta para la presencia y para la huella
del poeta, síntesis de ellas que lo acompañaron, que lo vivieron y vieron y
además son eternizadas al nombrarlas. En su red de pescador y pecador Ossa las ha
ubicado y las ha unido bajo el símbolo de su presciencia, seguro algunas de ellas
fueron damas ocasionales, otras duraron y dudaron un poco más, eso sí lo que se
presiente en su escritura es que el poeta las amó a todas con igual destreza, y
por una razón presente no ha querido desalojarlas de su entorno, de su cercanía,
porque ese atado de recuerdos son su vestigio, el rumor que pervive como el
acezante rumor de esas olas, de esos cuerpos amados, sirenas con su Ulises, que regresan. Ah, dije que
regresan.
Eso sí la parte erótica ejerce desde la sombra como un denominador común
con la cual destila su sed de mártir de los aposentos, y nada más que encontrarlo
en esta definición y experiencia, éxtasis y lozanía, “incendiado desde siempre
por el amor, asimétrico, voraz, en la frontera de todos los despojos. Soy de
una desesperación contenida”.
Sí, en este fragmento Carlos Ossa osado, sugiere que el deseo arde como un
tema central en su obra, como algo que está incendiado desde siempre, lo que insinúa
que es una fuerza poderosa y constante en su vida. También lo describe como
"asimétrico" y "voraz", lo que puede sugerir que hay una
dinámica de poder o desequilibrio en una relación cariñosa. Además, refiere que
es estar en la "frontera de todos los despojos", lo que podría
interpretarse como una referencia a los límites extremos del amor y sus
ángeles, del deseo y sus penurias junto a las emociones asociadas con él. Al
mencionar una "desesperación contenida", lo que podría significar es que
hay una lucha interna o conflicto emocional en torno al amor y al deseoso que
no permanece quieto, sin saber cómo allanar la intensidad del amor y las
complejas conmociones que puede desencadenar.
Pero el poeta regresa a su origen en, “Puerto, memoria detenida”. Persevera
sobre la experiencia de regresar a un lugar caro después de haber estado lejos tanto
tiempo. Así menciona una "brújula detenida", lo que podría
interpretarse como una sensación de desorientación o incertidumbre la nostalgia
posible al regresar. También la presencia de las "golondrinas", sugieren
un cambio estacional o una señal de regreso. Además, El autor habla de buscar personas,
recintos familiares, como los teatros y los amigos, pero también menciona que
falta algo importante: "sin mis mujeres". Lo que plantea una
sensación de pérdida o de que algo ha cambiado irreversiblemente desde su
partida. De ahí que al mencionar "otros paisajes desolados", da lugar
a redefinir esa experiencia de regresar a un lugar conocido después de haber
estado muy lejos, y cómo este regreso puede ser a la vez reconfortante y
desafiante debido a los cambios que han ocurrido desde su partida. Eso si tiene
muy presente algo, que su trabajo es importante porque permite escapar de la
rutina del tiempo y el fraude que representa la vida cotidiana.
Rapsodas, soñadores, trashumantes, vagos secretos, utopías, se asilan en la
utópica concepción del ser poeta, con sus calles y bares, noches y pieles,
mujeres y libros donde la vida supura en este de conjunto de palabras esos
elementos del desastre o temas que forman parte de una reflexión sobre la
figura del poeta y su mundo interior, oscura y desolada, poblada de sueños y de
mujeres inconsútiles que no se marchan.
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